La democracia en el mundo | La voz de los ciudadanos

23 septiembre 2008

Relaciones entre el sector civil y el militar

 
Soldados ucranianos examinan actas de votación en Kiev, en 2002.
Soldados ucranianos examinan actas de votación en Kiev, en 2002.

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Las cuestiones de la guerra y la paz son las más trascendentales que una nación puede afrontar y, en momentos de crisis, muchos países recurren a sus militares en busca de liderazgo.

En las democracias no sucede así.

Cadetes estadounidenses en su graduación. Un militar profesional requiere una educación tan sólida como la de sus superiores civiles.
Cadetes estadounidenses en su graduación. Un militar profesional requiere una educación tan sólida como la de sus superiores civiles.

En una democracia, las cuestiones en materia de defensa y sobre amenazas a la seguridad nacional las debe decidir el pueblo, actuando a través de sus representantes elegidos. En la democracia, los militares están para servir a la nación, no para dirigirla: los dirigentes militares sólo asesoran a los funcionarios elegidos y dan cumplimiento a sus decisiones. Solamente quienes han sido elegidos por el pueblo tienen la autoridad y la responsabilidad definitivas para decidir el destino de una nación. Este principio del control y la autoridad civil sobre los militares es fundamental para la democracia.

Es preciso que los civiles dirijan a los militares del país y decidan sobre los asuntos de defensa nacional, no porque sean más capaces que los militares profesionales, sino porque son los representantes del pueblo y, como tales, han asumido la responsabilidad de tomar esas decisiones y rendir cuentas sobre ellas.

La presencia de militares en una democracia tiene la finalidad de proteger a la nación y las libertades del pueblo. Ellos no deben representar ni respaldar ningún punto de vista político ni a grupo étnico o social alguno. Su lealtad debe estar dirigida hacia los grandes ideales de la nación, el estado de derecho y el principio mismo de la democracia. El propósito de un militar es defender a la sociedad, no definirla.

Cualquier gobierno democrático valora la pericia y el consejo de militares profesionales para la toma de decisiones estratégicas sobre defensa y seguridad nacional. Pero sólo los dirigentes civiles elegidos deben tomar las decisiones definitivas en cuanto a la defensa del país, que más tarde los militares se encargarán de implementar.

Por supuesto, los militares pueden participar en forma individual en la vida política de su país, igual que cualquier otro ciudadano. El personal militar puede votar en las elecciones. Sin embargo, para poder participar en la política, los militares deben retirarse primero del servicio de las armas; los servicios armados deben mantenerse al margen de la política. Los militares son los servidores neutrales del Estado y los guardianes de la sociedad.

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