Economía y comercio | Crecimiento económico mediante mercados abiertos

26 septiembre 2008

Inversión externa

 
La relación entre la deuda pública y la producción económica es más alta en EE.UU. que en muchos otros países, pero no es la más alta.
La relación entre la deuda pública y la producción económica es más alta en EE.UU. que en muchos otros países, pero no es la más alta.

Algunos economistas consideran como otro grave desafío la dependencia de la economía estadounidense con respecto a la afluencia de capital de inversión extranjero en una situación en la que los índices de ahorro en el país son bajos.

No obstante la prosperidad de Estados Unidos, sus trabajadores han contraído altos y crecientes niveles de deuda familiar. Según estadísticas oficiales, lo que era un índice de ahorros minúsculo, pero positivo, se ha vuelto negativo en los pocos años transcurridos desde 2000. Por primera vez desde la Gran Depresión de los años 30, las familias en general están gastando más de lo que ganan, después de descontar los impuestos.

Al mismo tiempo, el gobierno federal ha acumulado déficit presupuestarios – 435.000 millones de dólares en 2006 –, gran parte de los cuales es financiada por bancos centrales extranjeros. La deuda pública federal de Estados Unidos, que se acerca a los 9 billones de dólares, representa cerca del 65 por ciento del PIB según las estimaciones, más o menos la misma proporción que las de Francia y Alemania, y mucho menor que las de Japón e Italia.

Mientras tanto, otros países –en particular las economías emergentes de Asia en rápida expansión y los países productores de petróleo– tienen una superabundancia de ahorros. Individuos, bancos centrales y otras instituciones, aun de países en desarrollo que tienen mucha gente pobre, como China, han colocado enormes sumas de dinero en los mercados estadounidenses.

“La gran afluencia de capital extranjero a Estados Unidos se debe quizá al crecimiento económico relativamente más robusto que tuvo lugar en este país, en comparación con casi cualquier otra región, a su bien desarrollado sistema financiero y a la estabilidad general de su economía”, declara el Servicio de Investigación del Congreso (CRS por sus siglas en inglés).

Según el CRS, los inversionistas extranjeros han adquirido cerca del 10 por ciento de los activos financieros que se comercian públicamente en este país, incluso acciones y bonos corporativos y valores comerciables del gobierno. También hacen aquí inversiones directas en plantas y equipo para empresas y en bienes raíces.

En 2006, los extranjeros invirtieron en la economía estadounidense cerca de 1,8 billones de dólares, unos 184.000 millones de los cuales consistieron en inversión directa y el resto en acciones y títulos. Según distintas mediciones, el monto acumulativo de la inversión externa directa en Estados Unidos en 2005 osciló entre 1,6 y 2,8 billones.

“Estados Unidos es único por cuanto, siendo el mayor inversionista extranjero directo en el mundo, también es el país que más recibe inversión externa directa”, consigna el CRS.

A algunos expertos les preocupa la proporción de la inversión de gobiernos extranjeros en la economía estadounidense, pues llegó a casi el 16 por ciento del total de la inversión externa en 2005.

Inversores externos poseen más de la mitad de los valores de Hacienda de EE.UU. que se comercian públicamente. Japón es el país que posee el mayor monto de dichos valores a largo plazo, con un total de 644.000 millones, seguido por China con unos 350.000 millones.

Algunas industrias estadounidenses y sus representantes en el Congreso afirman que los bancos centrales del este de Asia usan los valores de hacienda de EE.UU. que poseen para manipular los tipos de cambio con el fin de fomentar sus exportaciones a Estados Unidos.

“A veces los gobiernos extranjeros usan esas adquisiciones, ya sea en una acción coordinada o por sí solos, para influir en el precio del dólar en el mercado de cambios”, afirma el CRS.

Entre tanto, todo ese dinero extranjero que llega a los mercados de EE.UU. ha mantenido las tasas de interés y los precios en este país en niveles más bajos de lo que serían en otras condiciones, fomentando así el consumo masivo de bienes y también las importaciones. Con excepción de 1991, el déficit estadounidense actual en cuenta corriente ha aumentado continuamente, de unos 12.000 millones de dólares en 1982 a 856.700 millones en 2006.

“El déficit estadounidense actual en cuenta corriente es financiado en gran parte por los excedentes de la cuenta corriente de China y por el incremento de las inversiones de los principales exportadores de petróleo”, consigna un informe del Banco Mundial.

Al final de 2005, los residentes de Estados Unidos tenían cerca de 9,6 billones de activos extranjeros, mientras que los residentes de otros países poseían unos 12,5 billones en activos de EE.UU. En consecuencia, lo que se conoce como la posición de este país en inversión internacional neta llegó a la cifra negativa de 2,8 billones en 2005.

En 2006, por primera vez desde que la posición de la inversión neta se volvió negativa en 1986, los extranjeros ganaron más ingresos por sus inversiones en Estados Unidos, que los inversionistas estadounidenses por el rendimiento de sus activos en el exterior.

El Consejo de la Competitividad resume la situación en estos términos: “Dicho en forma llana, el ahorro externo financia el consumo en Estados Unidos, el cual impulsa el crecimiento inducido por las exportaciones del exterior. La situación es mutuamente benéfica a corto plazo, pero crea el riesgo creciente de que sobrevenga una crisis financiera mundial”.

Entonces, ¿qué le espera a la economía estadounidense?

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