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Discursos y Declaraciones

Palabras de la Embajadora Lisa Kubiske en la inauguración del Segundo Gran Congreso Nacional sobre Derechos Humanos "José Manuel Capellín"

5 de diciembre de 2012

Excelentísima Designada Presidencial Maria Antonieta Guillén de Bográn,

Distinguida Secretaria en el Despacho de Derechos Humanos y Justicia Ana Pineda,

Distinguido Secretario en el Despacho de Seguridad Pompeyo Bonilla

Distinguido Secretario en el Despacho de Juventud, Marco Midence

Distinguidos representantes de la Fiscalía General, Roy Urtecho, German Enamorado y Representantes de la Policía,

Honorables miembros del Congreso Nacional

Distinguidos funcionarios del Gobierno de Honduras

Honorables miembros del Cuerpo Diplomático

Representantes de la sociedad civil y líderes

Miembros de la prensa,

Realmente como mencionó el Embajador de España, es impresionante ver la participación este año de más de 150 personas, simplemente para esta inauguración de la Semana de los Derechos Humanos. Señora Pineda, muchas gracias por darme la oportunidad de conversar con todos ustedes, unirme a todos ustedes hoy día con el fin de participar en este lanzamiento.

El mundo se une cada 10 de diciembre para conmemorar el histórico día de 1948 cuando, por primera vez, los países del mundo definen los derechos humanos fundamentales. En la forma de esa Declaración Universal de los Derechos Humanos, es por eso que se fundó. Esa declaración dio la esperanza al mundo que las indecibles violaciones a los derechos humanos que mancharon la historia humana durante la Segunda Guerra Mundial no se volvieran a repetir. Y desde la adopción de esta proclama, la comunidad internacional, vamos a decirlo francamente, no siempre ha cumplido a la altura de sus ideales, pero sí estamos comprometidos en garantizar que los derechos de todos y todas sean respetados.

La protección a los derechos humanos es desafiante, especialmente durante los tiempos de crisis. Conforme reafirmamos nuestros compromisos a la preservación y protección de nuestros derechos básicos, es importante reconocer pasos importantes que el Gobierno de Honduras ha dado para proteger los derechos humanos a pesar de los desafíos sustanciales interpuestos por la política y la seguridad.

La creación de la Secretaría de Justicia y Derechos Humanos es, tal vez, el paso más tangible y significante de estos pasos.

Como se dijo hace dos años, en noviembre del 2010, la Secretaria Ana Pineda se convirtió en la primera Secretaria de Estado de Justicia y Derechos Humanos en Honduras. Y con la creación de esta Secretaría, el Gobierno de Honduras declaró sin ambigüedad que el tema era suficientemente importante, que el gobierno invertiría recursos para el avance en su agenda en este tema e integrar las preocupaciones concernientes a los derechos humanos en todas las discusiones de políticas públicas.

Igualmente importante es el hecho de que abrió una puerta entre la sociedad civil y el gobierno. El Gobierno declaró que estaba dispuesto y listo a trabajar con las organizaciones cívicas para mejorar las condiciones de derechos humanos, incluyendo a grupos que abiertamente habían criticado a la administración.

Como sin duda alguna, la Secretaria Ana Pineda reconoce que esta Secretaría enfrenta desafíos extraordinarios, voy a mencionar algunos:

  • El desafío de asegurar que Honduras cumpla con sus obligaciones internacionales en materia de derechos humanos;
  • También promover la implementación de las recomendaciones de la Comisión de la Verdad y Reconciliación;
  • Coordinar los esfuerzos del gobierno en el combate a la esclavitud moderna; ese sí, es un tema que no avanza como debería avanzar;
  • Fortalecer los vínculos entre los grupos de la sociedad civil y el gobierno;
  • Promover, sobre todo la responsabilidad a los funcionarios de seguridad que cometan abusos de derechos humanos;
  • Desarrollar una ley para proteger a los periodistas y defensores de derechos humanos; y,
  • Desarrollo de un Plan Nacional de Derechos Humanos.

Aunque correctamente celebramos la creación de esta Secretaría de Estado, debemos reconocer que su establecimiento y buena voluntad y su dedicado liderazgo no es suficiente.

  • Con demasiada frecuencia, los periodistas hondureños continúan siendo intimidados y asesinados. No estoy diciendo que esto es problema del estado, estoy diciendo que este es problema de la sociedad.
  • Demasiados trabajadores carecen de la protección prometida por las leyes hondureñas, incluyendo el derecho de organizarse y expresar sus preocupaciones por las condiciones de trabajo sin temor a la violencia.
  • Con demasiada frecuencia, los miembros de la comunidad lesbiana, gay, bisexual y de transgénero continúan enfrentándose a la intimidación y la violencia, incluyendo a miembros de las fuerzas de seguridad, a veces, que son los responsables de su protección.
  • Demasiadas víctimas de crímenes continúan teniendo, y con razón, desconfianza en que aquellos que cometen abusos a los derechos humanos serán responsabilizados, sin importar su posición y su estatus económico.

A pesar de los valientes esfuerzos hechos por el Presidente Lobo y la Secretaria Pineda, la impunidad continúa envenenando a la sociedad.

El combate a la impunidad no es tarea fácil. Se necesita más que expresar indignación por los ataques, predicar sobre tolerancia, establecer instituciones, aunque todos ellos sean importantes. Deseo asegurarles que el pueblo de los Estados Unidos continuará trabajando con el pueblo y con el Gobierno de Honduras en estos difíciles momentos.

Programas como la Iniciativa Regional de Seguridad para América Central (CARSI) demuestran nuestro compromiso de continuar trabajando con el pueblo y gobierno, para crear una Honduras, en este caso, una Honduras más segura.

Un mayor enfoque de nuestros esfuerzos es el combate a la impunidad. Más personas respetarán los derechos de otro si saben que los infractores de la ley van a ser arrestados, enjuiciados y castigados. Entonces todo este programa de CARSI que a nivel regional ha costado hasta ahora más o menos 500 millones de dólares, incluye proyectos:

  • Para interrumpir redes criminales;
  • Construir capacidades de investigación y enjuiciamiento;
  • Incluye la implementación de programas de prevención de la violencia;y,
  • Programas para aumentar el respeto por los derechos humanos y para el Estado de Derecho.

Y todo esto, está vinculado mano a mano con los derechos humanos.

Parte del apoyo que hemos dado en forma muy concreta es la contribución al establecimiento de una Unidad de Víctimas Especiales del Ministerio Público. En menos de dos años, y voy a decir que esto es un ejemplo de que sí se puede, la Unidad ha sido responsable de arrestos a individuos involucrados en la muerte de siete periodistas y 19 miembros de la comunidad LGTB. Este éxito no sólo ha sido posible por el excelente trabajo realizado por la policía, así como por la colaboración entre los investigadores y fiscales, sino también por el apoyo inspirador dado no sólo por las organizaciones de la sociedad civil sino que también por las víctimas y por sus familiares. Necesitamos el apoyo y cooperación de todos ellos.

Aun así, si Honduras lograra la profesionalización de sus instituciones en materia de justicia penal, se vería confrontada desproporcionadamente por otros desafíos desalentadores para poder construir una sociedad que respeta plenamente los derechos humanos. Por ejemplo, estos incluyen:

  • Las oportunidades económicas que en este momento son insuficientes para la juventud hondureña;
  • La intolerancia, la violencia y la intimidación contra miembros de grupos vulnerables como son las mujeres y los defensores de derechos humanos; y,
  • La corrupción y la impunidad, particularmente en las instituciones de justicia y seguridad.

Estos no son problemas abstractos. Afectan las vidas de hondureños a diario. Todos los hondureños sufren cuando el miedo a la violencia desalienta a los miembros más valientes de esta sociedad de abogar por causas vitales como lo es la reforma a la policía, de hacer un reportaje en los medios de comunicación sobre el crimen organizado o de hacer campañas para cargos políticos.

Aplaudo a los miembros de la Alianza por la Paz y la Justicia, ¿está alguien de ese grupo aquí? quizás no, pero deben conocer este grupo. Quiero aplaudirles por su liderazgo en la promoción de un progreso significativo en hacer de las instituciones hondureñas más eficaces y responsables. Aliento también al Gobierno a continuar apoyando a la Alianza, y empoderar a la Comisión de la Reforma de la Seguridad Pública que está trabajando para abordar la corrupción en este país. Aunque no siempre haya consenso en lo referente a las recomendaciones que ellos ofrecen, sus ideas todavía merecen una consideración cuidadosa de parte de todos nosotros, y sus ideas deberían catalizar importantes debates en el Congreso Nacional.

La enormidad y complejidad de estos desafíos enfrentados por Honduras pueden ser desalentadoras. Los esfuerzos hechos por el Gobierno de Honduras han sido bastante notables, pero como el propio Presidente Lobo reconoció, aun queda mucho por hacer.

Honduras no está sola en esta lucha. Ustedes ven, que aquí están involucrados varios países, España es notable en este campo, organismos internacionales, el PNUD, UNICEF, líderes de sociedad civil, y los Estados Unidos entre otros. Los Estados Unidos continuarán apoyando los esfuerzos de nuestros socios hondureños claves en el gobierno y en la sociedad civil, quienes están trabajando para reformar las instituciones de este país y asegurar el respeto por los derechos humanos y la seguridad de todos los hondureños. Disculpe que hablé con bastante franqueza este día, pero pensé que era necesario en este momento.

Muchas gracias.