Sello del Departamento de Justicia

Comentarios preparados por el Secretario de Justicia de los Estados Unidos
Alberto R. Gonzales en el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos

LONDRES, INGLATERRA
7 DE MARZO DE 2006

Muchas gracias. Es un privilegio estar aquí, y agradezco la oportunidad de intercambiar opiniones sobre nuestra lucha compartida para proteger a nuestros ciudadanos contra la amenaza continua del terrorismo global.

Como sociedades democráticas ancladas en las libertades civiles y el imperio de la ley, los Estados Unidos y Europa enfrentan enormes desafíos en lo que se refiere a contar con una respuesta eficaz a la amenaza terrorista. Seamos francos: los Estados Unidos y algunos de sus aleados democráticos más allegados han estado en desacuerdo con relación a cómo abordar ciertos aspectos de la lucha contra el terrorismo. La guerra en Irak y problemas asociados a la detención de terroristas y combatientes extranjeros son sumamente difíciles y han causado inquietud especial. Sin embargo, deseo comenzar por hacer hincapié en que hemos asumido el compromiso de trabajar unidos a nuestros aleados y asociados, con pleno respeto por nuestras soberanías nacionales respectivas, y deseamos continuar embarcados en un diálogo abierto y constructivo sobre estos asuntos complejos. Es precisamente eso lo que me trae aquí hoy.

Sin bien estos problemas son complejos, no debemos permitir que el consenso entre los Estados Unidos y Europa en el combate al terrorismo se debilite debido a diferencias con relación a cómo abordamos la lucha. Nuestro predominio en esta batalla global es esencial para todos nosotros - y solo a través de una asociación fuerte continua entre los Estados Unidos y Europa podremos desmantelar conspiraciones de militantes, destruir su capacidad de cometer actos terroristas y dar a millones de personas en una región problemática una alternativa esperanzada para la ideología de odio, temor y represión de los terroristas. Después de todo, la libertad no es únicamente para ciudadanos de los Estados Unidos y Europa; es la esperanza imperecedera de toda la humanidad. Una asociación estrecha y unida entre Europa y los Estados Unidos sigue siendo vital para la seguridad y prosperidad de todos nuestros países y, de hecho, de todo el mundo.

I. Éxitos

Creo que es importante que, de entrada, nos tomemos un momento para reflexionar sobre lo que hemos logrado trabajando juntos a lo largo de los últimos años en el ámbito de la justicia penal. Es demasiado fácil concentrarse en los desafíos enfrentados por la relación trasatlántica, sin tener en cuenta la cantidad masiva de trabajo realizado y los enormes éxitos que hemos logrado. Juntos, estamos enfrentando la realidad del terrorismo con resolución férrea, y lo estamos haciendo con efecto notable en muchas áreas. En los últimos años, hemos apelado a la ayuda del otro y logrado niveles nuevos de cooperación sin precedentes entre nuestros respectivos sistemas de justicia penal. Estamos trabajando en relación estrecha con el Reino Unido en sus investigaciones de los ataques de julio de 2005 en Londres. En 2004, gracias a la labor coordinada de unidades antiterrorismo en ambos lados del Atlántico, juntos pudimos desmantelar y enjuiciar a complots para cometer ataques tanto en los Estados Unidos como en el Reino Unido.

Otro ejemplo reciente se refiere a la condena del traficante de armas británico, Hemant Lakhani, en septiembre próximo pasado, a 47 años en prisión por intentar hacer arreglos para la venta de misiles de hombro en Nueva Jersey. El nuevo Scotland Yard y el Servicio de Seguridad Federal de Rusia fueron críticos para el éxito de esta investigación, y representantes de ambos servicios fueron testigos en el juicio.

También recordarán el caso de Richard Reid, el llamado "bombardero de los zapatos", quien intentó detonar una bomba en un vuelo comercial trasatlántico. Su complot fue frustrado por una auxiliar de vuelo astuta que lo vio intentar prender un fósforo y prenderle fuego a un fusible que se asomaba de su zapato. Después de una lucha, Reid fue contenido y eventualmente enjuiciado y sentenciado a vida en la prisión en los Estados Unidos. Lo que tal vez haya recibido menos atención es que Reid contaba con un coconspirador aquí en el Reino Unido, Saajid Badat, quien fue descubierto gracias a la cooperación entre nuestros dos países. Las autoridades del Reino Unido detuvieron y condenaron a Badat después de haber encontrado en su posesión componentes de bomba prácticamente iguales a las que Reid intentó usar. Después de su detención, Badat admitió a la policía que, como Reid, se le había pedido que actuara como bombardero de zapato.

Estos son apenas algunos ejemplos de la serie de éxitos que hemos logrado en la lucha contra el terrorismo a través de la cooperación de la justicia penal en años recientes, gracias a una coordinación aún mayor entre nuestras agencias del orden público. Como dichos éxitos, hay muchos más. Nuestra labor conjunta para descubrir y frustrar los complots terroristas a través del sistema judicial penal ha tomado muchas formas y ocurrido en cada nivel de nuestros respectivos gobiernos. Hemos destinado a nuestra Embajada aquí agregados de la Oficina Federal de Investigaciones [Federal Bureau of Investigations (FBI)] y un fiscal federal del Departamento de Justicia como enlace para asistir en las investigaciones y enjuiciamientos del terrorismo. A su vez, el Reino Unido ha destinado a Washington autoridades de enlace similares. Personalmente, me he reunido con el Ministro del Interior en tres ocasiones a lo largo del año pasado, y más adelante, durante la primavera, tendré otra reunión similar en el Ministerial de Justicia de la UE. También hemos firmado muchos acuerdos importantes, el más importante de los cuales es un nuevo tratado de extradición, y espero que los Estados Unidos esté pronto en posición de ratificar este tratado. También hemos finalizado nuevos tratados de extradición y asistencia legal mutua entre la Unión Europea y los Estados Unidos, los cuales son los primeros tratados de la historia entre los EE.UU. y la UE. Estos tratados, así como otros similares que se están negociando e implementando en el combate al terrorismo, asegurarán una coordinación aún mayor en la lucha contra el terrorismo que todos enfrentamos.

II. Desafíos

Si bien nuestros progresos recientes en la lucha contra el terrorismo han sido profundos y, con demasiada frecuencia, no debidamente reconocidos, no estoy aquí para negar que también han surgido algunos puntos de tensión en nuestra relación trasatlántica.

Sin embargo, si bien podemos tener enfoques algo distintos de la lucha contra el terrorismo, no debemos pasar por alto el hecho de que compartimos un objetivo común y una amenaza común. La verdad es que nuestro enemigo rechaza como inmateriales, y hasta corrosivos, algunos de los valores más básicos que tanto ustedes como nosotros tanto valoramos. Valores como la libertad de expresión. La libertad de culto. La creencia en la igualdad y la inviolabilidad de todos los seres humanos, independientemente de su sexo, raza o fe. La guerra del enemigo no es apenas contra los Estados Unidos o el Reino Unido. Todas las personas amantes de la libertad tienen interés en esta lucha.

No debemos permitir que nuestro propio debate saludable sobre maneras de abordar este conflicto nos desvíe de nuestros objetivos compartidos, o que se deteriore nuestra alianza vital al intentar alcanzarlos. Hace apenas unas semanas, Osama bin Ladin y su segundo, Ayman al-Zawahiri, salieron de sus escondites para describir nuevas amenazas contra Europa y los Estados Unidos, prometiendo ataques que están siendo planeados. Zawahiri llegó a predecir que todos estamos destinados a un futuro, y paso a citar, "coloreado por la sangre, el humo de explosiones y las sombras del terror". Y, ciertamente, los bombardeos recientes aquí en Londres, así como los de Bali, España, Jordania y otros lugares eliminan toda posibilidad de descartar dichas amenazas como siendo retóricas o considerar al terrorismo un problema apenas de los Estados Unidos o el Reino Unido. Las convicciones del grupo Yarkas en España, las convicciones Beghales en Francia y el enjuiciamiento de Badat aquí, en el Reino Unido, también pone en relieve el hecho de que la amenaza sigue siendo muy real y mundial. Y, por supuesto, debemos recordar que al Qaeda esperó pacientemente ocho años entre sus ataques al World Trade Center, planeando, entrenando y calculando la muerte y la destrucción en una escala tan masiva. Ciudadanos de más de 90 países fallecieron el 11 de septiembre, incluidos unos 67 británicos.

Acepten o no el hecho de que efectivamente estamos en guerra con terroristas en todo el mundo, espero que puedan comprender nuestra visión de que los Estados Unidos se encuentran en conflicto armado con al Qaeda, y que seguiremos usando todos recursos disponibles, incluidos los incidentes tradicionales de librar una guerra, para vencer al enemigo.

Comprendo que nuestra caracterización de una "guerra global contra el terrorismo" ha provocado algunas dudas aquí, en Europa: por ejemplo, ¿los Estados Unidos creen realmente que están en estado de guerra contra todos los terroristas en todos los lugares? Para contestar estas preguntas, debo explicar qué queremos decir al utilizar esta frase. En el ámbito político, creemos que todos los países deben ejercer determinación suprema para vencer a la amenaza global del terrorismo trasnacional. En el ámbito legal, creemos que los Estados Unidos se encuentran en un conflicto armado con al Qaeda. Han atacado nuestras embajadas, nuestras naves militares y bases militares, nuestra capital y nuestro centro financiero. El 11 de septiembre, mataron a casi tres mil personas, y NU y la OTAN rápidamente aprobaron resoluciones reconociendo el derecho de los Estados Unidos a la autodefensa. Es adecuado y legal utilizar todos los recursos disponibles, incluidas nuestras fuerzas militares, para vencer a este enemigo brutal.

Algunos dicen que, al librar la guerra contra el terrorismo, los Estados Unidos han dejado de respetar los derechos humanos y el imperio de la ley. Nada puede estar más lejos de la verdad. El lidiar con terroristas capturados es un desafío complejo en este tipo de guerra tan distinto, y estamos trabajando constantemente para mejorar nuestras políticas y procedimientos asociados a detenidos. Sin embargo, los Estados Unidos, junto con nuestros aleados europeos, siempre han sido grandes defensores de los derechos humanos; y el imperio de la ley es un elemento esencial de todas nuestras democracias.

Reconocemos que nuestra base militar en la Bahía de Guantánamo ha sido un asunto de especial inquietud en el Reino Unido y Europa. Sin embargo, no todos los hechos asociados a Guantánamo parecen ser ampliamente conocidos. Actualmente, hay alrededor de 500 detenidos allí, incluidas personas muy peligrosas - entrenadores de terroristas, fabricantes de bombas, financieros del terrorismo, guardaespaldas de Osama bin Laden, y bombarderos suicidas en potencia. Las fuerzas armadas de los Estados Unidos han desarrollado procesos específicos para asegurar que sigamos deteniendo únicamente a aquellos que sean combatientes enemigos peligrosos. De hecho, las fuerzas armadas analizaron a más de 10,000 personas apenas en Afganistán y determinaron que se justifica la detención en Guantánamo de solo una fracción muy pequeña.

Mismo así, el Congreso de los Estados Unidos y el Presidente han reconocido la naturaleza inusual de este conflicto y, a pesar del contexto de época de guerra, han dispuesto protecciones legales adicionales y sin precedentes para detenidos en Guantánamo, protecciones que parecen haber recibido escasa atención en el exterior. En primer lugar, cada detenido tiene derecho no apenas a la evaluación tradicional de su condición por comandantes en el campo. También tiene derecho a una audiencia formal posterior ante un tribunal militar separado compuesto por tres miembros, para determinar si su detención como combatiente enemigo es apropiada. Luego, si el detenido no está de acuerdo con la conclusión del tribunal, puede apelar a un Tribunal Federal de Apelaciones civil y luego al Tribunal Supremo de los Estados Unidos. Además, cada detenido tiene derecho a una revisión administrativa anual para determinar si se lo debe dejar libre - un proceso muy parecido a la audiencia de libertad condicional para presidiarios.

Sabemos que ninguna otra nación de la historia ha brindado protecciones de procesos como estas a combatientes enemigos, incluido el permitir el acceso a tribunales civiles a las personas capturadas en el campo de batalla. De hecho, más de 265 detenidos ya han sido retirados de la Bahía de Guantánamo. Lamentablemente, a pesar de las promesas de los liberados, el Departamento de Defensa informa que por lo menos 15 han regresado a la batalla y han sido recapturados o muertos en el campo de batalla.

Con relación a las condiciones en la Bahía de Guantánamo, se les permite acceso a los detenidos a atención médica de última generación, comidas saludables de acuerdo con sus requerimientos culturales y religiosos, y oportunidades de observar sus creencias religiosas. Ahora, sé de muchas alegaciones de tortura o tratamiento cruel, inhumano o degradante ejercido por oficiales de los Estados Unidos, tanto en Guantánamo como en otros lugares. Sobre esto, quiero ser totalmente claro: Los Estados Unidos detestan la tortura y la rechazan categóricamente, como cuestión de política, como cuestión de obligación internacional y como cuestión de exigencia de la ley de nuestro país. Asimismo, la ley de los Estados Unidos prohíbe el tratamiento cruel, inhumano y degradante de detenidos, según lo definen las obligaciones de los Estados Unidos bajo la Convención contra la Tortura, ya sea en los Estados Unidos o en el exterior, y ya sea a manos de personal militar o civil. Cuando ocurren violaciones, como las que han ocurrido, investigamos toda alegación creíble, y los culpables por dichas infracciones son castigados. Distinto a nuestros enemigos que torturan y decapitan a seres humanos inocentes como muestra de sus convicciones, nos empeñamos en eliminar y denunciar el maltrato de seres humanos, inclusive cuando dichos malos tratos son cometidos por nuestros soldados contra combatientes enemigos. La virtud del imperio de la ley no es que elimina todos los defectos humanos; es que las leyes exponen los defectos y tratan de los mismos de manera justa.

Recientemente, nuestro Congreso ha aprobado y el Presidente ha firmado la Ley de Tratamiento de Detenidos, la cual incluye la conocida Enmienda de McCain. Sin embargo, contrario a versiones de la prensa, la Enmienda de McCain no prohibía la tortura. Nuestras leyes penales federales se ocuparon de eso. En su lugar, la Enmienda de McCain codificó en la ley estadounidense la prohibición del tratamiento cruel, inhumano y degradante contenido en la Convención contra la Tortura, dejando claro que la prohibición es válida para el tratamiento de todos los detenidos bajo control de los EE.UU., en cualquier lugar del mundo.

En el contexto de las interpretaciones - otro asunto que ha creado inquietud específica en el Reino Unido y Europa, la política de los EE.UU. también es clara. No transportamos a nadie a un país, si creemos que es más probable que no que el individuo sea torturado; y buscamos garantías, cuando corresponde, de que las personas transferidas no serán torturadas. No utilizamos aeropuertos o espacio aéreo de ningún país en Europa, o ningún lugar del mundo, con la finalidad de transportar a un detenido a un país en el que será torturado.

III. Oportunidades

Como subrayé al iniciar mi presentación, reconozco que estos asuntos son complejos y representan un desafío. Sin embargo, los Estados Unidos siguen empeñados en el diálogo abierto con nuestros asociados europeos sobre estos asuntos y en trabajar juntos para alcanzar nuestros objetivos vitales.

De hecho, es mucho lo que aún debemos hacer juntos si deseamos tener éxito en nuestra lucha contra el terrorismo. Estoy convencido, por ejemplo, de que podemos aprender mucho el uno del otro, al comparar cómo nuestros distintos sistemas legales y culturas abordan temas similares asociados al terrorismo. Al mismo tiempo, debemos reconocer, por supuesto, que nuestras sociedades, aunque ambas hayan asumido un compromiso firme con el imperio de la ley, jamás serán idénticas. Bajo el sistema legal europeo, ustedes cuentan con herramientas a su disposición para combatir al terrorismo, las cuales no están disponibles en nuestro sistema judicial penal; y, por supuesto, el contrario también suele ser verdad.

Por ejemplo, tomemos el problema de la vigilancia electrónica, el cual se encuentra bajo los reflectores en el debate actual sobre el programa de vigilancia de terroristas de los Estados Unidos. Críticos han expresado su preocupación con relación a las libertades civiles e intereses de privacidad. Como he indicado muchas veces, el programa es plenamente constitucional y protector de las libertades civiles. Y, si bien tales asuntos deben resolverse bajo nuestra propia Constitución y leyes, vale la pena observar que la práctica de obtener vigilancia electrónica sin una orden judicial es aceptada hace mucho tiempo en Europa como algo que puede realizarse con respeto adecuado a la libertad y los intereses de privacidad. Francia, por ejemplo, permite que los fiscales públicos ordenen escuchas telefónicas sin una orden judicial, si creen que será útil para determinar si ha ocurrido una ofensiva terrorista. Aquí, en el Reino Unido, el Ministro del Interior tiene el mismo poder, sujeto a verificaciones cuidadosas.

Pasando a algo distinto, los países europeos han adoptado una gama de distintos regímenes de detención preventiva no disponibles en los Estados Unidos. Un juez de investigaciones francés, por ejemplo, puede ordenar la detención de un individuo durante hasta cuatro años antes de que se realice un juicio, si el juez tiene motivos fuertes para creer que el sospechoso ha participado en un acto terrorista de gran porte. La ley alemana considera el ser miembro de una organización terrorista extranjera un delito y permite la expulsión de extranjeros que cometan actos de "preconizar el odio" relacionados con el terrorismo. Y aquí, en Gran Bretaña, existe un debate animado en curso sobre la cantidad de tiempo que el gobierno puede mantener a sospechosos de terrorismo detenidos con la finalidad de reunir pruebas, antes de tomar una decisión sobre la acusación. Mientras tanto, los fiscales en los Estados Unidos están mucho más limitados en este sentido. Por ejemplo, pueden mantener detenidos a sospechosos de ataques fatales inminentes apenas durante unas horas o, tal vez, por un fin de semana (si no hay un juez disponible) antes de presentar una acusación formal. De lo contrario, se debe dejar libre al sospechoso.

Ahora, deseo aclarar que no estoy abogando que los Estados Unidos deban adoptar el modelo europeo o viceversa. Deseo, apenas, señalar que estamos todos participando en un diálogo difícil y continuo sobre cómo encontrar el equilibrio entre las libertades civiles que todos valoramos y la necesidad de protección contra un enemigo reservado y poco convencional que opera dentro de nuestras propias sociedades. Cómo lidiar con todo esto en uniformidad con nuestras culturas y normas legales singulares es un diálogo difícil, pero necesario, para todos nosotros.

Un área en la que claramente debemos hacer más para aprender el uno del otro es la que se refiere a los datos compartidos relacionados con sospechosos de terrorismo. Un desafío central que enfrentan todos nuestros países es cómo asegurar que los datos se reúnan y compartan de maneras que maximicen la seguridad de nuestros ciudadanos, sin colocar en peligro sus intereses legítimos de privacidad. En Europa, la Comisión de la UE ha promovido el "principio de disponibilidad" para incentivar que se compartan datos entre países de la UE para fines de justicia penal. Es significativo que este principio permitiría que se compartiera no solo información tradicional de la justicia penal, sino también datos de huellas digitales, ADN y control de fronteras.

Sin embargo, hay un peligro a ser evitado. Algunos contemplan la erección de barreras contra los datos compartidos con asociados fuera de la UE, si sus sistemas de privacidad no son idénticos a los de la UE. Sin embargo, algunos de estos sistemas de privacidad, si bien no son idénticos a los de la UE, tienen el mismo objetivo. Los Estados Unidos, por ejemplo, reconocen un derecho de privacidad. Si bien implementamos ese derecho de manera distinta a la UE, los principios y protecciones fundamentales son los mismos. Es por eso que hemos podido realizar acuerdos para compartir datos con Europol y trabajar con la UE para crear disposiciones de protección de datos para la Convención del Delito Cibernético del Consejo de Europa. Sería una gran pérdida, tanto para los EE.UU. como para Europa, que no podamos hacer lo mismo en el contexto del terrorismo. Ninguno de los dos lados puede darse el lujo de construir muros nuevos que nos impidan compartir informaciones críticas sobre sospechosos de terrorismo.

Cierre

Para finalizar, deseo recordarles que, durante los días tenebrosos de la Guerra Fría, muchos se preguntaron si los intereses de Europa y los Estados Unidos seguirían alineados al enfrentar a la Unión Soviética. Al visitar los Estados Unidos, Churchill fue frontal al tratar de este asunto, e hizo un pedido vehemente de determinación y unidad entre nuestros pueblos. Nos recordó que, paso a citar, "nuestras dificultades y peligros no desaparecerán si cerramos los ojos a los mismos. No desaparecerán por simplemente esperar a ver qué paso, y no desaparecerán a raíz de una política de aplacamiento". En su lugar, Churchill predijo que, en sus propias palabras, únicamente a través de la unión de las "fuerzas morales y materiales y convicciones" de Europa y los Estados Unidos "serán claros los caminos del futuro, no solo para nosotros, sino para todos". Churchill tenía razón en ese entonces, y sus palabras siguen siendo igualmente correctas hoy. Como ha explicado tan elocuentemente el Primer Ministro Blair, nuestro intereses hoy se encuentran entrelazados; la interdependencia define al mundo en que vivimos. Y, por lo tanto, es imperativo que nos mantengamos unidos y determinados en nuestra lucha común. Y para que eso ocurra, es importante que sigamos contando con oportunidades como esta - oportunidades de hablar y escuchar, de mejorar la comprensión mutua y superar nuestras dificultades, y reafirmar nuestros lazos comunes. Muchas gracias por su amistad inquebrantable en estos momentos difíciles, y gracias nuevamente por la oportunidad de hablarles hoy.

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