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A pesar de que para fines de septiembre la influenza había afectado a la mayoría de las comunidades en los Estados Unidos, la enfermedad no azotó Alaska hasta fines del otoño. Este retraso le permitió a los funcionarios crear una política contra la influenza antes de que la pandemia azotara. El gobernador del territorio, Thomas Riggs Jr., impuso una cuarentena marítima en un intento de prevenir la propagación de la enfermedad. Había mariscales estadounidenses en todos los puertos, en los inicios de los caminos y en las bocas de ríos de la región para asegurar que los viajeros no trajeran la enfermedad a ninguna de las comunidades ampliamante dispersas del territorio. También se cerraron escuelas, iglesias, teatros y piscinas en estas comunidades.

En Juneau, se les indicó a los residentes "guardar para sí mismos lo máximo posible". Fairbanks estableció estaciones de cuarentena, también custodiadas por mariscales. Se les hacía exámenes a los ciudadanos periódicamente para detectar la gripe, y si estaban saludables, se les daban unas bandas para el brazo con la leyenda "OK Departamento de Salud de Fairbanks". Se importó una vacuna experimental de Seatle y se la distribuyó por toda el área con la esperanza de prevenir la propagación de la enfermedad. No funcionó. En las aldeas de esquimales, los chamanes recurrieron a prácticas más tradicionales: se creía que la plantación de "árboles medicinales" podría protegerlos de la influenza.

A pesar de estas precauciones, la influenza se propagó rápidamente en toda la región a fines del otoño. La mitad de la población blanca de Nome enfermó. Walter Shields, el Superintendente de Educación, fue una de las primeras víctimas fatales en la ciudad pero siguieron otras muertes rápidamente. Los esquimales de Nome, quienes habitaban en su propia aldea también sufrieron tremendamente: más de la mitad de la aldea murió de influenza.

Debido a que vivir subsistiendo era común en todo el territorio, la influenza cobró la vida de habitantes de Alaska tanto directa como indirectamente. Cuando una familia se enfermaba de influenza, no quedaba nadie para mantener el fuego. Muchas personas simplemente murían congeladas en sus propios hogares. Al sufrir de influenza, numerosos esquimales y nativos estaban incapacitados para cazar alces o cebar sus trampas. En algunas áreas, la situación era especialmente grave ya que los esquimales hacían lo impensable y se alimentaban con sus perros de trineo. En otras aldeas, hambrientos perros de trineos atacaban a los cadáveres y a los moribundos y los devoraban para sobrevivir.

Una madre esquimal de perfil con su niño durmiendo sobre su espalda.
Los esquimales contrajeron la enfermedad y murieron de influenza en cantidades desproporcionadamente altas. [Crédito: La Biblioteca del Congreso]

Una disparidad entre la medicina occidental y las prácticas tradicionales de los esquimales complicaron la situación aun más. Cuando los médicos occidentales intentaban trasladar a esquimales a hospitales improvisados, muchos esquimales reaccionaron con gran preocupación ya que consideraban a los hospitales casas de muerte. La respuesta de los pacientes al ser trasladados a un hospital era a menudo el suicidio. La situación empeoró cuando el gobernador emitió una directiva especial a todos los nativos de Alaska el 7 de noviembre. La directiva instaba a los esquimales a quedarse en sus hogares y a evitar reuniones públicas. La naturaleza comunitaria de la vida tradicional de los habitantes de Alaska fue la razón por la cual muchos esquimales consideraron esta directiva inaceptable. Mucha gente continuó reuniéndose en público y la enfermedad se propagó rápidamente en todas las comunidades nativas de Alaska.

En algunas áreas, la influenza diezmó aldeas enteras. Una maestra informó que en las inmediaciones, "Tres [aldeas fueron] completamente exterminadas, otras tienen un promedio de 85% de muertes. El número total de muertes fue 750, probablemente el 25% [de] este número murieron congelados antes de que llegara la ayuda". w

La influenza disminuyó lentamente en Alaska a fines de la primavera de 1919.

Población en 1920:
55,000

Demografía:
La mayoría de los residentes del estado vivían en zonas rurales. No había ciudades con una población de más de 70,000.

Primer informe oficial de influenza:
El Servicio de Salud Pública no pedía a los estados que informaran sobre la presencia de influenza antes del 27 de septiembre. Debido a que Alaska no era aún un estado, no se le pidió a los funcionarios territoriales que elevaran informe al Servicio de Salud Pública.

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