¿Qué significa “quedarse en casa” cuando has pasado meses o años en busca de una? Para los migrantes y refugiados venezolanos, los eventos recientes han complicado aún más su capacidad para desarrollar un sentimiento de pertenencia.
Federico es del estado venezolano de Miranda, junto al distrito capital de Caracas. “Era agricultor. Cultivaba plátanos y verduras, y trabajaba en Caracas como guarda de seguridad”, dice Federico. “Pero mis ingresos no eran suficientes para mantener a mi familia, así que tuve que venir a Brasil. Mi familia se quedó allá y les envío dinero siempre que puedo”. Muchos migrantes y refugiados venezolanos tienen historias similares a la de Federico: cuando la vida se volvió imposible, tuvieron que irse para sobrevivir.
Más de 5 millones de venezolanos han huido de su país para escapar del hambre, la escasez, la situación política en deterioro y la violencia en la mayor migración masiva en la historia de la región. Ayudar a los venezolanos desplazados a integrarse a sus nuevas comunidades se ha convertido en un enorme desafío humanitario. Si bien muchos han buscado refugio en los países hispanohablantes vecinos, casi 900,000 han emigrado a Brasil. Además de los desafíos que implica conseguir empleo y alojamiento, los migrantes y refugiados venezolanos en Brasil también batallan para adaptarse a un nuevo idioma.
El donatário brasileño Associação Rede Rio São Bartolomeu de Mútua Cooperação (Rede Bartô) ha recibido a los venezolanos desplazados con servicios invaluables. Desde 2013, Rede Bartô ha trabajado con jóvenes rurales en el Distrito Federal para aumentar las oportunidades económicas en el sector agrícola y conservar los recursos naturales. Como parte de su trabajo, Rede Bartô observó que muchos empleadores brasileños estaban renuentes a contratar a venezolanos porque no dominaban el portugués brasileño.
Enfrentando este desafío, Rede Bartô ahora ofrece clases de portugués a los migrantes y refugiados venezolanos. Comunicarse de manera eficaz en portugués permite a los venezolanos desplazados integrarse mejor a sus nuevas comunidades y generar ingresos. Además de estas clases, Rede Bartô ha integrado a trabajadores venezolanos en sus proyectos actuales de agricultura sostenible y comercialización con productores locales. Con un desempleo del 12% en Brasil, el mercado laboral es muy competitivo. Rede Bartô ofrece a los migrantes capacitación y capital semilla para iniciar pequeños negocios, contribuyendo al desarrollo económico local y reduciendo la competencia entre venezolanos y locales, que podría provocar xenofobia y conflictos. Esta estrategia también permite que la organización posicione a los migrantes y refugiados en empleos basándose en las habilidades profesionales de cada individuo, como quienes eran mecánicos, vendedores o diseñadores de ropa en Venezuela. Esto ayuda a que los venezolanos como Federico apliquen sus habilidades para conseguir los ingresos necesarios para mantenerse a sí mismos y a sus familias.
Nuestro trabajo con Rede Bartô es parte de nuestra estrategia regional para ayudar a los migrantes y refugiados venezolanos a integrarse económica y socialmente a sus nuevos hogares. Consultamos a los donatarios en países con un alto nivel de recepción el año pasado, para averiguar cómo el aumento de la migración había afectado a las comunidades. En ese momento, muchos donatarios ya habían empezado a incluir a los migrantes y refugiados venezolanos en sus programas habituales. En el 2019, invertimos 1.6 millones de dólares adicionales en programas específicos para abordar las necesidades de los migrantes y refugiados venezolanos en toda la región, y para satisfacer las necesidades de las comunidades locales en las que se asentaron. Este año planeamos invertir 3.3 millones de dólares adicionales. Con estas inversiones, nuestros donatarios están ayudando a los migrantes y refugiados a generar ingresos, combaten la xenofobia y facilitan el acceso a importantes servicios sanitarios y psicosociales.
La pandemia de COVID-19 ha generado nuevos desafíos para los migrantes venezolanos. El Subdirector de Programas de la IAF, Marko Dolan, dice: “Son una población vulnerable, y más aún ahora con la COVID-19. Hay casos de venezolanos que regresan a circunstancias inseguras en Venezuela porque no pueden obtener acceso a los recursos que necesitan”. En el caso de Rede Bartô, las órdenes de permanecer en casa significan que los migrantes no pueden asistir en persona a sus clases de idiomas ni a su capacitación en desarrollo de empresas. También es un momento terrible para tratar de iniciar una microempresa.
La estructura ágil de nuestra agencia es invaluable al enfrentar estos desafíos. Hemos trabajado con Rede Bartô para redirigir más de $8,000 de fondos existentes de la IAF hacia su respuesta a la COVID-19. Aprovechando esta flexibilidad, Rede Bartô ha cambiado sus clases a un formato virtual al que los participantes pueden acceder en sus teléfonos inteligentes, enfocándose en el vocabulario sanitario y médico esencial para ayudar a los migrantes a conseguir tratamiento médico y detener la propagación de la COVID-19. Con otras microempresas detenidas a causa de la crisis, Rede Bartô pudo ayudar a un grupo de migrantes a iniciar un negocio para producir cubrebocas de tela. La demanda de estas mascarillas aumentó rápidamente. Al producir, vender y donar cubrebocas, los migrantes y refugiados venezolanos no solamente encuentran una manera de obtener ingresos, sino que apoyan la salud y seguridad de su región. Al donar la mitad de su producción inicial a sus vecinos, han fortalecido sus relaciones con miembros de la comunidad brasileña.
El apoyo de Rede Bartô ha sido una constante en las vidas volátiles de los desplazados. Durante esta crisis, seguimos apoyando a organizaciones que brindan servicios a más de 75,000 migrantes venezolanos en toda la región. A medida que la pandemia progresa, estamos trabajando con socios donatarios para redirigir fondos que estaban destinados a otros fines y dedicando más fondos a las necesidades cambiantes de las comunidades en materia de respuesta y recuperación de la COVID-19.
Estos esfuerzos fortalecen a las comunidades, ya sea virtualmente o en persona. Los venezolanos desplazados, como Federico, pueden conseguir el apoyo que necesitan para tener éxito en sus nuevos hogares. Para los migrantes y refugiados como él, su sentido de pertenencia puede fortalecerse, incluso durante una crisis.