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NIDA Home > Publications > Principios para la Prevención del VIH en las Poblaciones de Usuarios de Drogas: Una guía basada en la investigación

Principios para la Prevención del VIH en las Poblaciones de Usuarios de Drogas:
Una guía basada en la investigación
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Principios para la Prevención del VIH en las Poblaciones de Usuarios de Drogas: Una guía basada en la investigación

  1. La reducción del riesgo del VIH/SIDA en los usuarios de drogas constituye una meta alcanzable. Para prevenir la diseminación del VIH y otras infecciones transmitidas por la sangre, los usuarios de drogas deben reducir o eliminar aquellos comportamientos que los ponen en riesgo a ellos y a los demás. Las investigaciones han mostrado que los programas de prevención diseñados adecuadamente pueden reducir la transmisión no sólo del VIH sino de otras enfermedades transmitidas por la sangre (por ejemplo, la hepatitis B [VHB], la hepatitis C [VHC], así como otras enfermedades transmitidas sexualmente [ETS]).
  2. Una comunidad debe iniciar programas de prevención del VIH/SIDA lo más pronto posible. Aún cuando el VIH/SIDA ya está bien establecido en una comunidad, los programas de prevención pueden limitar significativamente la expansión adicional del VIH/SIDA.
  3. Los programas de prevención eficaces requieren una gama completa de servicios coordinados. Dada la diversidad de los usuarios de drogas y de sus parejas sexuales, no existe una sola estrategia de prevención que funcione para todos. Un enfoque integral que se pueda adaptar fácilmente a las necesidades y circunstancias cambiantes es el enfoque más eficaz para prevenir el VIH/SIDA y otras infecciones transmitidas por la sangre en los usuarios de drogas, sus parejas sexuales y sus comunidades. Este enfoque debe abarcar servicios como el alcance comunitario, pruebas y terapia para el VIH, tratamientos para el abuso de drogas, acceso a jeringuillas estériles, y servicios otorgados a través de los proveedores de salud y de los servicios sociales de la comunidad. Los servicios deben ser cuidadosamente coordinados dentro de la comunidad.
  4. Los programas de prevención deben ser coordinados conjuntamente con la comunidad para planificar y poner en marcha las intervenciones y los servicios. El hecho de involucrar a la comunidad local aumenta la probabilidad de desarrollar e implementar estrategias de prevención para el VIH/SIDA que sean culturalmente apropiadas y aceptadas por la comunidad y que puedan alcanzar a los usuarios de drogas y a sus parejas sexuales de manera eficaz en sus ambientes naturales.
  5. Los programas de prevención deben ser basados en una evaluación completa y permanente de las necesidades de la comunidad local, y la eficacia y el impacto de estos programas deben ser continuamente evaluados. Debido a que la naturaleza y la extensión del abuso de las drogas y la epidemia del VIH/SIDA varían ampliamente, las estrategias preventivas deben adaptarse a las necesidades y recursos de la comunidad local. Los patrones locales de comportamientos de riesgo relacionados al abuso de drogas y al VIH/SIDA deben ser seguidos para refinar los enfoques del programa a través del tiempo y evaluar los resultados del programa.
  6. Los servicios de prevención pueden alcanzar a las poblaciones usuarias de drogas más eficazmente si están disponibles en diferentes lugares y durante un horario de operación bastante extenso. Los usuarios de drogas están diseminados por las comunidades y tienen estilos de vida diferentes. Por lo tanto, llegar a ellos requiere que los servicios de prevención del VIH/SIDA se otorguen en una gran variedad de ambientes, incluyendo agencias de la salud y de servicios sociales de la comunidad, hospitales y clínicas, establecimientos para el tratamiento de drogas y centros correccionales. Coordinar estos servicios en varios ambientes de la comunidad y con un amplio horario de operación mejora el impacto de las intervenciones y reduce la duplicación innecesaria de los servicios.
  7. Los esfuerzos de prevención y los tratamientos deben ser dirigidos a los usuarios de drogas ya infectados con el VIH, así como a sus parejas sexuales. Las personas infectadas con el VIH pueden necesitar ayuda para obtener servicios y adherirse a los tratamientos que pueden prevenir la progresión del VIH al SIDA. Las investigaciones han demostrado que los usuarios de drogas VIH+ están motivados a hacer grandes cambios en su conducta para proteger a sus parejas de inyección de drogas y sexuales para que no contraigan la infección.
  8. Los esfuerzos preventivos no deben dirigirse sólo a los individuos, sino también a las parejas, a las redes sociales y a la comunidad más extensa de usuarios de drogas y sus parejas sexuales. Los comportamientos de riesgo típicamente ocurren dentro del contexto de los grupos sociales. Las intervenciones comunitarias que involucran a estos grupos pueden ser muy eficaces en reducir los riesgos y prevenir la propagación de la infección. También es necesario que se cambien las normas de comportamiento de la comunidad que permiten a los usuarios de drogas compartir los equipos de inyecciones. Confiar en los líderes que influyen estos grupos puede ser una estrategia eficaz para influenciar los comportamientos de uso de drogas en las personas y en sus redes sociales.
  9. La promoción de salud comunitaria es un componente esencial de la prevención del VIH/SIDA y debe ser dirigida a los usuarios de drogas en sus propios barrios. El abuso de las drogas generalmente es una actividad clandestina, dificultando el contacto de las agencias tradicionales de la salud y de servicios sociales con los usuarios de drogas y sus parejas sexuales. Los promotores de salud comunitarios oriundos del lugar y familiarizados con las subculturas de los usuarios de drogas y con los barrios locales de sus comunidades, han demostrado ser agentes eficaces para lograr cambios conductuales y como fuentes de referencia a las agencias de servicios y establecimientos para el tratamiento del abuso de drogas.
  10. Las intervenciones preventivas deben ser individualizadas para cada persona que está en riesgo. La prevención eficiente conlleva una discusión de los muchos cambios conductuales que un usuario de drogas debe hacer para reducir su riesgo de contraer el VIH/SIDA. Puede requerir que se muestre a los usuarios de drogas y a sus parejas sexuales cómo evaluar sus propios comportamientos de riesgo. También puede requerir que se les ayude a identificar las barreras que no les permiten cambiar su comportamiento, informándoles sobre los recursos disponibles que puedan ayudarles a realizar esos cambios, alentándoles a que se hagan pruebas voluntarias para el VIH y que vayan a terapia, y enseñándoles a desarrollar estrategias específicas que pueden alcanzar para protegerse ellos y los demás de contraer el VIH y otras infecciones.
  11. Los usuarios de drogas y sus parejas sexuales deben ser tratados con dignidad y respeto y tomando en consideración sus características culturales, raciales, étnicas, y la edad y género. Para lograr involucrar exitosamente a las poblaciones de los usuarios de drogas en las intervenciones, es importante que los promotores de salud comunitarios y los proveedores de servicios muestren que su preocupación por los usuarios de drogas es legítima y que creen que los usuarios de drogas son capaces de cambiar sus comportamientos de riesgo con relación al VIH. Los promotores de salud comunitarios y los proveedores de servicios también deben usar enfoques que sean social y culturalmente apropiados y que no juzguen a los usuarios de drogas y a sus parejas sexuales.
  12. Como parte de un programa integral de prevención del VIH, los usuarios de drogas inyectables deben tener acceso fácil a equipos de inyección estériles para reducir el empleo de equipos de inyección ya usados. Aquellos que se inyectan drogas tienen un alto riesgo de contraer el VIH y otras infecciones si comparten o vuelven a usar la jeringuilla y el equipo de inyección de otra persona, incluyendo las cucharas o calentadores, los filtros o algodones y el agua para enjuague. Las investigaciones han mostrado que el acceso a jeringuillas estériles, uno de los componentes de un enfoque integral para la prevención del VIH, reduce eficazmente el uso compartido de jeringuillas y previene la propagación del VIH.
  13. En un programa integral, las intervenciones dirigidas al riesgo de las inyecciones deben tratar el uso compartido de otros equipos de inyección, además de las jeringuillas. El uso compartido de otros equipos de inyección, incluyendo las cucharas u otros calentadores, los filtros o algodones, el agua para enjuague, y las soluciones de drogas que han sido preparadas para inyectarse, constituye otra vía potencial de infección del VIH y otras enfermedades transmitidas por la sangre. El uso compartido de las soluciones de drogas (las drogas mezcladas con agua para ser inyectadas) es un riesgo importante, pero que a menudo se pasa por alto, para la transmisión del VIH. Las intervenciones específicas pueden ayudar a los usuarios de drogas a reducir estos riesgos asociados.
  14. Aunque es necesaria, la información sola sobre la reducción de los riesgos no puede ayudar a los usuarios de drogas y a sus parejas sexuales a hacer cambios conductuales duraderos. Además de ofrecer información precisa y actualizada sobre los comportamientos de riesgo, los programas eficaces para la prevención del VIH/SIDA están dirigidos a mejorar la motivación de cada persona para cambiar sus patrones conductuales, enseñándoles estrategias concretas y habilidades conductuales para reducir el riesgo, proporcionándoles herramientas para la reducción de riesgo, y reforzando cambios conductuales positivos.
  15. Los esfuerzos preventivos deben dirigirse a los riesgos de la transmisión del VIH y otras infecciones transmitidas sexualmente o por la inyección de drogas. El uso de drogas y de alcohol puede reducir las inhibiciones y aumentar la probabilidad de realizar comportamientos sexuales que no sean seguros. Los usuarios de drogas que se inyectan y los que no se inyectan, sus parejas sexuales y las personas que intercambian sexo por drogas o dinero están en riesgo de transmitir sexualmente el VIH, las ETS y otras infecciones.
  16. Las intervenciones para la reducción del riesgo del VIH/SIDA deben ser sostenidas por un tiempo. Aunque las investigaciones han mostrado que las intervenciones breves han reducido significativamente los riesgos para el VIH y otras infecciones entre un número sustancial de usuarios de drogas y de sus parejas sexuales, en general las intervenciones breves no son suficientes. Generalmente se necesitan intervenciones sostenidas y repetidas.
  17. La prevención comunitaria es costo-eficiente. Los programas de prevención sostenidos y bien diseñados son costo-eficientes y pueden reducir sustancialmente los costos del cuidado de la salud y de los servicios sociales asociados con el tratamiento y cuidado de personas con VIH/SIDA y otras enfermedades infecciosas.


Reaching Out: Preventing HIV/AIDS in Our Community

La fotografía de la cubierta es una pintura de Craig Lasha, un empleado del Centro de Alcance Comunitario para la Salud.

Contenido

Principios para la Prevención del VIH en las Poblaciones de Usuarios de Drogas: Una guía basada en la investigación

Prefacio

Reconocimientos

Introducción

Preguntas frecuentes

Investigaciones sobre la prevención del VIH/SIDA y otras infecciones en las poblaciones de usuarios de drogas

Recursos



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