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09 marzo 2009

La tarea que cumplen los organizadores comunitarios

 
El organizador comunitario David Wilson habla con residentes de Chicago sobre el problema de la vivienda.

Este artículo pertenece al periódico electrónico de marzo de 2009 “Caminos no violentos para el cambio social”. Para consultar los demás artículos de este periódico haga clic a la derecha.

Por Kathy Partridge

Millones de ciudadanos estadounidenses han acudido a  organizadores comunitarios para aprender a presionar a los gobiernos a que hagan lo correcto.

Kathy Partridge es directora ejecutiva de Interfaith Funders, una red de entidades de distribución de subsidios religiosos y seculares que trabaja para impulsar  la organización comunitaria tomando como base las congregaciones religiosas.

Durante su campaña presidencial en 2008, Barack Obama citó su experiencia como organizador comunitario en Chicago, para demostrar que comprendía los problemas de la gente trabajadora común.

Sus rivales sugirieron que una organización comunitaria carece de “responsabilidades reales”, como las de un alcalde o un gobernador.

En realidad, la tarea de un organizador comunitario tiene abundantes responsabilidades reales.

Comencemos con un relato: Algunas mujeres del vecindario fueron a ver al nuevo “organizador comunitario”. Habían oído decir que resolvía problemas y ellas ciertamente veían muchas cosas que estaban mal en el vecindario: malas escuelas, guaridas para drogadictos, calles sucias, mala atención de la salud y más. Sentadas en la oficina sencilla, y llena de gente, expusieron sus quejas mientras el organizador escuchaba.

“Ciertamente, esos son algunos de los problemas”, dijo el organizador.

“Bueno, ¿que va a hacer usted al respecto?”, exigieron las mujeres.

Se quedaron atónitas por la respuesta: “Nada”. El organizador agregó: “No son problemas míos, son problemas de ustedes. Hablemos de lo que ustedes van a hacer”.

Este relato verdadero resume lo que hace y lo que no hace un organizador comunitario. El organizador comunitario no “arregla cosas”, no provee servicios ni pronuncia discursos impresionantes. El organizador comunitario ataca los problemas y las injusticias en las comunidades de ingresos bajos y moderados, impulsando a las personas afectadas a trabajar en grupo para conseguir los cambios. Su mandamiento básico es la Regla de Hierro del Organizador: “Nunca hagas por otros lo que ellos pueden hacer por sí mismos”.

La organización comunitaria es la práctica deliberada de reclutar y refuerzan el liderazgo comunitario: unir a la gente para definir problemas, elaborar soluciones y presionar a los funcionarios para que mejoren la vida de un vecindario, de una ciudad o de un grupo socioeconómico.

Reclutando líderes

Los organizadores comunitarios reclutan y refuerzan el liderazgo comunitario, más que hacerse portavoces o actuar sobre una cuestión sola. Lo hacen porque creen que la gente tiene el derecho democrático en las decisiones sobre los asuntos que la afectan.

Fred Ross es un reconocido organizador comunitario que trabajó en algunos vecindarios mexicanos de California en la década de 1960, cuando vió las condiciones de vida desesperadas y el trabajo difícil y mal pagado. Allí se encontró con César Chávez, un hombre joven, con hijos. Al principio Chávez se molestó cuando Ross le pidió que se asumiera el liderazgo. Chávez contaba después  cómo había invitado a Ross a reunirse en su casa, junto a un grupo de hombres del lugar, con la idea de intimidarlo y asustarlo. “Pero Ross comenzó a hablar y cuanto más hablaba, más se me abrían los ojos. Un par de tipos que estaban bastante borrachos todavía querían dársela al gringo, pero los hicimos irse. Ese hombre tenía bastante razón y yo quería oír lo que tenía que decir”.

Ross sintió que Chávez tenía el talento para guiar a su comunidad y volvió una y otra vez, desafiando a Chávez a ponerse firme en lo que creía, hasta que Chávez también creyó que podía ser líder. Chávez llegó a ser vocero de la justicia social al frente  del Sindicato de Trabajadores Rurales Unidos, que obtuvo contratos laborales justos con los granjeros. Inspiró muchos movimientos sociales estadounidenses contra la guerra en Vietnam y por los derechos de las minorías y de las mujeres.

Los organizadores comunitarios unen a la gente para definir problemas. En vez de dar servicios sociales siguen un proceso para hacer que las personas hablen entre ellas y actúen colectivamente en los asuntos, adquiriendo confianza personal y conciencia cívica mientras lo hacen.

César Chavez aceptó la tarea de organizar a los peones agrícolas.

Comienzan una campaña de organización hablando con la gente, individualmente o en reuniones caseras, para encontrar a la persona con talento para conducir e identificar los principales problemas. Con el apoyo de su organizador comunitario, los participantes identifican sus valores e intereses comunes y luego trabajan juntos y públicamente en campañas por el cambio cívico.

A medida que estos nuevos líderes comunitarios trabajan juntos crean relaciones fuertes con la gente en sus propias instituciones, como iglesias, escuelas y vecindarios. A medida que descubren que comparten intereses con gente en otras instituciones o vecindarios, establecen conexiones por encima de las diferencias religiosas, raciales y de clase. En proceso de organización puede generar poder de transformación para lograr un cambio positivo en las personas, comunidades y la sociedad en general.

Dinero o gente

Según el segundo mandamiento del organizador, “el poder viene del dinero organizado o de la gente organizada”. Dado que las comunidades pobres no tienen dinero, los organizadores tienen que depender de la gente.

Cuando Ernesto Cortés regresó a su ciudad en San Antonio, Texas, en la década de 1970, le indigno que el barrio más pobre de la ciudad, de habla hispana, careciera de los servicios que tenían otras áreas. En efecto, las calles se anegaban tanto con la lluvia que ¡incluso hasta se había ahogado un chico! Como organizador entrenado por  la red organizadora nacional Industrial Areas Foundation (IAF), Cortés fue a las iglesias católicas locales e invitó a los feligreses a presionar al gobierno de la ciudad para que reparara la infraestructura en las calles y las alcantarillas para mejorar la seguridad pública.

Tras lograr algún éxito en San Antonio, Cortés trabajó en comunidades pobres de Texas, desde los barrios urbanos de Houston hasta las colonias rurales en la frontera con México, forjando un nuevo modelo de organización y de escala más grande para unificar  a muchas instituciones, para actuar en asuntos a nivel estatal. Las comunidades influyeron para obtener 8 millones de dólares en el presupuesto estatal complementario de 1997-98, para la Alianza de Escuelas de la IAF; crearon un fondo de 12 millones de dólares para la capacitación a largo plazo de receptores del programa de Asistencia Temporal a Familias Necesitadas (TANF), y elaboraron un programa de bonos estatales de 250 millones de dólares para llevar agua y servicios de alcantarillado a las colonias junto a la frontera de Texas con México.

Desde entonces Cortés ha llevado su talento a Los Ángeles, donde la organización ONE-LA, de la IAF congregó en 2004 a más de 12.000 personas e inició campañas para limpiar los vertederos de basura tóxica cerca de las escuelas, mejorar la iluminación de las calles y aprobar un bono de 1.000 millones de dólares para vivienda asequible.

Los organizadores trabajan con el liderazgo de un grupo para elaborar campañas públicas eficaces y hacer que los intereses sean provechosos. La Asociación de Comunidades Organizadas para la Reforma Ahora (ACORN) tiene una red nacional, con más de 400.000 familias participantes en más de 100 ciudades, que están activas en muchos asuntos.

Por ejemplo, cuando el huracán Katrina anegó a Nueva Orleáns durante días, los organizadores locales de ACORN, muchos de los cuales habían perdido sus propias casas, buscaron en los refugios de emergencia y usaron teléfonos celulares para encontrar a otros miembros dispersos de ACORN y acudieron ante las autoridades locales y nacionales para insistir en que el gobierno fuese justo con la gente pobre al reconstruir la ciudad. Aunque no consiguieron éxito en todas sus demandas, lograron fondos para reconstruir sus vecindarios arruinados y ayudaron a miles de residentes a regresar a sus hogares.

Toda la organización se hace localmente, pero eso no significa que sea pequeña. En la ciudad californiana de San José los organizadores comunitarios de la Red Nacional PICO, formada por organizaciones comunitarias religiosas, se enteraron de que muchas familias carecían de atención de la salud por la insuficiente inversión del gobierno del condado en clínicas públicas. Se organizaron a través de las iglesias locales para presionar a los funcionarios del condado para que cambiara las políticas y luego extendieron la campaña a otros grupos afiliados con PICO a través de California. En el curso de los años PICO California movilizó una coalición que obtuvo 13.400 millones de dólares de aumento de los gastos de educación y atención de la salud.

Los grupos de organización comunitaria atienden casi todas las injusticias sociales que afectan la calidad de vida de las personas de ingresos bajos y moderados: atención de la salud de los niños, salarios, reforma inmigratoria, vivienda asequible, mejora de las escuelas, vecindarios seguros, capacitación laboral y más.

En diciembre de 2008 más de 2.500 organizadores y líderes comunitarios de Todo Estados Unidos se congregaron en un foro en Washington, donde oyeron hablar a Valerie Jarrett, asesora principal del entonces presidente electo Obama. Hicieron sugerencias para el plan de recuperación económica del presidente electo; para impedir el remate ejecutorio de viviendas y exigir concesiones a los bancos que recibían auxilio financiero del gobierno; para reformar el defectuoso sistema de atención de la salud de Estados Unidos, especialmente asegurando que todos los niños tengan cobertura, e incluir capacitación para empleos que paguen salarios adecuados para una vida decente.

Con y sin salario

¿De donde vienen los organizadores comunitarios? Pueden ser residentes locales que juntan a los vecinos para que actúen, trabajando gratuitamente, simplemente por sus convicciones. Con frecuencia son líderes religiosos locales y se los encuentra en organizaciones populares de pequeña escala en casi cada comunidad de Estados Unidos.

Pero la organización comunitaria de mayor escala en Estados Unidos también puede ser una profesión pagada. Esa clase de organización comunitaria se origina en la labor del desaparecido Saul Alinsky, quien pulió sus técnicas tomando como base la organización radical de sindicatos en los vecindarios portuarios de Chicago en la década de 1930. Alinsky unió a diversos grupos étnicos para luchar a favor del suministro justo de servicios municipales, incluso protección policial contra la delincuencia, y prácticas justas de préstamos bancarios.

Centenares de hombres y mujeres de todas las edades y razas se ganan la vida actualmente como organizadores comunitarios. Sus sueldos provienen de las cuotas pagadas por los miembros de las organizaciones a las que pertenecen, así como de donaciones de iglesias y de fundaciones filantrópicas privadas. Muchos organizadores son reclutados de entre los afiliados, mientras que otros asisten a cursos de capacitación ofrecidos por las redes nacionales de organizadores, en las universidades o a través del movimiento laboral.

Actualmente los organizadores comunitarios en Estados Unidos pueden dedicarse a un solo tema o formar un grupos con un interés común, como las personas incapacitadas. Pero con mayor frecuencia el movimiento de organización comunitaria se dedica intencionalmente a asuntos múltiples y grupos diversos, interreligiosos y a través de las clases sociales.

El presidente Obama obtuvo su experiencia en la organización impulsada por instituciones, que forma federaciones de grupos miembros como iglesias, escuelas e incluso ligas de fútbol. Trabajó en el área del South Side de Chicago a comienzos de la década de 1980, antes de estudiar derecho, en asociación con la red de organización nacional de la Fundación Gamaliel. Cortejó con éxito a su futura esposa Michelle, llevándola a una sesión de entrenamiento de organización en el sótano de una iglesia.

Durante la campaña presidencial de 2008, Obama acudió a algunos de sus consejeros de organización comunitaria para crear la eficaz Campaña para el Cambio, incorporando instrumentos de organización comunitaria como la creación de relaciones interpersonales, reuniones en hogares y equipos vecinales.

Durante la década pasada la organización comunitaria ha visto una expansión extraordinaria en muchas áreas geográficas y grupos interesados involucrados, en las clases de tácticas usadas y en la eficacia para mejorar políticas y servicios públicos. La organización comunitaria ahora funciona en una gran escala raramente lograda por los movimientos sociales de Estados Unidos, con la participación de miles de instituciones y de millones de ciudadanos.

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Las opiniones expresadas en este artículo no reflejan necesariamente el punto de vista ni las políticas del gobierno de Estados Unidos.

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