Estados Unidos y la Unión Europea acordaron expandir sus lazos económicos reduciendo las cargas regulatorias a la integración transatlántica y liberalizando los servicios aéreos.
El presidente George W. Bush elogió el plan, diciendo que: “Es una declaración sobre la importancia del comercio. Es un compromiso para eliminar las barreras comerciales. Es el reconocimiento de que mientras más se acerquen Estados Unidos y la Unión Europea, más se beneficiarán nuestros pueblos”.
Como parte del compromiso para una integración económica más estrecha, Estados Unidos y la Unión Europea establecerán un Marco para Impulsar la Integración Económica, con el objeto de eliminar diferencias regulatorias innecesarias en unas cuarenta áreas, que incluyen dispositivos y servicios médicos, equipos eléctricos, químicos y estándares automovilísticos.
Estados Unidos y la Unión Europea ya tienen un intercambio comercial que supera los dos mil millones de dólares en bienes y servicios diariamente.
Estados Unidos y la Unión Europea también firmaron un histórico tratado para liberalizar el transporte aéreo.
El Acuerdo de Transporte Aéreo reemplazará los acuerdos bilaterales de Estados Unidos y los miembros de la Unión Europea.
Una vez que el pacto se implemente en 2008, todas las líneas aéreas que califiquen podrán volar a los veintisiete estados miembro de la Unión Europea.
Este acuerdo, dijo la Secretaria de estado norteamericana Condoleezza Rice, “da inicio a una era de liberalización comercial sin precedentes para un área que comprende el 60 por ciento del tráfico aéreo civil.”
Funcionarios de Estados Unidos y la Unión Europea también hablaron de los países preocupantes, incluyendo Irán.
El presidente Bush subrayó la necesidad de “enviar un mensaje unificado a los iraníes, respecto a que su desarrollo de armas nucleares es inaceptable para la paz”.
La integración económica transatlántica y la alianza entre Estados Unidos y la Unión Europea están basadas en valores comunes, en particular la profunda convicción, compartida, de que la paz, la prosperidad y el desarrollo humano dependen de la protección de las libertades individuales, los derechos humanos y el imperio de la ley.