eJournal USA: Agenda de la Política Exterior de los EUA

Terrorismo nuclear:
¿armas para vender o armas para comprar?

Gavin Cameron

La ecuación nuclear de hoy

Indice
Sobre este tema
Estados Unidos está firmemente comprometido con el TNP
El control de las armas más peligrosas del mundo
Cómo fortalecer el TNP
Medidas legislativas contra las armas de destrucción en masa
Terrorismo nuclear: ¿armas para vender o armas para comprar?
Libia renuncia a las armas de destrucción en masa
Después de Irán: mantener pacífica la energía nuclear
Corea del Norte, un estado al margen de la ley internacional y fuera del ámbito del TNP
Nuevos actores en el escenario: A.Q. Khan y el mercado negro nuclear
No con un gemido: imágenes de destrucción masiva en la ficción y el cine
Agáchate y cúbrete
Bibliografía (en inglés)
Sitios en la Internet (en inglés)
Recoja versión Adobe Acrobat (PDF)
 

 

Rescatistas y personal médico atienden a los pasajeros del tranvía subterráneo de Tokío
Rescatistas y personal médico atienden a los pasajeros del tranvía subterráneo de Tokío afectados por un ataque con gas sarin el 20 de marzo de 1995. Aum Shinrikyo, el grupo terrorista que llevó a cabo el ataque en el que murieron 12 personas y miles resultaron heridas, ha tratado de adquirir material nuclear que podría usarse para fabricar armas. (Chikumo Chiaki, AP Wide World Photos)

El robo de un arma nuclear táctica o la compra por parte de los terroristas de material nuclear con el que pueden confeccionarse armas es una pesadilla del siglo XXI que puede muy bien hacerse realidad, dice Gavin Cameron. Profesor adjunto de ciencias políticas en la Universidad de Calgary, en Canadá, Cameron es autor de Nuclear Terrorism: A Threat Assessment for the 21st Century (2001) y ha escrito numerosos artículos sobre las amenazas que plantea el uso de armas de destrucción en masa por parte de los terroristas. En este artículo, lleva a sus lectores a través de cuatro escenarios diferentes de terrorismo nuclear: el robo de un arma nuclear intacta; el robo o la compra de material fisionable con el cual pueden confeccionarse armas; el ataque a un sitio nuclear para causar un incidente de contaminación; y el uso de material radiactivo para hacer una "bomba sucia".

Aunque el terrorismo nuclear ha sido una fuente de especulación y preocupación desde mediados de la década de los 70, el final de la Guerra Fría fue el anuncio de temores adicionales acerca de la capacidad de actores no estatales de adquirir armas de destrucción en masa. En una época los expertos argumentaban que los terroristas no tratarían de maximizar las bajas, sino que emplearían la violencia como un medio de coercionar concesiones de los gobiernos. Un prominente analista del terorismo, Brian Jenkins, del centro de análisis RAND, observó en una ocasión acerca de los objetivos de los terroristas de la década de los 70: "Los terroristas quieren mucha gente que los mire, no mucha gente muerta".

Desde el 11/9 las "reglas" han cambiado, y pocos expertos sugerirían que hay por lo menos algunos terroristas que desean infligir bajas masivas. En ese contexto, el terrorismo nuclear no sólo representa un esfuerzo para intimidar y coercionar, sino que también plantea una amenaza crítica a los estados y pueblos de todo el mundo.

El terrorismo nuclear comprende cuatro tipos diferentes de actividad terrorista:

  • el robo y utilización de un artefacto nuclear intacto

  • el robo o la adquisición de material fisionable que luego se usará para hacer un arma nuclear

  • ataques a reactores u otras instalaciones nucleares con el objetivo de causar contaminación radiológica en las áreas circundantes

  • el uso de material radiológico para hacer un artefacto de dispersión radiológica (ADR)

De estas, la ADR o "bomba sucia" es la más fácil de conseguir y la que tiene más probabilidades de ocurrir, pero el robo de un artefacto nuclear intacto o del material fisionable con el cual se pueda confeccionar un artefacto nuclear representa los peligros más mortales.

El robo de un artefacto nuclear intacto

Existen en todo el mundo alrededor de 30.000 armas nucleares. Varios centenares de esas armas son vulnerables a que las roben terroristas o criminales que podrían venderlas a organizaciones terroristas. Es evidente que algunos de esos grupos están interesados en adquirir un artefacto nuclear: tanto Aum Shinrikyo como al-Qaida han tratado activamente de comprar un arma.

Parece improbable que un estado provea deliberadamente un arma nuclear a un grupo terrorista. El temor a la represalia del estado atacado y de la comunidad internacional, la pérdida potencial de control sobre un grupo terrorista provisto de armas nucleares y una renuencia a entregar armas nucleares a otros debido a la dificultad intrínseca de adquirirlas, todo ello disminuye ese patrocinio estatal. Sin embargo, los anuncios hechos por Corea del Norte en febrero del 2005 de que posee armas nucleares y se propone fabricar más, subrayan preocupaciones particulares en este contexto, dado el historial de ese estado de venderle tecnología de misiles a otros estados. No obstante, la posibilidad de que élites militares o científicas de algunos estados podrían estar dispuestas, por razones ideológicas o financieras, a proveer armas, material o pericia nuclear a organizaciones terroristas, es más probable.

Estados Unidos y Rusia mantienen todavía los arsenales nucleares más grandes del mundo. Si bien en Rusia muchas armas nucleares están protegidas adecuadamente del robo, otras no lo están. Muchos artefactos nucleares tácticos de la era soviética son especialmente vulnerables, y dado el pequeño tamaño de tales armas, serían particularmente apropiadas para que las usen los terroristas.

El robo de material fisionable para fabricar un artefacto nuclear

Obtener material fisionable representa la segunda y más probable ruta hacia la posesión de un artefacto nuclear por parte de los terroristas. Es esta adquisición de material lo que representa el obstáculo principal que se opone a un arma tal. Los artefactos nucleares con eficiencia de nivel militar pueden estar más allá de la capacidad de la mayoría de las organizaciones terroristas. La guerra al terrorismo liderada por Estados Unidos ha significado que es poco probable que algún estado le dé a una organización terorista el tiempo, espacio, recursos y pericia necesarios para fabricar un artefacto tan refinado. Por lo tanto, el escenario más probable sería la construcción por parte de los terroristas de un Artefacto Nuclear Improvisado (ANI). Este sería menos refinado que un arma a nivel militar, pero podría ser muy efectivo para causar bajas masivas. Un ANI podría también no requerir mas conocimientos que los que ya están disponibles en los textos de acceso público. Presume que el artefacto más probable es el arma tipo artillería, relativamente más simple, que usa uranio (U-235), en lugar de un arma de implosión más compleja que requiere plutonio (Puk-239). Semejante artefacto tipo artillería requiere, sin embargo, grandes cantidades (aproximadamente 50 kilogramos) de uranio sumamente enriquecido (USE). Sin ayuda estatal, sería improbable que incluso la más refinada de las organizaciones terroristas pudiera enriquecer materiales nucleares en el volumen necesario para un arma a escala completa. Por lo tanto, el riesgo primordial procede de la adquisición terrorista, ya sea mediante compra o robo, de material fisionable producido por un estado.

Como ocurre con los artefactos nucleares intactos, los materiales nucleares han sido blancos de varios grupos, más notablemente al-Qaida y Aum Shinrikyo. Ambos trataron en la década de los 90 de adquirir, en estados de la ex Unión Soviética, material susceptible de convertirse en armas, aunque Aum Shinrikyo también trató, sin conseguirlo, de enriquecer uranio natural. A pesar de las dificultades que ambos experimentaron en sus esfuerzos de adquisición, el riesgo de que los terroristas tengan acceso a material nuclear sigue siendo considerable.

La cantidad de material nuclear existente disperso por todo el mundo en los sectores militares y civiles es enorme. Graham Allison, de la Universidad de Harvard, dice que hay bastante plutonio y uranio sumamente enriquecido como para producir 240.000 artefactos nucleares. Por supuesto que las prácticas de seguridad varían. En muchos estados, tales materiales están adecuadamente protegidos, controlados y se lleva cuenta de ellos, pero en otras partes las medidas de seguridad son mucho más laxas.

Consecuentemente, ha habido regularmente informes de malversación, robo o contrabando de materiales nucleares tomados de instalaciones. En ese sentido, los Estados Recientemente Independizados de la antigua Unión Soviética representan una preocupación en particular, debido en gran parte a las cantidades de materiales presentes allí; pero de otros estados han provenido informes similares. Hasta ahora, la mayoría de los incidentes han involucrado cantidades pequeñas de material capaz de transformarse en armas, o cantidades mas grandes de material nuclear que no puede transformarse en armas. Si embargo, el peligro está, evidentemente, presente. Más aún, dado que las normas de contabilidad no son universalmente elevadas en todos los estados, está lejos de ser evidente si las autoridades, en todos los casos, sabrían que una cantidad significativa de material con el cual podrían fabricarse armas, suficiente para construir un artefacto nuclear, ha desaparecido.

Ataques a reactores y otras instalaciones nucleares

Los reactores y otras partes del ciclo del combustible nuclear — tales como las instalaciones de enriquecimiento, almacenamiento o reprocesamiento de combustible gastado —, son vulnerables a un ataque de terroristas, y ofrecen el potencial de causar contaminación radiológica significativa en las vecindades. Los escenarios teóricos incluyen no sólo ataques suicidas con aviones o camiones bombas para dispersar, por medio de una explosión, materiales nucleares de las instalaciones, sino también la posibilidad de que un grupo que conozca el diseño de una instalación cause una filtración comprometiendo los sistemas de seguridad de una instalación, tales como los relativos al enfriamiento y la contención. Las instalaciones nucleares han sido amenazadas de manera regular por grupos terroristas con una diversidad de motivos. Tradicionalmente, los grupos antinucleares que persiguen un objetivo único han sido una parte significativa de esta tendencia, aunque los grupos motivados políticamente, como los separatistas de la ETA (País Vasco y Libertad), también han atacado instalaciones

La ETA tomó como blanco instalaciones antes de que se las colocara "en línea", y es improbable que algún grupo antinuclear o ambientalista cause precisamente el tipo de incidente que más teme. Pero las amenazas hechas regularmente por los separatistas chechenos contra las instalaciones rusas han sido más preocupantes. Los planificadores de los ataques del 11/9 también consideraron hacer blanco en una instalación nuclear estadounidense, aunque finalmente rechazaron la idea.

Artefactos de dispersión radiológica — "bombas sucias"

Inclusive el material nuclear de baja graduación tiene valor como parte de una bomba sucia. Los materiales de esta categoría ya están disponibles a través de una amplia gama de usos, tanto en los sectores civiles como militares (el cesio-137, por ejemplo, se usa comúnmente en hospitales para tomar radiografías). Esos materiales nucleares de baja graduación, o fuentes radiactivas, se usan ampliamente, están menos protegidos que el material de graduación suficiente como para fabricar armas, y se consideran vulnerables a la explotación por parte de los grupos terroristas. Esta disponibilidad hace que un artefacto de dispersión radiológica (ADR) sea el tipo de arma nuclear más accesible a los terroristas, dado que un artefacto semejante necesita sólo ser una fuente radiológica colocada junto a un explosivo común. El uso más notable de material radiológico ocurrió en 1995, cuando separatistas chechenos dejaron una caja de cesio en un parque de Moscú, en una demostración de lo que puede hacerse.

¿Qué debe hacerse?

Para todos los estados, debe tener prioridad llevar la cuenta y salvaguardar las armas nucleares y el material nuclear de graduación suficiente como para fabricar armas. Fortalecer la protección contra los ataques a las facilidades nucleares, tales como los reactores, y salvaguardar los materiales nucleares de baja graduación es también un prioridad clave. Apoyar activamente el "Plan de Acción para la Seguridad de las Fuentes de Radiación", preparado por el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), sería por cierto de ayuda. Pero, fuera de llevar la cuenta de los materiales, hay un límite a la capacidad de los estados de proteger completamente todo el material radiactivo dentro del territorio de cada uno. Brindar ayuda a los estados para que refuercen reactores y otras instalaciones contra un ataque terrorista ayudaría también a contrarrestar el potencial de incidentes catastróficos, pero sólo puede ser una solución parcial.

Los estados, debido a los efectos devastadores de una explosión, deberían concentrarse primordialmente en impedir que un terrorista obtenga acceso o use un artefacto nuclear. La protección, el control y llevar la cuenta no sólo de todas las armas sino también de todo el material nuclear de graduación suficiente como para fabricar armas, es esencial. Esto es, evidentemente, una iniciativa vasta, tanto financiera como logísticamente. Asegurar las reservas internacionales de material es una prioridad para muchos estados, y debe continuar y ampliarse. Esto necesita no sólo gastar en una sola ocasión para asegurar tales materiales, sino también compromisos continuos para asegurar que las instalaciones de almacenamiento siguen siendo seguras y, donde sea posible, que el material nuclear y las armas nucleares se protejan de los terroristas o de aquellos que se las proveerían a los terroristas.

Finalmente, es esencial limitar el aumento de la cantidad de armas recién fabricadas, y la llegada del material al mercado. Eso se vincula con un régimen de no proliferación más amplio y necesita que se promuevan las metas del Tratado de No Proliferación Nuclear (TPN) y la labor del OIEA mediante el estímulo del desarme y la destrucción de las reservas existentes, junto con una campaña de participación universal en el TPN. Necesita también, en mi opinión, promover activamente el Tratado General de Prohibición de Ensayos y el Tratado de Reducción de Materiales Fisionables.

La alternativa es demasiado grave como para permitir otra cosas.

La ecuación nuclear de hoy

Las opiniones expresadas en este artículo no necesariamente reflejan los puntos de vista o las políticas del Departamento de Estado de Estados Unidos.

La ecuación nuclear de hoy