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06 mayo 2009

Candidatos al más alto tribunal de EE.UU. han de pasar un cuidadoso escrutinio

Reemplazo de Souter probablemente no sea el único juez del Tribunal Supremo que Obama elija

 
El juez David Souter
El juez David Souter busca jubilarse al final del término del Tribunal Supremo en junio.

Washington — Cuando el juez del Tribunal Supremo David Souter se jubile en junio de su puesto en el más alto tribunal de Estados Unidos, el presidente Obama seleccionará un candidato para reemplazarle, actuación que constituye “una de las responsabilidades más serias del presidente”, dijo Obama el 1 de mayo.

Durante su presidencia, Obama seleccionará cientos de jueces federales que ejercerán en tribunales de todo el país, pero las selecciones de candidatos a la judicatura que llamaran más la atención son los nombramientos vitalicios de los magistrados del Tribunal Supremo de Estados Unidos.

El 1 de mayo el juez del Tribunal Supremo David Souter anunció su intención de jubilarse cuando el tribunal termine su actual período de sesiones en junio. Souter fue nombrado miembro del tribunal por el presidente George H.W. Bush en 1990.

“Durante sus dos décadas en el Tribunal Supremo, el juez Souter ha demostrado lo que significa ser un juez imparcial e independiente”, declaró Obama el 1 de mayo “Se incorporó al estrado sin una ideología particular. Nunca ha intentado promover una agenda política”.

Los nueve magistrados del Tribunal Supremo constituyen la última instancia de apelaciones para los tribunales inferiores federales y estatales. El tribunal es también el foro en el que se resuelven las disputas legales entre los estados que conforman Estados Unidos o aquellas que implican a otros países.

El Tribunal Supremo de Estados Unidos recibe más de 7.000 peticiones de revisión al año, pero en general acuerda ofrecer una vista a 100 o menos. La mayoría de los casos han pasado por el proceso de apelaciones, según el cual los tribunales inferiores o el Tribunal de Apelaciones de Estados Unidos han dictado sentencia. Los 12 tribunales regionales de apelaciones y un tribunal federal para casos especiales están compuestos por 179 jueces. Todos ellos son nombrados por el presidente.

Tradicionalmente, los casos ante el Tribunal Supremo siguen un procedimiento en el que uno de los magistrados redacta su opinión y los demás la endosan o no. Los textos completos de estas opiniones se publican ampliamente por lo que todos pueden examinar casi inmediatamente el razonamiento jurídico en el que se basan las importantes sentencias. Desde el principio los jueces que tienen una opinión disensoria se hacen oír y sus opiniones se publican junto con la opinión u opiniones mayoritarias. Ello permite a los lectores conocer los razonamientos jurídicos y hace posible que los jueces que tienen una opinión diferente y minoritaria presenten su desacuerdo con la decisión de la mayoría.

El artículo II de la Constitución de Estados Unidos estipula que los jueces del Tribunal Supremo, al igual que los miembros del gabinete presidencial y otros puestos políticos, son designados por el presidente y ratificados en sus puestos por el Senado. Antes de la votación senatorial, la Comisión de Asuntos Judiciales del Senado solicita la comparecencia y lleva a cabo un cuestionamiento del candidato. Tras la comparecencia, la comisión puede remitir la candidatura al pleno del Senado para que éste emita su voto.

NOMBRAMIENTOS AL TRIBUNAL SUPREMO

Vista exterior del edificio del Tribunal Supremo en Washington, D.C.
El Tribunal Supremo es el nivel más alto de la rama judicial del gobierno de Estados Unidos.

Expertos políticos y legales creen que es muy probable que Obama tenga que hacer uno o más nombramientos al Tribunal Supremo. Hay cinco jueces mayores que Souter, el cual tiene 69 años de edad, y alguno de ellos podría considerar la jubilación en los próximos años. El magistrado que lleva más tiempo en el banco, John Paul Stevens, de 88 años de edad, ha ejercido el cargo desde 1975.

El tribunal actual está más o menos dividido entre cuatro magistrados considerados liberales y cuatro considerados conservadores en términos generales. Souter, a pesar de haber sido nombrado por un presidente republicano, tiende a figurar entre los jueces liberales, junto con Stevens, Stephen Breyer y Ruth Bader Ginsberg. Los jueces conservadores son el presidente del Tribunal, John Roberts, y Samuel Alito, Antonin Scalia y Clarence Thomas. El magistrado Anthony Kennedy con frecuencia sostiene un voto itinerante en el centro, según informa el director de investigación de la Institución Brookings, Benjamin Wittes. (Véase Próximo presidente podría dar más forma a judicatura EE.UU. que predecesores).

Debido a que Souter tiende a ser progresista y Obama, que es demócrata, nombrará a su sucesor, no es probable que se produzca un cambio ideológico de importancia en el tribunal con este nombramiento. Sin embargo, el estrecho equilibrio de posturas políticas en el tribunal actual implica que cualquier nombramiento futuro que Obama pueda hacer podría cambiar el equilibrio ideológico del tribunal y posiblemente tener un efecto en las decisiones del mismo. Por esta razón, cualquier candidato al Tribunal Supremo será objeto de un cauteloso escrutinio, tanto por el público como por el Congreso de Estados Unidos.

En varias ocasiones, controversias constitucionales con dimensiones morales (la esclavitud, el aborto, la segregación) han polarizado la opinión estadounidense en cuanto a la selección de magistrados del Tribunal Supremo.

Aunque la Constitución impone requisitos de edad, residencia y ciudadanía al candidato que desea ejercer la presidencia de Estados Unidos y a los miembros del Congreso, no establece cualificaciones similares para los jueces del Tribunal Supremo. Tampoco existe un requisito constitucional de que el Tribunal tenga nueve magistrados.

No se exige previa experiencia como juez, conocimientos expertos como constitucionalista, o estudios jurídicos. No obstante, virtualmente todos los nombramientos para el más alto tribunal del país han sido producto de la cantera de aquellos que han estudiado derecho y han ejercido profesionalmente como abogados y jueces.

Durante el proceso de comparecencia, los senadores suelen cuestionar a los candidatos respecto a su historial judicial y sus opiniones sobre temas constitucionales. Este proceso puede resultar contencioso, especialmente en casos en que los miembros de la comisión intenten extraer los puntos de vista de un candidato respecto a un asunto polémico. Históricamente, alrededor del 20 por ciento de los candidatos al Tribunal Supremo no logran obtener la ratificación del Senado.

La administración de Obama empezó a considerar posibles candidatos para el Tribunal Supremo incluso antes de que se produjera una vacante. “Intentaré que sea alguien con una mente aguda e independiente y un historial de excelencia e integridad”, dijo el presidente.

“Intentaré que sea alguien que comprenda que la justicia no es una teoría jurídica abstracta o una nota al pie de página en un libro de casuística, sino que se trata de la forma en que nuestras leyes afectan a las realidades diarias de la vida de la gente”, dijo. “Intentaré encontrar a alguien que esté consagrado al estado de derecho, que honre nuestra constitución y tradiciones constitucionales, que respete la integridad del proceso judicial y los límites adecuados del papel de la judicatura”.

El presidente dijo que realizará consultas con miembros de ambos partidos políticos durante el proceso de selección del candidato. Espera que se confirme el nombramiento de un juez para cuando se inicie el próximo periodo de sesiones del Tribunal en octubre.

Para más información sobre el Tribunal Supremo de Estados Unidos (en inglés), véase el sitio web del tribunal.

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