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Embajada de los Estados Unidos
MENSAJE DEL EMBAJADOR


Carta Abierta al Pueblo de México en su Día de la Independencia

México D.F. a 13 de septiembre de 2005

Al acercarse la celebración del Día de la Independencia, el pueblo de México está merecidamente orgulloso de su historia notable, su cultura fecunda y su independencia. En esta celebración, deseo comunicar a todos los mexicanos que cuentan también con el respeto, la gratitud y el reconocimiento sincero del pueblo de los Estados Unidos. La rápida, amistosa y bien coordinada respuesta del pueblo de México, y de nuestros amigos de distintos credos y nacionalidades del mundo entero, proporcionaron auxilio y consuelo a miles de damnificados temerosos y necesitados del huracán Katrina, y ayudaron a las autoridades estadounidenses en la inmensa labor de ayudar en las tareas de reconstrucción a ciudadanos estadounidenses y de otros países cuyos hogares y medios de subsistencia fueron destruidos.

La foto del Presidente Bush hombro con hombro con rescatistas de la Marina de México simboliza los fuertes lazos y el cúmulo de buenos sentimientos entre los pueblos de nuestros dos países. Al hablar en una escuela primaria de Mississippi, que acababa de ser restaurada, el Presidente Bush felicitó a las tropas de México y los Estados Unidos por “trabajar juntos para ayudar a reconstruir y poner en operación esta escuela”.

Los Estados Unidos y el mundo han aprendido algunas lecciones muy difíciles del desastre causado por el huracán Katrina. La cooperación entre los gobiernos federal y locales, la planeación para hacer frente a desastres y la idea misma de cómo existen grandes concentraciones de personas en regiones de alto riesgo son sólo algunas de las interrogantes cuya respuesta pedirán los estadounidenses. La lista es larga y mientras se drenan las aguas contaminadas de Nueva Orleans y se levantan de nuevo las vidas destrozadas de millones de personas, no tengo la menor duda que habrá un serio examen de conciencia en las semanas y meses por venir.

Ya se han aprendido algunas lecciones. Una de ellas es la ratificación de que el pueblo de los Estados Unidos tiene amigos y colegas con quienes puede contar. Durante décadas, agencias gubernamentales, organizaciones no gubernamentales y voluntarios de los Estados Unidos han encabezado los esfuerzos para auxiliar a las víctimas de desastres tanto naturales como provocados por el hombre. Nuestra ayuda a los damnificados del Tsunami de Asia y los esfuerzos de auxilio en apoyo de las víctimas del conflicto civil en la región de Darfur en Sudán son sólo dos ejemplos recientes de la asistencia estadounidense a los afectados por la adversidad. A medida que hacemos frente al peor desastre natural que haya golpeado a nuestro país en más de un siglo, estoy seguro que los estadounidenses también recordarán a los que estuvieron a su lado en la desventura.

Los Estados Unidos nunca olvidarán la generosidad de México durante estos tiempos difíciles. Los numerosos donativos de nuestro vecino al sur han sido reconfortantes; la entrega de abastecimientos y el aporte de experiencia de parte del gobierno y de las fuerzas armadas mexicanas son necesarios, bienvenidos y motivo de gratitud en los años por venir. Recibimos con agradecimiento el convoy de víveres del Ejército y los buques de la Armada de México, que transportaron víveres, equipo para potabilizar agua, personal médico e ingenieros expertos en reparación de diques. Agradecemos también las ideas y colaboración de expertos de Protección Civil en el manejo de asistencia.

Gracias a la valentía, al altruismo y a los esfuerzos sin descanso de los estadounidenses y de sus amigos en todo el mundo, está claro que ya hemos superado el punto crítico en nuestros esfuerzos para poner a esta región de la Costa del Golfo en vías de recuperación.

Antonio O. Garza, Jr.

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