Tratamiento
La mayoría del apoyo que una persona recibe después de sufrir una pérdida,
proviene de amigos y familiares, pero también podría provenir de médicos y
familiares, sin embargo, las personas que tienen dificultades en lidiar con su
pérdida, podrían beneficiarse de unas sesiones de terapia u orientación
relacionadas con el luto.
Las sesiones de orientación ayudan a los dolientes que presentan una reacción
normal a la pena, sin mayores complicaciones, a completar el proceso de penar.
La orientación la proporcionan orientadores profesionales u otras personas en
proceso de duelo. Estos servicios pueden llevarse a cabo en grupo o
individualmente.
Las metas de esta orientación incluyen:
- Ayudar a la persona en duelo a aceptar la pérdida, haciéndoles hablar sobre
ella.
- Ayudar al doliente a identificar y expresar los sentimientos relacionados
con la pérdida (por ejemplo, rabia, culpa, ansiedad, desamparo y tristeza).
- Ayudar al doliente a vivir sin el fallecido y a tomar sus propias decisiones.
- Ayudar al doliente a independizarse emocionalmente del fallecido y
establecer relaciones nuevas.
- Proporcionándole el apoyo y el tiempo necesarios para enfocar su duelo en
ocasiones especiales como cumpleaños y aniversarios.
- Explicarle en qué consiste una pena normal, y cuáles son las diferencias
individuales en este proceso.
- Dar apoyo continuo.
- Ayudar a la persona a entender su forma de penar.
- Identificar problemas de la persona al confrontar la pena y recomendarle que
acuda a un profesional en terapia del penar.
La terapia del penar se usa en personas que reaccionan de manera compleja ante
una pena. La meta de la terapia es identificar y resolver los conflictos de
separación de la persona con el fallecido. Los conflictos de separación
pueden presentarse como problemas físicos o del comportamiento, duelo demorado
o extremo, pena prolongada o conflictiva, o duelo inesperado (aunque este tipo
no se encuentra normalmente en las muertes por cáncer).
La terapia del penar puede proporcionarse de forma individual o en grupo. Lo
normal es establecer un contrato con el individuo para definir el tiempo
límite de terapia, su costo, y las expectativas y enfoques a utilizar.
La terapia del penar requiere hablar acerca de la persona fallecida, y
reconocer si hay emociones mínimas o exageradas alrededor de la pérdida. Esta
terapia puede ayudar a la persona a ver que la culpa, la rabia, u otros
sentimientos negativos o incómodos pueden existir al mismo tiempo que otros
sentimientos más positivos en relación con el difunto.
Los seres humanos tienden a formar lazos afectivos sólidos con otras personas.
Cuando estos lazos se rompen, como por medio de la muerte, las reacciones
emocionales son fuertes. Después de la pérdida, hay ciertas tareas de duelo
que deben completarse. Estas tareas básicas incluyen el aceptar la realidad de
la pérdida, vivir con el dolor físico y emocional de la pena, adaptarse a una
vida sin el ser querido, y separarse emocionalmente de él para continuar
viviendo. Es esencial que la persona que atraviesa por una pena de este tipo
complete estas tareas antes de que termine el duelo.
En la terapia del penar, existen seis tareas que se pueden usar para ayudar a
la persona en duelo a superar el proceso:
- Desarrollar la capacidad de
experimentar, expresar y adaptarse a los dolorosos cambios afectivos de la
pena.
- Utilizar los medios más eficaces de afrontar los cambios dolorosos.
- Establecer una relación continuada con el difunto.
- Mantenerse saludable
y funcional.
- Restablecer antiguas relaciones, y entender que otros podrían
tener dificultad en comprender su pena.
- Llegar a tener una buena imagen
de sí mismo y del mundo.
Pudieran surgir complicaciones en el proceso del penar debido a que este
proceso no fue debidamente finalizado en pérdidas anteriores. Para poder
resolver satisfactoriamente el duelo presente, se debe afrontar la pena
relacionada con estas pérdidas anteriores. Una terapia sobre el duelo incluye
el lidiar con la resistencia al proceso de duelo, identificar los asuntos
pendientes con el fallecido, e identificar y acomodar pérdidas secundarias
como resultado del fallecimiento. Por último se ayuda al doliente a aceptar lo
irreversible de la pérdida y visualizar lo que será su vida después del
período de duelo.
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