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16 septiembre 2008

La Primera Guerra Mundial, la prosperidad de los años 20 y la Gran Depresión

 
Fuerzas de infantería de Estados Unidos en 1918 disparando un arma de 37 mm en su avance contra las posiciones alemanas en la Primera Guerra Mundial.
Fuerzas de infantería de Estados Unidos en 1918 disparando un arma de 37mm contra las posiciones alemanas en la Primera Guerra Mundial.

Este artículo pertenece a la publicación “La historia de EE.UU. en síntesis”. Para consultar los demás artículos, haga clic a la derecha.

La guerra europea de 1914 –en la que Alemania y Austria- Hungría combatieron a Gran Bretaña, Francia, Italia y Rusia– afectó los intereses de Estados Unidos casi desde el principio. Las armadas, tanto de Gran Bretaña como de Alemania, interceptaban los barcos estadounidenses, pero los ataques de los submarinos alemanes fueron mortíferos. Casi 130 estadounidenses murieron cuando un submarino hundió al barco de pasajeros británico Lusitania en 1915. El presidente Woodrow Wilson exigió que se pusiera fin a esos ataques y éstos cesaron por un tiempo, pero en 1917 se reanudaron. Estados Unidos declaró la guerra.

Los esfuerzos de más de 1.750.000 soldados estadounidenses tuvieron un papel decisivo en la derrota de la alianza entre Alemania y el imperio austro-húngaro. El 11 de noviembre de 1918 se concertó un armisticio que, aunque técnicamente era una tregua, fue en realidad una rendición.

Estas flappers posan para la cámara durante una fiesta en los años 20.
Estas flappers posan para la cámara durante una fiesta en los años 20.

El presidente Wilson negoció el final del conflicto, basado en su plan de 14 puntos para lograr una paz duradera. Éste incluía propuestas como poner fin a los acuerdos secretos internacionales, favorecer el comercio libre entre las naciones, reducir los arsenales de éstas, conceder la autogestión a las nacionalidades europeas subyugadas, y la formación de una asociación –la Liga de las Naciones– que ayudara a garantizar la independencia política y la integridad territorial de los países, grandes y pequeños por igual.

Sin embargo, el tratado de paz final no contenía prácticamente ninguno de esos puntos, ya que los vencedores insistieron en aplicar severos castigos. La idea de Wilson sobre una Liga de las Naciones permaneció en el Tratado de Versalles, pero ni siquiera él logró obtener suficiente apoyo para ese concepto y Estados Unidos lo rechazó. Este país volvió a su aislacionismo instintivo.

El siguiente periodo de postguerra se caracterizó por el descontento laboral y las tensiones raciales. Los granjeros tenían dificultades a causa de la abrupta desaparición de la demanda impuesta por la guerra. La violencia bolchevique provocó un “miedo a los rojos” que dio lugar a varias décadas de militante hostilidad contra el movimiento comunista revolucionario. A pesar de esos problemas, Estados Unidos gozó de un periodo de prosperidad real y ampliamente distribuida durante unos cuantos años de la década de 1920. Las familias compraron su primer automóvil, radio y refrigerador, y empezaron a ir al cine con regularidad. Y las sufragistas, al cabo de décadas de activismo político, lograron por fin que en 1920 se aprobara una enmienda constitucional que concedió a las mujeres el derecho de voto.

Los buenos tiempos no duraron. El valor de muchas acciones, que se había inflado en forma artificial, cayó drásticamente en octubre de 1929. En los tres años siguientes, la recesión de los negocios en Estados Unidos se volvió parte de una depresión económica mundial. Empresas y fábricas cerraron sus puertas, los bancos quebraron, el ingreso en el campo cayó. En noviembre de 1932, el 20 por ciento de los estadounidenses carecían de empleo.

La campaña presidencial de ese año fue ante todo un debate en torno a las causas de la Gran Depresión y la manera de revertirla. El presidente en funciones Herbert Hoover había iniciado el proceso de reconstruir la economía, pero sus esfuerzos produjeron escasos resultados y perdió la elección frente a Franklin Roosevelt. Este último tenía un optimismo contagioso y estaba dispuesto a usar la autoridad federal para aplicar remedios audaces. Bajo su liderazgo, Estados Unidos habría de entrar en otra era de cambio económico y político.

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