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Propósito de este sumario del PDQ
Este sumario del PDQ con información sobre el cáncer para profesionales de la salud, provee información integral con base en la información científica disponible que ha sido revisada por expertos sobre la ansiedad que los pacientes pueden presentar durante la detección, el diagnóstico, el tratamiento o la recurrencia. El Consejo Editorial del PDQ sobre Cuidados médicos de apoyo 1 examina regularmente este sumario y lo actualiza según sea necesario.
Este sumario contiene información sobre los siguientes aspectos:
- Etiología.
- Evaluación.
- Tratamiento.
El propósito de este sumario es servir como fuente de información y ayuda para los médicos y otros profesionales de la salud que atienden a pacientes de cáncer durante el tratamiento y después del mismo. No provee pautas o recomendaciones formales para la toma de decisiones relacionadas con la atención de la salud. La información provista en este sumario no debe tomarse como base para determinar reembolsos.
Este sumario está disponible en inglés 2, y también en una versión para pacientes 3 escrita en lenguaje menos técnico. Descripción
Con frecuencia, la ansiedad se puede presentar en las personas mientras se hacen la prueba de detección del cáncer, cuando reciben un diagnóstico de cáncer o bien durante el tratamiento o la recidiva. A
veces puede afectar el comportamiento de las personas en lo referente a su salud,
contribuyendo al retraso o descuido de las medidas que pueden prevenir el
cáncer.[1-3] Por ejemplo, cuando las mujeres con índices altos de ansiedad, se
enteran de que tienen un grado genéticamente inferior de riesgo de cáncer de mama
de lo que habían creído anteriormente, podrían hacerse el autoexamen de mama
con más frecuencia.[4] Los pacientes pueden experimentar ansiedad moderada o
grave mientras esperan los resultados de las pruebas de diagnóstico.[5] En los
pacientes que reciben tratamiento, la ansiedad también puede aumentar la
posibilidad de sufrir dolor,[6-8] otros síntomas de aflicción y trastornos del dormir, y puede ser un factor importante en la anticipación de la náusea y los vómitos. Se
ha mostrado que, de dejarse sin tratar, la ansiedad puede conducir a una muerte
prematura.[9] La ansiedad, independientemente de su grado, puede reducir
de forma considerable la calidad de vida de los pacientes con cáncer y de sus familias;
por lo tanto, debe evaluarse y tratarse.[10-12]
La ansiedad se presenta en grados variables en pacientes con cáncer y puede
aumentar con forme la enfermedad evoluciona o el tratamiento se torna más intensivo.[13]
Los investigadores han descubierto que el 44% de los pacientes con cáncer han
declarado tener alguna ansiedad; de ellos, el 23% declaró tener un grado de
ansiedad significativo.[14,15] La ansiedad puede formar parte de la adaptación
normal al cáncer. En la mayoría de los casos, las reacciones se limitan al
momento y pueden motivar a los pacientes y sus familias a tomar medidas para
reducir la ansiedad (por ejemplo, obtener más información sobre los beneficios),
lo cual les puede ayudar a adaptarse a la enfermedad. Sin embargo, las reacciones
de ansiedad que se prolongan o son extrañamente intensas se clasifican como
trastornos de adaptación. Estos trastornos pueden afectar negativamente la calidad de vida
y dificultar la capacidad de un paciente de cáncer para desenvolverse bien en el orden
social y emocional, por lo que requieren intervención.[16] (Para mayor información, consultar el sumario del PDQ sobre la Adaptación normal y sus trastornos 4.) Otros trastornos
específicos de la ansiedad como la ansiedad generalizada, la fobia, o el
trastorno de pánico no suelen ser comunes entre estos pacientes y preceden, por general,
al diagnóstico de cáncer. El estrés causado por un diagnóstico de cáncer y su
tratamiento puede precipitar una recaída de los trastornos de ansiedad preexistentes.
Estos trastornos pueden incapacitar y dificultar el tratamiento, por lo que
requieren de un diagnóstico inmediato y un control eficaz.[17]
Entre los factores que aumentan la probabilidad de incubar trastornos por
ansiedad durante el tratamiento de cáncer tenemos los antecedentes de trastornos por
ansiedad, dolor intenso, ansiedad al momento del diagnóstico,[18] limitaciones
funcionales, carencia de apoyo social,[14] avance de la enfermedad e historial de
trauma.[13,19] Muchas afecciones e intervenciones médicas pueden causar
trastornos de ansiedad, incluyendo las metástasis al sistema nervioso central, el
cáncer de pulmón y el tratamiento con corticosteroides y otros medicamentos. La
experiencia que haya tenido un paciente con el cáncer u otras enfermedades puede reactivar
asociaciones y recuerdos de enfermedades anteriores y contribuir a la ansiedad
aguda. Ciertos factores demográficos, como el ser mujer y el haber tenido cáncer
en una edad temprana, se relacionan con una mayor ansiedad en situaciones médicas.[14,20]
Los pacientes que tienen problemas para comunicarse con sus familias, amigos y
médicos también corren un mayor riesgo de padecer de ansiedad.[20]
Con frecuencia vemos que en el paciente con enfermedad avanzada, la ansiedad no la causa el temor
a la muerte, sino otras cosas como la falta de un buen control del dolor, el aislamiento, el desamparo
y la dependencia.[21] Muchos de estos factores pueden controlarse cuando se
evalúan y tratan adecuadamente.
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Descripción y etiología
Los pacientes que presentan los siguientes síntomas pueden estar padeciendo un
trastorno específico por ansiedad que ya estaba presente antes de que enfermaran con
cáncer y que reaparece debido al estrés del diagnóstico y el tratamiento: temor
intenso, incapacidad para captar información o incapacidad para cooperar
durante los procedimientos médicos. Los síntomas somáticos incluyen disnea,
transpiración, mareos y palpitaciones. Los pacientes con cáncer pueden
padecer de los siguientes trastornos por ansiedad: trastornos de adaptación,
pánico, fobias, trastornos obsesivo-compulsivos, trastornos por estrés
postraumático, trastornos por ansiedad generalizada o trastornos por ansiedad
causados por otras afecciones médicas generales. Estos pacientes están
preocupados por sus síntomas y generalmente no rechazan las intervenciones
conductuales y psicofarmacológicas.[1]
Trastornos de adaptación
Los trastornos de adaptación se diagnostican en pacientes que manifiestan
comportamientos de inadaptación o cambios en el estado de ánimo en respuesta
a un estresante identificado. Los comportamientos de mala adaptación o cambios en
el estado de ánimo incluyen nerviosismo intenso, preocupación, miedo y
deficiencia en el funcionamiento normal, como la incapacidad para trabajar,
asistir a la escuela, o relacionarse con otros. Estos síntomas son adicionales a
las reacciones normales al cáncer y se presentan en un plazo de 6 meses después del incidente
estresante; sin embargo, esto puede ser difícil de determinar en los pacientes
con cáncer, donde el estresante es un factor constante. Los pacientes
diagnosticados con un trastorno de adaptación en general no tienen antecedentes de
otros trastornos psiquiátricos. Sin embargo, los pacientes con otros trastornos
crónicos, posiblemente hayan tenido problemas anteriores de adaptación en sus vidas, que reaparecerán en el entorno del cáncer. Los trastornos de adaptación
son comunes entre los pacientes con cáncer, en particular en momentos
críticos como en un examen de diagnóstico, un diagnóstico o una recaída. La
mayoría de los pacientes con trastornos de adaptación responden al lenguaje
tranquilizador, las técnicas de relajación, dosis bajas de benzodiacepinas de
acción corta y programas de apoyo y educación.[2,3]
(Para mayor información consultar el sumario del PDQ sobre la Adaptación normal y sus trastornos 4.)
Trastornos relacionados con el pánico
La ansiedad intensa es el síntoma
predominante en los trastornos relacionados con el pánico, aunque también pueden darse síntomas somáticos graves. Estos síntomas
incluyen disnea, mareos, palpitaciones, temblores, diaforesis, náusea,
sensaciones de cosquilleo, o temor a volverse loco. Los ataques o períodos
discretos de malestar intenso pueden durar varios minutos u horas. Los pacientes
con ataques de pánico a menudo comienzan con síntomas que pueden
ser difíciles de diferenciar de otros trastornos médicos, aunque si se sabe que el paciente ha tenido antecedentes de trastorno de pánico, esto puede ayudar a clarificar el diagnóstico. El
pánico en pacientes con cáncer se controla generalmente con
benzodiacepinas y medicamentos antidepresivos.[1]
Fobias
Las fobias son temores persistentes a objetos o situaciones circunscritas que
hacen que la persona los evite. Las personas con fobias experimentan generalmente
ansiedad intensa y evitan situaciones que potencialmente les puedan provocar miedo.
Las fobias se presentan en los pacientes con cáncer de varias maneras, por ejemplo en
forma de temor a ver sangre o lesiones en los tejidos (también conocido como
fobia a las agujas) o claustrofobia (por ejemplo, durante una exploración de
imaginología por resonancia magnética). Las fobias pueden complicar los procedimientos médicos y dar lugar al
rechazo de una intervención médica o a las pruebas necesarias.[1]
Trastornos obsesivo-compulsivos
Los trastornos obsesivo-compulsivos se caracterizan por pensamientos, ideas o
imágenes persistentes (obsesiones) y por acciones repetitivas, que tienen un propósito o intención (compulsiones) que realiza una persona para controlar
la intensidad de su aflicción. Para satisfacer los requisitos de diagnóstico de un trastorno obsesivo-compulsivo, los pensamientos obsesivos y los comportamientos compulsivos deben ocupar mucho tiempo en la mente del paciente y crear tal distracción que dificulten la capacidad de la persona
para desempeñarse en situaciones laborales, académicas o sociales. Los pacientes de
cáncer con antecedentes de trastornos obsesivo-compulsivos pueden comenzar
a presentar comportamientos compulsivos como lavarse las manos, revisar todo
varias veces o contar, hasta tal punto que no pueden cumplir con el tratamiento.
En tales pacientes, la preocupación normal acerca del diagnóstico de cáncer y
su pronóstico puede convertirse en síntomas totalmente obsesivo-compulsivos y
provocar una grave incapacidad. Los trastornos obsesivo-compulsivos por lo general, se controlan con medicamentos antidepresivos serotonérgicos
(inhibidores selectivos de reabsorción de la serotonina y clomipramina) y
sicoterapia cognoscitiva-conductual. Este trastorno es poco común en pacientes
con cáncer que no tienen antecedentes premórbidos.
Trastorno por tensión postraumática
El trastorno por estrés o tensión postraumática se diagnostica cuando una persona vuelve a
experimentar un suceso traumático con evocaciones, sueños, escenas
retrospectivas, o alucinaciones perturbadoras e indeseadas. Aunque la
definición de un suceso traumático se centra en las experiencias humanas fuera de
la gama de lo normal (por ejemplo, combates militares, torturas y desastres
naturales), el diagnóstico de una enfermedad potencialmente mortal cumple ahora
los requisitos para ser considerada un factor estresante traumático.[4] Además,
la experiencia de una hospitalización o un tratamiento doloroso también puede
reactivar recuerdos traumáticos. Los pacientes con cáncer que presentan trastornos
por estrés postraumático pueden tornarse muy ansiosos antes de la cirugía, la
quimioterapia, los procedimientos médicos dolorosos o los cambios de vendajes.
Los medicamentos ansiolíticos administrados en preparación para el tratamiento
pueden fomentar la adaptación y reducir la angustia. Sin embargo, no existen
medicamentos que hayan mostrado de forma sistemática, ser los más eficaces, ni que se
hayan estudiado en otras poblaciones de pacientes con trastornos por estrés
postraumático. La psicoterapia sigue siendo el tratamiento preferido. (Para mayor
información, consultar la sección sobre las Consideraciones postratamiento 5 y el sumario del PDQ sobre el Trastorno por tensión
postraumática 6.)
Trastornos por ansiedad generalizada
Los trastornos por ansiedad generalizada se caracterizan por una ansiedad continua,
poco realista y excesiva, y preocupación acerca de dos o más aspectos de la
vida. Algunos ejemplos son los temores del paciente de que nadie los cuidará, a
pesar de contar con apoyo social adecuado, y el temor de agotar sus ahorros,
aunque tienen seguro y cobertura financiera adecuada. Con frecuencia, un trastorno por ansiedad generalizada viene precedido de un episodio de depresión grave. Los
trastornos por ansiedad generalizada se caracterizan por tensión motriz
(excitación, tensión muscular y fatiga), hiperactividad autonómica (disnea,
palpitaciones del corazón, transpiración y mareos) o vigilancia durante las
exploraciones (sentimientos de nerviosismo e irritabilidad, y sobresaltos
exagerados).
Trastornos por ansiedad causados por otras afecciones médicas generales
Posibles causas de ansiedad*
Problema médico
|
Ejemplos
|
*Adaptado de Massie.[5]
|
Dolor mal controlado |
Medicamentos para el dolor que no resultan suficientes o
no se administran cuando se necesitan. |
Estados metabólicos anormales |
Hipoxia, embolia pulmonar, sepsis, delirio,
hipoglucemia, hemorragia, oclusión coronaria,
o insuficiencia cardiaca. |
Tumores secretores de hormonas |
Feocromocitoma, adenoma o carcinoma tiroideo,
adenoma paratiroideo, tumores que producen
corticotropina e insulinoma. |
Medicamentos generadores de ansiedad |
Corticosteroides, neurolépticos usados como
antieméticos, tiroxina, broncodilatadores,
estimulantes beta-adrenérgicos,
antihistamínicos y benzodiacepinas (a menudo
se ven reacciones paradójicas en personas mayores de edad). |
Enfermedades generadoras de ansiedad |
Síndrome de abstinencia de sustancias
(por ejemplo, alcohol, opioides o sedantes-hipnóticos). |
Las causas de ansiedad en los pacientes de cáncer pueden incluir otros factores
médicos como dolor incontrolado, estados metabólicos anormales (por ejemplo,
hipercalcemia o hipoglucemia) y tumores productores de hormonas. Los pacientes
con dolor fuerte están ansiosos e inquietos, y la ansiedad puede potenciar el
dolor. Para controlar adecuadamente el dolor, se debe tratar la ansiedad del
paciente.[6,7]
Un ataque agudo por ansiedad puede ser precursor de un cambio en el estado
metabólico o de otro imprevisto médico inminente como un infarto miocárdico, una
infección o una neumonía. La sepsis y las anomalías de los electrólitos
también pueden causar síntomas de ansiedad. La ansiedad súbita con dolor en el
tórax o dificultad respiratoria puede ser un indicador de embolismo pulmonar. Los
pacientes hipóxicos pueden presentar ansiedad, al tener miedo de que se estén
asfixiando.
Muchos medicamentos pueden precipitar la ansiedad en las personas enfermas. Por
ejemplo, los corticosteroides pueden producir excitación motriz, nerviosismo y
manía, así como depresión e ideas de suicidio. Los broncodilatadores y
estimulantes de los receptores B-adrenérgicos empleados para tratar enfermedades
respiratorias crónicas pueden causar ansiedad, irritabilidad y temblores. La
acatisia, excitación motriz acompañada de sentimientos subjetivos de angustia, es
un efecto secundario de los medicamentos neurolépticos, que se emplean generalmente
para controlar la emesis. El síndrome de abstinencia de opioides,
benzodiacepinas, barbitúricos, nicotina y alcohol puede dar lugar a ansiedad,
nerviosismo y comportamientos que pueden ser problemáticos para el paciente que
está en tratamiento activo.
Los tumores localizados en ciertos sitios pueden producir síntomas que se
asemejan a los trastornos por ansiedad. Los feocromocitomas y los microadenomas
pituitarios pueden manifestarse como episodios de pánico y ansiedad.[8] Los
cánceres pancreáticos que no secretan hormonas pueden causar síntomas de
ansiedad. Los tumores primarios del pulmón y las metástasis al pulmón a menudo
podrían causar disnea, que puede provocar ansiedad.
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Exámenes de detección y evaluación
El tratamiento eficaz de los trastornos por ansiedad empieza con una evaluación
minuciosa e integral y un diagnóstico exacto. Los temores e incertidumbres
normales asociadas con el cáncer son a menudo intensos. Por lo tanto, con
frecuencia, no hay una distinción clara entre temores normales y aquellos que son
más intensos y que cumplen con los requisitos para ser considerados trastornos por
ansiedad.[1] Debe iniciarse un tratamiento que no se base exclusivamente en la
definición del trastorno, sino que tome en consideración la calidad de vida del
paciente. Para evaluar la gravedad de la ansiedad, es importante comprender el
grado en que los síntomas de ansiedad están interfiriendo con las actividades
cotidianas. Los exámenes de detección de la ansiedad podrían incluir un breve cuestionario que incluya un autoinforme en el que si se excede un límite previamente definido de puntuación, entonces podría dársele seguimiento con una entrevista clínica más completa. En la identificación de la angustia, se ha utilizado una gran variedad de cuestionarios de detección generalizados. También se han utilizado otros cuestionarios de autoinformes específicos a la ansiedad (por ejemplo, el State-Trait Anxiety Inventory) y se ha desarrollado y validado un cuestionario para la evaluación de la ansiedad relacionada con el cáncer de próstata.[2-4]
Lo siguiente es una lista de preguntas que pueden utilizarse durante el diálogo con el paciente para explorar sus síntomas de ansiedad y otros trastornos. Dependiendo de la respuesta del paciente, este puede ser referido al especialista pertinente.
- ¿Ha presentado usted alguno de los siguientes síntomas desde que recibió el diagnóstico o empezó el tratamiento? ¿Cuándo se presentaron estos síntomas (por ejemplo, cuántos días antes del tratamiento, durante la noche, o no se presentan a una hora específica) y cuánto tiempo duran?
- ¿Se siente tembloroso, agitado o nervioso?
- ¿Se siente tenso, temeroso o aprehensivo?
- ¿Ha tenido que abandonar ciertas actividades o lugares debido al miedo?
- ¿Ha sentido que el corazón le late más fuerte o se le acelera?
- ¿Ha tenido dificultades en recuperar su aliento cuando está nervioso?
- ¿Ha tenido transpiración injustificada o temblores?
- ¿Ha sentido un nudo en el estómago?
- ¿Ha sentido un nudo en la garganta?
- ¿Nota que se pasea nervioso de un lado a otro?
- ¿Tiene temor de cerrar los ojos en la noche por miedo a morir mientras
duerme?
- ¿Siente temor de someterse al próximo examen de diagnóstico o siente temor de sus resultados con varias semanas de anticipación?
- ¿Ha sentido repentinamente temor de perder el control o volverse loco?
- ¿Ha sentido de repente temor de morir?
- ¿Se ha sentido confundido o desorientado últimamente?
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[PUBMED Abstract]
Tratamiento
Cuando la ansiedad es coyuntural (es decir, producida por dolor, otra
afección médica subyacente, un tumor que secreta hormonas, o un efecto
secundario de la medicación), el tratamiento inmediato de la causa conduce
generalmente a un rápido control de los síntomas.[1] Algunas estrategias eficaces
para hacer frente a la situación incluyen el animar a los pacientes temerosos de
afrontar el problema directamente, a tratar de ver la situación como un
problema a resolver o como un reto, a tratar de obtener información completa, a
tratar de ser flexibles (tomando las cosas como vienen), a pensar en sucesos
importantes como una serie de tareas que se deben realizar paso por paso, y a
promover el uso de recursos y apoyo.[2]
El manejo inicial de la ansiedad implica promover información y apoyo
adecuado al paciente. Los síntomas iniciales que demandan una consulta psicológica o psiquiátrica, debe comunicarse primero al cirujano u oncólogo primario.[3] Los enfoques psicológicos consisten de combinaciones de
técnicas terapéuticas cognoscitivas-conductuales, psicoterapia, intervención en
crisis, terapia para la pareja y la familia, terapia de grupo, grupos de
autoayuda [4] e intervenciones conductuales. Los enfoques conductuales (hipnosis,
meditación, relajación progresiva, imágenes guiadas y biorretroalimentación)
pueden emplearse para tratar los síntomas de ansiedad relacionados con
procedimientos dolorosos, síndromes de dolor, situaciones de crisis, temores
anticipados y síndromes depresivos.
La combinación de enfoques diferentes puede resultar beneficiosa para algunos pacientes. Un estudio examinó la utilidad de una intervención integral que combinó estrategias positivas para hacer frente a las situaciones con base en la terapia de comportamiento cognoscitivo (por ejemplo, aplacar los pensamientos que perturban o relajación) junto con la educación sobre la enfermedad, tratamiento y efectos secundarios potenciales en 509 supervivientes de cáncer de mama sin recurrencia el estudio se llevó a cabo entre los 5 y 9 años después del tratamiento.[5] Los hallazgos de este estudio indican que las mujeres en el grupo de intervención (n = 244) usaron de manera regular los componentes de la intervención para lidiar con las causas del temor a la recurrencia del cáncer de seno y los efectos secundarios a largo plazo del tratamiento. La mayoría de las mujeres en el grupo de intervención encontró que las estrategias fueron muy útiles.[5] Pruebas preliminares indican que existen diferencias raciales en el uso y beneficio de estrategias específicas para hacer frente a una situación (por ejemplo, las estrategias religiosas como el rezar y la fe son utilizadas mayormente por las mujeres afroamericanas y proveen un mayor beneficio a estas mujeres).[5,6]
Benzodiacepinas comúnmente recetadas a pacientes con cáncer*
Medicamento
equivalente
|
Dosis oral aproximada (mg)
|
Dosis inicial (mg)
|
Semivida de eliminación del metabolito (hr)
|
De acción corta
|
Alprazolam (Xanax) |
0,5 |
0,25–2,0 tid-qid |
10–15 |
Oxazepam
(Serax) |
10,5 |
10–15 tid-qid |
5–15 |
Lorazepam (Ativan) |
1,0 |
0,5–2,0 tid-qid |
10–20 |
Temazepam (Restoril) |
15,0 |
15–30 a la hora de acostarse |
10–15 |
Acción Intermedia |
Clordiazepóxido (Librium) |
10,0 |
10–50 tid-qid |
10–40 |
De acción prolongada |
Alprazolam (Xanax XR) |
1,0 |
1–6 qd |
10–15 |
Diazepam (Valium) |
5,0 |
5–10 bid-qid |
20–100 |
Clorazepate (Tranxene) |
7,5 |
7,5–15,0 bid |
30–200 |
Clonazepam (Klonopin) |
1,0 |
0,5–2,0 bid-qid |
19–50 |
tid = 3 veces al día; qid = 4 veces al día; qd = una vez al día; bid = dos veces al día.
|
*Adaptado de Breitbart W: Management of specific symptoms. In Holland JC, Breitbart W, Jacobsen PB, et al., eds.:
Psycho-oncology. New York, NY: Oxford University Press, 1998, 439.
|
†Para información sobre la dosificación de los antidepresivos empleados en la
ansiedad según se describe en este sumario, consultar el sumario de PDQ sobre la Depresión 9.
|
|
A menudo se necesita un ansiolítico solo o en combinación con los
enfoques psicológicos. La elección de una benzodiacepina depende de la duración
de la acción que más convenga al paciente, la rapidez del inicio de acción
necesaria, la ruta de administración disponible, la presencia o ausencia de
metabolitos activos y los problemas metabólicos. El programa de dosificación
depende de la tolerancia del paciente y requiere titulación individual. Las
benzodiacepinas de acción corta (alprazolam y lorazepam) se dan tres o cuatro
veces al día. Las benzodiacepinas de acción corta, en particular aquellas que
pueden ser administradas por rutas múltiples (lorazepam y diazepam) son eficaces
en pacientes con un alto grado de angustia. Las benzodiacepinas reducen la
ansiedad diurna y el insomnio. (Para mayor información, consultar el sumario del
PDQ sobre los Trastornos del sueño 10.) Los efectos secundarios más comunes de las
benzodiacepinas dependen de la dosis y se controlan mediante su titulación para
evitar la somnolencia, la confusión, la falta de coordinación motriz y la sedación. La
buspirona es útil en pacientes sin tratamiento previo con
benzodiacepina y en aquellos que podrían abusar de las benzodiacepinas (por ejemplo,
los que tienen antecedentes de abuso de sustancias ilícitas o alcoholismo). La
buspirona, una nonbenzodiazepina, es también útil en la población geriátrica como
un coadyuvante de la fluoxetina para el tratamiento de la ansiedad y la depresión.
La dosis inicial es 5 mg tres veces al día y puede aumentarse a 15 mg tres veces
al día, aunque también puede darse dos veces al día. Las dosis bajas de
neurolépticos (por ejemplo, 10 mg de tioridazina tres veces al día) también se
emplean en el tratamiento de la ansiedad grave cuando una dosis adecuada de una
benzodiacepina no da resultado o si se espera que el paciente responda mal a las
benzodiacepinas (por ejemplo, pacientes con metástasis cerebrales). También
pueden emplearse dosis bajas de neurolépticos cuando las benzodiacepinas no dan
resultado o cuando existe la posibilidad de delirio, demencia u otras
complicaciones. En los casos de síntomas de ansiedad de otro origen médico, el mejor
tratamiento es eliminar la causa física, de ser posible. En caso contrario,
puede usarse una benzodiacepina (lorazepam o clonazepam), un
neuroléptico (tioridazina o haloperidol) o una combinación de estas
clases de medicamentos. Se tienen conocimientos anecdóticos de que los médicos han recetado antisicóticos
atípicos en dosis bajas como la olanzapina, 2,5 mg dos veces al día o risperidona, 1 mg dos veces al día.
Aunque no se han realizado estudios al respecto, estos medicamentos alivian la
ansiedad y se les relaciona con menos acatisia.
Todas las benzodiacepinas pueden causar cierto grado de depresión respiratoria,
aunque en general esta es mínima en pacientes sin tratamiento previo con benzodiacepinas. Las bezodiacepinas deben emplearse con cautela (o evitarse) en caso de deficiencias
respiratorias. Siempre que se administren sedantes a pacientes que tienen
una función respiratoria dudosa, deben tomarse las precauciones de lugar. Es
importante evaluar constantemente a estos pacientes. En tales situaciones, pueden
emplearse con inocuidad utilizando dosis bajas del antihistamínico hidroxizina (25 mg, dos o
tres veces al día). En pacientes con disfunción hepática, es mejor emplear
benzodiacepinas de acción corta que se metabolizan principalmente mediante
conjugación y se excretan por el riñón (por ejemplo, oxazepam, temazepam, o
lorazepam). Otra ventaja de usar lorazepam es su falta de metabolitos activos.
Por el contrario, se debe seleccionar otras benzodiacepinas para casos de
insuficiencia renal.
Los pacientes de cáncer a menudo presentan síntomas tanto de ansiedad como de
depresión causados por estresantes relacionados con el tratamiento del cáncer.
Estos síntomas de angustia a menudo se resuelven con apoyo psicológico por sí
solos. Sin embargo, si los síntomas son manifestaciones de un trastorno depresivo,
se logra un manejo farmacológico mejor con antidepresivos con
propiedades sedantes (es decir, amitriptilina o doxepina) o con un inhibidor
de la reabsorción de la serotonina.[7] Un metaanálisis de ensayos clínicos con antidepresivos pediátricos [8] encontró que los antidepresivos resultaron eficaces en comparación con el placebo en el tratamiento de los trastornos por ansiedad, con los efectos más fuertes en los trastornos que no eran obsesivos compulsivos (OCD, por sus siglas en inglés) trastornos por ansiedad (i.e., trastornos por ansiedad generalizada o trastornos por ansiedad social) y efectos intermedios en OCD. (Ver el sumario del PDQ sobre la Depresión 9 el cual elabora sobre el riesgo de ideas suicidas e intentos de suicidio relacionados con el uso de antidepresivos.)
Generalmente, la acatisia puede controlarse rápidamente suspendiendo o cambiando el
medicamento ofensor (si fuera posible) o agregando una benzodiacepina o un bloqueante beta como el propranolol. El tratamiento del síndrome de abstinencia depende
del fármaco específico. A veces la meta es estabilizar al paciente con un fármaco
(por ejemplo, una benzodiacepina) y a veces puede darse un sustituto apropiado
(es decir, una benzodiacepina por etanol).
En general, el paciente de cáncer debe ser alentado a tomar las cantidades
suficientes de medicinas para aliviar la ansiedad. Los medicamentos se reducen y
se descontinúan fácilmente cuando los síntomas ceden. Las inquietudes sobre
la adicción en los pacientes de cáncer tienden a ser exageradas y a menudo dificultan el alivio
adecuado de los síntomas.
Bibliografía
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[PUBMED Abstract]
Consideraciones postratamiento
Después del tratamiento, los pacientes confrontan varios problemas relacionados con
la supervivencia del cáncer. Entre los problemas característicos se incluyen los
temores al seguimiento médico y a la repetición de las pruebas de diagnóstico. El
temor de recidiva es también una inquietud constante que disminuye con el
transcurso del tiempo. Varios temas específicos pueden ser fuentes de ansiedad.
Los temores relacionados con el regreso al trabajo, como hablar sobre el
tratamiento con los empleados, los problemas e inquietudes relacionados con el
seguro médico y las preocupaciones sobre la discriminación, pueden causar
angustia. El temor a los exámenes, al seguimiento y al riesgo de segundas
neoplasias malignas son amenazas físicas constantes que vienen acompañadas de
ansiedad en ciertos subgrupos de pacientes. Los cambios de la imagen corporal, la
disfunción sexual y los asuntos reproductivos también pueden causar ansiedad. Se
ha diagnosticado trastornos por estrés postraumático en cerca de 3% a 5% de los
pacientes que sobreviven al cáncer y sus efectos, según el sitio y la intensidad
del tratamiento. En un estudio realizado en mujeres que tomaban tamoxifeno para el cáncer del seno, los rasgos de ansiedad presentados estaban relacionados con una tasa alta de abandono de la terapia con tamoxifeno debido a una mayor incidencia de efectos secundarios psicológicos adversos.[1] (Para mayor información, consultar el sumario del PDQ sobre los Trastornos por tensión postraumática 6.) Los programas de supervivencia y los
recursos, como la orientación en grupos e individual, pueden ayudar a
facilitar la adaptación y a calmar inquietudes específicas. (Para mayor información,
consultar el sumario del PDQ sobre la Planificación del cuidado de transición 11.)
Bibliografía
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[PUBMED Abstract]
Obtenga más información del NCI
Llame al 1-800-4-CANCER
Para obtener más información, las personas que residen en los Estados Unidos pueden llamar gratis al Servicio de Información del Instituto Nacional del Cáncer (NCI, por sus siglas en inglés) al 1-800-4-CANCER (1-800-422-6237), de lunes a viernes de 9:00 a.m. a 4:30 p.m. Las personas sordas o con dificultad para escuchar que tienen equipo de TTY, pueden llamar al 1-800-332-8615. La llamada es gratis y un especialista en información sobre el cáncer estará disponible para responder a sus preguntas.
Converse en línea
El portal del NCI Live Help® 12 cuenta con un servicio de conversación que permite que los usuarios de Internet conversen en línea con un especialista en información. El servicio funciona de lunes a viernes de 9:00 a.m. a 11:00 p.m. (hora del este). Estos especialistas en información pueden ayudar a los usuarios de Internet a encontrar información en el portal del NCI y contestar a sus preguntas.
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Hay muchos lugares donde las personas pueden obtener materiales e información sobre tratamientos para el cáncer y servicios. Los hospitales pueden tener información sobre instituciones o regionales que ofrecen información sobre ayuda financiera, transporte de ida y vuelta para recibir tratamiento, atención en el hogar y sobre cómo abordar otros problemas relacionados con el tratamiento del cáncer.
Publicaciones
El NCI tiene folletos y otros materiales para pacientes, profesionales de la salud y el público en general. Estas publicaciones describen los diferentes tipos de cáncer, los métodos para tratarlo, pautas para hacerle frente e información sobre ensayos clínicos. Algunas publicaciones proveen información sobre las diferentes pruebas de detección del cáncer, sus causas y cómo prevenirlo, además de estadísticas e información sobre actividades de investigación llevadas a cabo en el NCI. Los materiales del NCI sobre estos y otros temas, se pueden solicitar en línea al Servicio de Localización de Publicaciones del Instituto Nacional del Cáncer 14 (National Cancer Institute Publications Locator) o imprimirse directamente. Estos materiales también se pueden solicitar con una llamada gratuita al Servicio de Información sobre el Cáncer del Instituto Nacional del Cáncer (National Cancer Institute's Cancer Information Service) al 1-800-4-CANCER (1-800-422-6237), TTY al 1-800-332-8615. Modificaciones a este sumario (04/23/2009)
Los sumarios del PDQ con información sobre el cáncer se revisan con regularidad y se actualizan en la medida en que se obtiene nueva información. Esta sección describe los cambios más recientes hechos a este sumario a partir de la fecha arriba indicada.
Se incorporaron cambios editoriales en este sumario. Preguntas u opiniones sobre este sumario
Si tiene preguntas o algún comentario sobre este sumario, por favor envíelas a través del formulario de opinión 15 disponible en nuestro portal de Internet, Cancer.gov/espanol. Información adicional
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