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Versión Paciente   Versión Profesional De Salud   In English   Actualizado: 04/23/2009



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Evaluación y diagnóstico






Intervención






Riesgo de suicidio en pacientes de cáncer






Análisis, evaluación y manejo de los pacientes suicidas






Consideraciones pediátricas sobre la depresión






Consideraciones pediátricas sobre el suicidio






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Consideraciones pediátricas sobre el suicidio

Incidencia
Etiología y evaluación
Manejo
Manejo farmacológico

Los adolescentes que padecen de cáncer tienden más a luchar por sobrevivir que a sucumbir ante la muerte, ya sea muerte natural o suicidio. El suicidio como ente separado de un trastorno mental, es sumamente raro entre los adolescentes al igual que entre adultos.[1] No se han encontrado pruebas de que cuando un adolescente rehúsa el tratamiento, esté realmente tratando de suicidarse. Más bien esta negativa está vinculada a la creencia de que la vida y la muerte están determinadas por el destino, la suerte o Dios. El adolescente tiene la creencia de que su enfermedad es algo que escapa al control y que está en manos de Dios o de cualquier otro poder.

Incidencia

Entre la población pediátrica en general de los Estado Unidos se suscitan alrededor de 2.000 muertes por suicidio entre adolescentes cada año. El suicidio se mantiene de manera consistente, entre la segunda y tercera causa de muerte en personas entre los 15 y los 34 años de edad. Un autor propone que antes de la pubertad, los niños son menos vulnerables al suicidio debido a la inmadurez cognitiva, lo cual hace difícil el proceso de planificación con intenciones mortales. Aun teniendo en cuenta los casos no reportados, es evidente que la tasa de suicidio ha sobrepasado el doble durante el período comprendido entre 1956 y 1993. Esta alta tasa se le atribuye al aumento y preponderancia del uso de alcohol entre los adolescentes; las enfermedades crónicas y agudas no fueron descritas entre los factores de importancia que contribuyeron al aumento del suicidio.[1]

La tasa de suicidio entre los adolescentes varones es cuatro veces más alta que la tasa entre hembras. La tasa de suicidio entre adolescentes blancos es dos veces más alta que la de negros e hispanos. En un estudio entre estudiantes de escuela secundaria, 53% de 380 alumnos tuvieron pensamientos suicidas y, de este grupo, un 9% lo había intentado. En otro estudio que incluía 11.631 estudiantes de secundaria, se informó que el 27% de ellos había tenido pensamientos suicidas y 16% de los cuales, tenían ya un plan en mente y el 8% ya lo había intentado, de los cuales un 2% requirieron de atención médica durante el intento. Los autores de este estudio, extrapoló de estos resultados que 276.000 estudiantes de secundaria realizan un intento de suicidio que requiere de atención médica.[1] Hasta la fecha, se conoce poco sobre la preponderancia de pensamientos suicidas y el suicidio en los casos de cáncer infantil.

Etiología y evaluación

Ya que es poco lo que se conoce en cuanto a los factores de riesgo de suicidio en el cáncer infantil, se pueden evaluar los factores de riesgo para la población pediátrica en general de la siguiente manera:[2]

  1. Factores biológicos: incluyen antecedentes familiares de trastornos psiquiátricos tales como la depresión, esquizofrenia, alcoholismo, narcodependencia y trastornos conductuales. También la predisposición genética a tener bajas concentraciones de serotonina, se vincula a la depresión.


  2. Acontecimientos y predisposición: algunos acontecimientos en el transcurso de la vida tales como antecedentes previos de abuso por parte de uno o ambos padres, eventos negativos como la muerte de uno de los padres, haber pasado por un proceso de luto infantil y una relación interfamiliar hostil y llena de trastornos. Sin embargo, muchos factores psicosociales y acontecimientos de carácter negativo no han demostrado ser causantes de una conducta suicida subsiguiente.


  3. Factores psicosociales: incluyen la naturaleza misma del ser adolescente, con sus deseos simultáneos de experimentar con drogas y alcohol. El conflicto o la confusión respecto a la orientación sexual puede ser un factor contribuyente al suicidio en el adolescente. Además, algunas características tales como perfeccionismo, impulsividad, inhibiciones y aislamiento contribuyen en conjunto a la probabilidad de que el adolescente tenga pensamientos suicidas.


  4. Trastornos psiquiátricos: se encuentran en un 95% de todos los casos de suicidio entre adolescentes, que llegan a efectuarse. Los siguientes trastornos suelen observarse en la mayoría de los suicidios: trastorno depresivo de consideración, esquizofrenia, alcoholismo, narcodependencia y trastornos de conducta. Sin embargo, la mayoría de los individuos con trastornos psiquiátricos, no se suicidan.


  5. Contagio: esta expresión describe el fenómeno de personas jóvenes que se identifican con las conductas suicidas de otros. Las personas jóvenes que se encuentran en un estado vulnerable pueden llegar a imitar la conducta suicida. Si nos vemos ante un caso de suicidio que se ha llevado a cabo en un centro para jóvenes con cáncer, debemos de dar apoyo inmediato y vigilancia continua a los demás compañeros sobrevivientes.


  6. Disponibilidad de armas mortales: la disponibilidad de un arma mortal, como una pistola o revolver, puede precipitar un acto suicida.


  7. Acontecimientos que agudizan la situación: un diagnóstico de cáncer puede cambiar lo que se consideraba un riesgo potencial de suicidio en un riesgo actual. En estos casos usualmente se presentan los siguientes aspectos:
    • Trastorno psiquiátrico preexistente.


    • Factores que producen tensión en la vida de esta persona.


    • Acontecimiento inquietante como, por ejemplo, un fracaso académico.


    • Enfermedad grave.




Un autor describe la desesperanza que pueden experimentar los sobrevivientes del cáncer al sentirse como instrumentos en actos de suicidio. Ella afirma que cuando un adolescente no puede determinar las razones para seguir viviendo, la desesperanza se hace cargo de los pensamientos y el suicidio se presenta como una solución razonable.[3]

Manejo

El manejo del suicidio debe llevarse a cabo mediante la evaluación cuidadosa y sopesada del niño con cáncer y de sus familiares. Los múltiples factores que hacen la vida intolerable para algunos niños deben ser confrontados. La prevención del suicidio debe incluir los siguientes procedimientos:

  • Evaluación individual.


  • Ser referido a profesionales adecuados.


  • Manejo adecuado de las dosis médicas.


  • Terapia psiquiátrica individual acompañada de terapia familiar.


Manejo farmacológico

Cualquier constancia de continuidad de depresión de niño a adolescente y de transmisión familiar de este trastorno de padres a hijos, parecería argumentar que los mismos fármacos que se usan en los adultos, serían eficaces en los niños. La eficacia de los antidepresivos en niños o adolescentes no sido aún establecida.[4]

Para mayor información consultar el sumario del PDQ sobre Cuidado médico pediátrico de apoyo.

Bibliografía

  1. Clark DC: Suicidal behavior in childhood and adolescence: recent studies and clinical implications. Psychiatr Ann 23 (5): 271-83, 1993. 

  2. Callahan J: Blueprint for an adolescent suicidal crisis. Psychiatr Ann 23 (5): 263-70, 1993. 

  3. Perrone J: Adolescents with cancer: are they at risk for suicide? Pediatr Nurs 19 (1): 22-5, 1993 Jan-Feb.  [PUBMED Abstract]

  4. Ryan ND: The pharmacologic treatment of child and adolescent depression. Psychiatr Clin North Am 15 (1): 29-40, 1992.  [PUBMED Abstract]

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