Instituto Nacional del Cáncer
Institutos Nacionales de la Salud | cancer.gov/espanol

Página principal
El cáncer
Tipos de cáncer
Apoyo y recursos
Noticias
Nuestro Instituto
Adaptación normal y sus trastornos (PDQ®)
Versión Paciente   Versión Profesional De Salud   In English   Actualizado: 04/22/2009



Propósito de este sumario del PDQ






Descripción general






Adaptación normal






Trastorno psicosocial






Los trastornos de adaptación






Obtenga más información del NCI






Modificaciones a este sumario (04/22/2009)






Preguntas u opiniones sobre este sumario






Información adicional



Opciones
Imprimir página
Imprimir documento
Ver documento
Enviar este documento
¿Preguntas sobre el cáncer?

1-800-422-6237
(1-800-4-CANCER)


Llame de lunes a viernes de 9:00 a.m. a 4:30 p.m., hora local en Estados Unidos y sus territorios.
Deje de fumar hoy.
Enlaces directos
Diccionario de cáncer

Cánceres de la A a la Z

Índice de hojas informativas

Banco de datos de información de cáncer (PDQ)®

Lo que usted necesita saber sobre™ el cáncer

Pedido de folletos y publicaciones
Adaptación normal

Teoría para la adaptación
Factores generales que influyen en la adaptación
Influencias de una situación específica en la adaptación
        Al escuchar el diagnóstico
        Tratamientos activos para el cáncer
        Postratamiento
        Recidiva
        Supervivencia

El ajuste o la adaptación psicosocial al cáncer se ha definido [1-5] como un proceso ininterrumpido en el cual el cada paciente procura manejar el sufrimiento emocional, solucionar problemas específicos relacionados con el cáncer, y obtener el dominio o el control de acontecimientos en la vida en conexión con esta afección. La adaptación al cáncer no es una instancia aislada única, sino más bien una serie de respuestas constantes para superar las múltiples tareas que impone el hecho de vivir con cáncer. Los pacientes se enfrentan a múltiples retos que varían según el curso clínico de la enfermedad. Períodos comunes importantes de crisis y reto incluyen el diagnóstico, el tratamiento (cirugía, radiación y quimioterapia), el postratamiento y la remisión, la recidiva y la atención paliativa,[6] y la supervivencia.[3] Cada uno de estos acontecimientos incluye cierto esfuerzo para la superación, preguntas existenciales específicas, muchas respuestas emocionales comunes y problemas determinados.

La adaptación normal o exitosa se indica en pacientes que pueden reducir a un mínimo los trastornos en las funciones de la vida, regular el sufrimiento emocional y continuar participando activamente en los aspectos de la vida que aun tienen sentido e importancia.[5]

La adaptación se refiere a los pensamientos y los comportamientos específicos que una persona utiliza en sus esfuerzos por adaptarse.[2] El estilo de adaptación se refiere al estilo más común, más frecuente y a más largo plazo en la vida. El estilo de adaptación individual se relaciona con frecuencia estrechamente con la disposición general y la personalidad de un individuo (por ejemplo, optimismo, pesimismo, introversión, extroversión).[7]

Las estrategias para la adaptación se refieren a aquellas utilizadas con menor frecuencia y esfuerzo para la adaptación más específicas a las situaciones, como la readaptación a la rutina diaria de una persona o el horario de trabajo para adaptarse a los efectos secundarios del tratamiento del cáncer. Las estrategias para la adaptación se inician con un esfuerzo por adaptarse. A pesar de que hay muchas estrategias exitosas para la adaptación, se ha tomado nota de tres categorías integrales:[2,8-10]

  1. Enfocadas en los problemas.
  2. Enfocadas en las emociones.
  3. Enfocadas en el significado.

Las estrategias centradas en los problemas ayudan a los pacientes a manejar problemas específicos al tratar directamente de modificar situaciones problemáticas. Las estrategias centradas en las emociones ayudan a las personas a regular su grado de sufrimiento emocional y las estrategias centradas en el significado ayudan a los pacientes a comprender porqué ha sucedido y el impacto que el cáncer tendrá en su vida. En general, las personas que se adaptan bien típicamente continúan comprometidas y participan activamente en el proceso de superación del cáncer y siguen encontrando sentido e importancia en sus vidas. Por otra parte, las personas que no se adaptan a menudo se desconectarán, retraerán y sentirán desesperanza. De esta manera, evaluar el grado de participación en comparación con la apatía puede ser una manera de distinguir entre la adaptación satisfactoria y la insatisfactoria.[5] Por ejemplo, en un estudio de correlación sobre pacientes de cáncer adolescentes y sus padres, se relacionó la forma de este afrontar y lidiar con las situaciones como la reestructuración cognoscitiva, búsqueda de apoyo social, expresión de las emociones y solución de problemas, con un menor grado de tensión; y al contrario, el desconectarse como una forma de lidiar con la situación por parte de los padres, como ignorar los problemas, vivir de ilusiones, abstraerse socialmente y autocríticarse, se relacionó con un aumento en la angustia.[11] En una investigación con diferentes tipos de estrategias de adaptación a los problemas, se estudiaron 146 mujeres con cáncer del seno en estadio temprano. Los resultados de dicho estudio mostraron que una estrategia concentrada en los síntomas, los cuales se midieron al concluir el tratamiento, predecía menos mejoría en la calidad de vida física y mental luego de un seguimiento de seis meses, mientras que una estrategia de búsqueda de información estuvo relacionada con una mayor mejoría en la calidad de vida física. Estos hallazgos indican que la adaptación con enfoque en el problema consiste en una variedad de estrategias de adaptación específicas, algunas de las cuales serían beneficiosas mientras que otras no beneficiarían la calidad de vida.[12]

De hecho, una de las críticas a la literatura que versa sobre como lidiar con el cáncer, hace énfasis en la suposición de que "el lidiar con el cáncer" es un acontecimiento único e independiente. En realidad, el lidiar con el cáncer impone estilos y estrategias que pueden diferir y que varían dependiendo de la naturaleza de la causa que provoca la tensión. Por ejemplo, en un estudio con 52 adultos que recibían cuidados paliativos relacionados con el cáncer, los pacientes participaron en una entrevista semiestructurada en las que se les preguntó cuál era la tensión más grande que sentían y cómo lidiaban con ella. Se identificó tres ámbitos de tensión principales (social, físico y existencial), al igual que habían tres categorías de lidiar con ellos (enfocada en el problema; enfocada en las emociones; y enfocada en evadir las emociones). Los resultados indicaron que la mayoría de los participantes utilizaron una variedad de estrategias para lidiar con la tensión; sin embargo, hubo interacción entre los ámbitos principales de tensión y las categorías de lidiar con estos. La estrategia de "enfocada en el problema" se utilizó con menos frecuencia ante los tensionantes existenciales, mientras que la estrategia "enfocada en las emociones" se utilizó con menos frecuencia ante los tensionantes físicos.[13]

Teoría para la adaptación

Una teoría cognitiva para la adaptación [14] propone que en respuesta a acontecimientos significativos de la vida, la persona se formule dos preguntas importantes: “¿Tiene esta situación importancia de tipo personal para mí?” y “¿Cuáles son los recursos con los que cuento para tratar o controlar esta situación??” Cuando un acontecimiento es percibido como significativo en lo personal (prácticamente todos los sucesos de la vida relacionados con el cáncer lo serán) y cuando los recursos personales de un individuo se consideran inadecuados para las demandas de manejar el acontecimiento, es posible que se presenten dificultades. Una manera de conceptuar el grado de sufrimiento experimentado por pacientes es el equilibrio o el coeficiente entre percepción de las demandas que una situación (por ejemplo, la quimioterapia) impone en los pacientes y la percepción de los recursos que poseen (por ejemplo, antieméticos eficaces) para abordar de manera eficaz las siguientes demandas:

Sufrimiento = demandas o recurso percibidos

Las personas con el mismo diagnóstico o régimen de tratamiento pueden experimentar grados muy diferentes de aflicción. Un alto grado de aflicción puede resultar de las percepciones de una persona de que las demandas de una situación son muy altas o sus recursos son muy bajos (o ambos). Por otra parte, un grado bajo de aflicción es el resultado de una percepción de que las demandas de una situación son muy bajas o los recursos de la persona son altos.[15] Por tanto, a fin de reducir la aflicción, bien las demandas percibidas de la situación deben reducirse o bien los recursos percibidos deben aumentarse.

Factores generales que influyen en la adaptación

A pesar de que hay algunos puntos comunes en la adaptación normal a los variados factores de estrés del cáncer, también hay muchas diferencias de tipo individual. Es difícil predecir la manera en que las personas harán frente al cáncer, de manera que es importante reconocer factores que influyen en la adaptación al cáncer. Un estudio de mujeres con cáncer del seno en estadio II o III informó que los grados altos de tensión medidos posquirúrgicamente en el momento del diagnóstico, pronosticaron una calidad de vida psicológica y física más baja. Entre las medidas de tensión están (a) número de acontecimientos en el diario vivir que produjeron tensión, durante el año anterior, (b) síntomas de tensión traumáticos relacionados con el cáncer y (c) tensión general percibida; todas las medidas fueron predecibles.[16] Otro estudio evaluó a mujeres con cáncer de mama en estadios del 0 al III (N = 89) en tres momentos específicos, durante el tratamiento, a las tres semanas de terminado el tratamiento, y a los tres meses de terminado el tratamiento. La mayoría de los supervivientes mostraron una buena adaptación en los índices de aflicción general. Entre los factores que predijeron una aflicción contínua tenemos la edad, antecedentes de depresión y ansiedad y tratamientos más extensos. El único factor que predijo una mayor aflicción entre todas la medidas evaluadas fue el tener una menor edad.[17] Se ha determinado que el ajuste y la adaptación psicosocial están influidos por tres categorías integrales de factores: derivados del cáncer, derivados del paciente y derivados de la sociedad.[4,18] Los factores derivados del cáncer incluyen el tipo de cáncer, su estadio y pronóstico, así como el lugar del paciente en la escala del diagnóstico, el tratamiento y la recidiva. Los factores derivados de los pacientes incluyen dos tipos de recursos: recursos intrapersonales para la superación y apoyo social interpersonal [19,20] (es decir, apoyo familiar),[21] así como consideración de la etapa de la vida [22] (es decir, tareas del desarrollo —los adultos jóvenes pueden responder de manera bastante diferente que los adultos de mayor edad—). Los factores derivados de la sociedad incluyen las opiniones de la sociedad general sobre el cáncer (es decir, estigma), así como la influencia que tiene la sociedad en cuestiones como disponibilidad de tratamientos, una discusión abierta en comparación con una discusión cerrada de la enfermedad y las creencia populares sobre la causa. Los rasgos de personalidad de optimismo y el pesimismo quizá desempeñen una función crucial en el bienestar psicológico de los pacientes de cáncer. Un estudio alemán investigó el efecto del optimismo y el pesimismo en el bienestar psicológico de 161 pacientes de distintos cánceres recién diagnosticados.[23] Se evaluó a los pacientes con respecto al optimismo o el pesimismo, y las emociones positivas o negativas antes del comienzo de su primera sesión de quimioterapia y en el seguimiento realizado a los nueve meses. Antes del comienzo de la quimioterapia, el bienestar psicológico se relacionó con mayor optimismo y menor pesimismo. Solo el pesimismo predijo un cambio negativo del bienestar psicológico en el seguimiento a los nueve meses. Además, solo el pesimismo predijo una percepción más aguda de los efectos secundarios relacionados con la quimioterapia.

Se ha encontrado que la disponibilidad de apoyo social como parte de las relaciones sociales, está relacionada con la mortalidad por cáncer de seno (mama). En un estudio longitudinal con 2.835 enfermeras con cáncer de mama, aquellas que antes del diagnóstico informaron no haber tenido una relación cercana (es decir, con familiares, amigos o hijos) presentaron un aumento del riesgo de mortalidad por cáncer de mama dos veces más alto que aquellas que tuvieron mayores relaciones sociales (es decir, diez o más familiares cercanos). Este aumento en la mortalidad solo se observó cuando se compararon estos dos extremos en cuanto a los lazos sociales, indicando que las mujeres con pocas relaciones sociales o con una cantidad intermedia de relaciones pueden no contar con un aumento del riesgo. En general, estos resultados indican la importancia de los familiares cercanos dispuestos a dar una mano en el cuidado que se necesita.[19]

Influencias de una situación específica en la adaptación

Al escuchar el diagnóstico

El proceso de adaptarse al cáncer puede comenzar incluso antes de un diagnóstico. Los pacientes pueden responder con grados normales de temor, preocupación e inquietud ante síntomas inexplicables o al darse cuenta que son sometidos a pruebas a fin de determinar la presencia de cáncer. Cuando escuchan el diagnóstico, sus temores se tornan realidad, con lo cual se genera una situación difícil (crisis) en términos psicológicos y existenciales.[24] Muchas personas se preguntan, “¿Puedo morir de esto?”

La recepción de un diagnóstico de cáncer provoca una crisis que incluye sufrimiento emocional previsto y normal. Un autor [25] ha descrito las respuestas normales a la crisis de cáncer en tres fases:

  1. Respuesta inicial.
  2. Disforia.
  3. Adaptación.

La fase I, la respuesta inicial, comprende la incredulidad, el rechazo y el impacto de que la noticia es verdad. Algunos pacientes procurarán probar que el diagnóstico no es verdad (“¿Está seguro que tiene los resultados correctos del examen?”). La mayoría de los pacientes presentarán un período de incredulidad acompañado por la incapacidad para procesar claramente la información. Tal vez se sientan aturdidos o en estado de shock, o como si “Esto no me puede estar ocurriendo a mí”. Un alto grado de sufrimiento puede ser problemático porque muchas veces, inmediatamente después de informar al paciente sobre el diagnóstico, los médicos describen de manera general las opciones de tratamiento. En estas circunstancias emocionales, muchos pacientes tal vez no comprendan o recuerden esta información importante. En consecuencia, la presencia de otras personas u otros medios para poder analizar la información puede ser extremadamente importante (por ejemplo, grabación en cinta de la conversación sobre el plan de tratamiento o realización de una segunda cita en una fecha posterior, especialmente para revisar el plan de tratamiento). A pesar de que hay muchas diferencias individuales, esta respuesta inicial de incredulidad, rechazo y shock generalmente se mantiene una semana aproximadamente en pacientes con buena adaptación.

La fase II, la disforia comprende un período de tiempo variable (pero que generalmente se prolonga durante 1–2 semanas) durante el cual el paciente acepta lentamente la realidad del diagnóstico. Durante este tiempo los pacientes generalmente comenzarán a experimentar un grado considerable de sufrimiento en forma de depresión, ansiedad, insomnio, anorexia, concentración deficiente y varios grados de incapacidad para funcionar en sus actividades cotidianas. Pensamientos molestos sobre la enfermedad y la muerte se presentan con alta frecuencia y parecen ser incontrolables. A medida que se ofrece más información sobre las opciones de tratamiento, se procesa y entiende correctamente, sentimientos de esperanza y optimismo comienzan a surgir más a menudo durante la disforia. En los pacientes recién diagnosticados que están esperando someterse a una cirugía, puede aumentar los índices de angustia. El apoyo profesional adicional puede resultar beneficioso durante este tiempo con el fin de abarcar problemas como la fatiga, el insomnio y la depresión.[26]

La fase III, la adaptación a largo plazo, comprende el tiempo prolongado durante el cual tiene lugar una adaptación de mayor duración y permanente. Este período se extiende durante semanas y meses. Los pacientes utilizan una variedad de estrategias y estilos para la adaptación.[9] Los estilos para la adaptación a plazos más prolongados, son formas establecidas para adaptarse a muchos eventos anteriores de la vida; las estrategias de adaptación consisten en esfuerzos específicos ante ciertas situaciones para resolver instancias particulares en relación con el cáncer. Esta combinación de estilos para la adaptación a más largo plazo y estrategias de adaptación a corto plazo generalmente funcionan bien para las personas que hacen esfuerzos por adaptarse. No hay una manera única mejor para adaptarse. Las diferencias individuales de las personas, afectará la variedad de estilos de adaptación y estrategias ante el cáncer.[5]

Tratamientos activos para el cáncer

Durante la fase de tratamiento activo de la afección, la adaptación de un paciente se centra primariamente en hacer frente a los muchos y variados factores de estrés del tratamiento. Estos pueden incluir aprensión y temores sobre procedimientos dolorosos, efectos secundarios no deseados (pérdida del cabello, náuseas o vómitos, fatiga, dolor) y trastornos en la vida cotidiana. Los trastornos que incluyen modificar el desenvolvimiento cotidiano son difíciles para muchos pacientes (por ejemplo, el individuo que es el sostén de la familia y ya no puede trabajar). Los pacientes que se adaptan bien pueden tolerar estos factores de estrés a corto plazo a través de un enfoque de costo-beneficio en el cual ponderan las molestias de la pérdida a corto plazo versus los beneficios en términos de ganancias a largo plazo (por ejemplo, aumento en la supervivencia ) y concluyen, “Vale la pena”.[25] Preguntas que a menudo surgen durante el tratamiento activo incluyen, “¿Sobreviviré a esto?” o “¿Lo extirparán todo?” o “¿Qué efectos secundarios sufriré?” A medida que surgen estas y otras preguntas conexas, los pacientes utilizan estilos y estrategias para adaptarse. Si bien muchas estrategias de adaptación diferentes son útiles durante esta fase, se utiliza a menudo la adaptación centrada en los problemas—estrategias diseñadas para manejar situaciones de problemas específicos (por ejemplo, fatiga, el transporte a los tratamientos, modificación de los horarios de trabajo , cambios en las funciones).

Postratamiento

Antes de finalizar el tratamiento activo, la mayoría de los pacientes esperan concluirlo con una expectativa positiva de retornar a la normalidad. No obstante, la finalización del tratamiento activo puede ser un momento de gran ambivalencia para los pacientes con cáncer y sus familias. La finalización del tratamiento significa un momento de celebración y alivio, pero también puede ser un momento de angustia acentuada, con una sensación renovada de vulnerabilidad que surge con el cese de las medidas médicas activas para luchar contra la enfermedad.[27] Aquellos que tienen una buena adaptación, pueden equilibrar sus expectativas positivas con la realidad de los temores y las aprensiones constantes. Muchos pacientes informan tener una mayor ansiedad y preocupación relacionadas con los miedos a la recidiva y la reducción en la frecuencia de la vigilancia médica a través de contactos menos frecuentes con el médico. Otras cuestiones en relación con la adaptación, incluyen vivir con incertidumbre, reanudar las funciones anteriores en la vida y una vigilancia acentuada sobre sus preocupaciones en cuanto a su salud.[6] Durante la remisión, los pacientes comienzan una secuencia de citas regulares de seguimiento con el oncólogo. La ansiedad y la preocupación normales a menudo se intensifican a medida que se acercan las fechas para las citas de seguimiento. Se genera ansiedad normal a raíz de inquietudes sobre recidiva y las consecuencias emocionales relacionadas (por ejemplo, retomar la función de paciente y sensaciones renovadas de pérdida del control).[28] Muchos pacientes consideran que esperar los resultados de los exámenes es una experiencia particularmente angustiosa.

En uno de los pocos estudios empíricos de la adaptación postratamiento, 94 mujeres en estadios 0, l, ll o lll de cáncer de mama sometidas a radioterapia, fueron evaluadas en cuanto a depresión, ansiedad y calidad de vida en el último día de tratamiento y luego a las 2 semanas, 4 a 6 semanas, 3 meses y 6 meses después del tratamiento. Los resultados encontraron síntomas de depresión elevados, ansiedad de intensidad baja y una disminución en la calidad de vida el último día de tratamiento; sin embargo, 2 semanas después, los síntomas de la depresión disminuyeron de manera significativa y la calidad de vida mejoró de manera significativa. No se encontraron otros cambios importantes en los demás períodos postratamiento, indicando que en la mayoría de los pacientes se ve una rápida mejoría en cuanto a la depresión y calidad de vida.[29]

En cuanto a los factores de los trastornos del postratamiento, un estudio longitudinal de observación de 151 mujeres con cáncer de mama en fase inicial encontró que los síntomas y los efectos secundarios físicos experimentados durante el tratamiento fueron predictivos de los trastornos del postratamiento relacionados con el cáncer, ascendiendo a 6% del 24% del total de la varianza calculada.[30]

La adaptación normal al postratamiento y la remisión incluye la utilización de una variedad de estrategias para la adaptación; sin embargo, esta fase a menudo incluye el empleo frecuente de estrategias de adaptación centradas en las emociones (aquellas diseñadas para ayudar a regular los trastornos emocionales normales), a pesar de la variedad de reacciones emocionales ambivalentes. Aquellos que tienen una buena adaptación tienen mayores probabilidades de sentirse cómodos expresando una gama amplia de emociones tanto positivas como negativas. Las estrategias de adaptación centradas en las emociones incluyen sinceridad sobre las emociones propias, concientización de los sentimientos propios, aceptación sin emisión de juicios sobre dichos sentimientos, la capacidad de expresar esos sentimientos a otros, una disposición a abordar la tarea de hacer frente a esas emociones y la disponibilidad de apoyo de otras personas que desean escuchar y aceptar.

Recidiva

La transición de un plan de tratamiento curativo a un plan de atención paliativa es extremadamente difícil para los pacientes de cáncer.[25] La angustia extrema a menudo acompaña esta transición, dado que el paciente se enfrenta a una angustia psicológica renovada, síntomas físicos y una crisis existencial ante la muerte, todo lo cual se combina hasta resultar en el sufrimiento a menudo relacionando con el cáncer en estadio avanzado.[31]

La adaptación normal a esta crisis está caracterizada por el impacto inicial, la incredulidad y el rechazo seguido por un período de angustia importante (por ejemplo, estado de ánimo deprimido, problemas para concentrarse, pensamientos frecuentes molestos sobre la muerte). La adaptación normal puede incluir períodos significativos de tristeza y llanto, sentimientos periódicos de ira contra Dios o el poder superior según lo perciba la persona, períodos de retraimiento y aislamiento e incluso pensamientos de darse por vencido. No obstante, al igual que con el diagnóstico inicial, este sufrimiento es seguido a menudo por una adaptación gradual durante el transcurso de algunas semanas. Es importante observar que estas reacciones comunes no indican necesariamente una sicopatología. Si bien la intensidad de estas emociones puede ser similar a sicopatologías más graves, la frecuencia con que se presenta y la duración tienden a ser más breves. Los pacientes que experimentan adaptación normal a la recidiva y la atención paliativa, generalmente se recuperarán de estas emociones fuertes más rápidamente que aquellos que experimentan un trastorno mental verdadero. (Para mayor información, consultar los sumarios PDQ sobre la Depresión, el Trastorno por ansiedad y el Trastorno de tensión postraumática.)

La adaptación a la recidiva y la atención paliativa a menudo significa cambiar las expectativas de curación a sanación. A partir de esta perspectiva, la sanación incluye un proceso de recuperar el carácter de totalidad,[32] de transformar la vida individual en una variedad de maneras ante el rostro de la muerte. Este proceso de adaptación incluye el mantenimiento de la esperanza, que se considera crucial en la adaptación general a la crisis.[33] El paciente que se adapta exitosamente a la crisis de recidiva a menudo cambia expectativas y mantiene la esperanza en diferentes actividades importantes de la vida. Por ejemplo, un paciente que tiene confianza en que el dolor y el sufrimiento pueden controlarse tendrá esperanza en relación con la calidad de vida futura. Los pacientes que creen que reciben amor y atención tendrán esperanza en sus relaciones futuras. La religión y la espiritualidad desempeñan una función muy importante para ayudar a muchos pacientes a mantener la esperanza. La religión o la espiritualidad pueden suministrar una estructura de fe que ayude a adaptarse a la crisis de recidivas. Durante la recidiva y la atención paliativa, los pacientes posiblemente utilizarán estrategias para la adaptación con base en el significado y probablemente buscarán consuelo en la oración y las prácticas religiosas y rituales o convicciones espirituales. Además, un estudio indica que el estar consciente del diagnóstico combinado con paz interior, está relacionado con una mejor salud mental y una mejor calidad en cuanto a la forma de morir en aquellos pacientes con cáncer avanzado así como para quienes los cuidan durante el duelo.[34]

Un estudio llevado a cabo en mujeres con cáncer recidivante de mama encontró que estas alteraciones importantes en el bienestar físico, funcional y emocional se presentaron en un período de un mes después de presentarse la recidiva; sin embargo, la autosuficiencia de un paciente (confianza en su capacidad para manejar lo que demanda la enfermedad), apoyo social y fortaleza familiar (fortaleza interior de la familia y capacidad de manejar los periodos de infortunio y cambios) tuvieron un efecto positivo en la calidad de vida. Por el contrario, más aflicción en relación a los síntomas físicos, preocupaciones cotidianas adicionales, falta de esperanza y una percepción negativa del concepto enfermedad o sobre las personas que dan atención médica, estuvieron relacionados con una menor calidad de vida.[35]

Supervivencia

La adaptación del postratamiento a la supervivencia a largo plazo es gradual y se extiende durante muchos años. No obstante, la mayoría de los pacientes, a pesar de varios diagnósticos de cáncer y tratamientos, se adaptan bien,[3] y algunos hablan incluso beneficios con respecto al diagnóstico de cáncer (por ejemplo, mayor valorización de la vida, reordenamiento en orden de importancia, de los valores de la vida, fortalecimiento de las convicciones espirituales o religiosas).[36-39] Los pacientes que tienen una adaptación más deficiente tienden a presentar mayores problemas médicos, un menor apoyo social, una adaptación psicosocial premórbida más deficiente y menos recursos económicos.[3]

Con el mejoramiento de los tratamientos de cáncer, este se está tornando en una enfermedad crónica, especialmente con ciertos tipos de cáncer (por ejemplo, de próstata, de mama). Cada uno de los diferentes aspectos psicosociales con los que una persona maneja una enfermedad crónica presenta sus cuestiones únicas propias para la adaptación. Por ejemplo, la adaptación a largo plazo que significa pasar a ser un sobreviviente de cáncer impone consideraciones sobre la manera en que uno se adapta psicológica, social, sexual y profesionalmente y, sin lugar a dudas, físicamente.

En general, los estudios sobre supervivientes de cáncer y grupos de comparación sanos, no han identificado diferencias importantes en las medidas de alteraciones sicológicas, adaptación marital y sexual, desenvolvimiento social y desempeño psicosocial general.[3] No obstante, hay algunas áreas comunes de sufrimiento a las que están expuestos muchos pacientes de cáncer que están por debajo del umbral o no son lo suficientemente serias para satisfacer los criterios del diagnóstico. Estas pueden incluir la ansiedad sobre la recidiva, un aumento en el sentido de vulnerabilidad, sensación de control disminuida, recuerdos condicionados sobre la quimioterapia (olores, imágenes visuales) que producen ansiedad y náuseas, síntomas similares al estrés postraumático (como pensamientos persistentes molestos, imágenes recurrentes relacionadas con los tratamientos del cáncer, sensaciones de distanciamiento de otros),[40] y preocupaciones sobre la imagen corporal y la sexualidad.[3]

En uno de los pocos estudios longitudinales con los sobrevivientes de cáncer, se les preguntó a 752 pacientes de tres estados de los EUA, sobre una variedad de problemas psicosociales. Casi un año después del pronóstico, 68% estaban preocupados con el regreso de la enfermedad, aproximadamente 60% estaban preocupados por las recidivas y 58% tenían miedo al futuro. Además, aproximadamente dos de cada tres que habían sobrevivido, estaban preocupados por un problema físico de salud como la fatiga y la pérdida de fuerza. Aproximadamente 48% informó estar preocupado por tener dificultades para dormir y 48% informó haber tenido problemas de disfunción sexual. Los sobrevivientes más jóvenes (18–54 años), mujeres, de otras razas que no fueran blanca, sobrevivientes solteros y aquellos con ingresos menores, informaron de mayores problemas. En comparación con cuatro cánceres comunes, la mayoría de los problemas para vivir los confrontaron aquellos con cáncer de pulmón, seguido por los sobrevivientes de cánceres de mama, colorrectal y cáncer de la próstata.[41]

Un estudio longitudinal numeroso (n = 660) con mujeres mayores de 65 años sobrevivientes de cáncer de mama, investigó los factores relacionados con los cambios en el bienestar emocional. En general, los hallazgos indican que la supervivencia a 5 años en la mayoría de las mujeres es relativamente estable, con pocos cambios en el bienestar emocional. Sin embargo, se notó que las mujeres que tenían menos de 12 años de educación académica y las mujeres que se autopercibían como "nunca me he curado" estuvieron más proclives a presentar un deterioro en su bienestar emocional, mientras que aquellas que tuvieron un mejor funcionamiento físico, un buen apoyo emocional y una percepción positiva de la comunicación médico-paciente, tuvieron menos probabilidades de tener una salud emocional precaria.[42]

Bibliografía

  1. Brennan J: Adjustment to cancer - coping or personal transition? Psychooncology 10 (1): 1-18, 2001 Jan-Feb.  [PUBMED Abstract]

  2. Folkman S, Greer S: Promoting psychological well-being in the face of serious illness: when theory, research and practice inform each other. Psychooncology 9 (1): 11-9, 2000 Jan-Feb.  [PUBMED Abstract]

  3. Kornblith AB: Psychosocial adaptation of cancer survivors. In: Holland JC, Breitbart W, Jacobsen PB, et al., eds.: Psycho-oncology. New York, NY: Oxford University Press, 1998, pp 223-41. 

  4. Nicholas DR, Veach TA: The psychosocial assessment of the adult cancer patient. Prof Psychol 31 (2): 206-15, 2000. 

  5. Spencer SM, Carver CS, Price AA: Psychological and social factors in adaptation. In: Holland JC, Breitbart W, Jacobsen PB, et al., eds.: Psycho-oncology. New York, NY: Oxford University Press, 1998, pp 211-22. 

  6. Loscalzo M, Brintzenhofeszoc K: Brief crisis counseling. In: Holland JC, Breitbart W, Jacobsen PB, et al., eds.: Psycho-oncology. New York, NY: Oxford University Press, 1998, pp 662-75. 

  7. Schou I, Ekeberg Ø, Ruland CM, et al.: Pessimism as a predictor of emotional morbidity one year following breast cancer surgery. Psychooncology 13 (5): 309-20, 2004.  [PUBMED Abstract]

  8. Pearlin LI, Schooler C: The structure of coping. J Health Soc Behav 19 (1): 2-21, 1978.  [PUBMED Abstract]

  9. Rowland JH: Intrapersonal resources: coping. In: Holland JC, Rowland JH, eds.: Handbook of Psychooncology: Psychological Care of the Patient With Cancer. New York, NY: Oxford University Press, 1989, pp 44-57. 

  10. Ahmad MM, Musil CM, Zauszniewski JA, et al.: Prostate cancer: appraisal, coping, and health status. J Gerontol Nurs 31 (10): 34-43, 2005.  [PUBMED Abstract]

  11. Trask PC, Paterson AG, Trask CL, et al.: Parent and adolescent adjustment to pediatric cancer: associations with coping, social support, and family function. J Pediatr Oncol Nurs 20 (1): 36-47, 2003 Jan-Feb.  [PUBMED Abstract]

  12. Ransom S, Jacobsen PB, Schmidt JE, et al.: Relationship of problem-focused coping strategies to changes in quality of life following treatment for early stage breast cancer. J Pain Symptom Manage 30 (3): 243-53, 2005.  [PUBMED Abstract]

  13. De Faye BJ, Wilson KG, Chater S, et al.: Stress and coping with advanced cancer. Palliat Support Care 4 (3): 239-49, 2006.  [PUBMED Abstract]

  14. Lazarus RS, Folkman S: Stress, Appraisal, and Coping. New York, NY: Springer Publishing Co, 1984. 

  15. American Psychiatric Association.: Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders: DSM-IV-TR. 4th rev. ed. Washington, DC: American Psychiatric Association, 2000. 

  16. Golden-Kreutz DM, Thornton LM, Wells-Di Gregorio S, et al.: Traumatic stress, perceived global stress, and life events: prospectively predicting quality of life in breast cancer patients. Health Psychol 24 (3): 288-96, 2005.  [PUBMED Abstract]

  17. Costanzo ES, Lutgendorf SK, Mattes ML, et al.: Adjusting to life after treatment: distress and quality of life following treatment for breast cancer. Br J Cancer 97 (12): 1625-31, 2007.  [PUBMED Abstract]

  18. Holland JC: Clinical course of cancer. In: Holland JC, Rowland JH, eds.: Handbook of Psychooncology: Psychological Care of the Patient With Cancer. New York, NY: Oxford University Press, 1989, pp 75-100. 

  19. Kroenke CH, Kubzansky LD, Schernhammer ES, et al.: Social networks, social support, and survival after breast cancer diagnosis. J Clin Oncol 24 (7): 1105-11, 2006.  [PUBMED Abstract]

  20. Arora NK, Finney Rutten LJ, Gustafson DH, et al.: Perceived helpfulness and impact of social support provided by family, friends, and health care providers to women newly diagnosed with breast cancer. Psychooncology 16 (5): 474-86, 2007.  [PUBMED Abstract]

  21. Baider L, Ever-Hadani P, Goldzweig G, et al.: Is perceived family support a relevant variable in psychological distress?. A sample of prostate and breast cancer couples. J Psychosom Res 55 (5): 453-60, 2003.  [PUBMED Abstract]

  22. Ganz PA, Guadagnoli E, Landrum MB, et al.: Breast cancer in older women: quality of life and psychosocial adjustment in the 15 months after diagnosis. J Clin Oncol 21 (21): 4027-33, 2003.  [PUBMED Abstract]

  23. Pinquart M, Fröhlich C, Silbereisen RK: Optimism, pessimism, and change of psychological well-being in cancer patients. Psychol Health Med 12 (4): 421-32, 2007.  [PUBMED Abstract]

  24. Weisman AD, Worden JW: The existential plight in cancer: significance of the first 100 days. Int J Psychiatry Med 7 (1): 1-15, 1976-77.  [PUBMED Abstract]

  25. Holland JC, Gooen-Piels J: Principles of psycho-oncology. In: Holland JC, Frei E, eds.: Cancer Medicine e.5. 5th ed. Hamilton, Ontario: B.C. Decker Inc, 2000, pp 943-58. 

  26. Visser MR, van Lanschot JJ, van der Velden J, et al.: Quality of life in newly diagnosed cancer patients waiting for surgery is seriously impaired. J Surg Oncol 93 (7): 571-7, 2006.  [PUBMED Abstract]

  27. Sherman AC, Simonton S: Family therapy for cancer patients: clinical issues and interventions. The Family Journal: Counseling and Therapy for Couples and Families 7(1): 39-50, 1999. 

  28. Harpham WS: After Cancer: A Guide to Your New Life. New York, NY: WW Norton & Company, 1994. 

  29. Deshields T, Tibbs T, Fan MY, et al.: Ending treatment: the course of emotional adjustment and quality of life among breast cancer survivors immediately following radiation therapy. Support Care Cancer 13 (12): 1018-26, 2005.  [PUBMED Abstract]

  30. Jim HS, Andrykowski MA, Munster PN, et al.: Physical symptoms/side effects during breast cancer treatment predict posttreatment distress. Ann Behav Med 34 (2): 200-8, 2007 Sep-Oct.  [PUBMED Abstract]

  31. Cherny NI, Coyle N, Foley KM: Suffering in the advanced cancer patient: a definition and taxonomy. J Palliat Care 10 (2): 57-70, 1994 Summer.  [PUBMED Abstract]

  32. Dienstfrey H: Training for cancer: an interview with Michael Lerner. Advances: The Journal of Mind-Body Health 10 (2): 27-37, 1994. 

  33. Beck AT, Weissman A, Lester D, et al.: The measurement of pessimism: the hopelessness scale. J Consult Clin Psychol 42 (6): 861-5, 1974.  [PUBMED Abstract]

  34. Ray A, Block SD, Friedlander RJ, et al.: Peaceful awareness in patients with advanced cancer. J Palliat Med 9 (6): 1359-68, 2006.  [PUBMED Abstract]

  35. Northouse LL, Mood D, Kershaw T, et al.: Quality of life of women with recurrent breast cancer and their family members. J Clin Oncol 20 (19): 4050-64, 2002.  [PUBMED Abstract]

  36. Polinsky ML: Functional status of long-term breast cancer survivors: demonstrating chronicity. Health Soc Work 19 (3): 165-73, 1994.  [PUBMED Abstract]

  37. Curbow B, Somerfield MR, Baker F, et al.: Personal changes, dispositional optimism, and psychological adjustment to bone marrow transplantation. J Behav Med 16 (5): 423-43, 1993.  [PUBMED Abstract]

  38. Belec RH: Quality of life: perceptions of long-term survivors of bone marrow transplantation. Oncol Nurs Forum 19 (1): 31-7, 1992 Jan-Feb.  [PUBMED Abstract]

  39. Tartaro J, Roberts J, Nosarti C, et al.: Who benefits?: distress, adjustment and benefit-finding among breast cancer survivors. J Psychosoc Oncol 23 (2-3): 45-64, 2005.  [PUBMED Abstract]

  40. Smith MY, Redd WH, Peyser C, et al.: Post-traumatic stress disorder in cancer: a review. Psychooncology 8 (6): 521-37, 1999 Nov-Dec.  [PUBMED Abstract]

  41. Baker F, Denniston M, Smith T, et al.: Adult cancer survivors: how are they faring? Cancer 104 (11 Suppl): 2565-76, 2005.  [PUBMED Abstract]

  42. Clough-Gorr KM, Ganz PA, Silliman RA: Older breast cancer survivors: factors associated with change in emotional well-being. J Clin Oncol 25 (11): 1334-40, 2007.  [PUBMED Abstract]

Volver arriba

< Sección anterior  |  Siguiente sección >


Un servicio del Instituto Nacional del Cáncer (National Cancer Institute, en inglés)
Departamento de Salud y Servicios Humanos Los Institutos Nacionales de la Salud GobiernoUSA.gov