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Embajada de los Estados Unidos
MENSAJE DEL EMBAJADOR |
Carta Abierta al Pueblo
de México en su Día de la Independencia Al acercarse la celebración del Día de la Independencia, el pueblo de México está merecidamente orgulloso de su historia notable, su cultura fecunda y su independencia. En esta celebración, deseo comunicar a todos los mexicanos que cuentan también con el respeto, la gratitud y el reconocimiento sincero del pueblo de los Estados Unidos. La rápida, amistosa y bien coordinada respuesta del pueblo de México, y de nuestros amigos de distintos credos y nacionalidades del mundo entero, proporcionaron auxilio y consuelo a miles de damnificados temerosos y necesitados del huracán Katrina, y ayudaron a las autoridades estadounidenses en la inmensa labor de ayudar en las tareas de reconstrucción a ciudadanos estadounidenses y de otros países cuyos hogares y medios de subsistencia fueron destruidos. La foto del Presidente Bush hombro con hombro con rescatistas de la Marina de México simboliza los fuertes lazos y el cúmulo de buenos sentimientos entre los pueblos de nuestros dos países. Al hablar en una escuela primaria de Mississippi, que acababa de ser restaurada, el Presidente Bush felicitó a las tropas de México y los Estados Unidos por “trabajar juntos para ayudar a reconstruir y poner en operación esta escuela”. Los Estados Unidos y el mundo han aprendido algunas lecciones muy difíciles del desastre causado por el huracán Katrina. La cooperación entre los gobiernos federal y locales, la planeación para hacer frente a desastres y la idea misma de cómo existen grandes concentraciones de personas en regiones de alto riesgo son sólo algunas de las interrogantes cuya respuesta pedirán los estadounidenses. La lista es larga y mientras se drenan las aguas contaminadas de Nueva Orleans y se levantan de nuevo las vidas destrozadas de millones de personas, no tengo la menor duda que habrá un serio examen de conciencia en las semanas y meses por venir. Ya se han aprendido algunas lecciones. Una de ellas es la ratificación de que el pueblo de los Estados Unidos tiene amigos y colegas con quienes puede contar. Durante décadas, agencias gubernamentales, organizaciones no gubernamentales y voluntarios de los Estados Unidos han encabezado los esfuerzos para auxiliar a las víctimas de desastres tanto naturales como provocados por el hombre. Nuestra ayuda a los damnificados del Tsunami de Asia y los esfuerzos de auxilio en apoyo de las víctimas del conflicto civil en la región de Darfur en Sudán son sólo dos ejemplos recientes de la asistencia estadounidense a los afectados por la adversidad. A medida que hacemos frente al peor desastre natural que haya golpeado a nuestro país en más de un siglo, estoy seguro que los estadounidenses también recordarán a los que estuvieron a su lado en la desventura. Los Estados Unidos nunca olvidarán la generosidad de México durante estos tiempos difíciles. Los numerosos donativos de nuestro vecino al sur han sido reconfortantes; la entrega de abastecimientos y el aporte de experiencia de parte del gobierno y de las fuerzas armadas mexicanas son necesarios, bienvenidos y motivo de gratitud en los años por venir. Recibimos con agradecimiento el convoy de víveres del Ejército y los buques de la Armada de México, que transportaron víveres, equipo para potabilizar agua, personal médico e ingenieros expertos en reparación de diques. Agradecemos también las ideas y colaboración de expertos de Protección Civil en el manejo de asistencia. Gracias a la valentía, al altruismo y a los esfuerzos sin descanso de los estadounidenses y de sus amigos en todo el mundo, está claro que ya hemos superado el punto crítico en nuestros esfuerzos para poner a esta región de la Costa del Golfo en vías de recuperación. Antonio O. Garza, Jr. * * * * * |
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