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Versión Paciente   Versión Profesional De Salud   In English   Actualizado: 04/30/2009



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Consideraciones posteriores al tratamiento

Esta sección de postratamiento ha sido ideada especialmente para aquellos individuos con cáncer que no recibieron tratamiento antineoplásico durante seis meses. Hay dos razones por las que se creó una sección separada. En primer lugar, la etiología del problema es diferente para el individuo que está bajo tratamiento que para aquellos que no lo están recibiendo. En segundo lugar, las estrategias de intervención y la información se pueden adaptar mejor de manera que se puedan satisfacer los requisitos de ambas poblaciones.

La fatiga es un problema distinto para los individuos después que han terminado el tratamiento. Se ha propuesto muchas teorías para explicar la etiología de la fatiga que padece el paciente bajo tratamiento y para explicar el efecto de ese tratamiento en la calidad de vida. Pero muchas de estas teorías no se aplican a la población que ha concluido su tratamiento. No obstante, la fatiga continúa siendo un asunto importante para los individuos que ya no reciben tratamiento y que están libres de enfermedad.

Hay indicios de que la fatiga afecta la calidad de vida de las personas que sobreviven al cáncer de un modo significativo. En el entorno médico en general, la experiencia de la fatiga entre los sobrevivientes de cáncer es similar a la que experimentan los pacientes con síndrome de fatiga crónica.[1] Se han hecho pocos estudios que indiquen qué repercusión tiene la fatiga en la calidad de vida; algunos ejemplos se incluyen a continuación:

  • Un 50% de los 29 sobrevivientes de cáncer que han tenido trasplantes de médula ósea han dicho tener fatiga moderada o severa por más de un año después del trasplante. La fatiga fue uno de los tres asuntos más negativos estudiados y tuvo mayor repercusión en la calidad de vida que cualquier otro problema físico.[2]


  • Un 56% de las 125 personas con trasplante de médula ósea dijeron tener fatiga constante entre 6 y 18 años después del trasplante.[3]


  • En 687 sobrevivientes de varios tipos de cáncer evaluados después del tratamiento para estudiar asuntos relacionados con la calidad de vida, la fatiga fue uno de los tres asuntos que afectaban la calidad de vida de manera más negativa.[4]


  • Cerca de 90 pacientes con un diagnóstico de linfoma de Hodgkin o con linfoma no Hodgkin, 30 pacientes dijeron tener falta de energía a los 32 meses, como promedio, después del diagnóstico.[5]


  • Un 37% de 403 individuos con el linfoma de Hodgkin dijeron que su grado de energía no había vuelto a índices satisfactorios aun nueve años después del tratamiento, como media.[6]


  • Un 26% de los sobrevivientes de linfoma de Hodgkin sufren de fatiga persistente, seis meses después del tratamiento con 50% relacionado con problemas psicológicos. El aumento de la edad y la ausencia de síntomas psicológicos previos no predijeron casos de fatiga.[7]


  • Un 75% de 162 mujeres tratadas con radiación para el cáncer del seno y 61% de 173 mujeres tratadas con quimioterapia para el cáncer del seno describieron tener una disminución de energía de 2 a 10 años después de haber concluido el tratamiento.[8] En una encuesta cruzada llevada a cabo por separado entre mujeres que completaron su tratamiento para el cáncer de mama en una media de 29 meses antes de la encuesta, 38% tuvieron fatiga severa en comparación con el 11% de un grupo de control igual.[9]


  • Se ha informado de fatiga en mujeres sobrevivientes de trasplante de médula ósea autóloga y altas dosis de tratamiento quimioterapéutico de linfomas de 4 a 10 años después del tratamiento.[10]


A pesar de que muchos estudios han documentado la incidencia de fatiga en aquellos que ya no reciben tratamiento para el cáncer, el mecanismo específico de la fatiga todavía se desconoce. Debido a que la fatiga es un problema multifacético, es difícil determinar su etiología.

La información disponible sobre la fatiga de los sobrevivientes de cáncer infantil procede de la literatura que describe los efectos psicológicos y cognoscitivos posteriores al tratamiento. En un estudio, los resultados cognoscitivos fueron evaluados en niños, 3 a 4 años después de diagnosticarles cáncer cerebral. La fatiga fue un factor contribuyente al desempeño escolar precario.[11]

En otro estudio, los sobrevivientes de leucemia linfoblástica aguda fueron evaluados para ver su déficit cognoscitivo posterior al tratamiento y se observó que padecían de un efecto típico de fatiga. Se cree que éste fue un factor en la variación de los resultados de sus pruebas.[12] Anecdóticamente, los individuos que han recibido irradiación del tórax y irradiación completa del cuerpo, se quejan de fatiga y muestran mayor necesidad de dormir.

Las personas que han sido tratadas exitosamente contra el cáncer corren el riesgo de padecer una serie de complicaciones específicas a los órganos que son secundarias a su tratamiento.[13] La fatiga que se presenta en la población después del tratamiento, recalca la importancia de seguir atendiendo a estos pacientes. La persistencia de la fatiga después del tratamiento requiere que ésta sea evaluada cuidadosamente para descartar las condiciones fisiológicas contribuyentes.

Bibliografía

  1. Servaes P, van der Werf S, Prins J, et al.: Fatigue in disease-free cancer patients compared with fatigue in patients with chronic fatigue syndrome. Support Care Cancer 9 (1): 11-7, 2001.  [PUBMED Abstract]

  2. Whedon M, Stearns D, Mills LE: Quality of life of long-term adult survivors of autologous bone marrow transplantation. Oncol Nurs Forum 22 (10): 1527-35; discussion 1535-7, 1995 Nov-Dec.  [PUBMED Abstract]

  3. Bush NE, Haberman M, Donaldson G, et al.: Quality of life of 125 adults surviving 6-18 years after bone marrow transplantation. Soc Sci Med 40 (4): 479-90, 1995.  [PUBMED Abstract]

  4. Ferrell BR, Grant M, Dean GE, et al.: Bone tired: the experience of fatigue and its impact on quality of life. Oncol Nurs Forum 23 (10): 1539-47, 1996. 

  5. Devlen J, Maguire P, Phillips P, et al.: Psychological problems associated with diagnosis and treatment of lymphomas. II: Prospective study. Br Med J (Clin Res Ed) 295 (6604): 955-7, 1987.  [PUBMED Abstract]

  6. Fobair P, Hoppe RT, Bloom J, et al.: Psychosocial problems among survivors of Hodgkin's disease. J Clin Oncol 4 (5): 805-14, 1986.  [PUBMED Abstract]

  7. Loge JH, Abrahamsen AF, Ekeberg, et al.: Fatigue and psychiatric morbidity among Hodgkin's disease survivors. J Pain Symptom Manage 19 (2): 91-9, 2000.  [PUBMED Abstract]

  8. Berglund G, Bolund C, Fornander T, et al.: Late effects of adjuvant chemotherapy and postoperative radiotherapy on quality of life among breast cancer patients. Eur J Cancer 27 (9): 1075-81, 1991.  [PUBMED Abstract]

  9. Servaes P, Verhagen S, Bleijenberg G: Determinants of chronic fatigue in disease-free breast cancer patients: a cross-sectional study. Ann Oncol 13 (4): 589-98, 2002.  [PUBMED Abstract]

  10. Knobel H, Loge JH, Nordøy T, et al.: High level of fatigue in lymphoma patients treated with high dose therapy. J Pain Symptom Manage 19 (6): 446-56, 2000.  [PUBMED Abstract]

  11. Radcliffe J, Packer RJ, Atkins TE, et al.: Three- and four-year cognitive outcome in children with noncortical brain tumors treated with whole-brain radiotherapy. Ann Neurol 32 (4): 551-4, 1992.  [PUBMED Abstract]

  12. Brouwers P: Neuropsychological abilities of long-term survivors of childhood leukemia. In: Aaronsen NK, Beckmann J, eds.: The Quality of Life of Cancer Patients. New York: Raven Press, 1987, pp 153-65. 

  13. Baker F, Denniston M, Smith T, et al.: Adult cancer survivors: how are they faring? Cancer 104 (11 Suppl): 2565-76, 2005.  [PUBMED Abstract]

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