sustancias toxicas

Reforma de TSCA: Un hito bipartidista para proteger nuestra salud de las sustancias químicas dañinas

Por Gina McCarthy

El presidente Obama recién firmó un proyecto bipartidista para reformar la Ley de Control de Sustancias Tóxicas (TSCA, por sus siglas en inglés), la primera actualización importante de un estatuto medioambiental en 20 años.  Estas son buenas nuevas para el medio ambiente y la salud de todas las personas en Estados Unidos.

La Ley TSCA primero fue aprobada en 1976 para ayudar a mantener las sustancias químicas peligrosas fuera del mercado y evitar el enfermar a la gente. En aquel entonces, los expertos en salud ya sabían que ciertas sustancias químicas podrían ocasionar serios impactos a la salud, inclusive el cáncer, defectos congénitos y daños al sistema reproductivo.

Mientras la intención de la ley TSCA original fue acertada, no cumplió con sus objetivos al no otorgar a la EPA la autoridad que necesitábamos para realizar la labor.

Se hizo patente que sin cambios importantes a la ley, la EPA no podría tomar las acciones necesarias para proteger a la gente de las sustancias químicas tóxicas. Diversas partes interesadas, incluyendo la industria, los detallistas, los expertos de salud pública y ambientalistas, reconocieron estas deficiencias y empezaron a exigir reformas sustanciales a la ley.

 

Hoy, en una culminación de años de esfuerzos de ambas partidos, el presidente Obama firmó un proyecto que logra estas reformas.

La ley actualizada le otorga a la EPA las autoridades que nosotros necesitamos para proteger a las familias en Estados Unidos de los efectos a la salud de las sustancias químicas peligrosas. Doy la bienvenida a esta legislación bipartidista como un paso importante a favor de la protección de la salud de los estadounidenses. Y en la EPA, estamos excitados de poder trabajar a favor de su implementación.

La Ley Frank R. Lautenberg de Seguridad Química para el Siglo XXI (H.R. 2576) se convirtió en realidad tras años de ardua labor por parte tanto de demócratas y republicanos en la Cámara de Representantes y el Senado de EE.UU., así como del personal de la EPA que proveyó asistencia técnica significativa. Aplaudo a todos por su empeño y por lograr que esto sucediera. Es histórico, y mejorará las vidas de las personas en Estados Unidos.

Estaba previsto que la TSCA fuera una de las leyes medioambientales fundamentales de nuestra nación. En términos de su potencial para un impacto positivo, debería de estar catalogada a la par de la Ley de Agua Limpia y la Ley de Aire Limpio, que desde los años 70, han dramáticamente mejorado la calidad del agua y ayudado a limpiar hasta el 70 por ciento de la contaminación del aire de nuestra nación. Pero no ha sido así.

Cuarenta años después de que la TSCA entrara en vigor, todavía hay decenas de miles de sustancias químicas en el mercado que nunca han sido evaluadas para su seguridad, debido a que la TSCA no lo requería. Y la legislación original estableció requisitos analíticos que eran casi imposibles de cumplir, atando las manos de la EPA—aun cuando la ciencia demandaba acción sobre ciertas sustancias químicas.

Los daños de la inacción nunca han sido más evidentes que en el caso del asbesto, una sustancia química conocida por ocasionar el cáncer tras décadas de investigaciones.

Durante la primera administración Bush, la EPA trató de prohibir el asbesto bajo la TSCA, pero la norma fue derogada en los tribunales. En los 40 años de historia de la ley, solo un número ínfimo de las decenas de miles de sustancias químicas en el mercado cuando la ley fue aprobada han sido revisadas para sus impactos a la salud y solo 5 han sido prohibidas.

Debido a que la EPA no tenía la potestad para actuar sobre las sustancias químicas peligrosas, las familias estadounidenses han permanecido vulnerables a los impactos serios a la salud. A la misma vez, algunos estados han tratado de cerrar la brecha para proteger la salud de sus ciudadanos, pero las normas de estado por estado no son un sustituto para un programa nacional fuerte que proteja a todos en Estados Unidos. Los fabricantes químicos, los minoristas de productos para el consumidor, y otros en la industria concuerdan: la reforma era imprescindible.

He aquí algunos puntos sobresalientes:

  • La nueva ley requiere a la EPA evaluar las sustancias químicas existente con metas claras y ejecutables. Bajo la antigua ley, decenas de las miles de sustancias químicas ya en existencia en el 1976 estaban consideradas en cumplimiento, sin ningún requisito ni un itinerario para la EPA revisar su seguridad. La EPA ahora tiene el requisito de priorizar y evaluar sistemáticamente las sustancias químicas conforme a un itinerario específico y ejecutable. Dentro de pocos años, el programa de sustancias químicas de la EPA tendrá que evaluar al menos 20 sustancias químicas a la vez y comenzar otra revisión de sustancias químicas tan pronto que se haya completado una.

 

  • Bajo la nueva ley, la EPA evaluará sustancias químicas puramente en base a los riesgos que representan para la salud. La antigua ley era tan onerosa que prevenía a la EPA de tomar acción para proteger la salud pública y el medio ambiente—aun cuando una sustancia química representaba una amenaza conocida a la salud. Ahora, la EPA evaluará la seguridad de una sustancia química basándose puramente en los riesgos a la salud que esta representa—incluyendo aquellos para los grupos vulnerables como niños y ancianos, y los trabajadores que usan las sustancias químicas diariamente como parte de sus trabajos—y entonces tomar los pasos para eliminar cualquiera de los riesgos irrazonables que encontremos.

 

  • La nueva ley provee una fuente consistente de fondos a la EPA para desempeñar estas nuevas responsabilidades. La EPA ahora podrá cobrar hasta $25 millones al año en tarifas de usuarios a los manufactureros y procesadores de sustancias químicas, suplementados por el presupuesto congresional para pagar estas mejoras.

 

En fin de cuentas: la ley es una enorme victoria para la salud pública, y la EPA está deseosa de comenzar el trabajo.

 

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El ser madre=nuevas preocupaciones y hábitos

Por Jessica Orquina

 

Los cambios en la vida conducen a nuevos hábitos o preocupaciones. Siempre he estado interesada en el medio ambiente y prefiero comprar productos que no sean tóxicos para mí, mi familia, o el planeta.  Por ejemplo, reciclo cuando puedo hacerlo y prefiero caminar o usar transportación pública en vez de manejar.  Sin embargo, tengo que admitir que no estoy obsesionada por a estos asuntos y he optado por la conveniencia en vez de sostenibilidad en más de una ocasión.

Este año, mi esposo y yo estamos esperando la llegada de nuestro primer hijo. Me he dado cuenta que este nuevo capítulo de mi vida está cambiando mis hábitos y me ha hecho pensar más en mi impacto en el planeta.

Como una mujer embarazada, mi preocupación por la seguridad de los productos que compro se está convirtiendo casi en una obsesión. Las decisiones que tomo ya no tan solo me afectan a mí, a mi esposo y a nuestro hogar, sino también ahora tienen un impacto en nuestro hijo. Esta nueva perspectiva me ha motivado a investigar y a leer las etiquetas con mayor frecuencia. Como trabajo en la EPA, conozco nuestro programa de Diseño para el Medio Ambiente (Design for the Environment –DfE, por sus siglas en inglés) y siempre busco productos que tengan la etiqueta de certificación del DfE. Esto me hace sentirme bien de que no estoy exponiendo a mi familia—incluyendo a mi hijo que pronto nacerá—a sustancias químicas no seguras.

Al comprar otros productos, también pienso acerca de las tres Rs. Como Lina escribió en un blog recientemente, la primera erre es, con frecuencia, la más difícil para abordar, pero es la más importante. Por eso, existen en ese orden. Como vivo en la ciudad y tengo espacio limitado, es tan importante para mí considerarla. A medida que me preparo para la llegada de nuestro bebé estoy un poco abrumada con la cantidad de cosas que, según los anuncios, son esenciales para una mujer embarazada.  He tratado de concentrarme en conseguir solo aquellas cosas que el bebé y yo realmente vamos a necesitar. Aun así, tengo que deshacerme de muchas cosas viejas que tengo para tener espacio para el bebé y todo aquello que traerá consigo. Ahí sí que tenemos que atender a las dos otras erres: Reutilizar y Reciclar. Para hacer espacio para el bebé, he empezado a regalar cosas que ya no necesito para que la gente las pueda reutilizar o las estoy donando. He reciclado el resto.

¿Qué ha hecho para proteger a nuestro planeta para sus hijos?

 

Acerca de la autora: Jessica Orquina trabaja para la oficina de Asuntos Externos y Educación Ambiental como las persona encargada de dirigir los esfuerzos en los medios sociales de la agencia. Antes de laborar en la EPA, ha servido en las fuerzas armadas y como piloto de líneas aéreas comerciales.  Ella vive, trabaja y escribe en Washington, DC.

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Consejos para una limpieza más ecológica

Por Ashley McAvoy

¡La primavera ha llegado!  Los días fríos están llegando a su fin y pronto le daremos la bienvenida al renacer primaveral. Las flores empiezan a brotar. Las aves están cantando y las hojas de los arboles empiezan a retoñar. Es una imagen familiar para muchas personas y significa el comienzo de los días más largos, los picnics en el parque, paseos en bicicletas, y más que nada disfrutando el clima más cálido. Si usted es como yo, hay una tradición anual que comienza al principio de la primavera que no podemos ignorar: la limpieza de la casa. Sin duda, éste quehacer es muy tedioso  y consume mucho tiempo, pero es necesario después de los meses largos del invierno. Hay que limpiar el jardín, lavar el auto, desempolvar las cortinas, barrer el suelo, etc. Cuando Usted limpie su casa esta primavera, no se olvide de utilizar los productos limpiadores que sean los más seguros para su familia, el hogar, y el medio ambiente. He aquí algunos consejos:

Reutilice cuando sea posible

  • La basura de uno es el tesoro de otro. Dé su ropa no deseada  a una tienda de artículos usados u organización benéfica. Cuando reutilizamos la ropa y otros artículos, podemos reducir la cantidad de desechos que van a los vertederos.

Recicle todo lo que pueda

  • Siempre consulte con su centro de reciclaje para ver cuáles son las restricciones en su región. Algunas regiones no aceptan ciertos tipos de plástico o metal. Debe chequear al fondo de las botellas o atrás de los envases para el número de reciclaje. Este número le informa del tipo de plástico que aceptan en los centros locales.

Utilice los productos limpiadores que son seguros para el medio ambiente y su familia

  • Busque los productos limpiadores con etiquetas que indiquen que los productos son biodegradables,  beneficiosos para el medio ambiente , o no son tóxicos.
  • Evite los productos que dicen tóxico, corrosivo, irritante, inflamable, o combustible.

Conserve agua

  • Para regar el césped, considere el agua residual o el agua de lluvia. Típicamente, un hogar corriente usa 30% de su agua para regar el césped o el jardín. Al utilizar un barril de agua de lluvia, Ud. puede minimizar el agua desperdiciada y a consecuencia bajar la factura de agua. Aprenda más acerca de los métodos de limpieza más ecológicos

¡Buena suerte con todos los quehaceres!

Acerca de la autora: Ashley McAvoy está participando en un programa de prácticas en la Oficina de Comunicaciones de la Red por la primavera del 2013. Ella cursa estudios ambientales y estudios hispánicos en Washington College.

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Un juego peligroso

Por Elías Rodríguez, M.P.A.

Cuando ere un chico pasaba muchas horas en el sol de Borinquén (Puerto Rico) buscando una diversión. Durante mis quehaceres de alimentar a las gallinas y limpiar el corral de los cerdos siempre tenía el ojo abierto para alguna aventura nueva o descubrir un tesoro escondido. Este mes, la EPA anunció que había removido mercurio de varias viviendas y escuelas ubicadas en una comunidad de Ciales, Puerto Rico. El incidente nos enseña el peligro de jugar con sustancias toxicas.

Basado en entrevistas hechas por nuestro equipo de investigación en la Isla parece ser que los niños de la comunidad descubrieron el mercurio alrededor de un buzón público en la comunidad de Parcelas de La Cordillera. Luego, los niños echaron los granos de mercurio en botellas de píldoras y bolsitas plásticas y lo regaron inadvertidamente en sus hogares y escuelas cercanos.

Popularmente llamados “azogue” – el mercurio es tóxico. Mercurio puede lesionar al sistema nervioso central, corazón, riñones, pulmones y sistema inmunológico. Las mujeres embarazadas y los niños son especialmente vulnerables.

Durante el curso de su investigación, la EPA evalúo cuatro escuelas, 43 viviendas, una iglesia y un parque infantil. En tres casas, se determinó que era necesario llevar a cabo limpiezas del mercurio y el monitoreo del aire para asegurar que el riesgo había sido eliminado. También se removieron la ropa y pertenencias personales contaminadas de los hogares y las familias serán reembolsadas por la pérdida de dichos artículos.

El mercurio es un metal líquido que se encuentra a menudo en viejos termómetros, barómetros, termostatos, interruptores eléctricos y laboratorios de ciencias. Exposición a incluso relativamente pequeñas cantidades de mercurio puede causar problemas graves de salud, especialmente en los niños.

Abrir envases de mercurio permite vapores de mercurio escapar y ser inhalados por las personas en el área. Derrames de mercurio son peligrosos porque el líquido puede filtrarse en pisos, alfombras y otras superficies y se evapora con el tiempo, exponiendo a las personas a los vapores tóxicos.

Es importante limpiar los derramamientos de mercurio adecuadamente y rápidamente e informarlos a las autoridades apropiadas cuando necesario. El mercurio no es un juego y nuestros niños deber aprender que no todo lo que brilla es una diversión saludable.

Acerca del autor: Elías Rodríguez sirve como portavoz de la EPA en la Región 2. Antes de unirse a la EPA, el nuyorican trabajó en Time Inc. para las revistas Time, Life, Fortune y People. Es un graduado de Hunter College, Baruch College y el Instituto Teológico de la Asamblea de Iglesias Cristianas en Nueva York.

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