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Complicaciones orales de la quimioterapia y la radioterapia a la cabeza y cuello (PDQ®)
Versión Paciente   Versión Profesional De Salud   In English   Actualizado: 11/21/2008



Propósito de este sumario del PDQ






Descripción






Etiopatogénesis






Tratamiento oral y dental previo al oncológico






Tratamiento posterior a la terapia oncológica






Mucositis oral






Infección






Hemorragia






Neurotoxicidad






Enfermedad de injerto contra huésped






Tratamiento odontológico posterior al trasplante






Recaída y cáncer secundario






Toxicidades orales no relacionadas con la quimioterapia o la radioterapia






Pacientes de radioterapia a la cabeza y el cuello






Condiciones afectadas por la quimioterapia y la radiación a la cabeza y el cuello






Problemas psicosociales






Consideraciones especiales en las poblaciones pediátricas






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Hemorragia

La hemorragia puede ocurrir durante la trombocitopenia o la coagulopatía inducidas por el tratamiento y constituye un elemento de preocupación para aquellos pacientes tratados con dosis altas de quimioterapia o trasplante de células madre hematopoyéticas.[1] Puede haber supuración espontánea de las encías cuando el número de plaquetas disminuye por debajo de 30.000/mm3 especialmente cuando se observa gingivitis o periodontitis previas. Incluso la función normal o la higiene oral habitual (cepillado y limpieza con hilo dental) puede provocar sangrado gingival con gingivitis y periodontitis preexistentes. Aunque raramente resulta grave, puede preocupar a los individuos sin experiencia, como son el paciente y la familia. El sangrado oral puede ser leve (por ejemplo, petequias situadas en los labios, el paladar blando o el piso de la boca) o severo (por ejemplo, hemorragia gingival persistente o sangrado por úlceras provocadas por el virus herpes simple (VHS) ante trombocitopenia grave).

No es inusual que se instruya a los pacientes oncológicos que no utilicen cepillos de dientes e hilo dental cuando el recuento plaquetario desciende por debajo de 40.000/mm3. A menos que se trate de circunstancias atenuantes, no es un buen consejo. Los tejidos gingivales sanos no sangran a menos que estén traumatizados. La interrupción de la higiene oral habitual puede aumentar el riesgo de infección que facilite el sangrado y también el riesgo de infección local y sistémica debido a la acumulación de placas bacterianas, con lo cual se producen infecciones periodontales y ruptura del tejido. Esto respalda aún más la utilidad de los tratamientos dentales previos a la terapia oncológica con el propósito de reducir o eliminar las condiciones gingivales o periodontales. El grado de supervisión que dan los profesionales de la salud a los pacientes trombocitopénicos es una consideración importante en relación con el riesgo de procedimientos mecánicos de higiene; con supervisión integrada los pacientes pueden a menudo cepillarse los dientes y utilizar hilo dental inocuamente a través del episodio trombocitopénico. Si bien suele promoverse el uso de cepillos de esponja para reducir el riego de hemorragia, por lo general no es un buen consejo. Estudios han demostrado que los cepillos de esponja no pueden eliminar adecuadamente la placa dental a lo largo de márgenes gingivales, con lo cual se promueve la infección y la hemorragia gingival.

El tratamiento de hemorragias orales gira en torno al uso de vasoconstrictores, fármacos de coagulación y protectores tisulares. Epinefrina o cocaína puede utilizarse tópicamente para reducir las tasas de flujo sanguíneo a través de vasos sangrantes. Trombina tópica o fármacos de colágeno hemostático pueden utilizarse en la organización y la estabilización de coágulos. La aplicación de productos mucoadherentes (incluidos productos de cianoacrilato) ayuda a sellar sitios sangrantes y proteger coágulos organizados. Los pacientes que tienden a formar coágulos friables y desplazados fácilmente se beneficiarán con la aplicación tópica de ácido aminocaproico; en algunos casos, es posible la administración intravenosa a fin de mejorar la coagulación y la formación de coágulos estables.

La aplicación de agua oxigenada al 3% y salina al 0,9% (de 1:2 a 1:3 por volumen) puede ayudar a limpiar heridas y eliminar restos de sangre superficiales. Hay que tener cuidado de no perturbar los coágulos, cuya eliminación puede fomentar el sangrado.[2]

Bibliografía

  1. Schubert MM, Peterson DE, Lloid ME: Oral complications. In: Thomas ED, Blume KG, Forman SJ, eds.: Hematopoietic Cell Transplantation. 2nd ed. Malden, Mass: Blackwell Science Inc, 1999, pp 751-63. 

  2. Schubert MM, Peterson DE, Lloid ME: Oral complications. In: Blume KG, Forman SJ, Applebaum FR, eds.: Thomas' Hematopoietic Cell Transplantation. 3rd ed. Malden, Mass: Blackwell Science Inc, 2004, pp 911-28. 

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