¿Cuáles son las causas de la apnea
del sueño?
Cuando usted está despierto, los
músculos de la garganta mantienen las vías respiratorias
rígidas y abiertas para que el aire pueda entrar a los pulmones. Cuando
duerme, estos músculos están más relajados. En condiciones
normales, el hecho de que los músculos de la garganta estén
relajados no impide que las vías respiratorias permanezcan abiertas
(despejadas) para permitir la entrada de aire a los pulmones.
Sin embargo, si usted tiene apnea obstructiva del
sueño, sus vías respiratorias pueden estar obstruidas o
estrechadas durante al sueño debido a que:
- Los músculos de la garganta y la lengua se
relajan más de lo normal.
- La lengua y las amígdalas (masas de tejido
que se encuentran en la parte de atrás de la boca) son grandes en
comparación con la abertura de la tráquea.
- Usted tiene
sobrepeso.
El tejido graso adicional puede engrosar las paredes de la tráquea. Esto
hace que la abertura interna se estreche y sea más difícil
mantenerla abierta.
- La forma de la cabeza y el cuello (la estructura
de los huesos) puede hacer que las vías respiratorias que se encuentran
en la boca y la garganta sean más pequeñas.
- El proceso de envejecimiento limita la capacidad
de las señales del cerebro de mantener los músculos de la
garganta rígidos durante el sueño. Así es más
probable que las vías respiratorias se estrechen o colapsen.
Si las vías respiratorias están total
o parcialmente bloqueadas durante el sueño, no entra suficiente aire a
los pulmones. Esto puede provocar ronquidos fuertes y una disminución de
las concentraciones de oxígeno en la sangre.
Cuando el oxígeno baja a concentraciones
peligrosas, obliga al cerebro a alterar el sueño. De esta forma se
tensan los músculos de las vías respiratorias altas y se abre la
tráquea. Entonces la respiración vuelve a la normalidad, a menudo
con un ronquido fuerte o con un sonido parecido al que una persona hace cuando
se atraganta. Los descensos frecuentes de las concentraciones de oxígeno
y la disminución de la calidad del sueño desencadenan la
liberación de hormonas del estrés. Estos compuestos aumentan la
frecuencia cardíaca y el riesgo de sufrir presión arterial alta,
ataque cardíaco, derrame cerebral y latidos irregulares del
corazón. Las hormonas también aumentan el riesgo de que haya
insuficiencia cardíaca o de que ésta empeore.
La apnea del sueño que no recibe tratamiento
también puede causar cambios en la forma en que el cuerpo usa la
energía. Estos cambios aumentan el riesgo de sufrir
obesidad
y diabetes. |