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Programa cafetero de USAID en Bolivia rinde grandes ganancias

Por Lauren Monsen
Washington File Staff Writer

Washington -- Un programa emprendido por la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) para producir café especial de alta calidad en la región boliviana de Yungas, está ayudando a los cultivadores locales de café a obtener aumentos "significativos" en sus ingresos, dice Liliana Ayalde, directora de la misión de la USAID en Bolivia.

Aproximadamente, el 90 por ciento del café boliviano se cultiva en los valles de alta montaña de la vertiente oriental de los Andes, en una zona conocida como Yungas, que es también un lugar de producción de coca. En un intento de desalentar las cosechas de coca ilícita y asegurar que las hectáreas de tierra dedicadas al cultivo de coca no excedan el límite legal (como se ha dispuesto para proveer una cierta cantidad de coca para fines de uso médico legítimo), los gobiernos estadounidense y boliviano han unido esfuerzos para ofrecerles a los agricultores una alternativa económica viable al cultivo de la coca en la región de Yungas. Según Ayalde, la asociación de los dos países alimenta un programa de desarrollo alternativo que destaca la capacidad de la región de producir café de alta calidad, capaz de competir con el mejor del mundo.

El Programa de Acceso al Mercado y Alivio de la Pobreza (MAPA) de la USAID, introducido en la región de Yungas en 2001, ha permitido que 3.000 cultivadores de café mejoren radicalmente, en una sola temporada, la calidad de su café, comentó Ayalde en entrevista telefónica el 30 de enero. Y, como resultado, el precio del café de Yungas ha subido pronunciadamente. Los ingresos de los cultivadores de café "en ciertos casos se han cuadruplicado," observó. "Los agricultores se sienten extasiados."

Antes de la llegada del programa MAPA, el café boliviano sufría de una reputación de pobre calidad, una desventaja grave en un mercado cafetero ya en declive que cayó en crisis por exceso de oferta a nivel mundial y precios fuertemente reducidos. Pero las condiciones esenciales para producir café de alta calidad siempre han estado presentes en Yungas: destacan los expertos de la USAID que la altura de la región, la cantidad de lluvia y la temperatura producen una "cereza" (el nombre que se le da al fruto del cafeto, rojizo como una cereza, en cuyo interior están los granos de café) de alta calidad.

Sin embargo, y de manera rutinaria, los granos han sufrido daños después de ser cosechados. Yungas es, tal vez, la única región cafetera donde el café de altura viaja a través de altitudes aún mayores para llegar al mercado, ya que los granos deben cruzar los Andes por un paso de montaña a 4.500 metros de altura (más o menos 15.000 pies de altura) para llegar al puerto marítimo en Chile. Además, el café de Yungas tradicionalmente se ha procesado en plantas en La Paz, a una altura de 3.900 metros (13.000 pies). Fuentes de la USAID explican que transportar el café húmedo a plantas de elaboración situadas a grandes alturas, lo somete a "cambios brutales de presión atmosférica, humedad relativa baja y baja temperatura," causando "daños desastrosos a la calidad del café."

El programa MAPA de la USAID diseñó una estrategia en dos etapas para resolver este problema: primero, transferir la totalidad del control de calidad de la plantación a la planta procesadora, haciendo que los agricultores vendan su café a los procesadores cuando las cerezas están maduras; luego, se procesa el café en Yungas y se lleva a su nivel final de humedad propio para el mercado antes de transportarlo a través de los Andes. Los beneficios, sugiere la USAID, han sido importantes: vender café "en cereza" ha reducido la cantidad de trabajo que tienen que llevar a cabo los agricultores, ha garantizado un precio más alto por su producto y ha mejorado su flujo de capital, puesto que se les paga contra la entrega en la procesadora de café en cereza de alta calidad. Más aún, "al hacer el procesado en Yungas se ha eliminado la degradación causada por el cruce de montañas a gran altura," informa la USAID.

Ayalde describe el proyecto MAPA en Yungas como "parte de un programa de desarrollo alternativo más amplio" administrado conjuntamente por la USAID y el Viceministerio de Desarrollo Alternativo de Bolivia (una subdivisión del Ministerio de Agricultura boliviano). "Colaboramos muy estrechamente con funcionarios bolivianos para determinar qué sitios se han elegido" para dar ayuda técnica a los agricultores, "cuidadosamente coordinádolo con los esfuerzos de reducción de la coca," declaró. "Queremos asegurarnos que la zona que escojamos tenga el potencial económico, y que los esfuerzos de reducción de la coca tengan sentido en ese lugar."

La idea, agregó, es ayudar a los agricultores a ganarse la vida decentemente con el café, de modo que no se sientan tentados a cambiar a un cultivo más lucrativo -- pero de más amplio abuso -- como la coca. Los gobiernos boliviano y estadounidense pretenden frenar la producción de coca porque a menudo se la convierte en cocaína en beneficio de los grupos de crimen organizado, resultando en fomento de la violencia y la ilegalidad.

"En el caso de los cultivadores de café", dijo Ayalde, "obtenían muy pocos ingresos" de su trabajo, y cuando comenzó el programa MAPA en Yungas "había mucho escepticismo" en cuanto a la capacidad del programa de generar ingresos más altos para los agricultores. Había también resistencia considerable por parte de los cultivadores de la coca, a quienes les preocupaba la posible interferencia del programa MAPA con su medio de vida. Los cultivadores de coca amenazaron con establecer bloqueos ilegales de carreteras para desalentar a los expertos de la USAID y a sus colegas bolivianos de entrar en la región, recordó Ayalde, "pero los agricultores que participaban en el programa impidieron los bloqueos de los cultivadores de coca y pusieron en vigor el estado de derecho."

Desde entonces, los esfuerzos combinados del personal del programa MAPA y los cultivadores de café de Yungas han rendido buenos dividendos, hizo notar Ayalde. A medida que el programa MAPA se ha afianzado en la región, muchos cultivadores de café locales han experimentado un impresionante cambio de suerte. Esto se hizo evidente el 25 de septiembre de 2002, cuando el programa MAPA patrocinó el primer concurso de "Degustación del Pico de la Montaña". Un equipo de seis expertos internacionales en café viajaron a Bolivia donde "degustaron" o probaron 67 muestras presentadas para consideración por diferentes cooperativas de productores de café de Yungas. Los expertos clasificaron las muestras en una escala que llegaba hasta 100; seis de las muestras fueron calificadas como "café especial", con calificaciones de 80 puntos o más -- todas ellas producidas por beneficiarios del programa MAPA, apoyado por la USAID. Además, otras tres organizaciones de desarrollo alternativo beneficiarias estuvieron a uno o dos puntos del nivel necesario para las primas que se conceden al café especial.

El primero y segundo puestos en el concurso se concedieron a lotes de café presentados por CENAPROC, una asociación de unos 200 cultivadores de café de granjas pequeñas de la región de Yungas. En sus comentarios formales dirigidos a los concursantes el juez que presidía, Alan Nietlisbach, de la firma estadounidense Volcafe Specialty Coffee, declaró que el café ganador -con una calificación de 84.38- podía "competir con el mejor café especial del mundo."

El café especial, o café boutique, producido por estos grupos puede reclamar una prima de precio de hasta un 70 por ciento para los pequeños agricultores, porque "aún cuando los precios mundiales del café están bajos, los precios del café especial están altos", destacan analistas del mercado. Además, "las calificaciones altas permiten que el café tenga mejor mercado," explicó Ayalde. "El primer contenedor de este café especial de Yungas se vendió a 141 dólares el quintal de 45,36 kilogramos, en comparación con 10 dólares por quintal" el año anterior, hizo notar. "Me reuní recientemente con los pequeños productores de Yungas y están entusiasmados con lo que esto significa para ellos. El reconocimiento (del concurso) también significa mucho. Las calificaciones altas concedidas por jueces profesionales son un beneficio que no puede medirse."

A los funcionarios que se ocupan del desarrollo también les complace que las cooperativas cafeteras de los valles de Yungas incluyan de modo típico segmentos amplios de la población rural, expuso Ayalde. "Muchas mujeres están involucradas," señaló. "Los agricultores trabajan como una unidad familiar, y las mujeres desempeñan un mayor papel en la administración de recursos."

Si bien los participantes del proyecto MAPA se sienten, como es natural, entusiasmados, la directora de la misión de la USAID escogió una reacción en particular como grata sorpresa. La capacidad de Bolivia para entrar en el mercado mundial del café gourmet ahora ha sido demostrada de modo convincente por los esfuerzos conjuntos estadounidense-bolivianos y, a medida que los ingresos de los cultivadores de café han aumentado significativamente, se ha corrido la voz por todo Yungas del éxito del programa MAPA. "Hemos tenido un aumento de pedidos de cultivadores de coca que ahora quieren involucrarse," dijo Ayalde. "Hablamos ahora de expandir el programa a través de un contratista, porque no podemos mantenernos a la par de la demanda."

Los gobiernos de Bolivia y Estados Unidos, trabajando en conjunto, están "ayudando a ofrecer alternativas viables, a largo plazo, al cultivo de la coca" en la región de Yungas, concluyen fuentes de la USAID. "Todos salen ganando. El café está abriendo las puertas a un mejor futuro para los productores bolivianos."

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