Información general
La toxicomanía en pacientes sin antecedentes es excepcionalmente poco
frecuente. Los opioides y otras sustancias controladas se pueden recetar con sensatez sin temor a su uso indebido. Cuando se manifiesta una conducta problemática relacionada con la toma de medicamentos, a menudo se debe al control deficiente del dolor. Sin embargo, muchas personas con cáncer tienen antecedentes de drogadicción o conviven con personas que la tienen. Estos pacientes tienen necesidades
especiales a las que con frecuencia no se les da importancia porque se pasa por
alto este problema.[1] Casi un tercio de la población de los Estados Unidos
ha usado alguna vez drogas ilícitas y se calcula que entre el 6% y el 27% tienen un problema de abuso de sustancias de algún tipo.[2-5] El abuso de opioides recetados ha aumentado rápidamente desde mediados del decenio de 1980 y es actualmente tan frecuente como el abuso de cocaína.[6] Debido a que la prevalencia y la relación entre la drogadicción y algunos tipos de
cáncer,[1] los problemas relativos a los abusos y adicciones se suelen
encontrar en el ámbito de los cuidados paliativos.
La población de pacientes con antecedentes de abuso de drogas o adicción es extremadamente
heterogénea y el estado de cada paciente afectará preocupaciones directamente relacionadas con su cuidado
paliativo. Los pacientes que abusan activamente del alcohol, las drogas ilícitas o los fármacos recetados presentan problemas que se diferencian de aquellos que experimentan los pacientes que se están recuperando sin usar fármacos o los pacientes que
participan en programas de mantenimiento con metadona. Puede ser
difícil realizar un diagnóstico apropiado de este trastorno debido a las
variaciones de los comportamientos abusivos con el tiempo, los cambios en los
factores comórbidos físicos y psicológicos que influyen en el abuso, y los
problemas inherentes con la nomenclatura de la toxicomanía en las personas con
enfermedades físicas.
Los pacientes con un historial de toxicomanía presentan muchos problemas
clínicos. Los médicos deben controlar y vigilar el uso de fármacos y drogas
por parte de todos los pacientes. El seguimiento de los tratamientos para la
enfermedad subyacente por parte de los pacientes de cáncer que abusan de las
drogas puede ser tan precario que dicho abuso llega de hecho a acortar su
esperanza de vida al evitar la administración eficaz de la terapia principal.
El pronóstico también se puede ver alterado por el uso de drogas de tal manera
que interactúen negativamente con la terapia o que predispongan al paciente a
otras enfermedades graves.
La toxicomanía en el presente o en el pasado también puede debilitar los
puntos de apoyo sociales, entre los que se encuentra la relación del paciente
con el equipo encargado de su tratamiento. La relación entre un paciente
drogodependiente o alcohólico y los miembros de su equipo de tratamiento se
caracteriza por la desconfianza mutua. La inquietud por el abuso de drogas
del paciente puede hacer que el médico dude la veracidad del historial
divulgado por dicho paciente, los síntomas de los que informa y su seguimiento
de la terapia. El doctor quizás oculte su inquietud para ganarse la confianza
del paciente. Los pacientes con antecedentes de abuso de sustancias pueden sentir la desconfianza del equipo de
tratamiento, dude de sus buenas intenciones y formarse expectativas negativas que
más adelante se convierten en realidad. La desconfianza puede perturbar la
evaluación, el manejo y el seguimiento de la enfermedad y puede tener como
resultado el fracaso de terapias concebidas para mejorar la calidad de vida
del paciente.
Por lo tanto, un historial de toxicomanía puede socavar el cuidado paliativo y
aumentar el riesgo de morbilidad o mortalidad de pacientes con
enfermedades evolutivas potencialmente mortales. Esto sólo se puede mitigar mediante una
estrategia terapéutica que tome en cuenta la toxicomanía o el alcoholismo
mientras implementa otras terapias. Para organizar esta estrategia, los
médicos que proporcionan los cuidados paliativos del cáncer deben tener
conocimientos sobre los conceptos básicos de la medicina de adicción.
Bibliografía
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