Síntomas

El síndrome de fatiga crónica puede ser diagnosticado erróneamente o pasarse por alto porque sus síntomas son comunes a muchos otros trastornos. La fatiga, por ejemplo, se observa en cientos de enfermedades. Sin embargo, la naturaleza de los síntomas puede ayudar a diferenciar el SFC de otras enfermedades.

Síntomas primarios

Como lo indica su nombre, el síndrome de fatiga crónica es una enfermedad que viene acompañada de fatiga. No obstante, no es el tipo de fatiga que sentimos después de un día o una semana especialmente intensa, después de una noche sin dormir o de un incidente específico que cause estrés. Se trata de un cansancio intenso e incapacitante que no mejora con el descanso en la cama y puede empeorar con la actividad física o mental. Es un tipo de cansancio generalizado que produce una disminución drástica de los niveles de actividad y la resistencia.

Las personas con SFC funcionan a un nivel de actividad significativamente menor de lo que eran capaces antes de enfermar. Este trastorno lleva a una reducción sustancial de las actividades ocupacionales (del trabajo), personales, sociales o educativas.

La fatiga del SFC está acompañada de síntomas característicos que duran al menos seis meses. Estos síntomas son:

• problemas de la memoria y la concentración
• problemas de sueño
• dolor muscular persistente
• dolor en las articulaciones (sin enrojecimiento ni inflamación)
• cefaleas
• sensibilidad en los ganglios linfáticos
• aumento en el malestar (fatiga y náuseas) después de un esfuerzo
• dolor de garganta

Otros síntomas

Los síntomas mencionados anteriormente sirven para diagnosticar esta enfermedad. Sin embargo, muchos pacientes con SFC pueden presentar otros signos y síntomas, como:

• colon irritable
• depresión o problemas psicológicos (irritabilidad, cambios de estados de ánimo, ansiedad, ataques de pánico)
• escalofríos y sudores nocturnos
• alteraciones visuales (visión borrosa, sensibilidad a la luz, dolor ocular)
• alergias o sensibilidad a alimentos, olores, sustancias químicas, medicamentos o ruido
• dificultad para pensar (sensación de haberse "nublado el pensamiento")
• dificultad para mantener una posición erguida, mareos, problemas de equilibrio y desmayos

Es importante que le informe al proveedor de atención médica si presenta alguno de estos síntomas. Puede que se trate de síntomas que acompañan al SFC o que indiquen que usted tiene otro trastorno tratable. Solo un profesional de la salud puede diagnosticar el SFC.

¿Cuál es la evolución clínica del SFC?

La gravedad del SFC es distinta en cada paciente y algunas personas pueden llevar una vida normal. No obstante, para la mayoría de los pacientes sintomáticos, el SFC limita de manera sustancial las actividades laborales, educativas y familiares.

Aunque los síntomas varían de persona a persona en número, tipo e intensidad, todos los pacientes con SFC tienen en alguna medida problemas para realizar sus actividades de manera funcional. Estudios de los CDC muestran que el SFC puede ser tan incapacitante como la esclerosis múltiple, el lupus, la artritis reumatoide, las enfermedades cardiacas, la insuficiencia renal terminal, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y enfermedades crónicas similares.

El SFC a menudo sigue una evolución cíclica, alternando periodos de enfermedad y de bienestar relativo. Algunos pacientes presentan una remisión parcial o completa de los síntomas durante el curso de la enfermedad, pero estos reaparecen a menudo. Este patrón de remisión y recaída hace que sea más difícil para los pacientes con SFC controlar la enfermedad. Los pacientes que están en remisión pueden verse tentados a hacer más actividades cuando se sienten bien, lo cual conlleva a una recaída.

No se sabe qué porcentaje de pacientes con SFC se recuperan, pero algunas evidencias indican que el inicio de un tratamiento temprano representa una mejor probabilidad de mejoría. Esto significa que es importante el diagnóstico y tratamiento oportunos.