Skip Global Navigation to Main Content
Skip Breadcrumb Navigation
Cartas desde España

Carta 3

Marzo 2010
El embajador Solomont y su esposa Susan plantando su huerta orgánica (foto: Embajada de EE.UU.)

El embajador Solomont y su esposa Susan plantando su huerta orgánica (foto: Embajada de EE.UU.)

Queridos amigos y familia:

Muchísimas gracias por las estupendas respuestas a mis cartas: me encanta escribirlas y disfruto de verdad al recibir vuestras contestaciones. No sé exactamente con qué frecuencia queréis que os ponga al día, pero teniendo en cuenta los correos que he recibido, que me preguntan cuándo va a salir la tercera, creo que lo voy a hacer unas dos veces al mes. Ya veremos. ¿Opiniones?

Oficialmente llevamos aquí un mes. Ya me manejo bien por algunas partes de Madrid. Es muy fácil moverse por esta ciudad, pero también lo es perderse. Intento salir todos los días y conocer alguna zona de la ciudad: me he propuesto explorar cada rincón, así que todavía me queda mucho por ver.

Hemos hecho algunas visitas estupendas: más Prado, el Museo Reina Sofía y el Palacio Real. Muchos Velázquez, Goya, Miró, Dalí y, por supuesto, Picasso. Estamos probando muchos tipos de comida: anoche Alan y yo compartimos “codillo de ternera”. Estaba delicioso. En cuanto al hígado de salmonete y los erizos de mar, me apetecen menos, gracias.

Hemos viajado un poco y hemos ido al norte de España, a Asturias. Allí (acompañados de José Andrés) comimos en unos restaurantes fenomenales: nada como una comida de doce platos seguida de un partido de fútbol Barcelona-Gijón, seguido de la cena en una sidrería a las 11 de la noche. Tal vez os preguntéis qué es una sidrería. Bueno, en Asturias hay unas manzanas fabulosas de las que hacen una sidra fuerte que venden en sidrerías. La sidra se vierte sosteniendo la botella por encima del hombro en un vaso colocado a la altura de la cadera. Te dan el vaso y te lo bebes todo de un trago y lo que no te bebes lo tiras al suelo. A eso de la una habíamos cenado y bebido lo suficiente y nos fuimos al hotel y a la cama. Sí, nos estamos acostumbrando a cenar tarde, ¡pero en realidad nos estamos acostumbrando a dormir menos!

Elliot y Lenore Lobel nos visitaron la semana pasada, ¡fue maravilloso compartir Madrid con ellos! Mientras Alan trabajaba, Elliot, Lenore y yo descubríamos muchos sitios diferentes. Son grandes compañeros de viaje. Su afán de aprender es contagioso. Fuimos por aquí y por allá, mirando y conociendo. Fue muy triste tener que decirles adiós. Afortunadamente, Alice Bruce llega mañana y tendré otra amiga con quien jugar. Seguiré explorando: Chueca, el Museo Sorolla y quién sabe qué más.

Stella se ha adaptado bien a Madrid. El personal de la Embajada la adora. Se pasea mucho y ha aprendido a parar en los semáforos. Aquí hay muchos semáforos y mucho tráfico. Procuro llevarla al Parque del Retiro al menos una vez a la semana: es un oasis de tranquilidad en esta ajetreada ciudad.

Alan está muy ocupado con su trabajo. Para él es a la vez un reto intelectual y una labor importante. En seguida ha comenzado a conocer a los dirigentes gubernamentales y empresariales clave y está trabajando mucho para formular los asuntos más importantes a los que querrá dedicar una atención especial. Su equipo principal (los jefes de los distintos departamentos) se compone de hombres y mujeres muy inteligentes, considerados y capaces. La comunidad de la Embajada en Madrid ha sido increíblemente cariñosa y acogedora. El viernes pasado por la tarde los Marines organizaron una Happy Hour, una forma de relajarse después de una larga semana de trabajo. Fue estupendo.

La semana que viene llega nuestra primera CODEL (delegación de congresistas), así que estaremos ocupados con reuniones y actos especiales con nuestros invitados.

Todavía estoy intentando definir mi papel aquí. He asistido a algunos actos de mujeres empresarias y acudiré a algunas actividades culturales, como la Feria de Arte ARCO, que ha invitado a artistas de Los Ángeles. Alan y yo tenemos clase de español casi todos los días. Alan lo está haciendo muy bien, pero a mí todavía me cuesta.

Los dos somos muy conscientes del enorme privilegio que es poder representar a Estados Unidos en España y Andorra. Ambos sabemos que el puesto de Alan nos está dando la oportunidad de hacer cosas excepcionales. Nos pellizcamos todos los días y nos recordamos que no debemos dar nada por sentado, sino disfrutarlo todo y apreciar cada minuto.

Un último comentario. Cuando estamos en una recepción, a menudo se me acerca gente y me dice: “Nos encanta vuestro país y nos encanta vuestro Presidente”. ¿Podéis imaginaros cómo se siente una? Nos sentimos muy afortunados de estar en esta situación.

Con cariño, abrazos,

Susan y Alan