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04 febrero 2009

Nueva nave espacial de la NASA estudiará dióxido de carbono atmosférico

Satélites de EE.UU. y Japón para analizar impacto de gases de efecto invernadero

 
Representación artística del observatorio de carbono en órbita, cuyo lanzamiento está previsto para el 23 de febrero.
Representación artística del observatorio de carbono en órbita, cuyo lanzamiento está previsto para el 23 de febrero.

Washington – El Observatorio de Carbono de la NASA (OBO) será puesto en órbita el 23 de febrero, desde la base aérea de Vandenberg, en California. Será la primera nave espacial de Estados Unidos dedicada al estudio del dióxido de carbono atmosférico, un gas de efecto invernadero que calienta el planeta y que produce cambios en el clima.

La nave espacial cartografiará la distribución global cada 16 días durante al menos dos años. Los científicos que estudian la atmósfera y el ciclo de carbono utilizarán los datos obtenidos para mejorar los modelos del ciclo de carbono, para reducir las incertidumbres de los pronósticos de la cantidad de carbono en la atmósfera y para realizar predicciones más exactas sobre el cambio climático mundial.

“Aunque sabemos más o menos cuánto dióxido de carbono se libera a la atmósfera cada año debido a la influencia humana solo podemos explicar la mitad del dióxido de carbono que no permanece en la atmósfera”, dijo Eric Ianson, director de programa en la Dirección de Misiones Científicas del OCO de la NASA, durante una reunión informativa el 29 enero.

“Ése es el verdadero misterio del dióxido de carbono”, dijo a America.gov David Crisp, principal investigador de OCO en el laboratorio de retropropulsión de la NASA en California.

Los procesos naturales, incluidos los que tienen lugar en océanos y biomasas terrestres como bosques y plantas “absorven más de la mitad del CO2 que despedimos a la atmósfera. El OCO revelará la cantidad que absorbe el océano y la que absorbe la biomasa terrestre. También explicará qué ocurre con el” CO2.

Los elementos que absorben CO2 se llaman sumideros, mientras que los que lo emiten, como por ejemplo procesos que queman carbón, gas natural y petróleo, se denominan fuentes.

OXÍGENO-CARBONO-OXÍGENO

En los 10.000 años antes del inicio de la Revolución Industrial a mediados del siglo XVIII, los niveles de CO2 aumentaron en menos del 1 por ciento. Desde entonces, los niveles han aumentado un 37 por ciento.

Este lago se encuentra en el atolón Palmyra del Océano Pacífico, uno de muchos sumideros de la Tierra.
Este lago se encuentra en el atolón Palmyra del Océano Pacífico, uno de muchos sumideros de la Tierra.

Antes de la industrialización, la concentración atmosférica de CO2 era de 280 partes por millón. En 2007, debido casi exclusivamente a la actividad humana, esa cifra ha aumentado a 383 partes por millón.

Las investigaciones realizadas por James Hansen, del Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA en Nueva York, y por sus colegas, indican que el CO2 de la atmósfera de la Tierra debería limitarse a 450 partes por millón o menos para evitar un peligroso punto de inflexión. En las últimas décadas, esa cifra ha venido aumentado casi en dos partes por millón al año.

Después de su lanzamiento, el OCO será colocado en una órbita cerca de los polos de la Tierra, a una altitud de 705 kilómetros. El observatorio orbitará una vez cada 98,8 minutos y repetirá su órbita cada 16 días. Se desplazará en formación suelta junto a otros satélites de observación de la Tierra de la Constelación de la tarde de la NASA, denominados el tren A: Aura, Parasol, Calipso, CloudSat y Aqua.

El instrumento científico del observatorio consta de tres espectrómetros paralelos de alta resolución integrados en una estructura única y alimentados por un telescopio.

FUENTES Y SUMIDEROS

La Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón lanzó el 23 de enero su satélite de observación de gases de invernadero Ibuki, llamado GOSAT y diseñado para medir el CO2 y las concentraciones de metano en 56.000 puntos de la atmósfera de la Tierra.

Los equipos del OCO y GOSAT han venido trabajando juntos desde 2004 para normalizar los datos que produce cada nave espacial y confirmar sus mediciones comparándolo con un estándar absoluto. Ambos observatorios tratan de medir el CO2, pero tienen objetivos distintos, dijo Crisp.

La misión principal del OCO es medir los sumideros de CO2, que tienden a estar dispersos, “y para ello necesito mucha más precisión y más medidas que una misión como la del GOSAT que se enfoca principalmente en medir las fuentes de CO2”, que tienden a estar localizadas y ser intensas, dijo Crisp.

“Sabemos que las emisiones de carbono contribuyen al cambio y la variabilidad climáticos”, dijo en una reunión informativa Anna Michalak, directora del equipo científico del OCO en la Universidad de Michigan.

“Lo que los científicos del ciclo del carbono quieren comprender es por qué las plantas y los océanos absorben tanta cantidad de carbono y cómo cambiará esto en el futuro”, dijo. “El volumen de datos que el OCO proporcionará es un progreso enorme para responder a estas preguntas”, concluyó.

Para consultar más información, en inglés, sobre el Observatorio de Carbono en Orbita, visite la página web de la NASA.

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