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Noticias desde Washington
  

Exposición de fotos de indígenas norteamericanos recorre América Latina

Famoso fotógrafo de EE.UU. documentó vida tribal a finales del siglo XIX

Canyon de Chelly
“Canyon de Chelly” (1904) lugar sagrado para la tribu Navajo, muestra la grandeza del paisaje sudoccidental de EE.UU.. (Colección de Christopher G. Cardozo)

Washington -- Muchas de las imágenes más representativas de los pueblos indígenas norteamericanos del siglo XIX son producto del reconocido fotógrafo Edward S. Curtis (1868-1952), cuya amplia documentación de las costumbres de la vida tribal indígena en Estados Unidos y Canadá produjo fotos irresistibles que siguen dando forma al conocimiento popular sobre la frontera del oeste.

Una amplia selección de esas imágenes que han cautivado durante a espectadores de todo el mundo estará a la vista en América Latina, gracias a una exposición de fotos que realizará un recorrido por la región y que fue creada expresamente para el Departamento de Estado de Estados Unidos.

Ideada para ilustrar la extraordinaria diversidad de las tribus indígenas norteamericanas y para estimular el diálogo entre las distintas poblaciones de América Latina, la exposición apunta a alcanzar un público lo más amplio posible, dicen los encargados de la exposición.

Para lograr ese objetivo, dos exposiciones idénticas de las fotografías de Curtis recorrerán América Latina durante un año, a partir de principios de octubre de 2005. Cada exposición incluirá 60 láminas fotográficas de calidad de museo y una película documental de Anne Makepeace que examina la obra de Curtis y su relación con los indígenas americanos contemporáneos.

Estas dos exposiciones se inaugurarán simultáneamente en Guatemala y Argentina y serán expuestas en distintos países de América Latina hasta noviembre de 2006. Además de Guatemala y Argentina, las exposiciones podrán visitarse en Colombia, Venezuela, Honduras, Nicaragua, Chile, Paraguay y Perú.

LA COSTA NOROCCIDENTAL DEL PACÍFICO

Aunque Curtis inició seriamente la odisea de treinta años de estudio y fotografías de los indígenas norteamericanos el verano de 1900, sus primeras fotografías de indígenas datan de varios años antes en la costa noroccidental del Pacífico. Los pueblos de la costa noroccidental poseían la cultura material más elaborada y refinada de todas las que visitó Curtis. Pronto descubrió que las tribus de la zona producían varios objetos como máscaras y postes totémicos tan espectaculares como complejos.

Muchas de las fotografías que hizo Curtis de los pueblos indígenas de la costa noroccidental del Pacífico se caracterizaban frecuentemente por sus fondos pictóricos de bosques ríos (uno de los elementos favoritos del fotógrafo), junto con valles entre montañas rodeados de majestuosos bosques y el altiplano, que se extendían del norte de los Estados Unidos hasta Canadá, son de una serenidad y una calidad lírica poco comunes, y es probable que Curtis se sintiera allí especialmente en su propio mundo.

El trabajo de campo de Curtis para su obra "The North American Indian" llegó a su fin durante el verano de 1927, temporada que pasó con los esquimales de Alaska ártica y subártica. Los esquimales son, por necesidad, marineros, y usan kayaques y canoas para cazar en el mar. Focas, morsas y ballenas constituían un recurso de gran valor que les abastecía de grasa, huesos, carne y órganos. A través de la región, los pobladores secaban, ahumaban y curaban la carne de mamíferos marinos para almacenarla y consumirla en el invierno. La caza de estos animales era peligrosa, pero también emocionante y gratificante. Sólo los cazadores más hábiles podían pilotar con mano segura sus embarcaciones por las aguas árticas, entre los bancos de hielo flotantes, en busca de alimento.

En el paisaje del Gran noroeste, Curtis solía encontrar un marco perfecto para retratar a los pueblos indígenas, cuya cultura y religión todavía parecían estar en perfecta armonía con su entorno natural. Esto se refleja en la serenidad de sus mejores fotografías de la zona, que sugieren que los lugares y pueblos que encontró en el noroeste ilustraban el legado sagrado que se esforzó por registrar para la posteridad.

LAS GRANDES LLANURAS

La breve expedición de Curtis a las grandes llanuras en el verano de 1900 puede haber sido la experiencia que más marcó su vida. Aquel verano presenció Curtis una de las últimas representaciones de la danza del sol. Mientras Curtis contemplaba esta ceremonia, fraguó en su mente su visión de la gran empresa foto-etnográfica a la que dedicaría su vida. Las imágenes que creó aquel verano revelan claramente la profunda impresión que le causaron la magnificencia de las naciones indígenas y la abrumadora profundidad de su cultura. Estas fotografías marcaron el comienzo del vasto y elegante retrato de las culturas indígenas norteamericanas que Curtis presentaría al mundo a lo largo de los 30 años siguientes.

En tiempo de Curtis, los indígenas de las Grandes Llanuras se concentraban, principalmente, en Dakota del Norte, Dakota del Sur, Montana y Wyoming, territorio que antaño solían cruzar grandes rebaños de búfalos en sus migraciones. Curtis se sentía poderosamente atraído por el estilo de vida intensamente independiente de algunos pueblos como los latoka, apsaroke y piegan y parecía extraordinariamente apto para plasmar su dignidad y orgullo en esplendorosas imágenes fotográficas.

Las fotografías de Curtis de la vida de los indígenas de las Grandes Llanuras representan, quizás, la parte más popular de su obra; para muchos, sus fotografías de jefes y guerreros, los bordados de cuentas, los caballos y el paisaje de la pradera, han llegado a identificarse con el indígenas norteamericano. Sin embargo, estas fotografías también documentan otros muchos aspectos de la vida cultural de los pueblos, como la caza, la guerra, la búsqueda de ideales y ceremonias religiosas. Estas imágenes siguen siendo un testimonio sin par de la fuerza y nobleza de los pueblos indígenas de las llanuras, que en una época ejercieron su dominio sobre decenas de millares de millas cuadradas.

Los pueblos de las Grandes Llanuras eran las más formidables y poderosas de América del Norte, y en la majestuosidad de su vida halló Curtis inspiración para su obra. Las vastas extensiones de tierra y cielo, los caballos, los albergues, las ceremonias religiosas, todo está representado en los impresionantes paisajes de Curtis. Sus retratos de los indígenas de las llanuras evocan la profundidad emotiva, el orgullo indomable y la independencia de los guerreros. Curtis no encontraría un ejemplo más espectacular de la idea del "indígena norteamericano" en sus viajes.

EL SUDOESTE

En el verano de 1900, Curtis emprendió su primer viaje independiente, que él mismo financió. En esta importante ocasión, decidió fotografiar a los hopis, navajos y apaches del Sudoeste. De 1900 a 1925 estudió y fotografió a los diversos pueblos de esa región con más frecuencia que a las de cualquier otra zona. Su colección "The North American Indian" dedicó más tomos al Sudoeste que a cualquier otra región.

Los indígenas del Sudoeste vivían sobre todo en Arizona y Nuevo
México, aunque también se extendían a partes de Texas, California
y el norte de México. En vista de la escasez de vegetación y caza nativa y la
disponibilidad esporádica de agua, los pueblos del
Sudoeste tenían que depender principalmente de la agricultura para su
sustento. A medida que fue aumentando su dependencia de la
agricultura, su modo de vida se fue transformando paulatinamente
en una cultura de asentamientos en poblados. De hecho, algunas de sus aldeas y pueblos han estado habitados ininterrumpidamente durante cientos de años, por lo que se pueden contar entre los asentamientos permanentes más antiguos todavía en uso hoy en día en América del Norte.

Una de las razones por las que Curtis se sintió atraído inicialmente a los pueblos indígenas del Sudoeste fue la rara oportunidad que le brindaban de observar la vida de los indígenas como había sido antes de la llegada de los blancos. Al comienzo de los primeros años del decenio de 1900, muchas personas tenían un modo de vida muy tradicional, firmemente arraigado en costumbres y prácticas religiosas ancestrales. Curtis también sentía un vivo interés por la estrecha relación que mantenían los indígenas con sus tierras ancestrales, cuyas manifestaciones físicas y metafísicas constituían la esencia de su historia, tradición y creencias. Básicamente, todas las prácticas giraban en torno a ellas.

La inmersión de Curtis en el paisaje y las culturas del indígena del Sudoeste es evidente en las fotografías que hizo de la región. Estas imágenes y los documentos que escribió a lo largo de decenios sobre el Sudoeste reflejan su profundo conocimiento de la singular relación del pueblo y el lugar.

RECONOCIMIENTOS DE LA EXPOSICIÓN

Tras décadas de oscuridad en los espacios de exposición de libros antiguos y colecciones privadas, el extraordinario registro de la vida de los pueblos indígenas norteamericanos que Curtis llevó a cabo entre 1900 y 1930, experimenta ahora un renacer, a medida que los académicos y otros con interés en la materia vuelven a descubrir el homenaje visual a la gloriosa historia de los pueblos autóctonos de Norteamérica.

Las fotografías que figuran en ambas exposiciones que recorrerán América Latina, provienen del archivo y la colección personal de Christopher Cardozo, ampliamente reconocido como uno de los principales expertos sobre Curtis y su fotografía. Cardozo es el autor de seis libros sobre Curtis y fundador y presidente de la Fundación Edward S. Curtis.

Más información, en inglés, sobre Curtis y sus fotografías de indígenas norteamericanos puede obtenerse en el sitio web de la colección Christopher Cardozo Fine Art: http://www.edwardcurtis.com/state.html, dueña del mayor inventario del mundo de fotografías de Curtis. Para mayor información sobre el itinerario de la exposición comuníquese con la Oficina de Asuntos Públicos de la Embajada de Estados Unidos en su país.


Publicado: 29 septiembre 2005 Actualizado: 29 septiembre 2005

LEA TAMBIEN
Shot in the Hand
Perfil del indígena “Shot in the Hand” (Tribu Apsaroke) tomado por el fotógrafo Edward Curtis en 1909. .(Colección de Christopher G. Cardozo)

Arte de Christopher G. Cardozo: exposición del Departamento de Estado. (en inglés)

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