Según varios tipos de medición, la economía de Estados Unidos sigue siendo una de las más productivas, competitivas e influyentes del mundo. Sin embargo, en sí misma, dicha economía está cada día más influida por las economías dinámicas de otros países. Por lo tanto, enfrenta desafíos en el ámbito interno y en el exterior.
Una economía nacional abarca toda la producción de bienes y servicios de una nación.
A pesar de su déficit comercial general, Estados Unidos tiene superávit en agricultura.
En un mercado libre, las decisiones de qué producir y a qué precio vender se toman entre vendedores y compradores independientes
Las empresas pequeñas con menos de 500 empleados ocupan un lugar preponderante en la economía nacional
Durante la mayor parte de la historia de EE.UU., la fuerza de trabajo creció sin cesar, manteniendo así la expansión económica.
Las empresas requieren que el sistema judicial las proteja; los gobiernos protegen a los consumidores frente a las empresas.
El propósito del gobierno federal es promover las condiciones necesarias para la expansión económica continua y altos niveles de empleo.
Estados Unidos se convirtió en el centro mundial de las manufacturas en los siglos XIX y XX.
La economía estadounidense no sólo tiene fortalezas fundamentales, sino también problemas de base.
Casi toda la energía producida en el país se usa en el mismo y hay que importar más en grandes cantidades.
Algunos economistas consideran como otro grave desafío la dependencia de la economía estadounidense con respecto a la afluencia de capital de inversión extranjero.
La economía estadounidense ha estado sujeta a 32 ciclos de expansión y contracción desde 1854.
Desde los días de trueque en las civilizaciones antiguas hasta la era en la que dos personas anónimas en lugares lejanos del mundo pueden intercambiar bienes en línea en cuestión de segundos, los mercados han cambiado, pero los principios de la compraventa continúan siendo los mismos.
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