Vivir con anemia
Con frecuencia la anemia se puede tratar y
controlar. Si usted tiene signos y síntomas de esta enfermedad, trate de
buscar un diagnóstico y un tratamiento oportunos. El tratamiento puede
darle más energías y aumentar su nivel de actividad, mejorar su
calidad de vida y ayudarlo a vivir más tiempo.
Con el tratamiento adecuado, muchos tipos de anemia
son leves y duran poco tiempo. Sin embargo, la anemia puede ser grave,
prolongada y hasta mortal si se debe a una enfermedad hereditaria, a una
enfermedad crónica o a un traumatismo.
La anemia en la infancia y la adolescencia
Los bebés y los niños pequeños
necesitan más hierro porque están creciendo rápidamente.
Si no hay hierro suficiente, se puede presentar anemia. A los bebés
prematuros y de bajo peso al nacer se les controla atentamente en busca de
anemia.
La mayoría del hierro que un niño
necesita proviene de los alimentos. Pídale consejo al médico de
su hijo sobre una alimentación saludable y sobre buenas fuentes de
hierro, vitaminas B12 y C, y ácido fólico. Sólo debe darle
suplementos de hierro a su hijo si el médico los receta. Usted debe
seguir al pie de la letra las instrucciones de cómo darle al niño
estos suplementos.
Si su niño tiene anemia, el médico
puede preguntar si el niño ha estado expuesto a plomo. La
intoxicación por plomo en niños se ha asociado con anemia
ferropénica.
Los adolescentes también corren el riesgo de
sufrir anemia, especialmente anemia ferropénica, debido a que
están pasando por etapas de crecimiento acelerado. Las pruebas
periódicas para la detección de la anemia a menudo comienzan en
los años de la adolescencia.
Los niños mayorcitos y los adolescentes que
tienen ciertos tipos de anemia grave pueden ser más susceptibles a
lesiones o infecciones. Pregúntele al médico si el niño
necesita evitar actividades de alto riesgo, como los deportes de contacto.
Las niñas comienzan a menstruar y pierden
hierro en cada período. Algunas niñas y mujeres corren más
riesgo de sufrir anemia debido a una pérdida excesiva de sangre por la
menstruación o por otras causas, a un bajo consumo de hierro o a
antecedentes de anemia. Estas niñas y mujeres pueden necesitar pruebas
periódicas y seguimiento para la anemia.
La anemia en el embarazo y el posparto
Durante el embarazo puede presentarse anemia debido
a carencia de hierro y ácido fólico, y a ciertos cambios de la
sangre. Durante los primeros seis meses de embarazo, la porción
líquida (plasma) de la sangre de la mujer aumenta con más rapidez
que la cantidad de glóbulos rojos. Entonces la sangre se diluye y se
puede producir anemia.
La anemia grave aumenta el riesgo de un parto
prematuro y de que el bebé tenga bajo peso al nacer. Por lo tanto, las
mujeres embarazadas deben hacerse pruebas de detección de la anemia
durante las primeras consultas prenatales. También necesitan seguimiento
periódico durante la atención prenatal.
Después del parto, a menudo se realizan
pruebas de detección de la anemia si:
- La mujer tenía anemia que continuó
durante los últimos 3 meses del embarazo (tercer trimestre).
- La mujer tuvo una pérdida excesiva de
sangre durante el embarazo, el parto o el posparto.
- La mujer tuvo un parto gemelar o
múltiple.
La anemia en personas de edad avanzada
Con frecuencia, las enfermedades crónicas, la
carencia de hierro y la mala alimentación causan anemia en las personas
de edad avanzada. En este grupo de edad la anemia se presenta casi siempre
acompañada de otros problemas médicos. Por esta razón, a
menudo los signos y síntomas de la anemia no son tan claros y es posible
que pasen desapercibidos.
Usted debe consultar al médico si presenta
alguno de estos signos o
síntomas. Si le diagnostican anemia, el médico puede:
- Hacerle preguntas sobre su alimentación
para ver si está consumiendo suficientes vitaminas. Es posible que le
recomiende tomar vitaminas o suplementos de hierro o ácido
fólico.
- Recetarle una forma sintética de
eritropoyetina si su anemia se debe a cáncer, a una enfermedad de los
riñones o al tratamiento de estas enfermedades. La eritropoyetina es una
hormona que estimula la médula ósea para que produzca
glóbulos rojos.
- Recomendar una transfusión de sangre si la
anemia es grave.
|