Preguntas Frecuentes

Las comidas escolares deben cumplir con normas de nutrición específicas y las escuelas tienen una amplia flexibilidad para decidir cuál es el enfoque de planificación del menú que les permitirá cumplir con dichas normas. (Para obtener más información acerca de estas normas y las opciones disponibles para las personas a cargo de la planificación del menú escolar, haga clic aquí.) 

Por ley, los niños que asisten a las escuelas secundarias pueden rechazar los componentes del almuerzo que no deseen comer. Los reglamentos del programa permiten a las escuelas optar por ampliar este permiso a los niños que asisten a las escuelas primarias e intermedias . Esto significa que los niños de las escuelas secundarias pueden rechazar hasta dos de los cinco componentes de un almuerzo basado en alimentos y los niños más pequeños pueden rechazar uno o dos de los componentes, dependiendo de la política local. Si los almuerzos se preparan utilizando la Planificación del Menú según las Normas Nutricionales, los niños pueden rechazar uno de los componentes, que no sea el plato principal. (Si la comida, tal como está planificada, consta de más de tres componentes, el niño puede rechazar hasta dos de ellos). Para el caso del desayuno, un niño puede rechazar un componente, independientemente de cuál sea la opción de planificación del menú utilizada.

Reconocemos que las comidas escolares deben tener un buen aspecto y un buen sabor para que los niños las coman. Para satisfacer esta necesidad, hemos desarrollado y distribuido una amplia gama de materiales diseñados para proporcionar a los planificadores locales de comidas recetas y otras herramientas que les ayuden a preparar comidas atractivas y apetitosas en las escuelas. Para obtener más información acerca de estos materiales, haga clic aquí. Para obtener información acerca de los materiales educativos destinados a los niños y a sus familias, haga clic aquí.

También estamos trabajando activamente con nuestros socios estatales para brindar capacitación y asistencia técnica a las escuelas locales. Sin embargo, ante todo, este tema se resuelve de manera más eficaz a nivel local, a través de los esfuerzos de los padres que se ocupan del mismo. Alentamos activamente a los padres para que se involucren en las comidas escolares de sus hijos y para que lleven sus preocupaciones y sugerencias a las autoridades locales. A continuación, se encuentra una lista de verificación con diez pasos que los padres deben seguir para asegurar que las comidas escolares sean saludables, nutritivas y apetitosas.

1. Coma el desayuno o el almuerzo en la escuela con sus hijos. Observe el aspecto de las comidas. Observe la atmósfera del lugar. Si no le agrada lo que ve, haga algo al respecto.

2. Haga oír su opinión. Hable con otros padres. Trabaje con la Asociación de Padres y Maestros (PTA, por sus siglas en inglés)y con la junta escolar (school board) para promover comidas escolares saludables.

3. Diríjase al director. Discuta la importancia de la buena nutrición y de la actividad física. Sugiera programas. Solicite cooperación. Sobre todo, dele seguimiento.

4. Obtenga el menú semanal de comidas escolares. Solicite los datos nutricionales de tal manera que pueda asegurarse de que el menú cumpla con las Pautas Alimenticias Oficiales para los Norteamericanos. (Haga clic aquí para obtener la versión en formato PDF de las pautas aplicables a los programas de comidas escolares). Pegue el menú en el refrigerador. Analice todas las opciones saludables con sus hijos.

5. Visite el comedor de la escuela. Conozca al personal que allí trabaja. Hágales saber que usted valora sus servicios y aprecia la buena nutrición diaria de sus hijos.

6. Muéstreles a sus hijos y a sus amigos de dónde proviene de la comida saludable. Ayude a que la escuela inicie una huerta de productos comestibles y atractivos como frutas, verduras y hierbas.

7. Participe como voluntario en la organización de una fiesta para saborear, conocer y alentar el consumo de nuevos alimentos nutritivos que los niños posiblemente nunca antes hayan probado.

8. Participe y comprométase. Organice un comité de asesoramiento de padres para las comidas escolares. Reclute personas entusiastas y activas, para que trabajen con usted.

9. Asegúrese de que sus hijos aprecien de qué manera los desayunos y los almuerzos saludables son buenos para sus mentes y para sus cuerpos.

10. Escuche lo que sus hijos aprenden en la escuela acerca de la buena nutrición. Usted puede ayudarlos a poner en práctica los conocimientos en sus hogares también.

Los reglamentos del Programa Nacional de Almuerzos Escolares y el Programa de Desayunos Escolares no prohíben la venta de alimentos que compitan con las comidas reembolsables, siempre que los mismos no se consideren alimentos de un valor nutricional mínimo (ver mas a continuación). Los alimentos que se pueden vender en el comedor durante el servicio de comida incluyen aquellos componentes que forman parte de la comida reembolsable pero se compran por separado (por ejemplo: la segunda porción) o artículos como helados, que no se consideran componentes de una comida reembolsable, pero tampoco son alimentos de valor nutricional mínimo. Los alimentos competitivos también podrían incluir aquellos que las organizaciones escolares ponen a la venta en el comedor, siempre que las ganancias obtenidas de esas ventas sean destinadas al servicio de alimentación, a la escuela o a otra organización estudiantil aprobada.

Los reglamentos del programa prohíben la venta de ciertas categorías de alimentos con un valor nutricional mínimo en el área de servicios de comida, durante los períodos de desayuno y almuerzo. Estas categorías (que incluyen bebidas gaseosas y algunas golosinas) se clasifican de esa manera ya que no proporcionan por lo menos el 5 por ciento del Índice de Referncia de Consumo Diario (RDI, por sus siglas en inglés) de ninguno de los varios nutrientes fundamentales. Para obtener un análisis completo de las categorías de alimentos de valor nutricional mínimo, incluyendo los criterios aplicados para realizar la clasificación, haga clic aquí.

Los reglamentos federales no prohíben la venta de alimentos de valor nutricional mínimo en otras partes del plantel escolar. Sin embargo, las escuelas estatales y locales tienen la autoridad para hacerlo y muchas han adoptado dicha restricción. 

Dado que los niños tienen muchas oportunidades de seleccionar los alimentos, tanto dentro como fuera de la escuela, el problema de los alimentos competitivos debe manejarse a través de la educación y la creación de conciencia, en lugar de hacerlo sólo mediante los reglamentos. USDA ciertamente reconoce su obligación de trabajar en conjunto con los profesionales del servicio de alimentación local y estatal para asegurar que los niños reciban desayunos y almuerzos apetitosos, atractivos y nutritivos en el comedor escolar.

Sin embargo, dado que en otros puntos de la escuela tienen a su disposición otros alimentos, hemos establecido una asociación activa con el Departamento de Educación de los Estados Unidos, para asegurar que la comunidad educativa tome conciencia de estos problemas nutricionales y preste su apoyo a nuestros esfuerzos. Este trabajo en conjunto es particularmente importante ya que en muchas comunidades, la venta de bebidas gaseosas en la escuela representa una importante fuente de ingresos para adquirir equipos y suministros para las escuelas.

Por estos motivos, estamos trabajando directamente con la comunidad educativa, para crear y desarrollar un entorno físico que aliente las experiencias y opciones de alimentación saludables. Como primer paso, en junio de 1999, llevamos a cabo un foro en el cual las autoridades escolares, los educadores y los expertos en temas de salud de todo el país, tuvieron oportunidad de analizar el papel del entorno escolar en los hábitos de alimentación saludables y de sugerir formas de alentar cambios. En respuesta a ese foro, hemos desarrollado un Paquete de Acciones para Promover Entornos Escolares Sanos (haga clic aquí). Este paquete establece, en un lenguaje fácil de comprender, el tipo de acciones que las escuelas y las comunidades pueden tomar para promover la nutrición adecuada e incluye material que se puede utilizar para capacitar a las personas en los temas surgidos durante el foro.

El 8 de noviembre de 1999 organizamos una segunda mesa redonda que contó con la participación de asociaciones médicas. Después de esa reunión, cinco asociaciones médicas líderes comenzaron a colaborar con nosotros en el desarrollo de una declaración del papel del entorno escolar en la promoción de un comportamiento alimenticio saludable. Esta declaración, emitida el 7 de junio de 2000, está destinada a aumentar la conciencia de la población sobre los patrones alimenticios poco saludables que muchos niños tienen actualmente y promover herramientas que ayuden a las escuelas y a las comunidades a implementar cambios positivos en tales patrones. Mediante acciones conjuntas como éstas, esperamos introducir cambios reales en las dietas de nuestros niños.

Por sobre todas las cosas, la familia debe involucrarse para ayudar a los niños a comprender los principios de la buena nutrición y a adoptar opciones alimenticias saludables. Gran parte de lo que los niños aprenden sobre la alimentación, lo aprenden en el hogar. Reconociendo este hecho básico, el Equipo Nutrición desarrolla y distribuye material destinado a educar a los niños, a sus padres y, sobre todo, a la comunidad acerca de la importancia de la buena nutrición y la necesidad de que los niños coman de manera balanceada. Para obtener más información acerca de estos materiales, haga clic aquí. Ante todo, esperamos que estos esfuerzos lleven a los niños a elegir dietas más saludables, no solamente en la escuela, sino durante toda su vida. 

La ley federal y los reglamentos del Programa Nacional de Almuerzos Escolares y del Programa de Desayunos Escolares, requieren que las escuelas ayuden y se adapten a los niños que no pueden comer las comidas escolares tal como se preparan, debido a problemas de salud. La adaptación, por lo general implica la sustitución de los alimentos, pero en algunos casos es posible que la escuela deba realizar otras adaptaciones para satisfacer las necesidades de estos niños. Por ejemplo, algunos niños pueden necesitar modificaciones de la consistencia o textura de los alimentos.

A fin de poder realizar las sustituciones de elementos en las comidas reembolsables, la escuela debe tener en sus archivos una declaración firmada por un médico autorizado que indique cuál es el problema de salud que afecta al niño, cuáles son los alimentos que se deben eliminar de su dieta y cuáles son los que se deben sustituir.

Las escuelas pueden, a su elección, optar por realizar las sustituciones para aquellas personas que tienen necesidades especiales que no cumplen con lo establecido en la definición de incapacidad según la ley federal. En esos casos, la escuela debe contar con una declaración firmada por una autoridad médica reconocida (por ejemplo, una enfermera o asistente de un médico) que indique cuáles son los alimentos que se deben sustituir.

La necesidad de contar con una declaración escrita, tiene dos objetivos. Primero, asegurar que la integridad nutricional de la comida escolar no se vea comprometida por la sustitución. Segundo y más importante, asegurar que las decisiones acerca de las sustituciones de alimentos específicos estén a cargo de personas altamente calificadas para recomendarlas. Por lo tanto, este requisito ayuda a proteger tanto al niño como al personal que trabaja en el servicio de comidas para satisfacer las necesidades del niño.

Un médico es una persona que cuenta con una licencia del estado para ejercer la medicina. El término incluye doctores o médicos especialistas en osteopatía o medicina osteopática. Se trata de médicos altamente capacitados y con licencia del estado para realizar cirugías y recetar medicamentos. Una autoridad médica reconocida es un médico autorizado, el o la asistente del médico, un profesional de enfermería u otro profesional de salud especificado por la agencia estatal. 

Las escuelas deben servir comidas sin costo a niños cuyas unidades familiares tienen ingresos equivalentes o inferiores al 130 por ciento del nivel de pobreza establecido por el gobierno federal. Los niños tienen derecho a pagar un precio reducido (un máximo de 40 centavos por almuerzo, 30 centavos por desayuno y 15 centavos por merienda) si los ingresos de su unidad familiar superan el 130 por ciento, pero son inferiores al 185 por ciento, según las pautas establecidas. Los criterios vigentes para considerar el ingreso y el tamaño familiar se pueden encontrar bajo Pautas de Elegibilidad Según los Ingresos, en otra sección de este sitio de Internet. Los niños son elegibles automáticamente para recibir comidas gratuitas en la escuela si su unidad familiar recibe cupones para alimentos, beneficios bajo el Programa de Distribución de Alimentos en Reservaciones Indígenas o, en la mayoría de los casos, beneficios bajo el programa de Asistencia Temporal a Familias Necesitadas (TANF, por sus siglas en inglés).

En la mayoría de los casos, se toman en cuenta todos los ingresos recibidos por la unidad familiar. Esto incluye salarios, beneficios de asistencia pública, pagos del seguro social, pensiones, compensaciones por desempleo, etc. Las únicas excepciones son los beneficios recibidos bajo los programas federales que, por ley, no se toman en cuenta; beneficios en especie , como por ejemplo el alojamiento dentro de bases militares (pero no concesiones de vivienda militar); ciertos tipos de asistencia para alumnos e ingresos irregulares provenientes de trabajos ocasionales de poca remuneración , como, el cuidado de niños o actividades de jardinería. Para obtener información completa, póngase en contacto con la escuela o con la agencia que administra los programas de alimentación escolar de su estado. (Para ver la versión en formato PDF del aviso sobre las Pautas de Elegibilidad Según los Ingresos, que contiene una descripción más detallada de cómo se define el "ingreso", haga clic aquí.

Se define como unidad familiar a un grupo de personas, emparentadas o no, que no residen en una institución o albergue, sino que viven como una unidad económica. Esto significa que residen en la misma vivienda y comparten gastos tales como el alquiler, los servicios públicos y los alimentos. En este ejemplo, por lo tanto, el ingreso del abuelo se tomaría en consideración junto con cualquier ingreso recibido por el padre o la madre. La principal excepción a esta regla serían los pagos por el cuidado de niños en hogares sustitutos, quienes viven en una unidad familiar pero siguen estando legalmente a cargo de un tribunal o de un organismo de bienestar social. En estas situaciones, el niño se considera como una "unidad familiar de un integrante", y se tiene en cuenta únicamente el ingreso que el niño tiene disponible para sus gastos personales al momento de determinar la elegibilidad.

Cuando se otorga custodia compartida y el niño cambia de residencia periódicamente, su elegibilidad para recibir comidas gratuitas o de precios reducidos puede variar de una residencia a otra, dependiendo de las circunstancias propias del padre o de la madre y de con cuál de los padres resida el niño en ese momento. Por ejemplo, si un niño pasa una semana con su padre y la semana siguiente con la madre, la escuela debe realizar determinaciones de elegibilidad separadas para cada unidad familiar.

Las escuelas pueden limitar la cantidad de cupones de comida (u otros instrumentos de cambio) que reemplazan para cada niño. Si una escuela opta por establecer un límite para los reemplazos de cupones para los niños elegibles para recibir comidas gratuitas o de precios reducidos, se deben cumplir los siguientes requisitos. Primero, cada niño debe tener como mínimo tres reemplazos por año escolar. Segundo, los padres y los alumnos deben recibir una notificación escrita de que la escuela adoptará esta política, en el momento en que la misma se aplique. Tercero, la escuela debe mantener una lista de los niños que han informado cupones perdidos o hurtados y del número de veces que eso le sucede a cada niño. Antes de rechazar un reemplazo, se debe verificar la lista para comprobar si el niño ha alcanzado el límite de reemplazos. Por último, antes de negarse a reemplazar un cupón, se debe dar al niño o a sus padres por lo menos una advertencia previa.

Las escuelas siempre deben proporcionar comida a los niños en edad preprimaria o que asistan a los primeros años de la escuela primaria, así como a los alumnos incapacitados, que no puedan hacerse completamente responsables de sus cupones de comida. La escuela, opcionalmente, también puede hacer arreglos alternativos apropiados con respecto a la comida, como por ejemplo acompañar al niño en la fila, en vez de darle un cupón de reemplazo.

Si bien se recomienda que las escuelas adopten una política similar para los niños que pagan por sus comidas, no están obligadas a hacerlo. Sin embargo, si la escuela no tiene una política uniforme para todos los niños, se debe tener la precaución de asegurar que los niños más necesitados no queden abiertamente expuestos e identificados por estas sustituciones o situaciones alternativas.

Todas las políticas de pago a precio completo por las comidas escolares son temas manejados según el criterio local. Esto incluye las decisiones acerca de si se debe o no extender crédito a un niño que olvidó el dinero para su comida o si se proporciona o no una comida alternativa a ese niño. Por lo tanto, una escuela podría decidir no proporcionarle comida a un niño que debe pagar el precio completo por la misma pero no tiene el dinero para hacerlo.

Sin embargo, si bien las escuelas no están obligadas a proporcionar comida a los niños que olvidaron su dinero, USDA sugiere a las escuelas que sean flexibles en este punto, en especial cuando se trata de niños pequeños o con incapacidades que les impiden tener una responsabilidad total sobre su dinero. Se sugiere a las escuelas que otorguen crédito a estos niños o que les sirvan alguna comida sustituta. En algunos casos, la Asociación de Padres y Maestros o alguna otra asociación escolar puede establecer un fondo para pagar la comida de los niños que olvidaron o perdieron su dinero. Básicamente, las escuelas deben asegurarse de que los padres tengan pleno conocimiento de la política adoptada en el caso de los niños que no tienen el dinero para pagar sus comidas.