Nuestras aguas no saben de fronteras

Por Allison Martin

En mi reciente visita al sur de Texas con nuestro programa de infraestructura de agua a lo largo de la frontera de EE.UU. y México, me reuní con residentes locales y me informé acerca de los retos a los cuales ellos se enfrentan debido a sistemas deficientes de tratamiento de aguas residuales. Una persona explicó cómo durante las lluvias torrenciales, ella prácticamente tiene que vadear a través de aguas contaminadas con aguas cloacales que le llegan hasta los muslos cuando  sale al patio de su casa. Una madre describió que su niño padece de problemas de la piel y estomacales debido al contacto con aguas residuales. Otra me enseñó un charco en su patio. Su hijo estaba de pie a cierta distancia. Debían haberle prohibido terminantemente que se acercara a esa charco siempre presente que se originaba de las aguas cloacales del sistema séptico deficiente. Al ver el pequeño recinto, temía que el permanecer lejos del charco no era suficiente para proteger a la familia del contacto con las aguas residuales contaminadas.

Muchas comunidades fronterizas son pobres y no pueden sufragar los gastos de construir o reparar su infraestructura de agua. Los sistemas deficientes pueden afectar significativamente el medio ambiente al derramar aguas residuales sin tratar en las carreteras, ríos y arroyos. Esto puede afectar seriamente la salud comunitaria, fomentando el riesgo de las enfermedades transmitidas por el agua como la cólera, la tifoidea, y enfermedades gastrointestinales. Desafortunadamente, estos asuntos no son aislados. Los Estados Unidos y México comparten muchos ríos y las aguas cloacales descargadas en ellos contaminan nuestros recursos hídricos compartidos.

Mi viaje reafirmó en mí la importancia de nuestro programa fronterizo EE.UU-México de infraestructura de agua. Dicho programa provee los fondos para la planificación, diseño, y construcción de sistemas de agua potable y tratamiento de aguas residuales de alta prioridad en comunidades fronterizas. Al reunirme con los residentes de la frontera pude apreciar mucho mejor la manera singular en la cual la asistencia técnica del programa ayuda a las comunidades la seleccionar el tipo de infraestructura que es mejor para ellos. El programa también enfatiza la participación comunitaria, apoderando a los residentes a involucrarse en el proceso. Más importantemente, los proyectos financiados por este programa ayudan a prevenir serios problemas de salud y medioambientales.

Para proteger la salud  y el medio ambiente de aquellas personas que consideran la frontera como su hogar, tenemos que continuar trabajando de manera colaborativa para tratar la contaminación en su fuente de origen. Nuestro programa de infraestructura de agua de la frontera entre Estados Unidos y México cumple ese cometido.

Acerca del autor: Allison Martin es una becaria de ORISE en la Oficina de Comunidades Sostenibles de la Oficina de Aguas Residuales de la EPA. Allison apoya el Programa de Infraestructura de Agua de la Frontera entre EE.UU. y México, el Programa de Agua Limpia de Territorios Indígenas y el Programa de Decentralización.