En experimentos anteriores, los investigadores se preguntaron si el crecimiento canceroso requería a la angiogénesis. Los científicos removieron un tumor canceroso de un animal de laboratorio e inyectaron algunas de las células cancerosas en un órgano normal removido de la misma variedad de animal. El órgano entonces se colocó en una cámara de vidrio y una solución de nutrientes se administró en el órgano para mantenerlo vivo por una semana o dos. Los científicos encontraron que las células cancerosas se convirtieron en tumores pequeños pero no pudieron unirse a los vasos sanguíneos del órgano. Como resultado, el crecimiento del tumor se detuvo en un diámetro de alrededor de 1 ó 2 mm. Sin la angiogénesis, el crecimiento del tumor se detuvo.
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