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Perder el trabajo conlleva un alto precio en estrés

La problemática economía supone una carga emocional en los desempleados y las familias, incluso entre los que siguen trabajando
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Traducido del inglés: jueves, 12 de febrero, 2009

Imagen de noticias HealthDayJUEVES, 12 de febrero (HealthDay News/Dr. Tango) -- Cada día trae nuevas malas noticias sobre la economía de EE. UU., pero el costo monetario de los trabajos perdidos podría ser mucho más fácil de medir que la carga mental de las miles de personas que de repente se encuentran sin trabajo.

"Cuando se pierde el trabajo, se pierden muchas cosas", explicó Michael McKee, psicólogo del Centro de Medicina Integral de la Clínica Cleveland en Ohio. "Está la pérdida posible de la capacidad financiera de mantenerse uno mismo y a la familia si no se tienen ahorros. También podría haber una pérdida de respeto por sí mismo y del respeto de los demás. Para algunas personas, se trata de una pérdida de identidad. Hay una pérdida de seguridad y de estructura cotidiana. En un extremo, también hay gente que pierden el sentido y la esperanza".

"Lo que siento que es distinto ahora es que muchísima gente anticipa que las cosas empeorarán", añadió McKee. "La gente habla de una depresión. Y todo el mundo está preocupado, incluso la gente con mucho dinero y la de clase media. Sentir optimismo se está volviendo más difícil".

"La gente podría estar consciente del estrés de perder el trabajo, pero no creo que sea consciente del impacto que eso tiene en su vida", afirmó la Dra. Carole Lieberman, psiquiatra del Instituto Neuropsiquiátrico de la Universidad de California en Los Ángeles. "Cualquier pérdida resulta en depresión e ira. Se trata de dos cosas que sentirá la gente que ha perdido su trabajo".

"Si esto tuviera un lado bueno, sería que la gente que pierde el trabajo hoy en día tal vez sienta menos estigma por ello, porque es algo tan común. Tal vez sea más difícil encontrar un trabajo y financiar las cosas que uno necesita, pero es más fácil en términos de sentirse menos único y es más fácil obtener beneficios extendidos", señaló Lieberman Las estadísticas del Departamento de Trabajo de EE. UU. publicadas la semana pasada respalda esa teoría, pues casi 600,000 personas perdieron sus trabajos en enero, lo que llevó el índice del país al 7.6 por ciento.

Estas cifras han estresado a muchos estadounidenses, incluso a los que aún tienen trabajo, según un artículo reciente de USA Today. La demanda de terapeutas aumentó en 40 por ciento de junio a diciembre, y la mayoría fue impulsada por temores relacionados al dinero, afirmó Richard Chaifetz, presidente y director ejecutivo de ComPsych, el programa de ayuda en salud mental para el empleado más grande del país. Y encuestas de la American Psychological Association publicadas el pasado otoño mostraron que casi la mitad de los estadounidenses afirmaba estar más estresados que hacía un año. Un tercio calificaba su nivel de estrés como "extremo".

Si se es suficientemente afortunado de experimentar una pérdida de trabajo sólo a corto plazo, es probable que el efecto en cuerpo y mente sea mínimo, afirmó el experto en estrés, el Dr. Jeff Brantley, director del programa de reducción del estrés basado en la práctica reflexiva y atenta (mindfulness) de Medicina Integral de la Duke en Carolina del Norte.

"Es cuando el estrés se vuelve crónico que afecta a todos los sistemas del organismo", advirtió.

Pero, añadió, si se practica atención reflexiva en las reacciones, se puede lograr mucho control sobre ellas. Explicó que cuando se escucha una alarma de humo, el cuerpo se tensa y la mente corre, intentando averiguar cómo escapar del peligro. Pero si alguien dice "no te preocupes, no hay fuego, fue una falsa alarma", el cuerpo comenzará a restaurar su equilibrio y armonía naturales.

Si se ha perdido el trabajo, se puede reaccionar de varias formas. Una es con calma, al pensar "puedo encontrar otro trabajo, y tengo dinero ahorrado, así que todo irá bien". O, apuntó Brantley, se puede reaccionar con "pensamientos catastróficos", como que no se va a encontrar otro trabajo, o que se perderá la casa, y eso causará una reacción en el cuerpo.

"Un elemento importante es la percepción de la situación y la narrativa que la persona le asigna", dijo Brantley.

Tanto McKee como Brantley apuntaron que el símbolo chino de crisis contiene dos elementos, siendo uno el peligro y el otro el desafío o la oportunidad.

"No lo vea todo con el cristal del peligro", sugirió McKee. "Vea también con el cristal del desafío e intente averiguar qué se aprende de esta experiencia, incluso si es apenas cómo manejar el estrés mejor".

McKee y Lieberman señalaron que no los que han perdido sus trabajos no son los únicos que sienten estrés hoy en día. Las familias de los desempleados, e incluso los que aún tienen trabajos, también se ven afectados.

"La culpa del superviviente abunda en el lugar de trabajo, y ahí hay un ambiente mucho más estresante. Además, se supone que la gente se sienta agradecida de aún tener trabajo, aunque cada vez se le pide hacer más", apuntó McKee.


Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
HealthDay

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