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28 febrero 2008

Avances tecnológicos preparan biocombustibles para un futuro limpio

Industria debe responder a preocupaciones sobre disponibilidad de alimentos

 
Biocombustibles como el etanol del maíz y la caña de azúcar pueden ayudar a reducir el calentamiento mundial. (© AP Images)
Biocombustibles como el etanol del maíz y la caña de azúcar pueden ayudar a reducir el calentamiento mundial. (© AP Images)

Washington – La biomasa ha sido una fuente confiable y sencilla de energía desde que los primeros humanos quemaron leña por primera vez al menos hace 400.000 años. En la actualidad, guiados por una necesidad urgente de reducir la dependencia de combustibles fósiles, los avances tecnológicos propulsan a la biomasa hacia el futuro.

Muchos consideran los biocombustibles, un importante subconjunto de biomasa, como alternativas limpias y renovables a los combustibles fósiles para uso en los transportes. Otros afirman que los biocombustibles, como el etanol de maíz, comprometen las tierras de cultivo mundiales, la disponibilidad alimentaria y que las soluciones a la tecnología que no se basa en alimentos para tales problemas, estarán disponibles en un futuro distante.

La biomasa, que se define como cualquier material orgánico, incluye los desechos de aserradero, rastrojos forestales, productos agrícolas derivados, desechos humanos y animales, componentes orgánicos de desechos municipales e industriales y muchos más.

Dependiendo del material orgánico involucrado, la biomasa puede utilizarse para producir una variedad de productos comunes, entre los que se incluyen plásticos, polímeros, alfombras, telas, detergentes, lubricantes y combustibles para transportes.

A diferencia de otras fuentes de energía renovables como la energía solar o eólica, la biomasa puede convertirse directamente en biocombustibles líquidos tales como etanol y biodiésel. Estos son algunos de los usos de la biomasa que están creciendo más rápidamente.

Según la Asociación de Combustibles Renovables (RFA), con sede en Washington, la producción mundial de etanol fue de casi 51.100 millones de litros en 2006 y sigue en aumento a medida que las naciones intentan reducir las importaciones de petróleo, impulsar la economía rural y mejorar la calidad del aire. Se espera también que las crecientes preocupaciones sobre las emisiones de gases de efecto invernadero y las reservas mundiales de petróleo que disminuyen cada vez más, impulsen su producción.

“Existe un rápido crecimiento en la producción de etanol en todo el mundo”, dijo al Servicio Noticioso desde Washington Bill Holmberg, de la junta directiva del Consejo Estadounidense de Energías Renovables (ACORE). “Estados Unidos tiene la mayor capacidad de producción, Brasil es segundo; otros países están desarrollando su industria de etanol”. 

Canadá, China, India y países en América Latina están desarrollando también programas de biocombustibles.

ALIMENTOS Y COMBUSTIBLE

El etanol es un combustible alcohólico hecho de los azúcares encontrados en granos como el maíz, sorgo y trigo, así como en la piel de las papas, el arroz, la caña y la remolacha de azúcar.  

“Brasil produce etanol casi exclusamente de la caña de azúcar”, dijo Tom Foust, gerente de Tecnología del Programa de Biomasa del Laboratorio Nacional de Energía Renovable (NREL) del Departamento de Recursos Energéticos de Estados Unidos, al Servicio Noticioso. “En Estados Unidos, el etanol proviene casi exclusivamente del maíz”.

El estiércol de estas vacas de la finca Oak Bluff Dairy Farm en Maryland es fuende renovable de biomasa y gas metano. (© AP Images)
El estiércol de estas vacas de la finca Oak Bluff Dairy Farm en Maryland es fuende renovable de biomasa y gas metano. (© AP Images)

Europa no intenta producir el etanol tan agresivamente como Estados Unidos, Brasil y China, indicó Foust, principalmente porque ese continente se mueve rápidamente hacia una flota de transporte propulsada con diésel y, el etanol no es un sustituto para el diésel. Sin embargo, el biodiésel, un combustible producido de las grasas o lubricantes como la grasa reciclada de restaurantes, puede usarse en máquinas diésel sin necesidad de modificar el motor.

China está desarrollando a gran velocidad un programa de biocombustibles, agregó Foust, pero “ha establecido una moratoria completa al etanol basado en productos alimenticios debido a la preocupación sobre los alimentos contra el combustible. En la actualidad desarrollan lo que llaman tecnologías de generación 1,5 y de 2ª generación”.

Los combustibles de generación 1,5 se producen de fuentes de alimentos menos críticas como el sorgo dulce y la mandioca; los combustibles de 2ª Generación se producen de fuentes no alimenticias como la celulosa de las plantas, árboles, hierba y desechos. La celulosa forma gran parte de la masa de plantas leñosas y desecho de cultivos, pero en la actualidad, separarla en combustibles líquidos es difícil y costoso.

Los científicos de NREL, localizado en Golden, Colorado, han trabajado con biocombustibles desde 1978.

“Las muy buenas noticias”, expresó Foust, “son que hemos progresado mucho a través de los años. La situación en este momento es que estamos a punto de lograr que estas tecnologías de 2ª Generación sean rentables para producir etanol y gasolina al precio actual del petróleo crudo”.

2ª GENERACIÓN

En febrero de 2007, el Departamento de Recursos Energéticos anunció que invertirá 385 millones de dólares durante cuatro años en seis proyectos de biorefinerías, que producirán más de 494 millones de litros (130 millones de galones) de etanol celulósico al año. Esos fondos, combinados con las contribuciones de seis compañías, representan una inversión en biorefinerías por valor de más de 1.200 millones de dólares.

Los proyectos apoyan de manera directa la iniciativa Veinte en Diez (Twenty in Ten Initiative) del presidente Bush, una de cuyas metas es aumentar el uso de los combustibles y alternativas renovables en el sector de transportes al equivalente de 132.500 millones de litros de etanol anualmente para 2017.

En septiembre de 2007, el Panel de Desarrollo Sostenible de la 20ª Convención de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), consideró el potencial sostenible de los biocombustibles y las políticas gubernamentales para apoyarlas.

En su informe, los participantes a la reunión concluyeron que “el potencial de las tecnologías actualmente seleccionadas – el etanol y el biodiésel – para ofrecer una mayor contribución a las demandas energéticas del sector de transporte sin comprometer los precios de los alimentos y el ambiente, es muy limitado”.

Al mismo tiempo, se concluyó que “según Jacques Diouf, director general de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación en el diario The Financial Times de 15 de agosto de 2007), la bioenergía brinda una oportunidad de mejorar el crecimiento de muchos de los países más pobres del mundo, al ofrecer un renacimiento agrícola y suministrar energía moderna a un tercio de la población mundial”.

En NREL, los científicos colaboran con sus homólogos en Europa, Brasil, China e India para avanzar la tecnología y asegurar que sea sostenible a largo plazo, afirmó Foust.

“Todos necesitamos trabajar juntos para asegurar el desarrollo de los biocombustibles”, agregó Foust, “no en forma que sea mejor para un país en particular, sino de manera que sea mejor para todo el mundo”.

Más información, en inglés, sobre biomasa y biocombustibles, está disponible en el sitio de Internet del Laboratorio Nacional de Energía Renovable.

El Servicio Noticioso desde Washington es un producto de la Oficina de Programas de Información Internacional del Departamento de Estado de Estados Unidos. Sitio en la Web: http//usinfo.state.gov/esp)

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