Índice Propósito de este sumario del PDQ Descripción Alteraciones del sueño en pacientes con cáncer Evaluación Manejo
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Propósito de este sumario del PDQ
Este sumario del PDQ con información sobre el cáncer para profesionales de la salud, provee información integral con base en la información científica disponible que ha sido revisada por expertos en la fisiopatología y el tratamiento de los trastornos del sueño. El Consejo Editorial del PDQ sobre Cuidados Médicos de Apoyo examina regularmente este sumario y lo actualiza según sea necesario.
Este sumario contiene información sobre los siguientes aspectos:
- Etiología.
- Evaluación.
- Manejo.
El propósito de este sumario es servir como fuente de información y ayuda para el médico que atiende a los pacientes de cáncer. No provee pautas o recomendaciones formales para la toma de decisiones relacionadas con la atención de la salud.
Este sumario está disponible en inglés y también en una versión para pacientes escrita en lenguaje menos técnico.
Volver arriba Descripción
Los trastornos del sueño se presentan en cerca del 12% al 25% de la población general
[1] y a menudo están asociados con estrés situacional, enfermedad, envejecimiento y tratamiento con fármacos.[2,3] Se calcula que 45%
de las personas con cáncer experimentan trastornos del sueño.[4] La enfermedad
física, el dolor, la hospitalización, los fármacos y otros tratamientos para el
cáncer y la repercusión psicológica de una enfermedad maligna pueden alterar los
patrones de sueño de las personas con cáncer. La falta de sueño afecta de manera
negativa el humor y el desempeño durante el día. En la población general, el
insomnio persistente ha sido asociado con un riesgo mayor de desarrollar ansiedad
o depresión clínicas. Los trastornos del sueño y, en resumidas cuentas, la
inversión del ciclo sueño-vigilia, pueden ser los primeros signos de un delirio
en desarrollo. (Para mayor información, consultar el sumario del PDQ sobre Trastornos cognitivos y delirio.) El sueño adecuado puede aumentar la tolerancia del paciente
con cáncer al dolor.
El sueño consta de dos fases: sueño de movimientos oculares rápidos (MOR) y sueño no MOR (NMOR).[5] El sueño MOR,
también conocido como sueño onírico, es la fase activa o paradójica del sueño,
en la que el cerebro permanece activo. El sueño NMOR es la fase tranquila o descansada
del sueño. El NMOR, también llamado sueño de onda lenta está dividido en cuatro
etapas de sueño que se van profundizando progresivamente, según lo han mostrado
los resultados de electroencefalogramas.[2,6]
Las etapas del sueño ocurren según un patrón o ciclo repetido de sueño NMOR seguido
de sueño MOR y cada ciclo dura aproximadamente 90 minutos. El ciclo de sueño se
repite de 4 a 6 veces durante un período de sueño de 7 a 8 horas.[6] El ciclo
sueño-vigilia lo dicta un reloj biológico inherente o ritmo circadiano. Las
perturbaciones en los patrones individuales de sueño pueden perturbar el ritmo
circadiano y alterar el ciclo del sueño.[7]
El Sleep Disorders Classification Committee de la American Academy of Sleep Medicine ha definido cuatro categorías
principales de trastornos del sueño:
- Trastornos para iniciar y mantener el sueño (insomnio).
- Trastornos del ciclo sueño-vigilia.
- Disfunciones asociadas con el sueño, etapas de sueño o despertares parciales
(parasomnias).
- Trastornos de somnolencia excesiva.
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Volver arriba Alteraciones del sueño en pacientes con cáncer
Los pacientes con cáncer tienen gran riesgo de desarrollar insomnio y trastornos
del ciclo sueño-vigilia. El insomnio es el trastorno del sueño más común en esta
población y con mayor frecuencia suele ser secundario a los factores físicos y
psicológicos relacionados con el cáncer y con el tratamiento de cáncer.[1] La
ansiedad y la depresión, respuestas psicológicas comunes al diagnóstico de
cáncer, al tratamiento de cáncer y a la hospitalización, están sumamente
correlacionadas con el insomnio.[2-6]
Las perturbaciones del sueño se pueden agudizar debido a síndromes
paraneoplásicos asociados con la producción de esteroides y por síntomas
asociados con la invasión tumoral, tales como drenaje de lesiones, alteraciones
gastrointestinales (GI) y genitourinarias (GU), dolor, fiebre, tos, disnea,
prurito y fatiga. Los medicamentos, incluso vitaminas,
corticosteroides, neurolépticos para la náusea y el vómito, y los
simpaticomiméticos para el tratamiento de la disnea —así como otros factores de
tratamiento— pueden tener un efecto negativo en los patrones de sueño.
Entre los efectos secundarios de tratamiento que pueden afectar el ciclo de
sueño-vigilia se encuentran los siguientes:[7]
- Dolor.
- Ansiedad.
- Sudoración nocturna/calores fogosos [para mayor información, consultar el sumario del PDQ sobre Fiebre, sudación y crisis vasomotoras (sofocos)].
- Trastornos GI (por ejemplo, incontinencia, diarrea, estreñimiento o náusea).
- Trastornos GU (por ejemplo, incontinencia, retención o irritación GU).
- Trastornos respiratorios.
Los fármacos que se utilizan con frecuencia en el tratamiento del cáncer pueden también causar insomnio. El uso continuo de estimulantes del
sistema nervioso central (SNC) (por ejemplo, anfetaminas, cafeína y pastillas para adelgazar
que incluyen suplementos dietéticos para estimular la pérdida de peso y la
supresión del apetito), sedantes e hipnóticos (por ejemplo, glutetimida,
benzodiacepinas, pentobarbital, hidrato de cloral, secobarbital sódico y
amobarbital sódico), algunos fármacos quimioterapéuticos contra el cáncer
(especialmente antimetabolitos), anticonvulsivos (por ejemplo, fenitoína),
adrenocorticotropina, anticonceptivos orales, inhibidores de monoaminooxidasa,
metildopa, propanolol, atenolol, alcohol y preparaciones de tiroides pueden
causar insomnio. Además, la supresión de los depresivos del SNC (por ejemplo, barbitúricos, opioides, glutetimida, hidrato de cloral, metacualona,
etoclorovinol, alcohol, sedantes antihistamínicos con receta y sin ella),
benzodiacepinas, principales tranquilizantes, antidepresivos tricíclicos e
inhibidores de monoaminooxidasa y drogas ilícitas (por ejemplo, marihuana, cocaína,
fenciclidina y opioides) pueden causar insomnio. Los hipnóticos más comúnmente
recetados pueden interferir con el sueño de movimientos oculares rápidos (sueño MOR) dando así lugar a mayor
irritabilidad, apatía y disminución de la agilidad mental. La supresión abrupta
de los hipnóticos y sedantes puede generar varios síntomas, incluso nerviosismo,
intranquilidad, convulsiones y rebote del sueño MOR. El rebote del sueño MOR
se ha definido como un "aumento marcado del sueño MOR con mayor frecuencia e intensidad del soñar, inclusive pesadillas".[8] El aumento de la vigilia fisiológica que ocurre
durante el rebote del sueño MOR puede ser peligroso para los pacientes con úlceras
pépticas o antecedentes de problemas cardiovasculares.
Es posible que el sueño de los pacientes hospitalizados sea frecuentemente interrumpido por regímenes de tratamiento, rutinas hospitalarias y compañeros de habitación que, individualmente o en conjunto,
alteran el ciclo sueño-vigilia. Otros factores que influyen en los ciclos de
sueño-vigilia en el entorno del hospital son la edad del paciente, la comodidad, el dolor y la ansiedad, así como el ruido y la temperatura ambiental.[9]
Las consecuencias de las perturbaciones del sueño pueden influir en los
resultados terapéuticos y en las medidas de atención médica complementaria. Los
pacientes con perturbaciones leves a moderadas del sueño pueden sentir
irritabilidad e inhabilidad de concentrarse, lo que puede a su vez afectar el
cumplimiento por parte del paciente de los protocolos de tratamiento, la
capacidad para tomar decisiones y las relaciones con otras personas allegadas al
paciente. La depresión y la ansiedad también pueden ser causadas por los trastornos del sueño. Las medidas de atención médica complementaria deben
enfocarse hacia el fomento de la calidad de vida y del descanso adecuado.
Bibliografía
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[PUBMED Abstract]
Volver arriba Evaluación
La evaluación es el paso inicial en las estrategias de control. Los datos de
la evaluación deben incluir la documentación de los factores de predisposición,
patrones de sueño, estado emocional, ejercicio y grado de actividad, dieta,
síntomas, medicamentos y la rutina del personal a cargo del cuidado del
paciente.[1] En las secciones a continuación se traza un esquema de las
recomendaciones que se deben tomar en cuenta para llevar a cabo un examen físico
y un historial del sueño del paciente. Los datos pueden obtenerse de múltiples
fuentes, incluso el informe subjetivo del paciente sobre su dificultad para
conciliar el sueño, observaciones objetivas de manifestaciones fisiológicas y de
comportamiento de las perturbaciones del sueño e informes de parientes del
paciente respecto a la calidad del sueño de éste.[2]
El diagnóstico de insomnio se basa principalmente en una historia médica y
psiquiátrica cuidadosa y detallada. La American Academy of Sleep Medicine ha
publicado pautas para el uso de la polisomnografía como instrumento objetivo para
evaluar el insomnio. El polisomnograma rutinario incluye observación con electroencefalografía,
electrooculografía, electromiografía, esfuerzo al respirar y flujo de aire,
saturación de oxígeno, electrocardiografía y posición del cuerpo. La
polisomnografía es el instrumento de diagnóstico principal en los trastornos del
sueño y está indicada en la evaluación de trastornos de la respiración que se
sospecha están relacionados con el sueño y del trastorno de movimientos
periódicos de las extremidades, y cuando la causa del insomnio es incierto o
cuando la terapia de conducta o farmacológica no tiene éxito.[3]
Factores de riesgo de los trastornos del sueño
- Factores de enfermedad, incluso síndromes paraneoplásicos con mayor
producción de esteroides; y síntomas asociados con la invasión tumoral (por ejemplo,
obstrucción, dolor, fiebre, disnea, prurito y fatiga).
- Factores de tratamiento, incluso síntomas relacionados con la cirugía (por ejemplo,
dolor, vigilancia frecuente y uso de opioides); quimioterapia (por ejemplo, corticosteroides
exógenos); y síntomas relacionados con la quimioterapia.
- Fármacos tales como opioides, sedantes/hipnóticos, esteroides,
cafeína/nicotina, algunos antidepresivos, vitaminas y suplementos dietéticos
incluyendo pastillas para adelgazar que incluyen suplementos dietéticos para
estimular la pérdida de peso y la supresión del apetito.
- Factores ambientales.
- Estresantes físicos o psicológicos.
- Depresión (para mayor información, consultar el sumario del PDQ sobre Depresión).
- Ansiedad (para mayor información, consultar el sumario del PDQ sobre Trastorno por ansiedad).
- Delirio (para mayor información, consultar el sumario del PDQ sobre Trastornos cognitivos y delirio).
- Ataques diurnos; ronquidos; y dolores de cabeza.
Características del sueño
- Patrones habituales de sueño, incluso la hora habitual de acostarse, la rutina antes
de retirarse (por ejemplo, alimentos, baño y medicamentos), tiempo transcurrido antes
del comienzo del sueño y duración del sueño (episodios de despertar durante noche, capacidad de reanudar el sueño y hora acostumbrada de despertar).
- Características de un sueño perturbado (cambios después del diagnóstico,
tratamiento u hospitalización).
- Percepción de las personas significativas para el paciente en cuanto a la calidad y
cantidad del sueño del mismo.
- Antecedentes familiares de trastornos del sueño.
Bibliografía
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Kaempfer SH: Insomnia. In: Baird SB, ed.: Decision Making in Oncology Nursing. Philadelphia, Pa: B.C. Decker, Inc., 1988, pp 78-9.
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[PUBMED Abstract]
Volver arriba Manejo
El manejo de las perturbaciones del sueño debe concentrarse en el tratamiento de los
síntomas relacionados con el cáncer y su tratamiento, y en la identificación y manejo de los factores ambientales y psicológicos. El tratamiento de la
neoplasia puede resolver las perturbaciones del sueño. Cuando las
perturbaciones del sueño son causadas por los síntomas del cáncer o por su
tratamiento, las medidas para controlar o aliviar los síntomas suelen ser la clave
para resolver las perturbaciones del sueño. Para el manejo de las perturbaciones del
sueño, se combinan enfoques no farmacológicos y farmacológicos individualizados
para el paciente.
Manejo no farmacológico de las perturbaciones del sueño
El medio ambiente puede modificarse para reducir la alteración del sueño.
Minimizar el ruido, atenuar o apagar las luces, ajustar la temperatura de la
habitación y consolidar las tareas de asistencia al enfermo para disminuir el número de las
interrupciones, pueden aumentar la duración de sueño ininterrumpido.[1]
Otras acciones o intervenciones que pueden promover el descanso son las siguientes:[2,3]
- Mantener la piel del paciente limpia y seca.
- Dar fricciones de espalda o masaje en áreas del cuerpo para brindar bienestar al paciente (por ejemplo, masajes en las prominencias óseas, la cabeza y el cuero
cabelludo, los hombros, las manos y pies).
- Mantener la cama o las superficies de los artículos de soporte (sillas y
almohadas) limpias, secas y sin arrugas.
- Asegurarse que haya suficientes mantas para mantener el calor.
- Regular la ingestión de líquido para evitar que el paciente se despierte
frecuentemente para evacuar.
- Promover que el paciente vacíe el intestino y la vejiga antes de dormir.
- Fomentar una función intestinal óptima (mayor cantidad de líquidos, fibras alimenticias, y uso de suavizantes de heces y de laxantes).
- Emplear un catéter de condón para la incontinencia nocturna.
- Suministrar un bocadillo de alto contenido proteínico dos horas antes de la hora
de acostarse (por ejemplo, leche, pavo o alimentos de alto contenido de triptófano.
- Evitar bebidas con cafeína u otros estimulantes, como suplementos dietéticos, que
producen cambios en el metabolismo y suprimen el apetito.
- Instar al paciente a que use ropa holgada, suave.
- Facilitar la comodidad a través de cambios de posición y apoyo con almohadas
según sea necesario.
- Alentar al paciente a que haga ejercicio o actividades a más tardar dos horas
antes de acostarse.
- Alentar al paciente a mantener horarios regulares para acostarse y para levantarse.
- Reducir y coordinar los contactos necesarios del personal de cabecera para los
enfermos hospitalizados.
La función de las intervenciones psicológicas es de ayudar al paciente a
enfrentar su enfermedad mediante educación, apoyo y reafirmación. A medida que
el paciente aprende a controlar el estrés provocado por la enfermedad, la
hospitalización y el tratamiento, el sueño puede mejorar.[4] Los ejercicios de
relajación y de autohipnosis efectuados a la hora de acostarse pueden ayudar a fomentar la calma y el sueño. Las intervenciones cognoscitivas del
comportamiento que disminuyen la tensión asociada con el insomnio temprano y
cambian la meta de "necesidad de dormir" a "tan solo relajamiento" pueden
disminuir la ansiedad y fomentar el sueño.[5] Se deberá alentar la comunicación, verbalización de las preocupaciones y la franqueza entre el paciente, la
familia y el equipo de atención médica.
Se ha encontrado que muchas de las personas que sufren de insomnio tienen malos hábitos de higiene del sueño (como fumar y tomar alcohol antes de irse a dormir), que pueden agravar o perpetuar este trastorno.[6] Por tanto, una evaluación completa sobre la higiene del sueño (por ejemplo, tiempo que se permanece en la cama; siestas durante el día; consumo de cafeína, alcohol o comidas pesadas, picantes o dulces; ejercicio y ambiente para dormir) y el uso de estrategias de manejo conductual (por ejemplo, hora fija para acostarse; restricción de los hábitos de fumar, comer y consumir alcohol por lo menos de 4 a 6 antes de acostarse y mucho ejercicio) pueden resultar eficaces para reducir la perturbación del sueño.
Manejo farmacológico de las perturbaciones del sueño
Cuando las perturbaciones del sueño no se resuelven con otras medidas de
asistencia médica, quizás resulte útil el uso, a corto plazo o intermitente, de
medicamentos para el sueño. Sin embargo, el uso prolongado de medicamentos
para el sueño para el insomnio persistente puede perjudicar los patrones
naturales del sueño (por ejemplo, privación del sueño de movimientos oculares rápidos [sueño MOR]) y alteración de las funciones
fisiológicas. El uso prolongado (> 1–2 semanas) de estos medicamentos puede
resultar en tolerancia, dependencia psicológica y física, intoxicación por fármacos y
resaca por medicamentos.[1,7]
El zolpidem, un fármaco más nuevo, supuestamente no se ha asociado con tolerancia, dependencia, alteraciones de ciclos de sueño o insomnio de rebote.
El tartrato de zolpidem (Ambien) se administra en dosis de 5 mg a 10 mg, 30 minutos
antes de acostarse. Hasta la fecha, este medicamento no se ha usado ni se ha
estudiado en para pacientes con cáncer.
Las benzodiacepinas han sido utilizadas ampliamente en el control de las
perturbaciones del sueño. Cuando estas se utilizan como complemento de otro
tratamiento durante períodos cortos de tiempo, estos fármacos son seguros y
eficaces en la producción de un sueño natural, ya que son menos nocivos para el
sueño MOR que otros fármacos hipnóticos. En dosis bajas, las benzodiacepinas
ejercen un efecto antiansiolítico; en dosis elevadas, el efecto es hipnótico.
Las sustancias que se utilizan con frecuencia como ayuda para conciliar el sueño,
no han sido debidamente estudiadas en los pacientes de cáncer. En un centro
oncológico importante, se realizó un ensayo clínico donde participaron mujeres
con cáncer de mama sometidas a cirugía inicial del seno; dicho ensayo se llevó a
cabo con triazolam y fue un estudio aleatorio, doble ciego, con el uso de
placebo como control. El fármaco resultó ser superior al placebo en relación con la
calidad del sueño y produjo un mejor descanso. El resto de la literatura médica en
relación a estudios empíricos y ensayos aleatorios controlados sobre sustancias
que ayudan con el sueño, está dispersa y es más bien de carácter anecdótico.[8]
Las benzodiacepinas difieren entre ellas por la duración de su acción y por su
farmacocinética. La enfermedad hepática tiene menos efecto en el metabolismo del
loracepam, el oxacepam y el temacepam que en el metabolismo de otras benzodiacepinas.
Mientras que los fármacos de acción prolongada pueden producir malestar durante el
día, los fármacos de acción corta se asocian con mayor frecuencia con dependencia,
insomnio de rebote, insomnio de las primeras horas de la mañana, ansiedad durante
el día y efectos serios de abstinencia como, por ejemplo, convulsiones.[4] Se puede hacer las
siguientes caracterizaciones generales:
- Las benzodiacepinas de acción intermedia y rápida se caracterizan
por períodos de semidesintegración de 4 a 24 horas.
- Las benzodiacepinas de acción rápida se caracterizan por los siguientes efectos:
- Pocos metabolitos activos.
- Raras veces, acumulación con dosis múltiples.
- Efecto mínimo en la eliminación del fármaco por edad o enfermedad hepática.
- Las benzodiacepinas de acción prolongada se caracterizan por los siguientes efectos:
- Períodos de semidesintegración de más de 24 horas.
- Metabolitos farmacológicamente activos.
- Acumulación con dosificaciones múltiples.
Las ayudas para el sueño sin benzodiacepinas, incluyen antidepresivos, antihistamínicos y antipsicóticos. Los antihistamínicos han sido
fármacos populares para el control de trastornos del sueño entre los pacientes
con cáncer. Las propiedades anticolinérgicas de los antihistamínicos alivian
la náusea, el vómito y además el insomnio. Estos fármacos deben emplearse con
cuidado porque se pueden presentar sedación diurna y delirio,
especialmente en los pacientes de edad más avanzada. Los antidepresivos tricíclicos, como
la amitriptilina o la doxepina (Sinequan) pueden ser eficaces tanto para pacientes
que no están deprimidos como para los que están deprimidos. Cuando se administran a la
hora de acostarse, estos fármacos sedantes pueden eliminar la necesidad de tomar
un hipnótico adicional. Las dosis bajas de antidepresivos tricíclicos pueden
servir como fármacos eficaces del sueño y pueden convertirse en el tratamiento
escogido para el insomnio en los pacientes que tienen dolor neuropático y falta
de apetito (por ejemplo, doxepina 50 a 100 mg al acostarse; amitriptilina 25 a 100 mg al
acostarse). En dosis bajas, la trazodona (50 a 150 mg) puede fomentar el sueño y
con frecuencia se combina con otros antidepresivos (por ejemplo, 20 mg de fluoxetina
en la mañana) entre los pacientes con insomnio que están deprimidos. Un
antidepresivo muy singular, la mirtazapina (Remeron), se ha utilizado
clínicamente en el tratamiento de la depresión y para inducir el sueño, también
para estimular el apetito y reducir la náusea cuando se utiliza en dosis bajas a
la hora de acostarse. Los efectos hipnóticos de la marihuana (tetrahidrocanabinol
o THC) son similares a los de los hipnóticos convencionales en cuanto a la
reducción del sueño de REM; sin embargo, los efectos secundarios que se experimentan antes de la
inducción del sueño y la resaca hacen que el uso de THC sea menos aceptable que el
de las benzodiacepinas.[9]
Los neurolépticos de baja potencia (por ejemplo, 10 a 25 mg de tioridacina) son útiles
para fomentar el sueño en pacientes con insomnio asociado con síndromes
orgánicos mentales y delirio. (Para mayor información, consultar el sumario del PDQ
sobre Trastornos cognitivos y delirio.)
Los barbitúricos por lo general no se recomiendan para el control de las
perturbaciones del sueño en pacientes con cáncer. Los barbitúricos tienen varios
efectos adversos, por ejemplo el paciente puede desarrollar tolerancia a los
mismos. Además, tienen un margen estrecho de seguridad.
La mayoría de los hipnóticos son efectivos inicialmente, pero pierden eficacia
cuando se usan con regularidad y pueden convertirse en una causa principal de
perturbaciones del sueño.[10]
Medicamentos empleados comúnmente para promover el sueño
Categoría de
fármaco
|
Medicamento
|
Dosis hipnótica (vía)
|
Comienzo (duración de acción)
|
Benzodiacepinas |
diacepam
(Valium) |
5–10 mg (cápsula, tableta) |
30'–60' (6–8 h) |
temacepam
(Restoril) |
15–30 mg (cápsula) |
60' mínimo (6–8 h) |
triazolam
(Halcion) |
0,125–0,5 mg (tableta) |
30' (tiempo pico en 1–1,5 h) |
clonacepam |
0,5–2,0 mg (tableta) |
30'–60' (8–12 h) |
Antidepresivos tricíclicos |
(Klonopin) doxepina (Sinequan) |
10–150 mg |
30' |
amitriptilina (Elavil) |
10–15 mg |
30' |
nortriptilina (Pamelor) |
10–50 mg |
30' |
Derivados clorales |
hidrato de cloral |
0,5–1,0 g
(cápsula, jarabe,
supositorio) |
30'–60' (4–8 h) |
Antidepresivos
de segunda
generación |
trazodona (Desirel) |
25–150 mg |
30’ |
nefazoadona
(Serzona)
|
50–100 mg |
30’ |
mirtazapina
(Remeron) |
15–60 mg |
30’ |
Antihistaminas |
difenhidramina (Benadryl) |
25–100 mg (tableta, cápsula, jarabe) |
10’–30’ (4–6 h) |
hidroxicina
(Vistaril,
Atarax) |
10–100 mg (tableta, cápsula, jarabe) |
15’-30’ (4–6 h) |
Neurolépticos |
tioridacina
(Mellaril) |
10–50 mg |
30’–60’ |
clorpromacina
(Thorazine)
|
10–50 mg |
30’–60’ |
Otros |
tartrato de
zolpidem
(Ambien) |
5–20 mg |
30’ (4–6 h) |
zalepon (Sonata) |
10–20 mg |
30’ (4–6 h) |
La melatonina, hormona producida por la glándula pineal durante las horas de
oscuridad, juega un papel mayor en el ciclo de sueño-vigilia. Aunque se indica
un estudio ulterior, claramente la melatonina tiene una función importante en el
tratamiento de ciertos tipos de trastornos crónicos del sueño.[11,12] Se supone
que la melatonina ejerce un efecto hipnótico a través de mecanismos
termorreguladores. Al bajar la temperatura corporal central, la melatonina
reduce la excitación y aumenta la propensión al sueño. Es posible que la
melatonina sea un fármaco hipnótico eficaz para aliviar la perturbación del sueño
que está asociada con una temperatura elevada debida a bajas concentraciones de
melatonina en circulación. Los efectos circadianos e hipnóticos combinados de la
melatonina indican una acción sinérgica en el tratamiento de los trastornos
del sueño relacionados con la secuencia inoportuna del sueño y la vigilia. La
melatonina adyuvante también puede aliviar la perturbación del sueño causada por
los fármacos que se sabe alteran la producción normal de melatonina (por ejemplo, los
bloqueadores beta y las benzodiacepinas).[11]
Se ha visto que en los niños con tumores endocrinos que disminuyen la producción
natural de la hormona, el sueño mejora cuando se reemplaza la melatonina.[12]
La eficacia no se ha demostrado en otros estudios. La melatonina
puede afectar la manera en que las células tumorales responden a la quimioterapia
y la radioterapia. Algunos estudios de cáncer del colon y el cerebro indican que
los efectos de la melatonina en la quimioterapia y radioterapia pueden ser
beneficiosos.[13] No obstante, no tenemos suficiente información para asegurarle
al paciente que estas terapias con melatonina son inocuas. El uso de melatonina
para tratar el cáncer en los pacientes está en evaluación. Porque los efectos de
la melatonina en la quimioterapia pueden ser negativos o positivos, es importante
que los pacientes que se están tratando con quimioterapia, consulten a su médico antes de
usar melatonina.
La variación de los patrones de sueño y vigilia son los signos característicos
del envejecimiento biológico.[14] Se ha probado que las concentraciones de melatonina
circulante pueden ser significativamente más bajos en las personas mayores
saludables y en los insomnes, que en los sujetos de control de la misma edad.
Basándose en estos resultados, la terapia de reemplazo de melatonina puede ser
beneficiosa para fomentar y mantener el sueño en las personas de edad más avanzada.[15] No obstante,
el reemplazo de melatonina no ha sido estudiado para el tratamiento de insomnio
en personas de mayor edad con cáncer.
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[PUBMED Abstract]
Volver arriba Consideraciones especiales
El paciente con dolor
Puesto que controlar mejor el dolor mejora el sueño, se debe administrar los
analgésicos adecuados o establecer un control no farmacológico para el dolor
antes de introducir medicamentos para el sueño. Los antidepresivos tricíclicos
pueden ser particularmente útiles en el tratamiento del insomnio en los pacientes
con dolor neuropático y depresión. Los pacientes sometidos a dosis elevadas de
opiáceos para el dolor pueden correr mayor riesgo de padecer de delirio y de
trastornos orgánicos mentales. Tales pacientes se pueden beneficiar del uso de
bajas dosis de neurolépticos como fármaco de sueño (por ejemplo, 25 a 50 mg de
tioridacina o 0,5–1,0 mg de haloperidol).
Los pacientes de más edad
Los pacientes mayores de edad suelen sufrir de insomnio debido a cambios en
los patrones de sueño relacionados con la edad. El ciclo del sueño en esta
población se caracteriza por un sueño más ligero, ratos de vigilia más
frecuentes y menos tiempo de sueño total. La ansiedad, la depresión, la pérdida
de respaldo social y el diagnóstico de cáncer son factores que contribuyen a los
trastornos del sueño entre los pacientes mayores de edad.[1]
Los problemas de sueño en adultos de mayor edad son tan comunes que casi la
mitad de las recetas de hipnóticos son para las personas mayores de 65 años de
edad. Aunque el envejecimiento normal afecta el sueño, el médico clínico deberá
evaluar los muchos factores que causan el insomnio, tales como enfermedad médica,
enfermedad psiquiátrica, demencia, alcoholismo, polifarmacología, síndrome de piernas
inquietas, movimientos periódicos de las piernas y síndrome de apnea en el sueño.
El tratamiento no farmacológico de los trastornos del sueño es el control inicial
preferido, con el uso de medicamentos cuando se indique y referencia a un centro
para trastornos del sueño cuando sea necesaria la atención especializada.[2]
El establecimiento de un horario regular de comidas, desaconsejar las siestas
diurnas y fomentar la actividad física pueden mejorar el sueño. La prescripción
de hipnóticos para los pacientes mayores de edad debe ajustarse a los cambios en
metabolismo, al aumento de las reservas de grasa y de la sensibilidad. Las
dosificaciones deben ser reducirse en un 30% a 50%. Los problemas asociados con
la acumulación de fármacos (especialmente con el fluracepam) deben sopesarse con
los riesgos de padecer los efectos de supresión más graves o de rebotes asociados
con las benzodiacepinas de acción corta. El hidrato de cloral es otro fármaco
apto para los pacientes mayores de edad.[1]
Síndrome de somnolencia en niños
La irradiación craneal y el metotrexato intratecal se emplean para prevenir el
desarrollo de leucemia del sistema nervioso central en los niños con
leucemia linfocítica aguda. El síndrome de somnolencia (SS) es una
complicación de la irradiación craneal que ocurre en 30% a 50% de los pacientes
que reciben más de 18 Gy en fracciones de dosis diarias de 1,5 Gy a 2 Gy. El
síndrome puede aparecer de 4 a 6 semanas después de la terapia. Los
síntomas del SS oscilan entre una somnolencia leve y una letargia moderada y,
ocasionalmente, una fiebre baja. La fisiopatología se desconoce, pero son
detectables las anormalidades en el electroencefalograma y en el líquido
cefalorraquídeo de los niños afectados. Aunque las medidas de asistencia
médica no pueden prevenir el SS, el reconocimiento de su presencia puede prevenir o reducir al mínimo la ansiedad en los niños y en los padres
cuando los síntomas de SS aparecen.
Apnea del sueño después de una mandibulectomía
Una mandibulectomía anterior puede dar lugar al desarrollo de apnea del sueño.
Todos los pacientes con tumores de la cabeza y el cuello que han sufrido una
resección extensa de la cavidad bucal anterior, deben ser evaluados antes de retirar el tubo de traqueostomía. Un colgajo o reconstrucción de
la mandíbula inferior aparentemente previene el desarrollo de apnea del sueño.
En contraste, la suspensión con cabestrillos faciales del labio inferior no
previene el desarrollo de apnea del sueño.[3] La evaluación de los síntomas y la
preparación para la aparición de los síntomas en esta población proporcionan
indicios para efectuar intervenciones relacionadas con la apnea del sueño.
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[PUBMED Abstract]
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Llame al 1-800-4-CANCER
Para obtener más información, las personas que residen en los Estados Unidos pueden llamar gratis al Servicio de Información del Instituto Nacional del Cáncer (NCI, por sus siglas en inglés) al 1-800-4-CANCER (1-800-422-6237), de lunes a viernes de 9:00 a.m. a 4:30 p.m. Las personas sordas o con dificultad para escuchar que tienen equipo de TTY, pueden llamar al 1-800-332-8615. La llamada es gratis y un especialista en información sobre el cáncer estará disponible para responder a sus preguntas.
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