Compartir jeringas y otros equipos usados para inyectarse drogas es
una vía de transmisión de VIH bastante conocida; sin embargo, el uso de
drogas por vía intravenosa contribuye a propagar la epidemia del SIDA
mucho más allá del círculo de quienes se inyectan drogas. Usuarios de drogas
inyectables (UDI) también corren riesgo de infectarse por transmisión
sexual del VIH. Los niños nacidos de madres que contrajeron el VIH por
compartir jeringas o tener relaciones sexuales con un UDI también pueden
contraer la infección.
Desde que comenzó la epidemia,
el uso de drogas por vía intravenosa ha sido la causa directa o indirecta
de más de un tercio (36%) de los casos de SIDA en Estados Unidos. Esta
tendencia alarmante parece mantenerse invariable. En el año 2000,
de los 42,156 nuevos casos de SIDA reportados, 11,635 (es decir, 28%)
estuvieron asociados con el consumo de drogas por vía intravenosa.
Las comunidades raciales y étnicas minoritarias de Estados Unidos son
las más afectadas por el SIDA asociado con el consumo de drogas por vía
intravenosa. En el año 2000, los UDI representaban 26% del total
de los casos de SIDA en la población de origen africano y 31% entre los
adultos y adolescentes hispanos, en comparación con 19% del total de casos
entre adultos y adolescentes de raza blanca.
Entre las mujeres adultas y adolescentes se observa una mayor proporción
de casos de SIDA relacionados con un UDI que entre los hombres. Desde
que comenzó la epidemia, 57% del total de los casos de SIDA entre las
mujeres estadounidenses han sido atribuidos al consumo de drogas por vía
intravenosa o a relaciones sexuales con parejas que se inyectan drogas,
en comparación con 31% de casos entre los hombres.
Las drogas no inyectadas (como la cocaína tipo "crack") también contribuyen
a la propagación de la epidemia cuando los usuarios intercambian favores
sexuales por drogas o dinero, o cuando tienen relaciones sexuales de alto
riesgo, que normalmente no tendrían en condiciones normales. Un estudio
realizado por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades
entre más de 2,000 adultos jóvenes residentes de tres zonas desfavorecidas
de grandes ciudades, reveló que los fumadores de crack eran tres veces
más propensos a quedar infectados con VIH que los no consumidores.
Las estrategias dirigidas a los UDI deben ser amplias
Las operaciones de amplio alcance para la prevención de VIH dirigidas
a los adictos a las drogas deben proporcionar educación sobre la forma
de prevenir la transmisión del virus por vía sexual.
Existen numerosos estudios que evidencian que los consumidores de drogas
corren riesgos de contraer VIH debido a sus conductas en cuanto al consumo
de drogas y las relaciones sexuales, lo cual también pone en peligro a
sus parejas. Los programas amplios deben suministrar la información, las
habilidades y el apoyo necesarios para reducir ambos riesgos. Los investigadores
han descubierto que muchos programas orientados a reducir las conductas
sexuales de riesgo entre los consumidores de drogas, han incrementado
significativamente la práctica de relaciones sexuales seguras (que incluyen
usar condones y evitar las relaciones sexuales sin protección) entre los participantes
de dichos programas.
Los tratamientos contra el consumo
indebido de drogas contribuyen a la prevención del VIH, pero los cupos
de tratamiento son limitados.
En Estados Unidos, el consumo y la dependencia de las drogas se han
generalizado entre la población. Los expertos en general coinciden en
que existe aproximadamente un millón de UDI activos en el país, así como
muchos otros que utilizan drogas no inyectadas o consumen alcohol de manera
indebida. Evidentemente, la necesidad de tratamientos de desintoxicación
supera por un amplio margen nuestra capacidad de suministrarlo. Un tratamiento
efectivo contra el consumo de substancias tóxicas que ayude a los afectados
a suspender el consumo de drogas no sólo elimina el riesgo de la transmisión
de VIH al compartir jeringas contaminadas, sino que también reduce el
riesgo de que los consumidores adopten conductas peligrosas que puedan
conllevar a la transmisión del virus por vía sexual.
En el caso de los consumidores
de drogas por vía intravenosa que no pueden o no quieren dejar de consumirlas,
el uso de agujas y jeringas estériles sólo una vez sigue siendo
la manera más segura y efectiva de limitar la transmisión de VIH.
A fin de minimizar el riesgo de transmisión de VIH, los UDI deben tener
acceso a programas educativos que los ayuden a proteger su salud. Se les
debe recomendar que, cuando se inyecten, siempre usen equipos estériles;
se les debe advertir que jamás utilicen jeringas, agujas u otros utensilios
para inyectarse que hayan sido usados previamente; y se les debe informar
que el uso de agujas que han sido limpiadas con cloro u otros desinfectantes
no es tan seguro como utilizar agujas nuevas y estériles.
Es importante tener acceso a equipos de inyección estériles, pero no es suficiente.
Para prevenir la propagación del VIH por el consumo de drogas por vía
intravenosa es necesario un enfoque de amplio alcance que incorpore varios
principios básicos:
- garantizar la coordinación y la colaboración entre todos los proveedores de servicios para los UDI, sus parejas sexuales y sus hijos;
- asegurar la cobertura, el acceso y la calidad de las intervenciones;
- reconocer y superar el estigma asociado al consumo de drogas por vía intravenosa; y
- establecer servicios y programas adaptados a las distintas comunidades y características de los UDI.
Las estrategias de prevención deberían incluir los siguientes objetivos:
- prevenir el inicio del consumo de drogas por esta vía;
- utilizar los programas comunitarios para llegar a los consumidores
de drogas en las calles;
- mejorar el acceso a programas de tratamiento de alta calidad contra
el consumo de drogas;
- institucionalizar programas de prevención de VIH en las cárceles y
prisiones;
- proporcionar asistencia médica a los UDI infectados con VIH; y
- hacer que los UDI y sus parejas tengan acceso a pruebas de VIH y a
programas de orientación para reducir el riesgo de contraer el virus.
Se necesita con urgencia una
mejor integración de todos los servicios de prevención y tratamiento.
La prevención y el tratamiento del VIH, la lucha contra el consumo de
drogas y alcohol así como los servicios de prevención y tratamiento de
las enfermedades de transmisión sexual deben estar mejor integrados a
fin de aprovechar las múltiples oportunidades de los programas educativos.
En primer lugar, para ayudar a las personas no infectadas a seguir evitando
el virus; en segundo lugar, para brindar asistencia a los portadores del
virus con el propósito de que se mantengan en buen estado de salud; y
en tercer lugar, para ayudar a los individuos infectados con VIH a adoptar
y seguir conductas que impidan que se expongan a riesgos y transmitan
el virus a otros.
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