eJournal USA: Agenda de la Política Exterior de los EUA

El control de las armas más peligrosas del mundo

Stephen G. Rademaker

La ecuación nuclear de hoy

Indice
Sobre este tema
Estados Unidos está firmemente comprometido con el TNP
El control de las armas más peligrosas del mundo
Cómo fortalecer el TNP
Medidas legislativas contra las armas de destrucción en masa
Terrorismo nuclear: ¿armas para vender o armas para comprar?
Libia renuncia a las armas de destrucción en masa
Después de Irán: mantener pacífica la energía nuclear
Corea del Norte, un estado al margen de la ley internacional y fuera del ámbito del TNP
Nuevos actores en el escenario: A.Q. Khan y el mercado negro nuclear
No con un gemido: imágenes de destrucción masiva en la ficción y el cine
Agáchate y cúbrete
Bibliografía (en inglés)
Sitios en la Internet (en inglés)
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Los estados miembros del Tratado de No Proliferación "no podemos quedarnos sin hacer nada y permitir que Corea del Norte e Irán... se provean a sí mismos de armamentos nucleares", dice Stephen Rademaker, secretario de Estado adjunto para el Control de Armamentos y secretario de Estado adjunto en funciones para la No Proliferación. Los países signatarios, sostiene Rademaker, deben insistir en que los dos regímenes "abandonen sus ambiciones armamentistas y reanuden su adhesión al TNP". Antes de ocupar puestos en el Departamento de Estado, Rademaker fue asesor jefe de la Comisión Especial de la Cámara de Representantes para la Seguridad Interna.

Un nuevo mundo nació el 11 de septiembre de 2001— un mundo con más incertidumbres y peligros que el que antes conocíamos. En los países de todo el mundo, los inocentes son el blanco de un nuevo tipo de guerra. Los terroristas, entre ellos al-Qaida, intentan adquirir armas de destrucción en masa. Los terroristas demostraron su deseo de utilizar estas devastadoras armas incluso antes del 11 de septiembre en el ataque con gas venenoso en el tranvía subterráneo de Tokio. Estas armas se han convertido en predilectas de los terroristas precisamente porque intentan destruir vidas inocentes en una escala indiscriminada y masiva. La mayor amenaza que se cierne hoy día sobre la humanidad es el vínculo que existe entre el terrorismo y la proliferación de las armas de destrucción en masa.

Los estados al margen de la ley, unidos estrechamente a las organizaciones terroristas, también pretenden adquirir estas armas de destrucción. Corea del Norte ha desafiado al mundo, expulsó a los inspectores internacionales, anunció su retirada del Tratado de No Proliferación (TNP) y hace poco declaró ser poseedora de armas nucleares. Irán ocultó del mundo y durante casi dos décadas sus violaciones al tratado en un esfuerzo por dominar la tecnología necesaria para construir armas nucleares. Rehúsa abandonar sus esfuerzos a pesar del oprobio internacional.

el embajador de Estados Unidos Liewellyn E. Thompson, izquierda, rubrica el tratado en Moscú
Ceremonia de firma del tratado. Las negociaciones sobre el Tratado de No Proliferación concluyeron en 1968. En esta foto fechada 1 de julio de ese mismo año, el embajador de Estados Unidos Liewellyn E. Thompson, izquierda, rubrica el tratado en Moscú junto al ministro soviético de relaciones exteriores Andrei A. Gromyko. Entre los funcionarios de la embajada de Estados Unidos y del gobierno soviético presentes en la ceremonia figura el premier Alexei N. Kosygin, de pie, tercero de derecha a izquierda.
(AP Wide World Photos)

No podemos quedarnos sin hacer nada y permitir que Corea del Norte e Irán no cumplan sus obligaciones, se provean a sí mismos de armamentos nucleares y amenacen la paz y la estabilidad de sus regiones y del mundo. Igualmente preocupante es la posibilidad de que puedan transferir material de tecnología nuclear secreta o armas a otros estados al margen de la ley u organizaciones terroristas.

Sabemos que la falta de escrúpulos de los traficantes del mercado negro buscan suministrar la lucrativa demanda de armas de destrucción en masa. Están activos en más países de lo que antes sospechábamos. Ahora se sabe que la red proveedora de A.Q. Khan es responsable de la fabricación y el transporte de materiales peligrosos a través de países incautos que, de saberlo, nunca hubiesen permitido su paso. Estas operaciones clandestinas y complejas aumentan la probabilidad de que los terroristas puedan obtener las armas que más desean. En tanto que cada día sabemos más, hay que desenmarañar todavía mucho más la red de Khan y evitar la continua creación y operación de otras redes clandestinas de proliferación nuclear.

Las amenazas de proporciones mundiales requieren una respuesta mundial. El presidente Bush expresó claramente este principio rector en su Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos al decir que "nos guía la convicción de que ninguna nación puede por sí sola crear un mundo mejor, más seguro. Las alianzas y las instituciones multilaterales pueden multiplicar la fuerza de las naciones amantes de la libertad".

Estos retos exigen nuestra completa atención y emprender acciones ahora. Debemos apoyar y sostener el sistema de normas y tratados internacionales que nos mantienen a salvo y seguros. Ello requiere el compromiso de hacer cumplir estas normas, a fin de demostrar las serias consecuencias de las violaciones. También exige que todas las naciones responsables fortalezcan sus leyes y controles para evitar la proliferación nuclear, incluyendo una mayor seguridad y control de los puertos y las fronteras. Esta es nuestra responsabilidad compartida, pues ninguno de nosotros quiere ayudar por inadvertencia a los terroristas a obtener las terribles armas que procuran.

Debemos mantenernos unidos e insistir en que Irán y Corea del Norte abandonen sus aspiraciones armamentistas y reanuden su adhesión al TNP. Libia presenta un modelo positivo. En diciembre de 2003, Libia admitió su pretensión de adquirir armas nucleares y sus violaciones al TNP, pero tomó la decisión estratégica de renunciar a las armas de destrucción en masa. Ello demuestra que los estados pueden abandonar la búsqueda de armas ilegales, aumentar su seguridad nacional y reintegrarse a la comunidad internacional.

Las nuevas y graves amenazas de la proliferación nuclear exigen instrumentos nuevos y el deseo de mejorar y adaptar con inventiva el régimen de no proliferación que contribuye a la protección de todos. La Iniciativa de Seguridad contra la Proliferación es uno de estos acuerdos nuevos. Promueve la cooperación entre los estados para interceptar armas y materiales ilícitos antes de que lleguen a sus destinos proyectados. Es uno de los principales éxitos del esfuerzo mundial para detener la extensión de las armas de destrucción en masa.

Las partes firmantes del TNP tienen una valiosa oportunidad de reforzar el tratado en una Conferencia de Revisión, durante todo el mes de mayo de 2005. Esta es la séptima conferencia celebrada desde la puesta en vigor del TNP en 1970. Los estados miembros del tratado nunca antes habían afrontado tantas violaciones como las de los últimos años. Por otra parte, en otro artículo, la embajadora Jackie Sanders, representante especial del Presidente para la No Proliferación de Armas Nucleares, destaca los objetivos de Estados Unidos en esta conferencia. Se está actúa en muchos foros para abordar las nuevas amenazas contra la no proliferación nuclear, y la Conferencia de Revisión puede proporcionar confirmación e impulso políticos importantes a esta labor. Debemos cooperar estrechamente para preservar la función del TNP en la promoción de la paz internacional y la seguridad en las décadas venideras.

A lo largo del siglo XX, la comunidad internacional ha sido llamada repetidamente a afrontar y superar amenazas fundamentales a la paz y seguridad. Hemos prevalecido. En este nuevo siglo, tenemos que aceptar el reto de nuestros tiempos: evitar la proliferación de armas de destrucción en masa y frustrar los objetivos mortales de los terroristas. Si trabajamos unidos, no me cabe duda de que, durante nuestras vidas, nosotros también prevaleceremos. Por medio de la colaboración constructiva y la determinación podemos mantener a salvo a nuestros ciudadanos y labrar un futuro más seguro para nuestros hijos.

La ecuación nuclear de hoy