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Libia renuncia a las armas de destrucción en masa

Paula A. DeSutter

La ecuación nuclear de hoy

Indice
Sobre este tema
Estados Unidos está firmemente comprometido con el TNP
El control de las armas más peligrosas del mundo
Cómo fortalecer el TNP
Medidas legislativas contra las armas de destrucción en masa
Terrorismo nuclear: ¿armas para vender o armas para comprar?
Libia renuncia a las armas de destrucción en masa
Después de Irán: mantener pacífica la energía nuclear
Corea del Norte, un estado al margen de la ley internacional y fuera del ámbito del TNP
Nuevos actores en el escenario: A.Q. Khan y el mercado negro nuclear
No con un gemido: imágenes de destrucción masiva en la ficción y el cine
Agáchate y cúbrete
Bibliografía (en inglés)
Sitios en la Internet (en inglés)
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El presidente Bush examina un componente centrífugo de Libia
El presidente Bush examina un componente centrífugo de Libia que le muestra John Kreykes, jefe del grupo de tecnología avanzada de seguridad nacional en el Laboratorio Nacional de Oak Ridge, en Tennessee. El presidente visitó el laboratorio el 12 de julio de 2004 para examinar partes de armas entregadas por Libia (Susan Walsh AP Wide World Photos)

La decisión de Libia de renunciar a sus programas de armas de destrucción en masa es un auténtico éxito de la campaña en pro de la no proliferación en el nuevo milenio, afirma la secretaria de estado adjunta para Verificación y Cumplimiento, Paula DeSutter. Tal vez el ejemplo más ilustrativo del cambio de dirección estratégica del gobierno libio es su decisión de transformar su nefasta fábrica de armas químicas Rabta en una fábrica de productos farmacéuticos para combatir las enfermedades infecciosas.

DeSutter fue nombrada secretaria de Estado adjunta en agosto de 2002, tras ocupar una serie de altos cargos en la antigua Agencia de Control y Desarme de Estados Unidos, y más tarde formar parte del personal profesional de la Comisión Especial del Senado sobre Inteligencia. Es autora de Denial and Jeopardy: Deterring Iranian Use of NBC Weapons.

El anuncio público de Libia, el 19 de diciembre de 2003, de que está abandonando sus programas de armas de destrucción en masa y de misiles de largo alcance, sorprendió a muchos. No obstante, a medida que se fueron conociendo más detalles, se vio claramente que el histórico anuncio de Libia era el resultado de la presión que durante largo tiempo habían estado ejerciendo Estados Unidos y la comunidad internacional, que incluía sanciones económicas y restricciones de viaje, junto con una capacidad demostrada de estadounidenses y británicos de reunir información confidencial sobre los programas libios de armas de destrucción masiva y misiles y actuar en consecuencia.

En marzo de 2003, cuando Estados Unidos y sus aliados estaban demostrando su compromiso con la reducción de las amenazas de las armas de destrucción en masa en todo el mundo, Libia indicó su interés en discutir cuestiones relativas a estas armas, tras de lo cual entabló conversaciones con funcionarios británicos y estadounidenses que se llevaron a cabo en un ambiente de discreción. En octubre de 2003, Estados Unidos y sus aliados interceptaron un envío clandestino de equipo nuclear dirigido a Libia.

Inequívocas expectativas de Estados Unidos

Estados Unidos ha venido expresando públicamente, durante largos años, su preocupación ante los programas libios de armas de destrucción en masa. Las autoridades estadounidenses criticaron a Libia por su programa de armas químicas en el decenio de 1980 y ya en 1993 advirtieron públicamente que Libia deseaba adquirir armas nucleares y que "puede estar tratando de sentar las bases de un intento más serio de producirlas". En 2003, tras el derrocamiento del gobierno de Saddam Hussein en Irak por las fuerzas de la coalición, Estados Unidos continuó haciendo públicas sus advertencias sobre Libia. Como declaró el subsecretario de estado para Control de Armas y Seguridad Internacional John Bolton en su testimonio ante la Comisión de Relaciones Internacionales de la Cámara de Representantes, el 4 de junio de 2003, "Desde hace mucho tiempo nos preocupan las actividades que desde hace largos años viene realizando Libia en pos de armas nucleares, químicas y biológicas y misiles balísticos".

En aquella ocasión, Bolton dejó abierta una salida a Libia cuando dijo: "Libia tiene que comprender que la mejora de las relaciones con los Estados Unidos significa renunciar a sus programas de misiles y armas de destrucción en gran escala". A lo largo de 2003, Estados Unidos y el Reino Unido ofrecieron a Libia la posibilidad de tomar esa vía. El 19 de diciembre de 2003, el presidente Bush expresó claramente la política estadounidense, al declarar que "los líderes que abandonen su búsqueda de armas químicas, biológicas y nucleares y sus sistemas de lanzamiento, encontrarán una vía abierta a unas mejores relaciones con Estados Unidos y otros países libres". El histórico anuncio de Libia, ese mismo día, demostró que Libia había optado por seguir esa vía.

Uno de los motivos que indujeron a Libia a adoptar esa decisión histórica fue su convicción de que la búsqueda de armas de destrucción masiva y su apoyo al terrorismo no le proporcionaban seguridad, sino inseguridad. Como admitió el propio coronel Muammar Qadafi en una entrevista concedida a los medios de información en febrero de 2004, Libia había optado por declararles a Estados Unidos y el Reino Unido sus programas de armas de destrucción en masa, y solicitar su ayuda para desmantelarlos "porque ello redunda en nuestro interés y seguridad".

centrifugadoras adquiridas de Pakistán
Entre el material relacionado con las armas nucleares que Libia permitió que Estados Unidos retirara estaban estas centrifugadoras adquiridas de Pakistán (Administración de Seguridad Nuclear Nacional)

La admisión de los hechos y la renuncia a las armas de destrucción en masa

No se han dado muchos casos de eliminación voluntaria por un país de todos sus programas de misiles de largo alcance y armas de destrucción en masa, pero el claro compromiso estratégico de Libia de cumplir su promesa de diciembre de 2003 hizo que este proceso fuera un éxito. Libia demostró la sinceridad de su compromiso estratégico con sus acciones. Invitó a expertos estadounidenses y británicos a visitar gran número de sitios y les permitió entrevistar a personal clave del programa. Desmanteló su programa de armas nucleares, entregó diseños de bombas que había obtenido por medios ilícitos del científico nuclear pakistaní renegado A. Q. Khan, y permitió la pronta retirada de sus misiles más modernos, los Scud-C. Libia se adhirió a la Convención sobre Armas Químicas, destruyó bajo supervisión internacional miles de municiones químicas no cargadas y dio comienzo al proceso de destrucción de su arsenal de armas químicas con arreglo a las normas de la Convención. Libia se comprometió asimismo a eliminar gradualmente sus restantes misiles Scud-B de largo alcance.

La cooperación de Libia fue enteramente satisfactoria. Funcionarios libios respondieron a las preguntas con sinceridad y ofrecieron voluntariamente información que fue muy valiosa para conocer la red mundial de proliferación. En el curso de ese proyecto de cooperación entre Libia, Estados Unidos y el Reino Unido, los libios demostraron la buena fe de su compromiso de diciembre de 2003. Su comportamiento constituyó un modelo para el regreso cooperativo de un estado aislado a la comunidad internacional a través de la eliminación verificable de programas ilícitos de armas de destrucción en masa y misiles de largo alcance. El inequívoco compromiso libio una nueva vía también ilustraba la importancia de una cooperación demostrable y la buena fe para verificar el cumplimiento de dichas promesas.

Los beneficios de una decisión prudente

También es importante reconocer que la decisión de Libia no fue fácil y que la transparencia de sus actos requirió prudencia, disciplina y un compromiso sincero. Libia estaba convencida anteriormente de que sus programas de armas de destrucción en masa y misiles de largo alcance eran esenciales para su seguridad nacional y durante muchos años invirtió en ellos ingentes cantidades de dinero. No tiene que haber sido fácil para Libia optar por nuevos medios de garantizar su seguridad. Tampoco tiene que haber sido fácil abrir algunas de sus instalaciones más secretas a expertos extranjeros. Pero Libia ha hecho todo esto y gracias a ello hoy disfruta de más seguridad.

Estados Unidos y el Reino Unido no le hicieron a Libia promesas concretas ni le ofrecieron recompensas. Sólo le prometieron que su buena fe, de demostrarse, encontraría reciprocidad, y que la renuncia a las armas de destrucción en gran escala abriría una vía a mejores relaciones con el resto del mundo. En realidad, le ofrecimos el incentivo más atractivo: la oportunidad de recoger los frutos que surgen naturalmente de participar más plenamente en la comunidad de naciones.

Los fotógrafos toman placas de la sala de control del reactor nuclear libio de Tajura
Los fotógrafos toman placas de la sala de control del reactor nuclear libio de Tajura, al este de Trípoli, el 26 de enero de 2004. Congresistas y periodistas de E.U. visitaron el lugar del reactor de 10 megawattios al este de Trípoli, donde científicos libios habían estado llevando a cabo investigaciones desde 1983 (John Moore AP Wide World Photos)

Los frutos han sido considerables. Libia ha recibido numerosos beneficios tangibles de sus mejores relaciones con Estados Unidos y el Reino Unido. Por ejemplo, Estados Unidos ha dejado de aplicar algunas de sus más importantes sanciones contra Libia, como las restricciones en materia de viajes y comercio de petróleo y otras industrias importantes. Ya se han firmado contratos por cientos de millones de dólares con empresas petrolíferas privadas estadounidenses del petróleo. En el terreno diplomático, Estados Unidos ha abierto una oficina de enlace en Trípoli y Libia ha abierto oficinas en Washington. Libia participa ahora en reuniones internacionales como las de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas, el Organismo Internacional de Energía Atómica y en relación con el Código de Conducta de La Haya contra la Proliferación de Misiles Antibalísticos. Participa no como un país paria, sino como socio genuino en pos de los laudables objetivos de estas organizaciones.

Una fábrica de armas químicas se destinará a la lucha contra el VIH/SIDA y la malaria

Estados Unidos y Gran Bretaña han enviado médicos y expertos en bioseguridad y asuntos de bioseguridad para ayudar a los libios a modernizar y transformar sus industrias científicas y de atención de la salud. Además, seguimos prestándoles asistencia para dar nueva orientación a sus trabajos científicos de las armas de destrucción en masa, transfiriéndolas a actividades más productivas, con el pleno apoyo de la comunidad internacional. Con la ayuda italiana, y gracias a la labor diplomática internacional dirigida por Estados Unidos para introducir un cambio en el Anexo de Verificación de la Convención sobre Armas Químicas, los libios, bajo la supervisión internacional, están transformando la fábrica de Rabat, de ingrata memoria, de una fábrica de armas químicas en una fábrica de productos farmacéuticos que producirá medicamentos contra la malaria y el VIH/SIDA para el África al sur del Sahara.

El gobierno de Estados Unidos ha recurrido a todos los medios a su disposición para cambiar radicalmente los cálculos de costo y beneficio de los países fuera de la ley internacional y responsables de la proliferación en todo el mundo. Hemos penalizado a los responsables de la proliferación mediante la imposición de sanciones, hemos coordinado actividades con amigos que comparten nuestras ideas para mejorar nuestra capacidad colectiva de interceptar envíos relacionados con armas de destrucción en masa, y nos hemos mostrado más que dispuestos a adoptar medidas radicales, incluso hasta el punto de deponer en Irak a un cruel dictador que había usado armas químicas contra su propio pueblo y no habría dudado en hacerlo otra vez si hubiera tenido los medios. Estas nuevas realidades fueron reconocidas por Qadafi quien, al explicar su espectacular decisión de abandonar sus programas de armas de destrucción en masa, dijo en febrero de 2004: "Hay nuevas realidades. Nos estamos adaptando a las nuevas realidades". Estados Unidos y la comunidad internacional han acogido con satisfacción y aplaudido su decisión, y el pueblo libio se está beneficiando de la sabiduría de esta decisión.

El compromiso estratégico libio es un modelo y ofrece una hoja de ruta a los países fuera de la ley internacional que han sido justificadamente aislados por la comunidad internacional debido a su búsqueda de armas de destrucción en masa. El modelo libio muestra una salida de este aislamiento que se puede alcanzar mediante un compromiso genuino con la eliminación verificable de dichas armas peligrosas.

La ecuación nuclear de hoy