Los daños que resultan del uso de inhalantes por largo tiempo pueden disminuir o detener la actividad de las células nerviosas en algunas partes del cerebro.
Esto puede pasar en la corteza frontal, que es la parte del cerebro que resuelve problemas complejos y planifica el futuro. Mientras tanto, si los inhalantes logran entrar en el cerebelo, que es la parte del cerebro que controla los movimientos y la coordinación, pueden hacer que el usuario se mueva torpemente o con lentitud.
Los estudios demuestran que los inhalantes también pueden dañar a las neuronas en una parte del cerebro conocida como el hipocampo. El daño ocurre porque las células no reciben suficiente oxígeno.
Ya que el hipocampo ayuda a controlar la memoria, es posible que las personas que usan inhalantes repetidamente pierdan la habilidad para aprender cosas nuevas, no reconozcan cosas familiares, o tengan dificultad en seguir una simple conversación.