¿Cómo se diagnostica la anemia de
células falciformes?
El diagnóstico temprano de la anemia de
células falciformes es muy importante. Los niños que sufren esta
enfermedad necesitan un tratamiento oportuno y adecuado.
En los Estados Unidos, todos los estados exigen
análisis para la anemia de células falciformes dentro del
programa de detección de problemas de salud en los recién
nacidos.
En el análisis se usa sangre de la misma
muestra que se emplea para otras pruebas del recién nacido. Este
análisis demuestra si un recién nacido tiene anemia de
células falciformes o rasgo falciforme.
Los padres reciben los resultados que se
envían al médico del bebé. Este es el médico cuyo
nombre dieron los padres al llenar los documentos en el hospital antes del
parto. Es importante suministrarle al hospital la información correcta
de contacto. Así el médico del bebé recibirá los
resultados de la prueba lo antes posible.
Si la prueba revela la presencia de la hemoglobina
característica de la anemia de células falciformes, se realiza
una segunda prueba para confirmar el diagnóstico. La segunda prueba debe
hacerse a la mayor brevedad posible, antes de que se cumpla el primer mes de
vida. Si el bebé necesita una segunda prueba, el médico de
atención primaria puede enviarlo a un hematólogo. Los
hematólogos son médicos que se especializan en enfermedades y
trastornos de la sangre.
Los médicos también pueden
diagnosticar la anemia de células falciformes antes del parto. La prueba
se realiza con una muestra de líquido amniótico o de tejido
tomado de la placenta. (El líquido amniótico es el líquido
que se encuentra en la bolsa que rodea al embrión. La placenta es el
órgano que une el cordón umbilical con el útero de la
madre).
La prueba puede realizarse a partir de los primeros
meses del embarazo. En ella se investiga la presencia del gen de la anemia de
células falciformes y no de la hemoglobina producida por dicho gen.
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