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Educacion

Mi Posición: En el interés de nuestra seguridad nacional, situación competitiva en el mundo, y el sistema de justicia penal, es imprescindible provocar un diálogo en un tema que implica a los tres asuntos: la educación. Nuevos números pronuncian que tanto como uno de cada dos jóvenes no está ganando su diploma de la Escuela Secundaria en nuestra nación. Para los jóvenes quines residen en nuestros distritos donde está enorme la necesidad, estos números están lejos de ser nuevos, aún menos asombrantes. Pero inclusive durante la ola de publicidad acerca del lanzamiento del  informe, no se ha podido encender una conversación nacional sobre como contrarrestar estas faltas de realizar el máximo potencial de la juventud en nuestros distritos. Esa alarma, descuidada y deplorablemente dejada a perder. Todavía seguimos estando extrañamente secretísimos y autocomplacientes.

Muchos harán una discusión del corazón, de ése para no poder equipar a estos jóvenes de las habilidades y de conocimiento que necesitaran para evitar pobreza y la criminalidad demuestra una carencia abominable de la compasión. Esto es verdad. Pero permítanme a que también haga una discusión con la razón. Estos niños no pueden permitirse el fracaso - y a nosotros tampoco nos lo debemos de  permitir. Como nación, encogemos drásticamente nuestra tasa de talento y nuestra capacidad de competir en la escala global cuando intercambiamos cuerpos en nuestros salones de la universidad con las aceras de las calles, camas en cárceles, y incluso lotes en los cementerios. Llevamos a la subida de la influencia de China y de la India y ensillamos la generación siguiente con una mano de obra inapropiada para la competición, perennemente parados e subempleados.

El coste en ser humano y capital económico es demasiado a llevar. Debemos, en lugar, encontrar dentro del depósito del talento asombroso que contiene nuestra juventud, equipándoles con las habilidades y de las experiencias que consolidarán a nuestra mano de obra y alzarán nuestra competitividad. Necesitamos reclutar y entrenar particularmente a los jóvenes de ingreso bajo para las carreras como científicos, técnicos, matemáticos, e ingenieros. Significaría manos adicionales, capaces de gestionar operaciones en nuestros puertos, nuestros hospitales, nuestras escuelas, y nuestros centros del jubilado, para dar ejemplos. América merece este esfuerzo para recuperar su reputación querida y pie económico en el nivel internacional.

No sólo América está sufriendo también estas dinámicas están lastimando a  nuestros cabritos. Mi hogar, Nueva York, gradúa al solamente 45.2 por ciento de sus estudiantes. Tiene 200.000  adolescentes y adultos desconectada en sus calles, esos de 16 a 24 años de edad fuera de la escuela y sin el empleo. Nueva York contiene a más chicos en prisiones estatales que en las residencias de la universidad. Eso significa que tenemos familias sin los padres y gente joven en paros e incapacitados de obtener un empleo. Eso significa que pasamos $80.000 por adolescente para encarcelarlo, en vez de los $10.000 que toma para educarlos. La Secretaria del  Estado Condoleezza Rice me acompañó a  visitar P.S. 154 en mi distrito el año pasado, y aunque discrepemos sobre muchas ediciones, ella y yo estábamos en acertados en la idea, como ella la puso, que " la educación y la oportunidad son prioridades de la seguridad nacional. De hecho, la ausencia de ellas sería una amenaza a la seguridad nacional."

Por años, he buscado maneras de alzar la representación de pobres y de estudiantes de minoría en el campo del servicio público. El centro de servicio público en la universidad de la ciudad de Nueva York es un paso importante en la realización de esa meta. Se centrará en el reclutamiento y la retención de minorías en los estudios graduados, ofreciéndoles un arsenal de puestos de prácticas, becas, seminarios, para prepararlos para una carrera en servicio público. Servirá como la localización del anfitrión para los acontecimientos servicio-relacionados, incluyendo presentaciones de los expertos en varios campos del orden público, e investigación innovadora, dibujando y alistando la participación de la comunidad entera de Harlem.

Mi mensaje de largo plazo al sector privado ha sido que nuestra prioridad nacional más grande debe de ser la mejora de la calidad de las asociaciones públicas y privadas para fomentar oportunidades en la educación.  He logrado a solicitar a grupos como la Cámara de los E.E.U.U. de Comercio, la mesa redonda del negocio, el club económico de Nueva York, y la sociedad de Nueva York, entre otros, a financiar mejoras en la educación.

Mi oficina y yo también trabajamos para asegurar $29 millones en concesiones de la fundación de General Electric para la mejora de la educación de escuela secundaria en  Manhattan Superior y para financiar al Departamento de Educación de Nueva York. Eso incluyó concesiones a la universidad de profesores de la Universidad de Columbia para levantar la educación de la ciencia y de la matemáticas en Harlem y a la Zona de los Niños de Harlem para que se centre avances en el logro académico y de la dirección de la comunidad. 

Durante los últimos años solamente, hemos podido asegurar casi $1 millón de dólares de la Corporación de Boeing para la juventud de la minoría para motivarles a seguir las carreras en ingeniería y para ofrecer a los veteranos de vuelta del servicio de Iraq y de Afganistán con ejercicios de formación laboral; medio millón de la academia de la ciencia de Pfizer para invertir en la educación suplemental de ciencias; y $1.5 millones de la fundación de Beaumont de América para conceder computadoras a las escuelas públicas necesitadas y las organizaciones basadas en la comunidad en el distrito.
 
Me he preocupado sobre las disparidades en la educación todas de mi vida, como alguien, que a través de la ley del Soldado Enrollado en el Ejercito, fue transformado desde una persona sin diploma secundaria hasta un licenciado como abogado. Si los críticos orientarían su atención a mi distrito - por incluso un día - sabrían enseguida que las pautas mencionadas de la educación no es apenas un problema - es una crisis. ■

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