¿Cómo podemos combatir estas tendencias?
El conocimiento científico es la mejor herramienta para tratar la enfermedad de la adicción y sus consecuencias, incluyendo el VIH. Las investigaciones nos han enseñado que el abuso de drogas es prevenible y que la adicción es tratable. Continúan surgiendo estrategias prometedoras de prevención y de tratamiento para enfrentar esta enfermedad devastadora, pero aún queda mucho por hacer.
La gran mayoría de infecciones por VIH asociadas con el contacto heterosexual requieren investigaciones adicionales para poder descifrar mejor la dinámica detrás de cómo el abuso de drogas puede contribuir a los casos nuevos de infecciones por VIH. Sabemos que el abuso de drogas puede afectar el juicio y la capacidad para tomar decisiones y llevar a encuentros sexuales arriesgados, al igual que los toxicómanos sexualmente activos aumentan la probabilidad de que se transmita el VIH. Sin embargo, aún no hemos identificado todos los procedimientos conductuales, biológicos y ambientales involucrados en la transmisión sexual del VIH entre los usuarios de drogas. Por ahora, necesitamos establecer cómo las relaciones, las interacciones sociales y el medio ambiente influyen en el abuso de drogas y en la práctica de actividades sexuales arriesgadas. De particular interés serían los lazos entre la difusión de las drogas, las prácticas del abuso de drogas y los comportamientos arriesgados para la infección por VIH.
¿Cuáles son los pasos que se deberían tomar?
También se necesitan realizar investigaciones para comprender los factores que conducen a las disparidades en la infección por VIH y en las tasas de supervivencia entre las minorías étnicas y raciales, especialmente entre los afroamericanos. Podemos comenzar con investigaciones que caracterizan el alcance y la naturaleza de las disparidades en las tasas de infección por VIH y la ocurrencia de infecciones concurrentes y otras condiciones entre las minorías toxicómanas, tomando en cuenta la edad, el sexo, la educación, identidad sexual, región geográfica y estado socioeconómico. Se requieren también estudios para caracterizar los factores de riesgo y de protección para desarrollar intervenciones de prevención que sean culturalmente apropiadas.
Las investigaciones sobre el progreso de la infección por VIH y su relación al uso y disponibilidad de servicios de tratamiento nos ayudarán a desarrollar mejores intervenciones. Finalmente, se necesitan investigaciones que estudien como las cepas del VIH resistentes a los tratamientos se transmiten entre los toxicómanos y que exploren hasta que punto el abuso de drogas puede contribuir al desarrollo de infecciones virales resistentes.
Resumen
Aunque continúan habiendo llamamientos para más estudios, han ocurrido descubrimientos importantes que fueron posibles gracias al NIDA y a otros, que han permitido que se logre progresar en el desarrollo de enfoques eficaces para la prevención y el tratamiento. Sobre todo, hay tres hallazgos clave que dirigen nuestro enfoque, vinculando las interacciones entre el abuso de drogas y el VIH/SIDA en maneras que se extienden mucho más allá del uso de drogas inyectables. Primero, el abuso de drogas deteriora el juicio y la habilidad de tomar buenas decisiones haciendo que los usuarios estén más predispuestos a involucrarse en comportamientos de alto riesgo para contraer el VIH, incluyendo comportamientos sexuales arriesgados y falta de adherencia a los tratamientos para el VIH. Segundo, el abuso de drogas afecta adversamente a la salud y puede exacerbar el progreso de enfermedades. Tercero, y lo más importante, es que debido a estos vínculos, debemos reconocer que el tratamiento para el abuso de drogas es de por sí un tratamiento de prevención para el VIH. |