Departamento de Educación de los Estados Unidos
Rod Paige
Secretario
Oficina de Asuntos Intergubernamentales e Interagenciales
Laurie M. Rich
Subsecretaria
John McGrath
Director Principal, Servicios Comunitarios y Colaboraciones
Menahem Herman
Director, Unidad de Colaboraciones Educativas y Participación de la Familia
Mayo de 2003.
Este folleto es del dominio público. Se autoriza por este medio su reproducción total o parcial. Si bien no es necesario obtener permiso para la reimpresión de esta publicación, deberá hacerse mención de lo siguiente: U.S. Department of Education, Office of Intergovernmental and Interagency Affairs, Educational Partnerships and Family Involvement Unit, Homework Tips for Parents, Washington, D.C., 2003.
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La tarea escolar ha formado parte de la vida de los estudiantes desde los comienzos de la escolarización formal en los Estados Unidos. Sin embargo, algunas veces esta práctica ha sido aceptada y otras veces rechazada por educadores y padres. Esto se ha debido a que la tarea puede tener efectos tanto positivos como negativos en el aprendizaje y las actitudes de los estudiantes hacia la escuela.
A principios del siglo veinte, se consideraba la mente como un músculo que se podía fortalecer mediante el ejercicio mental. La tarea escolar se veía con buenos ojos porque los ejercicios se podían realizar en casa. Durante la década de los cuarenta, el método de enseñanza empleado en las escuelas sufrió un cambio con el cual se comenzó a poner menor énfasis en el aprendizaje por memoria y mayor énfasis en la resolución de problemas. La tarea escolar perdió su aceptación porque se vinculaba estrechamente con la repetición de las lecciones. En los años cincuenta, los norteamericanos se preocupaban por que la enseñanza careciera de rigor y no dejara a los estudiantes preparados para las nuevas tecnologías tales como las computadoras. Se creía que la tarea escolar podía servir para acelerar el proceso de aprendizaje.
En la década de los sesenta, educadores y padres se preocupaban que la tarea escolar no dejaba a los estudiantes suficiente tiempo para la experiencia social, las actividades de recreo al aire libre y las actividades creativas. Dos décadas después, durante los años ochenta, la tarea escolar tomó auge nuevamente porque se veía como una manera de parar la creciente mediocridad en la educación norteamericana. Durante los años noventa, continuó el movimiento en favor del mayor uso de la tarea escolar, acuciado por la implantación de requisitos académicos cada vez más rigurosos.
La tarea escolar puede tener un efecto muy beneficioso en los niños pequeños. Puede ayudarles a recordar y comprender el trabajo realizado en la clase. La tarea escolar puede ayudar a los estudiantes a adquirir hábitos y métodos de estudio que les serán de gran utilidad aun después de graduarse de la escuela. Puede enseñarles que se puede aprender en cualquier lugar, no sólo en el aula. La tarea escolar también puede beneficiar a los niños de otras maneras generales. Por ejemplo, puede ayudar a cultivar en ellos rasgos de carácter positivos tales como la independencia y la responsabilidad. La tarea escolar puede enseñar a los niños cómo aprovechar mejor el tiempo.
Si la tarea escolar no se asigna ni se controla de manera adecuada, también puede tener efectos negativos en los niños. Los educadores y los padres temen que los estudiantes se puedan aburrir si se les obliga a dedicar demasiado tiempo a la tarea escolar. La tarea escolar puede impedir que los niños y los jóvenes participen en actividades recreativas y de la comunidad, las cuales también sirven para enseñarles importantes lecciones que podrán aplicar a su vida como adultos. La tarea escolar puede tener como consecuencia rasgos de carácter indeseables, cuando ella fomenta las prácticas deshonestas, por ejemplo cuando los estudiantes se copian las tareas o reciben ayuda más allá de lo debido.
Para los educadores y los padres, no se trata de determinar si la lista de efectos positivos o negativos es la más correcta. En ciertos respectos, ambas listas son correctas. A los padres y a los educadores les corresponde aprovechar al máximo los beneficios de la tarea escolar y reducir al mínimo los costos.
La pregunta más importante sobre la tarea es "¿Cuánta tarea deben hacer los estudiantes?" Los expertos están de acuerdo en que la cantidad de tarea escolar debe depender de la edad y el nivel del estudiante. Muchos grupos nacionales de maestros y padres, incluyendo la Asociación Nacional de Padres y Maestros (National Parent Teacher Association o PTA), afirman que la tarea escolar es más eficaz para los niños del jardín infantil hasta el segundo grado cuando no excede de 10 a 20 minutos por día. Los alumnos de tercer a sexto grado pueden beneficiarse de 30 a 60 minutos de tarea por día. Los estudiantes de secundaria tanto de junior high school como de senior high school (es decir, entre el séptimo y el doceavo grado) pueden beneficiarse con más tiempo de tarea escolar, y la debida cantidad puede variar de una noche a otra.
Leer en casa es sumamente importante para los niños pequeños. Cuando se asignan tareas de lectura que sean interesantes para los alumnos, los tiempos señalados arriba pueden alargarse un poco.
Estas recomendaciones son coherentes con las conclusiones a las que han llegado muchos estudios sobre la eficacia de la tarea. La investigación ha revelado que para los niños pequeños las tareas más cortas con mayor frecuencia pueden ser más eficaces que las tareas más largas con menor frecuencia. Esto se debe a que los niños pequeños tienen una capacidad de atención muy corta y necesitan tener la sensación de haber logrado cumplir con un deber.
La tarea escolar suele tener uno o múltiples propósitos. El propósito más común es mandar a los estudiantes a practicar las lecciones presentadas en la clase. La tarea de práctica tiene por objetivo reforzar el aprendizaje y ayudar al estudiante a dominar aptitudes específicas. La tarea de preparación sirve como introducción de una lección que se presentará después en la clase. Con estas tareas se pretende ayudar a los estudiantes a aprender mejor la nueva lección cuando ella se aborde durante la clase. Con la tarea de extensión se le pide al estudiante aplicar a nuevas situaciones los conocimientos o las aptitudes que ellos ya poseen. Con la tarea de integración se requiere que el estudiante aplique diversas aptitudes a un solo deber, como es el caso de las reseñas de libros, los proyectos de ciencia, o la creación de trabajos literarios.
En particular, se ha comprobado que la tarea de matemáticas es más importante durante los últimos años de la escuela primaria y durante toda la secundaria y menos importante durante los primeros grados de la primaria. Esta tarea comienza a tener importancia a partir del cuarto grado y va tomando cada vez más importancia durante los grados superiores de la secundaria.
La investigación científica realizada sobre este tema también revela que la participación de los padres puede tener un impacto positivo o negativo en el valor de la tarea. La participación de los padres puede ayudar a acelerar el proceso de aprendizaje de su hijo. La tarea escolar puede incluir a los padres en el proceso de enseñanza. Puede ayudar a los padres a apreciar más la educación. Puede darles la oportunidad de expresar a sus hijos actitudes positivas sobre la importancia de la obtención de buenos resultados en la escuela.
Pero la participación de los padres también puede interferir con el aprendizaje. Por ejemplo, los padres pueden confundir a los niños cuando sus métodos de enseñanza son diferentes de los que se usan en la clase. Es posible que la participación de los padres en la tarea de sus hijos impida su progreso académico cuando los padres terminan los trabajos que sus hijos son capaces de hacer por sí mismos.
Cuando las madres y los padres se interesan por la tarea de sus hijos, puede mejorarse la comunicación entre la escuela y la familia. Esto puede ayudar a aclarar para los padres lo que se espera de los estudiantes. Puede dar a los padres una buena idea de lo que los estudiantes están aprendiendo y cómo le está yendo a su hijo en la escuela.
Según indica la investigación científica, si un alumno tiene dificultades con la tarea, los padres deben intervenir prestando mucha atención. Deben esperar que el maestro solicite mayor ayuda de ellos. Si un alumno está obteniendo buenos resultados en la escuela, sus padres deben considerar la posibilidad de cambiar su forma de intervención y comenzar a apoyar las decisiones tomadas por su hijo sobre cómo hacer la tarea. Los padres deben permitir que su hijo cumpla con las tareas de manera independiente.
Como lo indica esta breve introducción, la tarea escolar puede ser una manera efectiva de ayudar a los estudiantes a aprender mejor y de darles a los padres la oportunidad de expresar su aprecio por la escuela. Es necesario tener expectativas realistas respecto a los efectos de la tarea escolar porque muchos factores pueden influir en el impacto de los resultados de la tarea, sobre todo durante los primeros grados de la escuela primaria.
Las reglas y prácticas relativas a la tarea deben dar a los maestros y los padres la flexibilidad de tomar en cuenta las necesidades y las circunstancias particulares de cada estudiante. De esa manera, se puede aprovechar al máximo los efectos positivos de la tarea y reducir al mínimo los efectos negativos.
Esta publicación se elaboró para ser fácil de usar. "Consejos prácticos para los padres sobre latarea escolar" puede utilizarse de manera efectiva en diversos modos. Por ejemplo:
Este documento puede descargarse del sitio Web www.ed.gov. Usted puede usar este enlace electrónico para difundir el documento mediante un listserv, correo electrónico, o para la exhibición de los consejos en otros sitios Web.
Las familias pueden utilizar estos consejos en casa, cuando se ofrecen como voluntarios en la escuela, o cuando prestan servicio de tutor en su iglesia local o grupo comunitario.
Los maestros pueden crear una lista de actividades que complementen los consejos. Los maestros pueden exhibir los consejos en el salón de clase, usarlos en reuniones con los padres, organizar talleres basados en ellos, y usarlos para orientar a los padres en la elaboración de programas de tarea para sus hijos. Se puede enviar a la casa de cada alumno una circular con los consejos y una lista de objetivos a cumplirse durante el año escolar, como medio de incluir a los padres en la enseñanza de sus hijos dentro y afuera del aula.
"Consejos prácticos para los padres sobre la lectura", otra publicación de la serie "Consejos prácticos para los padres" es fácil de usar y copiar. Para obtener copias de esta publicación, visite www.ed.gov o llame gratuito a 1-877-4ED-PUBS.
Proporcione un lugar tranquilo y bien iluminado para hacer la tarea. Evite que su hijo o hija haga la tarea escolar con la televisión encendida o en lugares con otras distracciones, tales como el ir y venir de las personas.
Ponga a disposición de su hijo los materiales necesarios, como el papel, los lápices y un diccionario. Pregunte a su hijo si se necesitarán materiales especiales para algunos proyectos y consígaselos con anticipación.
Ayude a su hijo a aprovechar bien el tiempo. Establezca un tiempo fijo cada día para la tarea. No permita que su hijo deje la tarea hasta la última hora antes de acostarse. Considere la posibilidad de usar una mañana o una tarde de un fin de semana para los proyectos grandes, especialmente si el proyecto implica reunirse con los compañeros de clase.
Sea positivo respecto a la tarea. Recalque a su hijo la importancia de la escuela. La actitud que usted expresa sobre la tarea escolar será la misma actitud que adquirirá su hijo.
Cuando su hijo hace la tarea escolar, haga usted tareas también. Demuestre a su hijo que las aptitudes que se están aprendiendo en la escuela guardan relación con lo que usted hace como adulto. Si su hijo está leyendo, usted lee también. Si su hijo está haciendo matemáticas, saque usted el balance de su cuenta corriente.
Cuando su hijo pide ayuda, oriéntelo, no le dé la respuesta. Si usted le da la respuesta a su hijo, él no aprenderá la lección. Darle demasiada ayuda a su hijo, le enseña que cuando las cosas se ponen difíciles, alguien hará el trabajo por él.
Cuando el maestro pide que usted desempeñe un papel en la tarea de su hijo, hágalo. Colabore con el maestro. Esto demuestra a su hijo que la escuela y la familia forman un equipo. Siga las indicaciones que el maestro le da.
Si el propósito de la tarea escolar es que su hijo la haga solo, no se acerque. Demasiada intervención de los padres puede impedir que la tarea escolar tenga ciertos efectos positivos. La tarea escolar es una estupenda manera de ayudar a inculcar en los niños la capacidad de aprender por su cuenta durante el resto de su vida.
Manténgase informado. Hable con el maestro de su hijo. Trate de conocer el propósito de la tarea y las reglas de la clase de su hijo.
Ayude a su hijo a determinar cuáles tareas son difíciles y cuáles son fáciles. Pídale a su hijo que haga primero la tarea difícil. Esto garantiza que él o ella esté lo más alerta posible al enfrentar los desafíos más grandes. De esta manera, cuando su hijo comience a fatigarse, le parecerá que las tareas más fáciles se terminan rápido.
Observe bien a su hijo para detectar señales de fracaso y frustración. Permita que su hijo tome descansos breves si está teniendo dificultades para concentrarse en la tarea.
Recompense el progreso en la tarea. Si su hijo ha logrado cumplir bien con la tarea y se está esforzando mucho, celebre su éxito con un evento especial (por ejemplo, una pizza, un paseo, una excursión al parque) para reforzar el esfuerzo positivo.
Pídale a su hijo o hija que le lea a usted en voz alta todas las noches.
Elija un lugar tranquilo, sin distracciones, en donde su hijo pueda hacer su tarea de lectura cada noche.
Mientras su hijo está leyendo, indíquele patrones de ortografía y pronunciación como por ejemplo los de esta serie de palabras "casa", "pasa" y "masa".
Cuando su hijo le está leyendo en voz alta y comete errores, señálele las palabras que leyó mal y ayúdele a leerlas correctamente.
Después que su hijo se detenga para corregir una palabra que leyó mal, pídale que lea de nuevo la oración completa desde el principio para ver si él o ella entiende lo que dice la oración.
Pídale a su hijo que le cuente en sus propias palabras lo que sucedió en la historia.
Para verificar si su hijo ha comprendido lo que está leyendo, párelo de vez en cuando y hágale preguntas sobre los personajes y los sucesos de la historia.
Pregunte a su hija por qué cree que un personaje se portó de cierta manera y pídale que justifique su respuesta con información obtenida de la historia.
Antes de llegar al final de la historia, pregunte a su hijo qué cree que va a suceder después y por qué.
Anime a su hijo a usar un cuaderno para todas sus tareas de matemáticas.
Es importante comprender el progreso que su hijo está haciendo en las matemáticas. Consulte con su hijo sobre sus tareas de matemáticas todos los días.
Si usted no entiende las tareas de matemáticas de su hijo, comuníquese frecuentemente con su maestro.
Si su hijo está teniendo dificultades en las matemáticas, póngase en contacto con el maestro para saber si su hijo está trabajando al nivel de su grado y, si no, para enterarse de lo que usted puede hacer para mejorar el progreso académico de su hijo.
Solicite que el maestro programe sesiones de atención especial en matemáticas después de las horas de clase, si su hijo realmente necesita ayuda adicional.
Promueva junto con el director de la escuela el uso de programas de tutores compañeros en matemáticas. Estos programas de tutores compañeros que están basados en la investigación científica, han dado resultados comprobados y los estudiantes disfrutan mucho de ellos.
Use los quehaceres domésticos como oportunidad de reforzar el aprendizaje de las matemáticas, como por ejemplo las actividades de cocina y de reparación.
Trate de enterarse de cómo se le están enseñando las matemáticas a su hijo, y no enseñe estrategias ni atajos o trucos que contradigan el método que el maestro está empleando. Consulte con el maestro y pregunte qué puede hacer usted para ayudar. Pregunte al maestro sobre recursos en Internet que usted pueda aprovechar con su hijo en casa.
Al principio del año escolar, pídale al maestro de su hijo una lista de sugerencias que le permitan a usted ayudar a su hijo con la tarea de matemáticas.
El 8 de enero, 2002, el Presidente George W. Bush promulgó la ley No Child Left Behind Act of 2001 (NCLB), conocida en español por Que Ningún Niño Se Quede Atrás. Esta ley representa su plan de reforma educativa y contiene algunos de los cambios más radicales en la Elementary and Secondary Education Act o Ley de Educación Primaria y Secundaria, desde su promulgación en 1965. Dicha legislación cambia el papel federal en la educación pidiendo a las escuelas de los Estados Unidos que describan su eficacia en términos de los logros o el rendimiento de cada estudiante. La ley contiene los cuatro principios fundamentales de la reforma educativa del Presidente.
En resumen, esta leyen colaboración con los padres, las comunidades, la dirección de la escuela y los maestrospretende garantizar que todos los niños en los Estados Unidos de América reciban una excelente educación y que ningún niño se quede atrás.
Para obtener mayor información sobre la ley No Child Left Behind, cuyo título oficial en español es Que Ningún Niño Se Quede Atrás, o para suscribirse al boletín The Achiever, el cual contiene una gran cantidad de anuncios, eventos y noticias, visite www.NoChildLeftBehind.gov. Si tiene preguntas acerca del Departamento de Educación de los Estados Unidos y sus programas, llame al 1-800-USA-LEARN.
Deseamos reconocer al siguiente personal del Departamento de Educación de los Estados Unidos que jugó un papel decisivo en la elaboración y la realización de estos materiales.
Oficina del Asesor Jurídico General
Philip Rosenfelt
Oficina de Asuntos Intergubernamentales e Interagenciales
John McGrath, Director Principal, Servicios Comunitarios y Colaboraciones, Menahem Herman,
Director, Unidad de Colaboraciones Educativas y Participación de la Familia,
Linda Bugg, Linda Cuffey, Carrie Jasper, Elliot Smalley, Amy Short, Personal de Colaboraciones Educativas y Participación de la Familia.
Oficina de Asuntos Públicos
Jacquelyn Zimmermann
Last Modified: 04/24/2006
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