Desarrollemos nuestro Lórax interior

Por Isabel Long

“You’re in charge of the last of the Truffula Seeds.
And Truffula Trees are what everyone needs.
Plant a new Truffula Tree. Treat it with care.
Give it clean water.  And feed it fresh air.
Grow a forest. Protect it from axes that hack.
Then the Lorax
And all of his friends
May come back.”

Dr. Seuss, The Lorax

Traducción de la cita del libro El Lórax por Dr. Seuss:

“Estás a cargo de la última de las semillas de los Truffula.

Y los árboles Truffulla son lo que todos necesitan.

Siembra un nuevo árbol Truffula. Trátalo con cariño.

Dale agua limpia. Y aliméntalo con aire fresco.

Siembra un busque. Protégelo de las hachas que talan.

Entonces el Lórax.

Y todos sus amigos.

Podrían regresar.”

 

El idioma inglés no es mi lengua materna, por lo que no crecí escuchando las rimas de los libros de Dr. Seuss.  Pero  algunos meses atrás, mi marido le compró el libro “El Lorax” a nuestro hijo de tres años   Un día, entré en la habitación cuando leían las últimas páginas que mostraban la destrucción de los espectaculares árboles  “Truffula .”  Mi hijo tenía una mirada seria.  Llegamos a la última página, cuando el “Once-Ler” lanza su llamado a la acción. La escena me cautivó. Sin un vocabulario científico, en una forma bien gráfica, este cuento exponía la historia que hemos visto reiteradas muchas veces, el  daño producido por el uso ilimitado de los recursos naturales.

La historia toca un tema que ha estado en mi mente por algún tiempo, especialmente después de ser madre: cómo y cuándo la ética medioambiental comienza a desarrollarse.  El famoso naturalista, Aldo Leopoldo en una de mis citas favoritas dice: “La evolución de una ética medioambiental  es tanto un proceso intelectual, como emocional.”  En mi caso, la relación emocional con la naturaleza ha estado conmigo por mucho tiempo  como un visitante silencioso, sin conocimiento de la discusión intelectual.  En mi niñez  las conversaciones de sobremesa eran sobre temas políticos, sobre arte o literatura, nunca sobre ciencia.

No fue hasta que trabajé para una de las organizaciones medioambientales más grandes del país que mi ética medioambiental se conectó con el proceso intelectual.  Y clic, el círculo se completo.  Obviamente  trabajando en Washington DC  me informé de la discusión política,  pero lo más importante fue que aprendí la relación personal que existe entre esos maravillosos paisajes naturales  que adoro y nuestra responsabilidad que nos cabe como sociedad, no solo por estas tierras, sino también por el agua que bebemos y el aire que respiramos. 090313 Blog PHOTO NPLD Isabel

Y fue unos meses atrás que escuché el mismo mensaje en la Conferencia de La Casa Blanca, “Mujeres y Medio Ambiente.”  En un discurso convincente, la administradora de la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. (EPA en sus siglas en inglés), Gina McCarthy,  nos llamaba a conectar a nuestros niños  con la naturaleza, más aún, McCarthy, recalcaba la importancia de la relación visceral que tenemos que tener con la naturaleza.  McCarthy precisaba que  solo así nos daremos cuenta de lo que está en peligro si no protegemos nuestro medio ambiente.

Es por esto que una vez más, defenderé la importancia de la conexión emocional con la tierra y la naturaleza que Aldo Leopoldo y Gina McCarthy reflexionaron.  La ética intelectual sobre el tema naturalmente se desarrollará si la parte emocional está en nosotros.  Pero si carecemos de esta última, seremos sólo individuos discutiendo, no líderes.  Seamos más como el Lorax, defendamos los árboles Truffula, protejamos esos maravillosos paisajes vírgenes esparcidos por el mundo, demandemos aire y agua pura para nuestras familias y las generaciones futuras. 

 

Acerca de la autora: Isabel Long es originalmente de Chile. Labora en la Oficina de Administración de Terrenos (BLM, por sus siglas en inglés)—Estados del Este en el Departamento del Interior de EE.UU. Ella es la co-fundadora del Proyecto de Excursiones de Diversidad Juvenil de los Estados del Este en consorcio con el Sierra Club, la Coalición Nacional de Cambio Climático (NLCCC, por sus siglas en inglés), el Consejo Nacional Hispano Ambiental (NHEC, por sus siglas en inglés), y la Escuela Charter César Chávez en Washington, D.C.