Traducido del inglés: lunes, 4 de febrero, 2013
Por Julie Steenhuysen
CHICAGO (Reuters) - Un estudio sobre la primera vacuna
contra la tuberculosis (TB) en 90 años mostró que la
inmunización no brindaba un beneficio adicional a la ya
existente a la hora de proteger a bebés de la infección, un
resultado decepcionante pero no totalmente inesperado, dijeron
investigadores.
La vacuna, conocida como MVA85A, es la más avanzada de más
de una docena de inmunizaciones que actualmente están siendo
evaluadas en personas, y los científicos están indagando en los
resultados para saber por qué el ensayo falló y cómo los
resultados pueden influir en estudios futuros.
MVA85A fue desarrollada por investigadores de la Universidad
de Oxford en Gran Bretaña, con el apoyo de Aeras, Wellcome
Trust, la Comisión Europea y el Consorcio de Tuberculosis
Emergente de Oxford, un emprendimiento conjunto entre Oxford y
Emergent Biosolutions Inc.
"Obviamente, a todos nos hubiera gustado ver una mayor
protección", dijo la doctora Ann Ginsberg de Aeras, una entidad
biotecnológica sin fines de lucro con sede en Rockville,
Maryland y financiada en gran parte por la Fundación Bill &
Melinda Gates.
La actual vacuna contra la TB, conocida como Bacille
Calmette-Guérin o BCG, fue desarrollada en 1921 y se administra
rutinariamente a los bebés en los países con altas tasas de
tuberculosis para prevenir la enfermedad severa.
No obstante, la protección desaparece en unos años y la BCG
no protege contra la forma más común de tuberculosis que invade
los pulmones de los adultos y adolescentes, y que puede
contagiarse mediante la tos y los estornudos.
Para el estudio, publicado en la revista médica The Lancet,
expertos evaluaron la vacuna en casi 3.000 bebés saludables de
Sudáfrica que habían recibido la BCG. La mitad también recibió
la nueva vacuna y la mitad sirvió como grupo de control mediante
la recepción de placebo.
Luego de un período de seguimiento de alrededor de dos años,
32 bebés en el grupo que recibió la MVA85A desarrolló TB, frente
a 39 que lo hicieron en la cohorte de control, lo que implica
una mejora modesta pero estadísticamente insignificante.
Los investigadores dijeron que la protección observada en
los bebés era mucho menor que la que habían registrado en
adultos a los que se había aplicado la vacuna, y que planean
observar más detenidamente el estudio para comprender por qué.
El equipo no brindó estadísticas de cuán bien funcionó en
los adultos.
HITO
Pero pese al resultado, el estudio representa un hito.
"Este es el primer ensayo de eficacia de una nueva vacuna
contra la TB desde la Bacille Calmette-Guérin; un paso
importante en sí, y hay mucho de lo que nosotros y otros podemos
aprender del estudio y de los datos generados", señaló en un
comunicado Helen McShane, de la Universidad de Oxford, quien
desarrolló la vacuna.
En muchas otras enfermedades infecciosas, los científicos
pueden apelar a modelos animales e indicadores en la sangre
conocidos como correlatos de protección para predecir si una
vacuna funcionará en las personas. Ese no es el caso de la TB,
una enfermedad ancestral que se esconde en las células de sus
huéspedes humanos.
Como resultado, la tuberculosis debe ser evaluada en amplios
ensayos clínicos sobre seres humanos, lo que es una apuesta
costosa.
Aeras sigue comprometida. Está respaldando a seis vacunas
contra la TB en investigación, incluidas otras dos en ensayos a
gran escala, una de la unidad de vacunas Crucell de Johnson &
Johnson y otra de GlaxoSmithKline.
Ginsberg dijo que sería "un gran error para el mundo estar
desilusionado por esto y abandonar" la causa. Agregó que la TB
es "un problema demasiado urgente" y que las herramientas
actuales son "demasiado inadecuadas" para paliar la epidemia de
la enfermedad, que afecta a 9 millones de personas por año y
causa la muerte de 1,4 millones de ellas.
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