Descripción
Cerca del 90% de los cuidados relacionados con el cáncer se administran en
consulta externa.[1] Esto conlleva mayor responsabilidad por parte del paciente y
su familia [2] y un enfoque coordinado por parte del sistema de atención
sanitaria. Mientras el cuidado del paciente continúa volviéndose cada vez más
complejo, las presiones reguladoras y fiscales se han vuelto más restrictivas.[3]
El cuidado óptimo depende actualmente de la elaboración cuidadosa de planes por
parte de diferentes fuentes de cuidados para asegurar la continuidad de los
mismos. Hoy en día los pacientes cambian de fuentes de cuidados varias veces
durante su tratamiento (por ejemplo, pasan de estar ingresados en un hospital a ser
pacientes ambulatorios en consulta externa con necesidad de atención domiciliaria). Los componentes clave del tratamiento ambulatorio y a domicilio para los
pacientes con cáncer son: el contar con un equipo coordinado que administre sus
cuidados, que tanto el paciente como su familia se interesen por el tratamiento y
se comprometan a seguirlo, y que existan apoyo constante y fuentes de educación
para el paciente y su familia. (En esta sección, se ha utilizado el
término familia para referirse a los individuos que tienen una estrecha
relación social con el paciente. La naturaleza de estas relaciones puede ser muy
variada, y algunas personas a las que se considera familia pueden no ser los
familiares más cercanos. En el ambiente de atención domiciliaria, estas personas
son con frecuencia las que cuidan del enfermo.) Sin embargo, no sólo se pone a
riesgo la administración de cuidados si estos son fragmentados, sino que, además,
las demandas de la enfermedad pueden hacer que las familias corran el riesgo de
perder sus trabajos y tengan dificultades económicas en su lucha por atender al
pariente en su hogar.[4] La planificación y administración de
la atención domiciliaria para los pacientes y sus familias están por lo general
fragmentadas. Esto sucede más a menudo entre los pacientes con cáncer más
vulnerables, como aquellos cuyos ingresos son bajos, los que pertenecen a
minorías que residen en zonas urbanas [5] y aquellos que viven en zonas
rurales.[6]
Lo mejor para los pacientes y familiares es recibir cuidados de manos de
un equipo médico ya que sus necesidades con frecuencia son complejas y no reconocidas.[7] Dependiendo del diagnóstico, del estadio de la enfermedad, el grado de
atención de enfermería requerido y una variedad de factores psicosociales, los
pacientes pueden necesitar un mayor o menor apoyo tecnológico y psicológico. Las
necesidades de cuidado de los pacientes y sus familias las dictan factores
médicos y biológicos, así como factores demográficos, el ambiente (urbano o
rural) y factores psicosociales. Por lo tanto, las necesidades de cuidado son
únicas según cada paciente y cada familia. Sin embargo, la administración de
cuidados para aquellos en periodos de transición y para los que necesitan
evaluación, planificación y manejo continuo presenta grandes dificultades y
consume mucho tiempo, por lo que puede volverse desorganizada y poco sistemática.
Bibliografía
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