La democracia en el mundo | La voz de los ciudadanos

23 septiembre 2008

La cultura de la democracia

 
Una ciudadanía educada es, en potencia, una ciudadanía libre.
Una ciudadanía educada es, en potencia, una ciudadanía libre.

(Este artículo pertenece a la publicación: La democracia en síntesis)

El ser humano siente los más diversos deseos, a veces contradictorios. La gente quiere seguridad, pero anhela la aventura; aspira a la libertad individual, pero exige la igualdad social. En la democracia ocurre igual y es importante reconocer que muchas de esas tensiones, e incluso paradojas, están presentes en todas las sociedades democráticas.

Conflicto y consenso

Según el académico y escritor Larry Diamond, existe una paradoja fundamental entre el conflicto y el consenso. En muchos aspectos, la democracia no es más que un conjunto de reglas para administrar el conflicto. Al mismo tiempo, ese conflicto debe ser manejado dentro de ciertos límites, de modo que se concerten compromisos, consensos u otros acuerdos que todas las partes acepten como legítimos. Si se hace demasiado énfasis en uno de los lados de la ecuación, toda la empresa puede verse amenazada. Si los grupos perciben que la democracia no es más que un foro en el que pueden presentar sus demandas, es posible que la sociedad se destruya desde su interior. Si el gobierno ejerce demasiada presión para lograr el consenso, ahogando algunas voces del pueblo, la sociedad puede ser aplastada desde arriba.

No hay solución fácil para la ecuación conflicto vs. consenso. La democracia no es una máquina que funcione por sí sola en cuanto se le insertan los principios adecuados. Una sociedad democrática requiere el compromiso de ciudadanos que acepten el carácter inevitable de los conflictos políticos e intelectuales y la necesidad de actuar con tolerancia. Desde esta perspectiva, es importante reconocer que muchos conflictos de una sociedad democrática no se deben al enfrentamiento del “bien” contra el “mal”, sino entre diferentes interpretaciones de los derechos democráticos y las prioridades sociales.

Educación y democracia

La educación es un componente vital de cualquier sociedad, pero es aún más vital en una democracia. Thomas Jefferson escribió: “Si una nación espera ser ignorante y libre, en un estado de civilización, espera lo que nunca ha sido y jamás podrá ser”.

La libertad permite que la gente disfrute de su vida privada en forma pacífica.
La libertad permite que la gente disfrute de su vida privada en forma pacífica.

Hay un nexo directo entre la educación y los valores democráticos: en las sociedades democráticas, el contenido y la práctica de la educación fomentan hábitos de gobierno democrático. Este proceso de transmisión de la educación es vital en una democracia porque ésta es una forma de gobierno dinámica y evolutiva que requiere del pensamiento independiente de los ciudadanos. La oportunidad de hacer un cambio social y político positivo está en las manos de los propios ciudadanos. Los gobiernos no deben considerar el sistema de educación como un medio para adoctrinar a los estudiantes, sino como un rubro al que han de asignar recursos con el mismo interés con el que atienden a otras necesidades básicas de la población.

A diferencia de las sociedades autoritarias que tratan de inculcar una actitud de aceptación pasiva, el objetivo de la educación democrática es formar ciudadanos independientes e inquisitivos, profundamente familiarizados con los preceptos y las prácticas de la democracia. Chester E. Finn, Jr., miembro de número de la Institución Hoover en política educacional, ha dicho: “Es posible que la gente nazca con un apetito de libertad personal, pero no nace con el conocimiento de los acuerdos sociales y políticos que hacen posible esa libertad a lo largo del tiempo para ellos mismos y para sus hijos. ...Todo eso tiene que ser adquirido. Son cosas que es necesario aprender”. El aprendizaje sobre democracia empieza en la escuela y continúa durante toda una vida de participación cívica y de curiosidad hacia los muchos tipos de información disponibles en una sociedad libre.

Sociedad y democracia

El constitucionalismo democrático es, en definitiva, la base sobre la cual una sociedad alcanza la verdad, aunque sea de modo imperfecto, mediante el choque y el compromiso de ideas, instituciones e individuos. La democracia es pragmática. Las ideas y las soluciones de los problemas no se juzgan con una ideología rígida, sino se ensayan en el mundo real y allí pueden ser discutidas y modificadas, aceptadas o descartadas.

La académica Diane Ravitch comenta: “La formación de coaliciones es la esencia de la acción democrática. Enseña a los grupos de interés a negociar unos con otros, a concertar compromisos y a trabajar dentro del sistema constitucional. En el proceso de forjar una coalición, los grupos que tienen diferencias aprenden a discutir éstas en paz, a perseguir sus objetivos a la manera democrática y, por último, a vivir en un mundo de diversidad”.

El autogobierno no siempre puede librarnos de errores, acabar con las pugnas étnicas, garantizar la prosperidad económica o asegurar la felicidad. Sin embargo, sí permite el debate público para detectar y corregir errores, ayuda a los grupos a reunirse y resolver sus diferencias, brinda oportunidades de crecimiento económico y favorece tanto el progreso social como la expresión individual.

Josef Brodsky, el finado poeta ruso ganador del Premio Nobel, escribió: “Cuando un hombre libre fracasa, no culpa a nadie”. Esto también es válido en el caso de los ciudadanos de las democracias que, a la postre, deben asumir la responsabilidad que les corresponde en el destino de la sociedad en la que ellos mismos han elegido vivir.

La democracia misma no garantiza cosa alguna. Lo que ofrece es la oportunidad de tener éxito y también el riesgo de fracasar. Según la sonora y sabia frase de Jefferson, la promesa de la democracia es “la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad”.

Así pues, la democracia es tanto una promesa como un desafío. Es la promesa de que los seres humanos libres, trabajando juntos, pueden gobernarse por sí mismos de manera que logren realizar sus aspiraciones de libertad personal, oportunidad económica y justicia social. Es un desafío porque el éxito de la empresa democrática descansa sobre los hombros de sus ciudadanos y de nadie más.

Marcar página con:    ¿Qué es esto?