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Discursos y Declaraciones

Opinión Editorial de la Embajadora Lisa Kubiske: Detener la violencia contra las mujeres mejorará la economía y la seguridad

25 de noviembre de 2011

Este año, nuevamente se conmemoran los "Dieciséis Días de Activismo contra la Violencia de Género" que comienza el 25 de noviembre con el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres.  Aunque hemos logrado progreso hacia un mejor trato de las mujeres en muchos lugares en el mundo, está claro que la comunidad internacional y los individuos mismos deben trabajar para detener la violencia contra las mujeres y niñas, porque esto permitirá que la mujer tenga un significativo papel en la sociedad de forma que tengamos familias más estables con más ingresos y mejores oportunidades.  La violencia puede tomar muchas formas –tales como golpes, abuso sexual, o abuso emocional– y a menudo sucede dentro de las familias a puertas cerradas.  No importa la forma, el abuso de las mujeres nos afecta a todos.

En Honduras, esta violencia ha tomado un giro mortal.  De acuerdo a la Fiscalía de la Mujer, los femicidios se han incrementado significativamente de 2003-2010, con más de 351 mujeres asesinadas en 2010.  Una parte significativa de estas muertes tuvieron lugar dentro de las familias y parejas, mientras que otras son todavía una terrible consecuencia del incremento en el tráfico de drogas y el crimen organizado.  La impunidad conduce a los perpetradores de violencia a creer que nunca serán capturados o procesados.  De los 1,010 asesinatos de mujeres que tuvieron lugar de 2008 a 2010 en el país, solamente uno de cada cinco fue llevado ante los tribunales, y solamente 5.6% del total de casos de asesinatos resultaron en condenas.

La violencia de género no solamente es una ofensa a las mujeres en nuestras vidas, es una ofensa para los hombres, para los derechos humanos, y para la dignidad.  También afecta en gran medida el bienestar de nuestras comunidades.  La violencia física incrementa enormemente el riesgo de graves consecuencias médicas en las mujeres.  Esto asegura de que más niños sufrirán una mala salud, y muy pocos tendrán educación y encontrarán empleo, y se involucrarán más en las maras y el crimen, reiniciando el ciclo de violencia y contribuyendo al clima de inseguridad.  Más allá del dolor y sufrimiento individual, la violencia de género tiene una serie de efectos económicos a nivel nacional, tales como la inevitable pérdida de la inversión extranjera y la disminución de la confianza en las instituciones de un país.

Ningún país es inmune a estos costos.  En los Estados Unidos, el costo de la violencia contra la mujer sobrepasa los 10 mil millones de dólares por año.  La inversión de recursos en la prevención y el enjuiciamiento de los actos de agresión contra las mujeres podrían costar dinero al principio, pero paga enormes dividendos a largo plazo.  Se estima que la Ley de Violencia contra la Mujer de los Estados Unidos, que intensifica los esfuerzos para investigar y enjuiciar estos delitos, ha ahorrado más de 16 mil millones de dólares desde su promulgación en 1994.

Debemos hacer frente a la impunidad.  Debemos mejorar la situación de las mujeres y niñas trabajando hacia una igualdad económica e inclusión social.  Además, hombres y niños deben involucrarse para proteger a sus hermanas, hijas, y esposas de aquellos que las dañan.  Los hombres pueden ayudar a las mujeres que aman al exigir un fuerte compromiso de los líderes de su comunidad y del gobierno en este tema, el cual cambiaría las actitudes de género para que la violencia sea menor y que las mujeres y niñas sean menos vulnerables.

Esta campaña de 16 días ofrece una oportunidad para renovar el compromiso de liberar a las mujeres y niñas de la pesadilla de la violencia.  Los países no pueden progresar cuando la mitad de sus poblaciones se encuentran marginadas y maltratadas, y son objeto de discriminación.  Cuando las mujeres y niñas reciben igualdad de oportunidades en la educación, salud, empleo y participación política, ellas levantan a sus familias, sus comunidades y sus naciones.  Como señaló la Secretaria Clinton, "Invertir en el potencial de las mujeres y niñas del mundo es una de las maneras más seguras de lograr el progreso económico global, la estabilidad política y una mayor prosperidad para mujeres y hombres en todo el mundo".