En un CES dominado por los titanes 4K de las principales firmas de la industria, ha sido una marca relativamente modesta la encargada de darnos una de las mayores sorpresas. Literal y figuradamente. Westinghouse, fabricante de televisores asequibles para Estados Unidos, ha descubierto en Las Vegas su gama 4K, capitaneada por una monumental tele de 110 pulgadas con un precio base a juego: 300.000 dólares.

La compañía, que a pesar de sus credenciales ya fue una de las primeras del mundo en poner a la venta televisores Full HD, piensa ofrecer tamaño televisor exclusivamente por encargo, y aunque su mercado se circunscribe a los Estados Unidos, un representante de Westinghouse nos ha indicado que han recibido tanto interés del extranjero que estarían trabajando en abrir un canal de distribución internacional.



Lamentablemente no hay mucho que podamos hablar sobre la calidad de imagen del aparato. Aunque en teoría el contenido reproducido era 4K nativo, por el efecto vaselina daba la impresión de que estaba mostrando vídeos ampliados desde 1080p. También hay que decir que la pantalla era un prototipo con los tornillos y la mitad de sus vísceras al aire, de forma que por ahora debemos perdonarle fallitos como el ghosting apreciado en algunos momentos. Según Westinghouse, las primeras unidades definitivas estarán disponibles para finales de marzo.

Por otro lado Westinghouse también piensa comercializar UHDTV de 50, 55 y 60 pulgadas. Estos modelos no sólo serán más pequeños que los de la competencia oriental, sino también mucho más baratos: sus precios serán de 2.500 dólares, 3.000 y 4.000 dólares, en parte porque prescindirán totalmente de funciones avanzadas como Smart TV y 3D (si bien el modelo de 65 pulgadas es capaz de reproducir contenido 4K desde un pendrive). A simple vista no parece una mala estrategia.