Escudo E.U.
Embajada de los Estados Unidos
COMUNICADO DE PRENSA

PALABRAS DEL EMBAJADOR DE LOS ESTADOS UNIDOS
ANTONIO O. GARZA, Jr.
EN LA CONFERENCIA "MÉXICO A LOS OJOS DE WALL STREET"

Emb. Garza, Emb. M. Frechette, Sec. Canales Clariond

México, D.F. -- 28 de mayo de 2003

Honorable Lic. Fernando Canales Clariond, Secretario de Economía de México;
Honorable Embajador Myles Frechette, Presidente del Consejo de las Américas;
Sr. James Callahan, Presidente de la Cámara Americana de Comercio de México;
Sr. Edward Schumacher, Director Gerente del Wall Street Journal de las Américas;
Licenciado Jorge Meléndez, Director de Nuevos Medios y Editor del periódico Palabra en Saltillo;

Distinguidos invitados:

Es un honor dirigirme a tan distinguido grupo de empresarios y personas cuya visión en cuanto a tomar riesgos, trabajar arduamente y su espíritu emprendedor ha creado no sólo oportunidades tanto en México como en los Estados Unidos, sino que también ha contribuido a un mejor entendimiento entre nuestros dos países. En estos días, esta clase de reuniones es especialmente importante con el fin de apreciar lo que hemos pasado y los retos que nos depara el futuro.

Durante los últimos seis meses, en ocasiones me he sentido un poco como un pasajero que ha abordado un avión ya en vuelo. Todos estuvimos impresionados por la forma como despegaron los Presidentes Bush y Fox. Al igual que los demás pasajeros, tomé mi asiento cuando el piloto dijo "favor de ajustar su cinturón de seguridad, pues vamos a encontrar algo de turbulencia". Afortunadamente ya hemos aterrizado y, aunque algunos quieren concentrarse únicamente en la turbulencia que encontramos a mitad del vuelo, considero que es tiempo de que nos concentremos en dónde hemos tocado tierra.

El 22 de mayo, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó la Resolución 1483, dando por terminadas las sanciones a Irak. México no sólo apoyó esta resolución, sino que ayudo a elaborarla. Esa resolución de las Naciones Unidas es un indicador sólido del compromiso de nuestros dos gobiernos en cuanto a algunos objetivos comunes. Nadie debe desestimar cuán importante ha sido para los Estados Unidos la coalición de quienes apoyaron la campaña para desarmar al régimen de Irak y derrocar a Saddam Hussein. El liderazgo determinante de los Estados Unidos en Irak ha dado nueva esperanza al pueblo de ese país y, ahora, el compromiso mutuo de nuestros dos países a la reconstrucción de Irak y lo que vamos a realizar en muchas otras áreas tienen el potencial de revigorizar nuestra relación bilateral.

El día de hoy quiero hablar acerca del futuro porque esto es precisamente lo que Wall Street hace. Después de todo, son los mercados los que proporcionan los indicadores anticipados de lo que nos depara el futuro. Los mercados son barómetros confiables de lo que va a acontecer y, rara vez o por lo menos no por mucho tiempo, se equivocan. Es casi un cliché decir que la inversión no es caridad y que el capital es cínico. Pero la verdad es que uno puede confiar en los análisis claros y seguir siendo competitivo o pagar el precio por no hacer lo anterior.

Cuando llegué a México el año pasado, estaba convencido de que había oportunidades para nuestras dos naciones que ninguna había aprovechado completamente. ¿Por qué?

En primer lugar, los cimientos son sólidos. En segundo término, existía la percepción en ambos países de que podía hacerse más.

Hace dos semanas pasé un par de días con el Presidente Bush. Hablamos sobre muchos asuntos y sucesos actuales que han tenido un impacto en nuestra relación bilateral. Me quedó claro que no ha habido una fluctuación en la visión que él ha tenido de México en durante los años que lo he conocido. Se trata de una relación importante, de una relación con la que está comprometido. El fue completamente claro al respecto.

Pienso que todos apreciamos el que la relación bilateral entre México y los Estados Unidos no tiene igual en cuanto a su cabal extensión, complejidad e importancia.

Si queremos aprovechar estas oportunidades, también debemos reconocer algunas realidades.

El gobierno de los Estados Unidos considera la vecindad física, diplomática y comercial con México como una fuente de fortaleza. Sí, somos amigos, y también somos vecinos y socios.

En el transcurso del último año hemos visto que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte ha sido blanco de una retórica política casi uniformemente negativa. Es precisamente en estas circunstancias que personas como ustedes y como yo lo defendamos y que presentemos los argumentos más sólidos posibles. El TLCAN ha sido bueno para México, para Canadá y para los Estados Unidos. Debemos estar dispuestos a decir lo que con mucha frecuencia no dicen los titulares de los medios informativos.

Triplicar nuestro comercio bilateral total es bueno. Crear miles de empleos nuevos y mejor remunerados no es sólo bueno para nuestros países, sino también para las familias, para sus hijos y para nuestras comunidades.

Si sólo se leyeran los periódicos, se sorprendería uno al constatar por el contrario que el TLCAN ha sido bueno para la agricultura de México. Los números no mienten. La balanza comercial de productos agrícolas está casi equilibrada. México nos está vendiendo casi el doble de lo que nos vendía hace ocho años. El total del comercio de productos agrícolas entre México y los Estados Unidos se ha casi duplicado hasta llegar a 14 mil millones de dólares desde que se puso en vigor el TLCAN. Durante el primer trimestre de este año, las exportaciones agrícolas de México a los Estados Unidos aumentaron 10 por ciento con respecto al mismo periodo el año pasado, mientras que las exportaciones agrícolas estadounidenses a México se redujeron un poco. Si se le pregunta a cualquier productor mexicano de hortalizas o frutas, él les hablaría de los excelentes resultados del tratado, aunque si se hiciera la misma pregunta a un granjero estadounidense que cultive los mismos productos, la respuesta sería completamente diferente.

Lo que esto significa es que México está compitiendo con nosotros utilizando sus ventajas comparativas. Incluso este año, cuando los oportunistas habían convencido a la gente de que el cielo iba a desplomarse el primero de enero con la eliminación de aranceles sobre todos los productos agrícolas, con excepción de cuatro, lo cierto es que el comercio ha aumentado y México registra un superávit en su comercio agrícola con nosotros. El hecho es que el sector agrícola mexicano está compitiendo y que las familias mexicanas son las beneficiadas.

A través del TLCAN, México ha llegado a ser el segundo socio comercial de los Estados Unidos. Es aún más impresionante que el tratado ha revertido la balanza comercial de México. En 1993, México tuvo un déficit comercial de 1,700 millones de dólares con los Estados Unidos. El año pasado, México registró un superávit de 32 mil millones de dólares con los Estados Unidos --permítanme repetirlo, un superávit de 32 mil millones de dólares.

Ustedes como inversionistas y empresarios continúan observando los impresionantes elementos fundamentales de la economía mexicana. Las calificaciones internacionales en cuanto al crédito de México son sólidas, y la disciplina de este país en cuanto al manejo tanto del déficit como de la inflación se encuentra entre las mejores de América Latina.

Desde la puesta en vigor del TLCAN, México se ha convertido en un socio comercial más atractivo al ampliar sus contactos con la economía global. México ha firmado acuerdos de libre comercio con no menos de 30 países y está negociando acuerdos con Japón y otras naciones. El gobierno mexicano acaba de terminar el año pasado una exitosa presidencia al frente de la APEC, y en marzo de este año, comenzó a ser el anfitrión de las negociaciones hacia el Área de Libre Comercio de las Américas o ALCA, que se espera concluyan en 2005. Muchos esperan que México aprovechará la oportunidad de desempeñar un papel de liderazgo en el proceso del ALCA. Como un país que ya está beneficiándose de acuerdos de libre comercio como el TLCAN, México tiene una ventaja sobre muchas de las 34 naciones que están involucradas en el ALCA y que van a abrir sus economías por vez primera.

México debe beneficiarse del acceso a los mercados de las naciones del ALCA, aunque a medida de que la región continúe integrándose en términos económicos, México va a tener que asegurarse de adoptar políticas que le permitan mantener su ventaja competitiva en varios sectores. En septiembre, México va a ser la sede la reunión ministerial de la Organización Mundial de Comercio en Cancún. Todo lo anterior son signos del respeto que el resto del mundo tiene hacia la pericia económica de México y su compromiso con la integración económica regional y global.

Con frecuencia se me pregunta qué es lo que deben hacer México y los Estados Unidos para volver a poner en el rumbo correcto nuestra relación bilateral. Mi tesis es que la relación bilateral es fundamentalmente sólida y, como lo indiqué antes, los elementos macroeconómicos fundamentales también son sólidos. Hasta dónde podrá México aprovechar el futuro crecimiento de la economía mundial depende únicamente de México.

Creo que México debe tomar y que va a dar los pasos que vea acordes con sus propios intereses. En ocasiones tales medidas pueden coincidir con nuestros propios intereses en los Estados Unidos. Esto no significa que México esté sucumbiendo ante las presiones de los Estados Unidos, sino más bien que está haciendo lo necesario para mantener su propia competitividad y para beneficiar al máximo a las familias mexicanas.

¿Cuáles deben ser esos pasos? ¿Cuáles son los mejores intereses de México? Obviamente, no soy la persona indicada para decirlos. Tampoco he venido aquí a pontificar y a decir qué debe hacerse y qué no debe hacerse. Ya otras personas se han referido a lo que es necesario para mantener el crecimiento. Todos ustedes conocen tales recomendaciones. Y tengo la certeza de que los dirigentes mexicanos saben lo que deben hacer.

Como Embajador, converso con y escucho a miembros de todos los partidos políticos, a propietarios de todo tipo de empresas --pequeñas, medianas y grandes--, quienes me dicen que las reformas estructurales de naturaleza fiscal, laboral y energética son las prioridades en la lista. Estos temas han formado parte del intercambio público de opiniones por algún tiempo. Compete a los mexicanos decidir lo que es bueno para México y, por lo tanto, la naturaleza y carácter que vayan a tener estas reformas.

Pero está claro que las reformas son necesarias. Si la prosperidad económica y atraer el capital son los objetivos, entonces las realidades globales deben ser las guías en el camino.

Una de esas realidades globales es que está deslizándose la posición competitiva de México en cuanto a atraer y retener la inversión extranjera directa. En términos de desarrollo, México está en un plano diferente de China o de otros países en el continente, y debe estructurar sus estrategias competitivas conforme a esta realidad. México debe poner en vigor reformas que aumenten sus productividad y reduzcan el costo de hacer negocios. La competitividad es clave para el futuro de México. Si no puede mantenerla, entonces la inversión irá a otros lugares. A medida que se abra un mayor número de países, México debe analizar con quién está compitiendo y ver si está perdiendo terreno. Éstas no son las reflexiones del Embajador de los Estados Unidos, sino más bien la realidad subyacente en todas las conversaciones que he sostenido con todos los prospectos generadores de empleos con quienes he hablado y que están interesados en México.

Quizá las conversaciones más profundas y fascinantes que he sostenido se refieren a que México desarrolle la capacidad de cambiar, de fortalecer y de solidificar las instituciones que ayudan a promover el ambiente necesario para que se den las reformas requeridas. Ésta es una discusión que los mexicanos están sosteniendo en todo el país. Se trata de un diálogo que requiere de construir las asociaciones y coaliciones necesarias para hacer más sólidos los esfuerzos que se realizan para desarrollar y fortalecer tales valores como el buen ejercicio del gobierno, el estado de derecho, la transparencia y un sistema judicial que preserve el estado de derecho. La mayoría de las personas tienen presente que todo esto comienza con el reconocimiento de la importancia a largo plazo de la educación y de asignar recursos adecuados con este fin. Sin embargo, también se trata de un proceso al que todos los mexicanos pueden contribuir día tras día.

En un sentido, aquí es donde se entrelaza con las prioridades de México una de nuestras más críticas áreas de cooperación. Pocos esfuerzos de colaboración han tenido una determinación más franca y comprometida que los relacionados con la observancia de la ley y el combate al terrorismo. Estamos trabajando juntos, como socios, para asegurar que México cree el tipo de atmósfera donde puede desarrollarse y fortalecerse las instituciones.

Pocas personas no estarían de acuerdo con el hecho de que el narcotráfico y los narcodólares tienen un efecto corrosivo en las instituciones del país y en el estado de derecho, por lo tanto minan la capacidad de cambio de cualquier país. Hace más de 15 años, nuestros esfuerzos bilaterales en cuanto a la cooperación en cuanto a la observancia de la ley eran mucho menores. Muchos mexicanos veían la "guerra de los Estados Unidos contra las drogas" como una guerra en contra de México. Sin embargo, los esfuerzos, basados en las columnas gemelas del respeto y la confianza, tienen éxito. Los arrestos de Osiel Cárdenas y de Benjamín Arellano Félix son un par de ejemplos excelentes de la determinación de México de no ceder al chantaje del crimen organizado. Los esfuerzos concentrados en contra del lavado de dinero y de romper los remanentes de las organizaciones criminales son reales, y el gobierno del Presidente Fox ha apoyado decidida y firmemente nuestra asociación en contra del crimen.

Fortalecer la cooperación para combatir el terrorismo es también una de las más altas prioridades para los dos países. La inestabilidad que el terrorismo nutre daña da cualquier país comprometido con el fortalecimiento de sus instituciones y con la promoción del crecimiento económico. Cada uno, México y los Estados Unidos, ha tomado acciones con base en sus mejores intereses propios, y lo ha hecho de manera realmente cooperativa, sabiendo muy bien que si fracasamos en esta área y si se permitiera que los terroristas ingresaran a los Estados Unidos desde México o que cometieran actos terroristas en México, entonces los efectos de tales acciones no sólo afectarían sus blancos específicos, sino también nuestra agenda bilateral.

Hemos establecido un marco a través del acuerdo de asociación fronteriza, que refleja el entendimiento de que cualquier cosa que hagamos para fortalecer la seguridad también debe facilitar el movimiento legítimo de personas y bienes entre nuestros dos países. El plan de 22 puntos, firmado en marzo de 2002, se refiere a permitir el flujo rápido de personas, bienes y servicios legítimos, al mismo tiempo que concentra nuestros recursos en el movimiento de alto riesgo.

Hace unos cuantos meses conversaba con una amistad en los Estados Unidos, quien me expresaba su preocupación por lo que consideraba ser un movimiento en contra del libre mercado en América Latina. Le comenté que el fenómeno no era tanto un movimiento en contra de la creencia en los mercados, sino un movimiento hacia la esperanza. Esto es algo que los presidentes Bush y Fox recocieron en 2001 cuando anunciaron el programa de la "Sociedad para la Prosperidad", una alianza de los sectores público y privado que lleve los beneficios del TLCAN a todos los mexicanos. Este programa marca el inicio de una nueva era de cooperación y entendimiento entre nuestras dos naciones, que tendrá como resultado mayores oportunidades económicas y de trabajo. Abarca proyectos concretos para extender y ampliar el acceso al capital, compartir las mejores prácticas de hacer negocios y la experiencia técnica y, en última instancia, construir la capacidad de crecer en el futuro.

Los Estados Unidos y México van a coauspiciar una reunión de la Sociedad para la Prosperidad los días 9 y 10 de junio en San Francisco, California. En el encuentro se examinará cómo podemos profundizar aún más la integración económica en que hemos estado trabajando durante los últimos diez años desde que el TLCAN se puso en vigor. Representantes de los gobiernos, de empresas y de instituciones académicas de ambos países van a reunirse para explorar dónde queremos estar en términos económicos y cómo vamos a llegar ahí. Espero que una buena parte del intercambio de puntos de vista se concentrará en la responsabilidad de las empresas, la responsabilidad corporativa, y en cómo llegar a los ciudadanos mexicanos que aún no se han beneficiado de la promesa de los mercados abiertos --lo que debe acontecer si es que una estrategia en pro del libre mercado debe seguir siendo políticamente viable.

Sin embargo, las realidades de nuestra relación también incluyen el reconocimiento de que existen y que seguirán existiendo retos. Esto es algo completamente natural cuando se comparte una frontera de 2,000 millas de extensión, con economías integradas y también con tantos ciudadanos de un país que viven en la otra nación. También es la realidad el que ninguno de nosotros puede por sí mismo resolver asuntos relativos a controversias comerciales, recursos acuíferos compartidos, migración y seguridad fronteriza. Reconocer estas realidades y actuar de formas consistentes con ellas es el único camino a seguir hacia una relación sana y mutuamente benéfica.

Una relación madura significa que debemos ser capaces de sostener un diálogo constructivo y franco. Una relación madura significa el fin de sólo señalar culpables y de enfrascarnos en recriminaciones mutuas. Significa también el fin de la retórica de la víctima. Si queremos ser socios en una relación sana y madura, debemos dejar a un lado nuestro ritual de echarnos la culpa y debemos hablar no sólo el uno acerca del otro, sino hablar mutuamente con franqueza.

La migración continúa siendo un asuntos que nosotros debemos abordar en los Estados Unidos. Hemos vista la tragedia que conlleva la migración ilegal: las muertes de migrantes y los criminales que se aprovechan de las personas que sólo buscan una oportunidad.

Hasta cinco millones de mexicanos han cruzado la frontera con los Estados Unidos sin ninguna verificación y están confinados a una existencia precaria debido a su situación de ser extranjeros indocumentados.

Estos individuos, que son trabajadores esforzados, están en riesgo de llegar a ser una subclase permanente. No es sano para los Estados Unidos que persista y crezca esta subclase de personas. Los individuos que son marginados afrontan obstáculos al ir tras el sueño estadounidense. Este es un hecho que va en contra de los cimientos mismos de nuestro país.

Con el fin de promover nuestra seguridad interna, al igual que nuestros intereses económicos, como gobierno debemos identificar medidas iniciales y que puedan ponerse en vigor en cuanto a la migración legal a los Estados Unidos, las cuales sean consistentes con nuestra preocupación en cuanto al terrorismo. El Presidente Bush ha dicho que la migración debe ser segura, ordenada, legal y humana. Cualquier reforma debe guiarse por esos principios.

Todos ustedes saben acerca de la reciente resolución sobre el "sentir del Congreso" de los Estados Unidos, que insta al gobierno estadounidense a ligar las negociaciones sobre un acuerdo migratorio a la apertura de PEMEX a la inversión del sector privado. Aún cuando no creo que el Congreso de los Estados Unidos vaya a acoplar de manera explícita estos dos temas, el mensaje subyacente es claro: existen muchas personas en los Estados Unidos que piensan que hasta que se haga más para crear oportunidades económicas aquí, México no debe hacer que la responsabilidad de abordar el tema del exceso de mano de obra recaiga en la puerta de entrada a los Estados Unidos. Cuando hizo un llamado a que nuestros dos países deberían tener la "corresponsabilidad" en cuanto al flujo de los ciudadanos mexicanos al exterior y se refirió al enfoque especial que debe darse a las regiones más pobres de México, el Presidente Fox estaba diciendo esencialmente lo mismo.

Yo solía decir que había dos clases de especialistas en el libre comercio: una podía negociar un acuerdo con base en el conocimiento enciclopédico de la economía, mientras que la otra podía hacer que un transporte de carga cruzara de El Paso a Ciudad Juárez o viceversa un viernes por la tarde. Al juzgar por los asuntos que pasan por mi escritorio últimamente, bien podríamos utilizar más economistas del segundo tipo. El clamor de todos los lugares y regiones de los Estados Unidos porque se resuelvan los problemas ha aumentado en volumen durante las semanas recientes.

En primer lugar está el asunto de los derechos de propiedad intelectual. Sabemos que México continúa esforzándose por mejorar la protección de estos derechos, pero recientemente México fue colocado en la Lista Especial 301 de Observancia de Derechos de Propiedad Intelectual que elabora la oficina del Representante Comercial. Esto se debió en parte a que México no resolvió un asunto importante con respecto a la defensa de patentes de productos farmacéuticos y con respecto a la ley internacional y sus propios compromisos. Adicionalmente, el Congreso de México aprobó en abril enmiendas a la ley de derechos de autor. Tales enmiendas no hacen que la ley mexicana se ajuste a algunos acuerdos para proteger los derechos de propiedad intelectual. Aunque México ha avanzado mucho en cuanto a la protección de estos derechos, la clave para reforzar la confianza del sector privado es poner en vigor y observar leyes que complementen los acuerdos internacionales al mismo tiempo que establecer castigos firmes a quienes violen las leyes de derechos de propiedad intelectual.

En segundo término está el cumplir las obligaciones del tratado de aguas. Necesitamos planes predecibles y confiables en cuanto a la entrega de agua. Nuestro tratado bilateral de 1994 sobre el agua establece los términos para compartir las aguas de los ríos Colorado y Bravo, y tiene la intención de proporcionar un mecanismo para la distribución predecible de agua a ambos países. Mientras que los Estados Unidos nunca han dejado de cumplir sus compromisos en cuanto a proporcionar agua del río Colorado a México, durante los últimos 10 años México ha aportado un promedio del 60 por ciento del agua que debiera entregar según el tratado.

Imaginen por un momento lo que pasa por la mente de un político estadounidense cuando lee que el principal negociador mexicano sobre este tema le dice a la prensa que por primera vez estamos ante una negociación en la que no estamos en lo justo ni tenemos la ley de nuestro lado. Esto no contribuye a engendrar la confianza en que México va a cumplir sus compromisos internacionales.

En tercer lugar está el asegurar el libre flujo de productos agrícolas hacia México. Como lo indiqué antes, el comercio agrícola ha beneficiado a ambos países. México debe hacer todo lo posible por asegurar el libre flujo de productos agrícolas entre nuestras dos naciones. Las recientes acciones de parte de México para obstaculizar las exportaciones estadounidenses hacia México han causado gran preocupación entre los productores agrícolas y el gobierno de los Estados Unidos. Debemos trabajar juntos para resolver muchas de estas disputas, que abarcan desde frijoles hasta las frutas de hueso, tan rápido como sea posible con el fin de evitar que se cause daño al comercio transfronterizo y a nuestra relación general. Hemos visto algunos pasos positivos, pero aún falta mucho por hacer.

Después de haber dicho esto, soy el primero en reconocer que nosotros necesitamos hacer un mejor trabajo en los Estados Unidos en un gran número de asuntos: los que vienen a la mente son el transporte de carga y el etiquetado del atún pescado en México. El progreso en estos asuntos durante el próximo año será un signo de una relación bilateral revigorizada.

No nos engañemos, tenemos un arduo trabajo por delante. Es improbable que vayamos a poder recrear la "exuberancia irracional" de los primeros días de las presidencias de George W. Bush y Vicente Fox, pero podemos avanzar con base en los cimientos que ya son sólidos. Si estamos comprometidos seriamente con lograr el TCLAN Plus, necesitamos hacer que el TLACN funcione bien. La Misión Diplomática de los Estados Unidos --la Embajada y los nueve consulados-- está comprometida a trabajar a través de estos asuntos. Nuestros funcionarios están poniendo en práctica el liderazgo en las propuestas e iniciativas de Seguridad Interna, en la Sociedad para la Prosperidad, en el comercio agrícola y en el trabajo estrecho con las agencias relacionadas con la observancia de la ley. Lo que he encontrado es que los miembros de nuestro equipo en México no hacen su trabajo simplemente porque es su trabajo, sino porque creen --como lo cree el Presidente Bush-- en la importancia y en el futuro de esta relación.

Estoy seguro que muchos de ustedes están familiarizados con la observación de Winston Churchill en el sentido de que "un pesimista ve dificultades en cada oportunidad, mientras que un optimista ve oportunidades en cada dificultad".

Teniendo esto en cuenta, estoy al frente de una misión diplomática llena de optimistas. Tengo la convicción de que México y los Estados Unidos van a aprovechar la oportunidad que proporciona el fin del conflicto en Irak, y que van a seguir construyendo una relación fuerte y saludable, y que cada uno va a hacer lo que sea necesario no sólo para edificar una asociación más vigorosa, sino, quizá de manera más importante, hacer lo que sea necesario para llegar a ser socios más fuertes.

Muchas gracias.

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